𝟐𝟗
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❛No pude salvarnos, papá.❜
OMNISCIENTE
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La noche había llegado, tan pronto como el verano. Desolada en la casa de aún lado, donde creció, veía en sus manos el retrato de aquella familia. Kai tenía un solo deseo, un deseo incapaz de cumplirse, uno donde pedía añorada mente que su familia volviera a estar junta. Dejo el retrato aún lado, dirigiéndose a su habitación. Del ropero sacó un abrigo corto, color blanco. Subió el zíper de este, colocándose un pantalón de tela suave como el abrigo, dejando ver un poco de su abdomen. En su actual residencia, la señora Midoriya yacía viendo la televisión, sin percatarse que la menor se encontraba fuera a eso de las ocho de la noche. En Japón, era una hora un poco peligrosa para merodear por las calles, más aún con la alta taza de villanos en los últimos meses. Sin embargo, Izuku se encontraba en su habitación, con el celular en su mano, apunto de hacer una llamada de último momento. Sabía las intenciones de su mejor amiga, sabía el porque no estaba recostada en la cama hablando con él. ¿Era imprudente dejarla ir sola? Aunque ella lo haya pedido, él no podía dejar de cuestionarse si era lo correcto.
—Entrometerse es algo que haría un héroe.—musitó él, marcando aquel número de manera frustrada.—Si es una trampa, All Might podrá resolverlo.—afirmó.
Han pasado cuatro años desde los sucesos que marcaron un cambio en la vida de esa adolescente que vagaba sola por la acera, con su capucha cubriéndole el cabello. El color y las características de este la delatarían por completo, lo menos que quería era que alguien la encontrara por el camino y la hiciera devolverse a su residencia. No quería perder la oportunidad de poder hablar con su padre, después de tanto revuelo por hallarlo, después de cuatro años de una desolada angustia por su gran ausencia. Sus manos no dejaban de sudar, se detuvo incluso en medio de un callejón que le cortaría casi o hacia el lugar que quería ir. ¿Estaba preparada? Denegó, moviendo su cabeza en una sacudida de negación. No ha estado más preparada para este momento, de poder ver frente a frente al hombre que sostuvo su mano para hacerla caminar segura por la vida. Si su padre era un villano, si realmente él era malo, ella quería al menos que él mismo se lo confirmara, quería que su padre fuera el único en decirle las razones de sus atrocidades que aquellos aún a sol de hoy juzgan como un gran pecado con el que ella creyó deber cargar por ser su hija.
Fueron muchos los días donde la señalaron, donde oía en cada noticiario sobre el vil cambio del héroe que debutó desde muy joven como aquel capaz de manipular la electricidad y debilitar los dones de aquellos que se oponían a él con cintas que creo como armamento. Las mismas que debilitaron a su hija aquel día que intentó seguirlo, para que no se fuera y la dejara, siendo un patrón que la persiguió hasta ahora, porque ella estaba sola, su familia la abandonó. Se abrazó a sí misma, continuando su andar y mirando hacia adelante. La noche se sentía fría y la brisa del oleaje removió su capucha. El cielo estaba estrellado, conjunto a la luna llena, iluminaban la arena y se refleja en el mar. Kai camino, arrastrando sus tenis por la arena pesada que se alzaba en cada paso, mirando alrededor con una gran bruma pesada en sus hombros que no la dejaba pensar en lo absoluto. Sus manos empezaron a temblar y se giró, ¿podía hacerlo? Empezó a dudar y preguntarse nuevamente, cerrando sus ojos azulados y frunciendo su ceño. La coleta de su cabello se removía con la brisa, para así ella tensarse cuando oyó unos pasos arrastrados, haciéndola girar más atónica.
—Kai, eres tú.—esa gruesa y ronca voz que se presentó del hombre encapuchado, con una ropa grande y vieja, la hizo abrir sus ojos para mostrar el destello de luz en ella.
—Papá.—después de cuatro años, pudo Kenny oír Kenny a su hija llamarlo de tal manera, fue tanta la conmoción, que las lágrimas salieron.
La adolescente se abalanzó sobre él. La capucha de Kenny sobresalió y sus ojos ámbar se vieron por esa luz de la luna que los alumbraba. Era un hombre alto, que medía cinco centímetros menos que el segundo mejor héroe, así que fue fácil para él sostener a su hija. En un reflejo de amor, la imagen de ella cuando era una infante se le atravesó por los ojos, siendo un momento que atesoraría en esta vida y en las próximas, porque era ella su única hija femenina, la última que tuvo y eso enmarcaba que siempre sería la misma que cargaba en sus brazos, sin importar que fuera una adolescente y que se convirtiera en una adulta, su añoro era poder sostener a su hija siempre. Había mucha alegría. No fue una trampa como creían, su padre realmente había venido aquí para poder verla. Ella sonrió, entre lágrimas volvió a sentir una vela encendida en su corazón como la esperanza que mantenía de unir a su familia, pero su padre tosió y la bajo de sus brazos. Buscando una roca para sentarse, Kai limpio sus lágrimas para acercarse a él y procurarlo. Kenny era un hombre guapo, siempre lo fue, pero lucía decaído y enfermo.
—Lo siento. Me temo que no tengo mucho tiempo.—se apenó él, limpiando la sangre que sobresalía de su boca, su hija sin entender lo miró.
—Estás aquí, realmente lo estás.—recito ella, manteniéndose frente a él, mientras que Kenny sentado asintió, sonriéndole.
—Te veías baja en el festival deportivo, pero definitivamente no lo estás.—comentó, ella abrió sus oídos asombrada por eso.
—¿Tú me viste?—le preguntó con emoción, él la miró para asentir, aún limpiando la sangre que yacía en el borde de su mano.
—La verdad, nunca he estado tan lejos. Es solo que no encontraba una manera de poder acercarme sin causar revuelo.—admitió, oyéndose más sereno y menos ronco.—Llevó observándote mucho tiempo.—articulo, con dificultad.—Te vi hace una semana. Cuando ibas caminando por la acera con Shoto Todoroki. Es increíble, era evidente que reconocería al hijo prodigio del hombre en quien más confié.—detalló, haciéndome recordar aquel día en el atardecer.
—Lo conocí en la UA.—admitió, mirando a su padre con detenimiento para así, llevar las yemas de sus dedos hasta el collar de oro en su cuello.—Él me dio esto.—contó, mirando la impresión en los ojos ámbar de Kenny.—Es mi... es mi novio.—afirmó ella con timidez, tambaleando para así Kenny reír.—¿Qué da gracia?—le cuestionó algo apenada, él denegó.
—Siempre supimos que tú y él se llevarían bien. De hecho, le inculcaba cuando niño que tenía que protegerte al crecer.—indicó, por lo que Kai confundida lo miró.
—¿De que hablas?—le preguntó ella, abriendo sus ojos grandemente, asustándose por las palabras de su padre, ¿estaría delirando?
—No puedes recordarlo, porque Naoto manipuló tus memorias. De seguro las de la familia Todoroki igual, por eso no recuerdan que ustedes se conocían desde niños y es que era muy obvio, su padre y yo fuimos grandes amigo.—detalló Kenny, afirmando una teoría de su hija que hizo sus ojos brillar.
—Lo sabía.—afirmó, apretando su collar.—Sabía que él y yo... —se detuvo, levantando la mirada con una sonrisa que desvaneció.—Teníamos historia.—culminó, con un gozo en su corazón.
—Su padre y yo decidimos separarlos.—irrumpió con tristeza su padre, mirando al suelo.—Y después de ahí, yo decidí separarme de Enji.—levantó su mirada, notando la desilusión de su hija.—Shoto nació siendo el hijo prodigio. "No necesitaba a una niña de cinco años distrayéndolo", eso era lo que creía Enji.—añadió, de manera detallada.—No volviste a pisar esa casa después de ahí, pero Naoto si y vio cosas que de seguro se arrepiente haber visto.—contó Kenny con vagues, arrepentido de sus pasadas acciones.—Pero si. Nunca estuve tan lejos.—retomo el tema, como si ocultara algo que también le doliera.
—¿Con Gran Torino?—le preguntó ella, recordando la información que su profesor y estimado héroe, le había dicho tiempo atrás.
—Si, así es.—afirmó.—Pensé quedarme con él, pero veo que el pequeño Zuku creció y fue elegido como su pasante. Asombroso, ¿no lo crees? Recuerdo que no tenía un don.—Kai entendió el apellido y a quien se refería, no recordaba que su padre llamara así a Izuku, pero parecía una abreviatura.
—No pareces sorprendido por eso.—comentó Kai, su padre bajo la cabeza para encoger sus brazos.
—Los que no crees dignos, realmente lo son, pero al ser amigo cercano de All Might, supe en su momento que era un don prestado que pasaba por generaciones. Así que, puedo entender el poder de tu amigo.—detalló Kenny, levantando su cabeza nuevamente.—Es por eso que estoy aquí. No solo por ti, esto es una lucha ajena a la nuestra. Una lucha entre el One For All y el All For One.—recitó.
—Ese es el poder de Midoriya.—pronunció Kai, ante el primer nombramiento.—El que le prestó, All Might.—añadió ella.
—El otro es peor.—irrumpió Kenny, mirando a su hija con detenimiento.—Es el hombre con el que All Might se ha enfrentado desde hace mucho, el hombre que le hizo un agujero en el costado y casi lo acaba.—esclareció, sereno.
—¿Está vinculado con la liga de villanos, papá?—le preguntó ella, su padre asintió rápidamente, tosiendo.
—Está vinculado con todo lo malo, Kai.—interrumpió, hizo una pausa, intentando de buscar aire.—Incluso con tu madre, con su familia.—decía.—Es el causante de todo este desastre, de lo qué pasó hace cuatro años.—afirmaba.
—Yo, no lo entiendo.—indicó ella, sintiéndose ajena, su padre respiro hondo, pensando las palabras correctas para poder decirle a su hija toda la verdad.
—Primero, no soy inocente. Debo admitirlo.—afirmó él, haciendo una desilusión total en su hija.—Pero, yo no mate a esos héroes. All For One si.—esclareció, mirando el suelo.—Él los mato, porque estaba en ese lugar, esperando por tu hermano.—añadió.—Yo solo fui ahí para intentar detenerlo y me inculparon, así que opté por abandonar la ciudad cuando los medios se me fueron encima, cuando sentí la necesidad de unirme a la liga de villanos para descubrir las intenciones macabras del hombre que quería destruir al símbolo de la paz.—artículo él.
—Sabía que eras inocente.—interrumpió Kai, precipitándose un poco, su padre levantó la mano, para que ella no lo interrumpiera, sería una larga charla de ambos, después de tanto.
—Existen los matrimonios por dones. ¿Lo sabes?—le preguntó y de manera amarga, ella asintió.—Un hombre se acercó a mi familia, lleno de deudas pidió clemencia. Mi padre era un hombre machista, con una ideología vaga que buscaba tener un linaje esplendido y poderoso, aceptó un trato para que una joven se casara conmigo, puliendo más las próximas generaciones. Fue ahí que conocí a tú madre.—dijo.
No era de esperarse, no le sorprendía en lo absoluto aquella afirmación, en si, significaba que su madre no le había mentido. Ella se quedó ahí, mirando a su padre y oyéndolo después de cuatro años, viendo sus ojeras y aspecto putrefacto. La verdad, si lucía muy mal. Tan enfermo, como moribundo. Un celular sonaba, sonaba y sonaba, pero nadie contestaba. En aquella casa, vacía y fría, se veía el celular de Kai. Estaba encima de la mesa de comedor, conjunto al retrato familiar que había estado mirando hora atrás. De fondo, se veía el nombre de aquel chico llamándola. Shoto enganchó el celular, impotente y frustrado se levantó del futón en el suelo que había en su habitación. Restregó su rostro, dejando el celular aún lado. No había respuesta detrás de su llamada y cuando su puerta se deslizó, aquel hombre se presentó frente a él, mirándolo con detenimiento ante el inesperado llamado de su hijo. Ambos chocaron con esa mirada, fría y tensa que los alejaba del uno al otro. No había opción. Tenía que decirle lo que había estado ocurriendo, tenía que.
—Cuando nos casamos, fue muy difícil que creáramos un vínculo, pero no era como mi padre. Aspiraba a ser mejor, siempre quise ser diferente. Me esforcé por cuidar, proteger y querer a tú madre. Porque yo si la quise, yo si la ame de verdad. De mi parte, ustedes nacieron con amor. Tú y tu hermano fueron mi regalo de ese matrimonio forzado.—recitaba, mientras Kai lo oía.
—¿Y qué pasó?—le preguntó ella, se volvía a precipitar, pero él no podía culparla, Kai desesperaba por saber toda la verdad.
—Que nunca terminas de conocer a alguien.—recito Kenny.—Siempre creí que tú madre era un misterio. Hasta que tu hermano cumplió cinco años y no tenía un don.—Kai abrió los ojos.
—Eso, no puede ser posible... —susurro ella, viéndose ajena a esa total verdad, porque siempre ha conocido a un hermano con don.
—Lo fue.—respondió él, llevando a Kai hacia la realidad de sus palabras.—Tú hermano no tenía problemas. Él estaba bien, era feliz aunque no tuviera un don. Pero un día llego con un don, un don prestado de aquel hombre, All For one.—recito, Kai empezaba analizar todo, oyéndolo.
—Pero, si ese hombre es un villano, ¿por qué razón le prestaría un don a mi hermano?—le cuestiono Kai, ahí fue que Kenny sonriendo, porque sabía que la amarga verdad se avecinaba.
—Porque tu madre lo llevo con él.—Kai abrió sus ojos, de una manera grande, recordando las palabras de su hermano en el centro comercial, ¿entonces era cierto que su madre era una villana?
—Espera, espera.—pidió ella, llevando su mano hasta al cien, sumamente confundida.—¿Qué estás diciendo?—le preguntó ella.
—Creía conocer a tu madre, pero no fue así. Todo era una trampa, desde el principio.—aclaró.—La verdad de tú madre, es que ella fue abandonada por su madre. Una héroe estimada en aquel entonces, algunos no sabían que tenía hijos, ni siquiera que estaba casada. Supongo que lo hizo para proteger a su familia, pero cuando su esposo fue asesinado, no le quedó remedio que dejar a sus hijos en otros brazos.—articulaba Kenny, mirando a Kai demasiado aturdida.
—¿All For One adoptó a mi madre?—le preguntó, pero él negó rápidamente.
—No.—aclaró Kenny.—Hikari fue adoptada por un hombre de negocios, abusivo y ebrio. El mismo que la vendió para salvar sus deudas.—añadió.—No tuvo una vida fácil, pero no creía que por eso fuera capaz de tanto, hasta que lo supe todo.—Kenny bajo la cabeza, respirando hondo.—All For One encontró a Hikari cuando ella tenía quince años, ese mismo año ya la habían vendido a mi familia, pero no sería hasta que cumpliera dieciocho que podría casarse cuando terminara la escuela.—detallaba.
—¿Quién te contó todo eso?—le preguntó Kai, queriendo adentrarse más al tema.
—Tú hermano lo hizo, hace cuatro años, cuando sucedió todo.—respondió, respirando hondo.—All For One mato al hombre que adoptó a tu madre, salvando a Hikari de una vida más miserable. Entonces lo supo, le debía lealtad al único que la había salvado. Pero nunca supe que detrás de esa mirada, había un odio por los héroes, había un odio por el mismo héroe que se convirtió cercano a nuestra familia.—indicó, por lo que Kai denegó, desconcertada de inmediato.
—Papá, por favor sé más claro. Esto está demasiado de enredado, no comprendo nada.—dijo ella, algo ahitada.
—Kailani, All For One es el peor villano de todos. Desde antes que naciera, estaba buscando crear una manera de destruir y debilitar al símbolo de la paz. Del All For One, salió el One For All para que este pudiera acabar con el mismo que lo creo, en la esperanza de crear luz en un mundo de maldad.—explicaba, más detallado.—El One For All ha pasado por generaciones, siendo como su objetivo acabar con el mal. La única forma de que All For One siga en la misma persona, es porque absorbe dones, como también los da. Es una fuerza indestructible, un ser capaz de manipular y destruir a otros por su beneficio.—decía Kenny, tosiendo.
—Y utilizó a mi madre, ¿para querer destruir a All Might? Si él no le hizo nada, ¿por qué ella aceptó?—se preguntó Kai.—¿Por qué Naoto se unió a él?—volvió añadir en su pregunta.
—Es lo que aún no sé, solo se que parecía ser un intercambio de favores, de cumplimientos y lealtad. Ante él salvar a Hikari y no un héroe, quizás su apoyo moral se fue por los villanos. All For One la envió a unirse a la misma profesión, para que estudiara a todos. En conclusión, tú madre siempre fue una espía de All For One y más aún le convenía cuando All Might se uniría a la UA, buscando un sucesor de su poder.—explicó, mirando a Kai.—Pero hace cuatro años, Liz Ito llegó a la vida de tu hermano. Ella era parte de esa liga que All For One quería crear, estaba ahí para vigilarnos a nosotros y esperar que tú madre cumpliera con sus órdenes, por eso la mato.—admitió.
—¿Pero no fue la muerte de Liz que ocasionó que Naoto se uniera a la liga de villanos?—cuestionó Kai.
—Liz no era nada más que una marioneta de All For One, yo decidí salvar a mi hijo el día en que ella y sus padres lo secuestraron para presionar más a Hikari, porque empezó arrepentirse de sus acciones, teniendo un papel de héroe donde todos te admiraban, aspirar a destruir el mundo, no parecía ya bonito para ella.—aclaró Kenny, fríamente.—Nunca lo supe. Todo eso ocurrió bajo mis narices, por eso cuando Naoto me lo dijo, me sentí impotente y corrí para salvarlo. Quería que se quedara, porque se sentía obligado de ir con All For One al saber que Liz como otros llegarían a nuestras vidas para recordarles el camino de tú madre y el camino que le obligó a Naoto para que escogiera.—recitó, dejando a su hija fría.
—Todo este tiempo creí que Liz, que su muerte fue el causante de que mi hermano se fuera con la liga de villanos. Pero resultó ser, que se fue por cuenta propia para que dejaran a nuestra familia en paz, porque se sentía culpable de tener un don prestado y una deuda que pagar.—musitó Kai, viendo a Kenny asentir.
—¿Entiendes por qué te deje ese día allí?—le preguntó, con sus ojos humedecidos.—Lo hice porque no podía perder a mi hija.—admitió, apenado.—Cuando llegue al área acordada donde Naoto se encontraría con All For One, me tendió una trampa. Manipuló a los héroes con el don de Naoto para que se vieran que me atacan, peleamos, pero él los mato.—detalló, desconsolado.—No pude salvar a Naoto, así que lo perseguí durante cuatro años para hacerlo volver a casa, pero eso ocasionó esto.—levantó la manga de su brazo, viéndose púrpura e hinchada.
—¿Qué es eso?—pregunto ella, preocupada y curiosa se acercó para tocar, pero él negó.
—Me envenenó.—respondió.—All For One me envenenó, para que dejara de estorbar en sus planes. Por eso empecé a buscarte, quería que supieras la verdad. Que supieras que la razón por la que ahora busca a tu madre, no solo es por la muerte de la familia Ito, una familia que resguardo a All For One por años, si no por haberlo traicionado.—indicó él.—En Hosū, intente detener a Naoto para que no la lastimara, ¿por qué haría eso cuando ella misma destruyó con sus ambiciones a nuestro hijo? Si, por amor.—indicó él, cabizbajo y entre dientes.
Ella bajo la cabeza, desilusionada. Su madre le había destinado su vida al hombre incorrecto, pero ese hombre incorrecto fue el único que la salvó de su sufrimiento. Ahora, ¿podía culpar a su madre de haber elegido erróneamente por cumplir con la ideología de alguien a quien estimó por ser como un héroe para ella? Parecía una broma de mal chiste, todo lo que no entendía, ahora era más que claro. Su madre nunca quiso que ella supiera la verdad, que supiera que siempre fue una marioneta del hombre que quería destruir al símbolo de la paz, que todas esas veces que resguardo al héroe número uno, fue para seguir buscando información útil. Y ahora, arrepentida, sabiendo que arrastró a su familia al lugar del que quería huir, buscaba una manera de pasar por desapercibida como si nada hubiera sucedido. Volvió a negar, llevando su mano hasta la cíen con un dolor de cabeza horrible. Jamás imagino eso. Para ella, Naoto se unió a la liga de villanos para vengar a Liz por haber sido asesinada por el primer y segundo mejor héroe, añadiendo a su madre, quien estaba en la escena cuando todo sucedió. Y ahora, resultaba que la verdad era que su hermano estaba preso de su destino por un don prestado.
—No me esperaba nada de esto.—dijo con impotencia, chocando sus dientes.—Creí que, yo creí que tú...—Kai se detuvo, mordiendo sus labios para caer arrodillada a la arena.
—¿Qué tu hermano y yo éramos malos?—se cuestionó Kenny, su hija avergonzada bajo la cabeza para sentir la palma de este en su cabello.—Todo lo contrario a eso. Pero, que eso no te quite la esperanza de querer hacer lo correcto, Kai.—aconsejaba.—Aún existen personas buenas, incluso las que están en la oscuridad.—decía, alentando a su hija.—Tu hija mía, tú serás una gran héroe. Porque eres mi reflejo.—ella sollozo, oyendo las palabras de su padre.
—¡Yo creí que eres malo!—admitió apenada y avergonzada, llevando su mano hasta el pecho.—¡Lo lamento papá, lo lamento!—se disculpó, para así él sonreír y seguir revolviendo su cabello.
—Nunca haría algo para lastimar a mis hijos. Jamás.—desistió él, intentando de buscar la mirada de su hija.—Porque incluso aunque no le enseñamos que podían ser amados, tú siempre fuiste amada hija mía. Tú y tu hermano, son mi más grande sueño.—ella sollozo fuertemente, bajando la cabeza hasta tocar su frente con la arena.—Cuando eras pequeña, siempre quisiste ser un héroe. Pero no sabías qué tipo de héroe ser, se reflejo de aquellos que sigan avanzando, incluso en las peores circunstancias.—incitó, mirando a su hija, a su pequeña hija.
—Gracias, papá. Muchas gracias.—murmuro ella con sus labios temblorosos, porque ahora podía tener con certeza que ella si podía también amar, que podía dar calidez y refugio, que podía ser el héroe que ella quisiera ser, aquel que siga avanzando.
—Te tardaste mucho. Endeavor.—una bruma de calor hizo a Kai separarse de su padre de manera agitada, viendo las llamas encender toda la playa nocturna donde ella y su padre estaban.
—Que aspecto tan asqueroso.—esbozó esa voz tan intimidante y gruesa que hizo a Kai abrir sus ojos con suma confusión.
—¿Qué hace él aquí?—se cuestionó ella, retrocediendo con temor ante la potencia de las llamas enfrente.
Aquellos ojos turquesas sobresalieron de la oscuridad, alumbrando con sus llamas cada paso que daban para ver después de cuatro años, los ojos ámbar de aquel que caminó con él por mucho tiempo. Las miradas se hicieron más intensas, al igual que la gran tensión. El segundo mejor héroe miró a quien fue su mejor amigo, el reflejo de un Kenny adulto se convirtió en el de un niño de quince años con el que Enji solía ir a entrenar de manera ardua, hasta el cansancio. Lanzó una llama de calor que Kenny esquivó, toda la capucha se alejó de él y quemó la manga de su brazo izquierdo que se levantó para cubrirlo del fuego. Los azulados ojos de su hija se abrieron, levantando su mano izquierda para liberar una potencia de energía donde pudiera acabar con las llamas del héroe número dos, pero sus dones se hicieron nulos y abrió los ojos aún más grandes cuando unos vendajes blancos se deslizaron por todo su cuerpo. Fue ahí que su corazón empezó a palpitar con rapidez, le tendieron una trampa a su padre, venían para acabarlo o encerrarlo. Su profesor, aquel que los resguardaba con sentimiento la aisló del escenario caluroso. Kai cayó en la arena, rodando y rozando para llenarse de ella por completo. Suspirando gruesamente.
—Ha pasado mucho tiempo Kenny.—comentó Endeavor, mientras que la sangre sobresalía de la boca de su antiguo amigo, tosiendo.
—Y como siempre, veo que nunca puedes tocar algo sin destruirlo.—esbozo Kenny, sin aliento para ver el lugar encendido en llamas.
—No fue una buena idea que vinieras aquí. ¿Sabes cuántos hombres te han buscado por años? Arriesgarte por una charla con tu hija no parece ser muy lógico.—indicó Endeavor, para así Kenny reír.
—¿Por qué no le dices eso al hijo que te espero en la colina de un monte para tener una conversación contigo sobre su don?—los ojos de Endeavor se abrieron en una gran ofensa, parecía un demonio cuando brotó llamar furiosas había Kenny al mencionar a su fenecido hijo.
—Que comentario tan innecesario.—las manos de Endeavor chocaron con las de Kenny, una potencia de fuerza se esclarecía en destellos amarillentos y naranjales, ambos recibiendo de sus dones un dolor insoportable.
—¡Basta!—grito Kai, intentando correr hacia ellos, pero se sobresaltó cayendo al suelo sentada cuando un aterrizaje fuerte levantó toda la arena que cegó sus ojos de manera incómoda.
—Eraser Head, gracias por llegar a tiempo.—la imponente presencia del símbolo de la paz opaco el destello de luces que tenía enfrente, de reojo se giró para ver a Kai quien respiraba gruesamente.
—Están muy lejos. No puedo desactivar sus dones.—esbozó Eraser Head, notando la turbia situación frente a ellos.
—¿Por qué te ríes Kenny?—se preguntó Endeavor, la electricidad rodeaba su rostro haciéndolo tambalear y chocar sus dientes.
—Tú rostro, tu manera de ocultar el dolor.—decía Kenny, riéndose mientras que sus manos empezaban a tornarse de un color rojizo.—No creí que te doliera tanto ver a un viejo amigo.—dijo.—Después de todo, parece que nuestros hijos siguieron llevándose bien. Y se que no lo recuerdes, pero mi hijo me devolvió mis memorias. Intentar separarlos no fue bueno, el destino siempre se queda aunque el pasado se olvide.—añadió, mirando a Endeavor fruncir el ceño.
—All Might, ¿qué vas hacer?—se cuestionó Eraser Head cuando lo vio encaminarse hacia el lugar donde estaba el estallido, el fuego empezaba a alcanzar las palmas de playa y alumbrar más el lugar.
—Si necesitabas ayuda, podías pedírmela. Pero preferiste como siempre huir, igual de cobarde que la mujer que escogiste. ¿Abandonar a tu hija? Que poco practico que me critiques cuando hiciste lo mismo.—mascullaba Endeavor, estallando unas llamas más potentes para ver el brazo morado de su amigo.
—Hacemos lo que creemos correcto. ¿No es así, viejo amigo?—le preguntó, para así ver el brazo morado.—Por eso estás aquí. Recibiste mi postal, me alegra que hayas decidido aceptar mi propuesta.—arremetió.
—¡All Might, detenlo!—le pidió Kai, desesperada se mantenía sentada por la brisa calurosa que la llagaba hasta hacerla sudar.
—Dudo mucho que quieras que All Might te opaque, ¿no es así? ¡Hazlo Endeavor, ya no puedo seguir!—decía impotente, las llamas seguían cubriendo su cuerpo.—¿Qué pasa? ¿No puedes salvar a un amigo? Entonces déjaselo a All Might, él si es un héroe.—río, desafiando a Endeavor.
Su amigo. Siempre fue su único amigo, el único que siempre le aspiro a dar más, incluso aunque se convirtiera en el segundo mejor héroe, Kenny siempre vio a Enji como el mejor héroe de todos. Solo que su ambición, su arrogancia y la manera de querer obligar a sus hijos para que alcanzaran el sueño que no pudo, enfermo a Kenny hasta alejarlo. ¿Salvar a un amigo? ¿Matarlo? No era mucho la diferencia, más aún cuando ese morado brazo parecía seguir hinchado y trazar un camino hasta el hombro. Se veía muy mal, tan mal como doloroso. Le estaba enfermando los órganos. Desde ahí, en esa lejanía donde All Might se acercaba, una línea de fuego lo alcanzó, haciéndolo retroceder. De una bruma violeta que provino de la nasa, la presencia de aquel joven de veintidós años apareció. Los azulados ojos de Kai miraron inquieta la escena donde su hermano sobresalía con aquel trajo oscuro, aquel traje que portaba como un cruel villano. Todo pareció detenerse, girándose para mirar el aro de fuego que lo separaba de su padre. La presencia de su hijo mayor, lo hizo casi doblegar de sus decisiones. Eraser Head sostuvo a Kai para retroceder varios pasos cuando una ola de calor azoto fuertemente.
—Naoto.—nombró ella con sus ojos abiertos, tan aturdida, estaba sumamente asustada y con su corazón saliéndosele del pecho.
—Vaya, mira quien se une a la fiesta.—comentó All Might, con una sonrisa y manos en sus caderas veía la seria expresión de Naoto.
—No te entrometas.—pidió Naoto, dándole la espalda como si no existiera para levantar su mano dirigida a Endeavor.—Déjame devolverte lo de la última vez.—pidió, pero su mano fue sostenida.
—Jovencito, ¿tú madre no te enseño a tener modales?—le preguntó All Might, aún sonriéndole en plena noche tensa.
—Por tu culpa es que estamos donde estamos, por la ambición de esa estúpida en querer destruirte. Aléjate.—le pidió Naoto, mirándolo a los ojos para All Might eliminar su sonrisa cuando la voz de una mujer lo atormentó hasta retroceder.
—¿Maestra?—se preguntó él, mirando Eraser Head se impuso frente a Kai, sabiendo la situación, si la dejaba sola iría ayudar y no tenía licencia para luchar, pero todo parecía estar muy mal.
—All Might.—recitó Naoto, mirándolo con detenimiento, un hombre fuerte de gran altura se retorcía en sus pesadillas más atroces.
—¡Naoto, no los lastimes por favor! ¡Tú aún... aún puedes hacer lo correcto!—grito Kenny, notando la presencia de su hijo y como intentaba traspasar el aro de fuego, los ojos azulados de su hijo vieron las llamas consumir el brazo morado.
—¡Kenny, idiota! ¿Qué haces?—le preguntó Naoto, no podía tocar el fuego, si tan solo pudiera aislar a ese hombre de su hermana ella si podría apagar el fuego.
—Me hubieran avisado que sería una reunión familiar, para hacer barbacoa.—comentó risueño Endeavor, viendo el sufrimiento de su amigo en los ojos azulados y la sangre sobresaliendo de la nariz.
—¡No, por favor!—grito Kai, los vendajes del profesor la abrazaron fuertemente, en un acto de impotencia de su cuerpo se expulsó una cantidad de agua helada que los congeló, para así quebrar.
—¡All Might!—gritaba Endeavor, notándolo en un transe, entonces si era cierto, el don de ese niño era tan tenebroso como una pesadilla, porque tenía al símbolo de la paz arrodillado.
—Endeavor.—lo llamo Kenny, casi sin fuerzas, ambos brazos estaban siendo consumidos por las llamas en carne viva.—Gracias por venir una última vez. Te dejo el resto.—dijo, sonriendo entre lágrimas.
—¡Espera, papá!—grito Kai, con desesperación y sus ojos humedecidos, todo su cuerpo temblaba, tanto que no canalizaba sus dones.
—¡Kenny!—grito Naoto, viendo a su hermana correr hacia ellos, vio los vendajes del hombre que la seguían, así que él miró hasta sus ojos para imponer una pesadilla coherente que lo hiciera alejarse de la vil realidad.
—¡No mates a mi padre por favor te lo ruego!—volvió a gritar Kai con todas sus fuerzas, como si su vida dependiera de eso.—¡Por favor!—insistió.
—Te dejó el resto, hermano.—volvió a repetir Kenny, entre las llamas del fuego que se lo comían vivo, reteniendo el veneno que estaba apunto de detonar.
Eran tres heroes profesionales, dos de los mejores que tenía Japón, luchando contra sus pensamientos. Eraser Head cayó al suelo, tambaleando y viendo a través de sus ojos una pesadilla que se repetía en su cabeza sin cesar, al igual que en la de All Might. Tanto él, como su hermana se acercaban al aro de fuego. El cabello negro de Naoto se levantaba por la brisa calurosa, buscando una manera de traspasar su mano para llegar hasta su padre, si lo tocaba, si tan solo lo tocaba podía salir de ahí y salvarlo, o al menos estar con él una última vez, porque el veneno ya se lo estaba comiendo vivo. Kenny se giró, viendo a sus dos hijos acercarse a ellos. Los vio como unos infantes que siempre solían recibirlo cuando llegaba de un día largo. La sonrisa de ambos, el apego que tenía con sus ojos lo hizo ver una luz de esperanza cuando por primera vez después de cuatro años parecían sintonizarse para ayudarlo, pero no podían hacer nada para ayudarlo. Lanzó un estallido de electricidad que los aisló, en un fuerte empujón hasta hacerlos caer al suelo. El poder hizo que All Might y Eraser Head se levantaran del transe tan amargo, para ver la escena.
Sus ojos ámbar miraron los ojos turquesa de su amigo. Dicen que cuando estas a punto de morir, ves toda tu vida en un parpadeo y en cada una de las imágenes que se presentaban adelante, estaban la de Enji y Kenny en un transcurso de tiempo que pasaba a otro. Cuando niños, solían salir de la escuela juntos para ir a entrenar. Ambos se retaban entre sí, hasta la adolescencia donde empezaron a desarrollar más sus dones al igual que su amistad. Los sueños, las ambiciones y aspiraciones que tenían por ser grandes héroes. ¿Qué fue lo qué pasó? Solo había un culpable, el amor. El amor cegó a Kenny, tanto que no vio lo que tenía enfrente, pero dicen que aceptamos el amor que creemos merecer y por eso el odio imaginable de Enji Todoroki a Hikari Tamira, la mujer que siempre pareció ocultar algo, la mujer que como él, sometió a su hijo mayor hacia una presión de cumplir sus sueños. En una sintonía dolorosa, llena de sudor y calor, Naoto se levantó del suelo abrumado para estrechar su mano cuando los ojos turquesas de Enji se cerraron sin expresión, estallando un fuego que hizo cenizas al hombre frente a él.
—¡Oye Enji!—oía la voz, de aquel adolescente que venía hacia él corriendo.—¿Qué pasa? ¿No estás contento de ver a tu mejor amigo?—le preguntó Kenny, abrazándolo de lado, sin importar lo reacio e hostil que podía ser él.
—¡Papá!—el grito desgarrador de ambos hijos presentes del hombre se hizo detonar, las llamas siguieron por todo el lugar y el símbolo de la paz se imponía frente al aro de fuego.
—No puedo ser un héroe, si no puedo salvar a un amigo. ¿No es así All Might?—le decía aquella voz, estrechándole una mano.—Somos amigos, ¿verdad?—le preguntó, viendo a Kenny sonreírle.
—Kenny, lo siento.—expreso All Might, mirando a Enji Todoroki bajar sus manos, siendo rodeado por las llamas que se llevaron al hombre que siempre confió en él, sin importar la situación.
Y así, todo paso en un solo momento frente a ella. No pensó en nada, su mente se fue en blanco, como sus largos suspiros. Los noticiarios llegaban, apuntando la escena donde el fuego se propagaba alrededor. Muchos veían las noticias estelares, donde apuntaban la aparición de importantes héroes y como se llevó una corta pelea. No podían describir bien la situación, pero en aquella sala donde su madre veía y oía con atención, Midoriya sobresalió de su habitación, vestido y corriendo hacia la salida. La señora Inko no sabía lo que estaba sucediendo, pero cuando noto la ausencia de la adolescente que estaba bajo sus cuidados, se desesperó hasta llorar. En otra sala, donde sus hermanos veían a su padre en acción, Shoto tenía ambas manos unidas como si estuviera orando, tenso y casi sin color de piel. Las olas oían en aquella playa, el segundo mejor héroe estaba estático, mirando sus manos afligidos por el impacto de su decisión. Se giró de reojo con las llamas alrededor de su cuerpo, viendo a esa niña anonada, como si se hubiera ido a otra dimensión.
Tenía quince años. Era demasiado para alguien de su edad, pero ella solo estaba arrodillada en la arena con sus ojos perdidos. Lo vio todo, con cada detalle vio el fuego hacer cenizas al cuerpo de su padre. Era evidente que parecería estar ida. Sin credibilidad al asiento. Esos vendajes blancos la arropaban, ni siquiera el símbolo de la paz se acerco. No sonreía. Estaba aturdido. El pecho de Kai subía y bajaba, las lágrimas manchaban sus mejillas e incluso la saliva brotaba de la desesperación en ella. Su profesor, aquel que intentaba ser un mentor quiso retenerla con él, así que cayó al suelo al intentar abrazarla, pero ella solo lloraba. Jamás la había visto así. Ni siquiera en el examen físico cuando se quebró en mil pedazos, esto dejaría un daño permanente que nadie borraría. La oyeron gritar y nadie sabe cuánto duró el llanto, pero fue largo. En un frío callejón, avanzaba con rapidez. Cayendo al suelo luego de huir con desesperación. Con lágrimas y sin aire, apretaba sus dientes. Denegando, donde estaba se oían, los gritos de su hermana.
—Te voy a matar, Hikari. Lo haré, lo haré.—recito él, cubriendo con sus manos el rostro lleno de lágrimas para así, dejar toda su tristeza caer.
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Próximo capítulo: Traidor.
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