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𝟐𝟖

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❛Kenny Nakamura está aquí❜
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El calor del verano continuaba esclareciéndose en los cielos azulados. No era una estación que disfrutara, sin duda alguna el verano era la estación donde solía estar más encerrada para evitar el sofoque de mi cuerpo. Bebía grandes cantidades de agua fría. El hielo se derretía con facilidad, pero mi mano volvía a enfriarla para mi gusto. Estaba en el vestuario de chicas, la academia estaba cerrada, pero los chicos lograron obtener un permiso para que pudiéramos entrenar en la piscina. Recogía mi cabello y escondía mi flequillo. Empezaba a notar la poca visibilidad de mis mechones negros, me estaba viendo más albina. Tenía una rímel aprueba de agua, pintaría mis pestañas y no se vería el color blancuzco en ellas. No había un complejo en mi, solo mis pestañas blancas. Me coloqué bloqueador solar por todo el cuerpo, no quería terminar bronceada, de por si nunca terminaba de esa manera, al final siempre parecía un camarón. El bullicio de las chicas en el tocador se hizo presente, sonreí, hasta que las oí y me pasme.

—¡Kiki, ya me enteré que estás con el chico más lindo del salón!—el falso llanto de Mina se avecinó cuando me abrazó de lado, removiéndome.

—¿Te regaló ese collar?—se preguntó Hagakure, solo vi el afinado collar levantado en el aire, siendo sostenido por sus invisibles manos.

—Basta chicas. Recuerden que Nakamura no es de muchas palabras.—infirió Tsui, acercándose a mi con su lengua afuera.—Pero, me alegra mucho que tú y Todoroki sean novios.—afirmó ella.

—Muchas gracias.—agradecí cabizbaja, con una voz serena, la misma que había estado utilizando con ellas desde el primer día.

—Debieron ver cómo la defendió en la exposición de la I-Island.—musitó Jiro, en un tono pícaro, me senté en el banco y las veía prepararse.

—Que suerte tienes Nakamura, no esperaba menos de ti.—Yaoyorozu se dirigió hacia mi, tenía su cabeza baja y resultaba su rostro con agua.

—Quizás.—esbocé, mirando mi collar, era de oro y sumamente minimalista, no podía dejar de mirarlo y desearía no quitármelo nunca.

—¿Y Kirishima? ¿Se acobardó o peleó bien?—se preguntaba Mina, colocándose su bañador completo como todas las demás.

—Es muy bonito.—me giré aún lado de mi, mirando como Uraraka se sentaba a mi lado, ella me sonrió y enmarcó sus mejillas rosadas.

—Si, lo es.—afirme, dejando de sostenerlo para así respirar hondo, mirando como de mi mochila sobresalía aquella postal.

—¿Estás bien?—me preguntó ella, de fondo se oían aún las chicas charlando, pero logré concentrarme en su voz y encogerme de hombros.

—Dentro de lo malo está lo bueno, ¿verdad?—cuestione, ella soltó un suspiro y rascó su nuca cuando me vio intentar sonreír.

—Tienes una bonita sonrisa, pero tus ojos decaídos van bien con tu expresión seria.—comentó ella, baje la cabeza, porque era cierto.

—Uraraka, gracias por siempre buscar una manera de acercarte a mi y entenderme.—le dije, mirando al suelo, apenada de verla.—Tú también puedes contar conmigo. Si lo necesitas.—avise.

—¿De verdad?—me preguntó con emoción, juntando sus manos para mirarme con un brillo en sus ojos, era semejante al de Deku

—Si... tú eres como una mejor amiga.—expresé llevando mi mano hasta su cabello castaño y palmeándolo en busca de darle afecto.

—¡Kiki! ¿Qué hay de nosotras?—Mina llegó hasta mi, llevando sus manos hasta mis muslos para poner todo su peso ahí.

—Si. ¿Qué hay de mi? Soy tu radio favorito, ¿no?—se preguntó Jiro, aferrándose a mi por el cuello, me pasme ante sus cercanías.

—Si, son... son mis mejores amigas.—admití, con la mirada baja y apretando mis puños tímida, pero ellas crearon un bullicio para abrazarme.

Una oportunidad. Eso era lo que siempre pensaba cuando me rodeaba de buenos momentos. Abrazadas a ellas, veía la postal aún sobresaliendo de mi mochila de un azul celeste. Tenía solo una oportunidad. Las abracé, lo hice fuertemente como si nunca lo hubiera hecho, pero era diferente, nunca había abrazado a una amiga. Sonreí cuando me salpicaron del agua, la misma que logré cambiarle la temperatura cuando me adentré para que fuera más refrescante. Elevaba las palmas de mis manos para crear una llovizna con varias gotas que remojaban a las chicas, nos pasábamos una pelota en la piscina mientras que afuera de esta, los chicos estaban estirando para así entrenar. Mis ojos se detuvieron en el torso desnudo y flexionado de aquel que se sentaba en la parte trasera de cada salón, el mismo con el que hacía contacto visual y nos escabullíamos al cuarto de un conserje para besarnos. La mirada heterocromía de Shoto me encontró entre las demás, verlo intentar de acoplarse a lo que nunca entendió me hacía sentir enorgullecida. Deje de mirarlo con mis mejillas sonrojadas cuando las chicas me salpicaron con agua.

Pero no importaba cuanto intentaran de distraerme, había siempre un momento donde pensaba en él. Y en cada detalle suyo que me cautivaba. Principalmente, su voz. Lance otra bola inflable, la cual mi compañera hizo levitar en la gravedad con su don. No tuve que forzarlo, simplemente, no podía dejar de disfrutar y sonreír este momento. "Una oportunidad". Eso fue lo que me dijo mi madre que tendría cuando ingresara a la academia UA. Recordarla me lleno de amargura, pero lo disimulé en cuanto me fui a la esquina para mirar a las demás chicas continuar en su divertido juego. Tener una oportunidad aquí me trajo muchas desventajas, pero el hecho de saber que podía querer a alguien, era un paso para mi y todas esas cosas que creí nunca poder lograr cuando nadie creía en mí años atrás por ser la "hija de un villano". Mi deseo de venir aquí era limpiar mi nombre. De que nadie me pudiera reconocerme por ser hija de un villano, si no por mi gran esfuerzo y determinación. Ahora sabía que solo fue un capricho, ya no tenía un punto de partida, por eso estaba en la esquina de esta piscina, pensando en la posición tan abrumadora en la que estaba.

—Kai.—levante mi mirada, los ojos de esos dos tonos me encontraron en mi tormenta, estábamos viéndonos al revés y Shoto seguía viéndose bien.

—Ya veo.—musité mirándolo con detenimiento, esas facciones varoniles tan enmarcada en su rostro era un deleite y saber que era mío, saber que Shoto me pertenecía era un privilegio.

—¿Qué ves?—me preguntó curioso, no era el sol que enrojecía mis mejillas, era su cercanía y recordar sus suspiros chocando mi oído cuando mis labios besaban su cuello.

—¡Oigan, dejen la cursilería para otro momento, apiádense de nosotros!—la voz de Mineta se introdujo en mi oído de una manera irritante.

—Ven.—Shoto me extendió su mano, como si supiera que estar aquí arrinconada era porque algo me estuviera abrumando.

—Hace mucha calor.—anuncie, posando mis manos en mis brazos para enfriarme, tanto que mi suspiro frío sobresalió por mis labios.

—Nakamura, puedes sentarte aquí. Hace algo de fresco.—anunció Tokoyami, ni siquiera me coloqué la toalla, camine hacia donde él estaba.

—Hola, Dark Shadow.—musité en un saludo ante la sombra oscura de Tokoyami estar debajo de la sombra que daba la sombrilla incrustada en la mesa.

—¡Hola Kiki!—me saludó, sonreí cuando se colocó alrededor de mi, como si me abrazara.

—Le agradas.—comentó Tokoyami, cruzado de brazos y ocultó de los demás alumnos, asentí, porque a mi también me agradaba.

—Toma Kai, aquí tienes agua.—levante la mirada aceptando la botella de agua que Deku me pasaba, le asentí agradecida, me deshidrataría.

—¡Aquí hay una cubeta, solo pon hielo ahí!—el brillo en mis ojos destello cuando Iida acercaba una cubeta hacia Shoto, se preocupaban por mi y el cambio de temperatura en mi cuerpo.

—Idiota, hay que romper el hielo.—masculló Bakugo, mirando como la cubeta se congelaba y recreaba capas de hielo endurecidas.

—¡Déjamelo a mi!—infirió Kirishima, endureciendo su nudillo para así quebrar el hielo en pedazos, dándole a Shoto la cubeta.

—Chicos, muchas gracias.—agradecí, colocándome una toalla por encima de mis hombros para colocar mis pies en el interior de la cubeta que contenía la frialdad que necesitaba.

Sonreí cabizbaja, la sombra del juguetón Dark Shadow me cubría. Él en si también intentaba cubrirse del sol. Todos aquí tenían un don genial. Han pasado seis meses desde que los conozco a todos. Éramos un grupo diferente, al menos así lo sentía yo. Las chicas continuaron jugando con aquella bola inflable, yo observaba con detenimiento como todos intentaban de relejarse. Después del ataque que pasamos en la Isla artificial, adquiríamos más experiencia de la que ya teníamos, pero debía admitir que cada vez que aparecían los villanos, por un momento mi cuerpo no reaccionaba. Seguían siendo intimidantes y muy imponentes, de saber sobre su presencia, el temor me paralizaba y era incapaz de pensar estratégicamente. Si mis compañeros no hubieran estado en ninguna de esas situaciones donde los enfrente, yo no habría sido capaz de poder hacer algo útil para ayudarlos. Me quede mirando el hielo, se descongelaba entre mis pies y se sentía refrescante. Llenaba mi mente de muchos pensamientos, intentando de evadir lo que no me había dejado dormir la noche anterior. Aquella postal en mi mochila, aquel despertado sentimiento de saber sobre mi madre.

—Que molestos son.—levante la mirada ante el bufido de Jiro, los chicos rodeaban el borde de la piscina para medirse en natación.

—Son unos presumidos.—opinó Ashido, cruzándose de brazos y habiendo un puchero, mientras que yo me comía el hielo de la cubeta.

—¿Quién crees que gane Kiki?—me preguntó Hagakure, podía jurar que ella estaba tomando también del hielo y comiéndolo.

—Todoroki.—pronuncie, mirándolo en el borde de la piscina, mostrando su flexionado cuerpo; yo sonreí y me puse cabizbaja para oír bufidos.

—No se porque pregunté.—expresó Hagakure, sonreí y por una vez deseé haberle podido ver el rostro, porque debía tener un puchero.

—Profesor... —susurré cuando vi merodeando por aquel pasillo a Aizawa, no dude en levantarme para dirigirme hacia él.—Profesor Aizawa.—le llame, con la esperanza de mi corazón en la mano.

—Nakamura.—nombró en el pasillo, donde se podía ver a los chicos medir sus dones en el área de la piscina.—¿Para esto querían la piscina?—se preguntó, un poco reacio.

—Quería saber si hay noticias.—comente, mis ojos se dirigieron a los suyos, tan oscuros y sombríos, pero no parecía ser eso en su interior.

—Se volvió confidencial el caso de Hikari, ante ser una héroe profesional con bastante reputación pública. Todo lo que sepan, ya no podré saberlo.—respondió, por lo que mis ánimos cayeron al suelo.

—Es más serio de lo que pensé.—musité, dejando todo mi peso en la pared, como si ya no tuviera fuerza o energía para resistir esto.

—All Might está en el caso. Posiblemente él pueda saber información valiosa sobre su paradero, de mi parte, he estado buscando conexiones para poder también estar adelante. Lo que sepa, te lo dire.—indicó, mirándome fijamente.—No te desesperes.—me pidió, con sutilidad.

—Si, señor.—asentí, por lo que él procedió en pasar por mi lado, llevando las manos a su bolsillo para así detenerse y verme de reojo.

—Oí lo que hiciste en la I-Island. Sin duda el campamento de verano te vendrá mejor para que trates tus dones con más fluidez.—comentó como si estuviera enorgullecido.

Asentí de manera sumisa a su comentario, sabiendo que muy en el interior deseaba poder manejar con más prudencia y fluidez mis dones, tanto como un héroe profesional podía serlo. Recogí mi mochila, todas mis cosas cuando la hora de la piscina había acabado, dicho esto por el profesor Aizawa quien nos había estado tutelando desde que nos adentramos a ella en la mañana. Era medio día, a punto de tocar la tarde, pero me ocultaba del sol en aquel pasillo donde tuvimos esa charla. Sostenía la postal, sentada en el suelo leía una y otra vez lo que decía allí. Mi cabeza se volvía un laberinto sin salida. Tenía tanta presión, que el ojo me empezaba a brincar del estrés que se atoraba en mi garganta. El caso de la desaparición de mi madre se volvió confidencial, para que eso sucediera, sin duda lo que habían descubierto no podía ser una información que el publicó de Japón podía tener en sus manos. Tenía miedo. ¿Acaso las palabras de mi hermano eran real? No. No podía pensar de una manera tan deshonrada como él. Mi hermano escogió ese camino, él es malo. Lo sé, lo vi en la USJ. También en el centro comercial, es una mala persona y con un corazón vacío.

—Kai.—levante la mirada, en medio del pasillo Shoto me miraba; con sus cosas y vestido, buscaba de manera curiosa saber lo que había en esa postal.

—Es una ubicación.—dije, pasándosela para verlo retenerla en sus manos y leerla, haciéndome ver a mi lado cuando oí los pasos de Deku, por lo que me levante sacudiendo mis manos.

—Dile.—me pidió Shoto, pero la presencia de Iida me hizo dudar sobre admitirles lo que había en esa postal, por lo que respire hondo.

—¿Qué sucede?—me preguntó Deku, bastante preocupado mientras que yo me quede mirando al suelo, sin saber cómo decirles.

—Recibí otra postal.—admití, levantando la cabeza para mirar los ojos verdosos de Deku mirarme abiertamente, entendiéndolo todo.

—¿Y qué decía?—se cuestionó, aún lado suyo, Iida y Shoto me miraban, en silencio, parecían analizar mi semblante decaído.

—Una ubicación. Un lugar acordado con una hora exacta para vernos.—respondí, cruzada de brazos vi como Iida y Shoto se miraron entre sí.

—Tú padre te cito.—afirmó Deku, una gran tensión nos abrazó, lejos de todos en aquel pasillo nos mirábamos, tensos.

—No deberías ir sola.—comentó Shoto, viéndose con una actitud reacia y decidida, lo miré con detenimiento pero me mantuve en silencio.

—Estoy de acuerdo con Todoroki. Podría ser bastante arriesgado, deberías pensarlo. Tomar una decisión de manera precipitada no lleva nunca a nada bueno.—opinó Iida, acomodando sus anteojos.

—Pero es que, después de cuatro años por fin podré verlo. ¿Saben como me siento?—les pregunté, serena.—He estado esperando por esto, mucho tiempo. Las respuestas están a mi alcance.—añadí.

—No debería ser un capricho arriesgar tu vida por unas respuestas. No sabes que traerá eso.—comentó Shoto, imponiéndose nuevamente.

—Por más seguro que parezca sonar, también estoy de acuerdo con Iida y Todoroki. Quizás deberías decirle a All Might, él sabrá qué hacer.—añadió Deku, pero denegué, abrumada.

—Debo ir sola. No puedo seguir entrometiendo a las personas que me importan, es algo que me corresponde a mi arreglar.—desistí, mirándolos.

—Arrastrarte a ti porque crees que eres culpable es más arriesgado de lo que crees.—las palabras de Iida atravesaron mi corazón por un momento, haciéndome bajar la cabeza apenada.

—Si, pareciera que te culpas por lo que ha pasado. Se que es una situación muy compleja, pero no puedes culparte por las acciones de otros.—comentó Deku.—Aunque sea una buena oportunidad, al menos deja que alguno de nosotros te acompañe.—añadió.

—No puedo hacerlo. Entiéndanme.—les pedí, mirando como los tres empezaron abrumarse ante mi actitud imponente.

—Te entiendo. Créeme, pero por dejar que mi juicio se nublara, casi pierdo mi brazo en una lesión y los arrastre a ustedes conmigo. No quiero que cometas los mismos errores Nakamura. No te hablo como un delegado, te hablo como amigo.—miraba a Iida, e oía sus palabras tan sinceras, pero denegué.

—Estoy sola.—articule con frialdad para mirar al suelo.—No entienden como me siento. Y por eso, les pido que no se entrometan. Solo les conté porque quería que alguien supiera, no para una aprobación.—musité, recogiendo mi mochila.

—Espera, Kailani.—la mano de Shoto aguantó mi brazo, pero me quede dándole la espalda para mirar hacia el pasillo.

—No voy a cambiar de opinión. Y no espero que alguien como tú me entienda.—otra vez, sobrepasaba mis límites y ponía mis necesidades primero lastimando a quienes me importaban.

—¿Qué no lo entiendo?—se cuestionó, soltando mi brazo.—Yo también intentó de arreglar a mi familia. Incluso aunque no fuera el culpable, lo único que quiero es tener la oportunidad de vivir en un mejor entorno. ¿Por qué no lo entiendo?—chocando con sus palabras, quitándome la razón, me hizo enfurecer aún más de manera egoísta.

—Chicos basta. No tienen porque pelear, podemos resolverlo.—interfirió Deku, notando el ceño fruncido de Shoto sobre mi.

—Si, la verdad no estamos llegando a ninguna parte.—añadió Iida, apoyando el comentario de Deku, pero fruncí el ceño y mordí mi lengua.—Kai, si te sientes muy desesperada, solo avísame. Somos amigos.—las mismas palabras que alguna vez Deku le regalo, me las dirigió a mi.

—Solo olvídenlo. Y no se entrometan, por favor. Nadie debe saberlo. No lo cuenten.—les pedí, avanzando fríamente por el pasillo.—Deku, vámonos.—insistí, sabiendo que nos íbamos juntos.

—Midoriya.—oí la voz de Shoto llamarlo, quise contenerme en quedarme, quizás para disculparme, pero no desistí y continué caminando.

—Lo resolveré.—fue lo que oí de Deku, quien parecía correr detrás de mi.—Kai, la liga de villanos puede estar detrás de esto. ¿Y si es una trampa? Por favor, piénsalo.—me pedía él, hasta abrumarme.

—¡Si es mi culpa!—exclame, girándome para verlo.—Si no hubiera decidido empezar esto, nada estuviera pasando. De algún modo debo terminarlo o si no, mi pasado no me dejará buscar mi punto de partida. No espero arreglar mi familia, pero al menos espero entender el origen de que se destruyera.—masculle, fríamente me distancié para irme.

—Kai, estás avanzando sola.—fue lo que oí de Deku, antes de simplemente adentrarme a la academia, notando que algunos sintieron la tensión.

Tenía razón. Lo estaba haciendo y esa era toda mi intención, avanzar sola sin arrastrar a nadie me hacía no tener miedo de lo que podía pasar. Me adentré al tocador, no había nadie, así que aproveche y me encerré en uno de los baños para dejar todo el peso de mi cuerpo caer por la puerta. Lleve las manos a mi boca y sostuve mi respiración agitada, sabiendo que no tenía control de mis impulsos, busqué una manera de ordenar mis pensamientos. No esperaba que alguien pudiera entenderme, ni que al menos lo intentara, pero esto era demasiado para mi y necesitaba salir por completo del hoyo donde estaba. Si sabía la verdad, si al menos después de cuatro años podía volver a traer conmigo a mi padre, todo estaría bien, porque lo único que quería era saber que nadie me abandonó y que al menos fui amada por mi familia. Quizás ese día, debí haber tomado una decisión diferente. Porque estaba desesperada y necesitaba a mis amigos, ese día debí haber actuado de otra manera con Shoto, porque la próxima vez que nos viéramos, lo que teníamos, se acabaría.

—❛Porque todo de ahí en adelante, se va en decadencia.—musité, mirando la ventana de aquel hospital, recordando aquel día antes de haber visto a mi padre después de cuatro años, un día que sin duda desee haber podido evitadar.❜

80 votos para el próximo capítulo.
Próximo capítulo: No pude salvarnos papá.

¡Hola, hola! Quiero decirles que estoy muy contenta porque los votos han mejorado. Se que para algunos es injusto las limitaciones de votos, pero me esfuerzo mucho en esta historia y en otras, por ende si busco que llegue a otras personas y que de manera visual quieran leerla ante ver lo bien que está.👉🏻👈🏻

Añadiendo, ¡tenemos Kai y Shoto para rato! Espero estar haciéndolo bien. Ya estoy trabajando en el segundo libro, como también en un CROSSOVER. Las personas partícipes son una sorpresa, pero estoy segura que la mayoría ha leído sus historias y las conocen. ¡Son unas personas geniales que quiero muchísimo! Y la oportunidad estaba disponible.🩷

Posiblemente a esta historia le queden diez capítulos, aproximadamente. ¡Si, muy rápido, lo sé! Ya que empezó hace tres meses. La segunda novela posiblemente tenga más de treinta capítulos, quizás llegue a los cincuenta capítulos e iniciemos una tercera novela con el final del arco. Dependiendo como vaya el manga. ¡En fin, nos leemos!

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