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𝟎𝟗

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❛Lo desconocido.❜
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El almuerzo había llegado. Todos yacían en la cafetería, incluso yo. Estaba sentada aún lado de Midoriya, quien no podía dejar de ver a Uraraka sin sonrojarse por completo. Tenía mis auriculares y veía con detenimiento mi celular. Luego de esa conversación con el héroe que más admiraba, sin duda alguna las esperanzas de mi vida volvían como el sol de un verano que deje de ver hace mucho tiempo. En mi bandeja nuevamente había arroz blanco con atún. Era lo más delicioso que hacían aquí, comía con cuidado. Tenía los auriculares debido al bullicio de los demás alumnos. Habían demasiados. Evidentemente no solo era nuestra clase, habían más clases con diferentes temáticas, pero tan solo la más importante parecía ser la del curso de héroe o eso decían los que aquí no podían estar. Levante la mirada cuando vi a Iida sentarse frente a mi, aún lado de Uraraka. Me mantuve en silencio y continué mirando mi celular, en busca de alguna noticia de mi padre que me hiciera atar un rompecabezas de su paradero, pero cuando levante la mirada para verlo, observe en el fondo de la fila a Bakugo con un ceño más fruncido de lo usual. 

—Aún está molesto.—esclarecí, quitándome los audífonos, él no nos miraba, sin duda nos evadía por completo después de los combates.

—Siempre está molesto.—comentó Midoriya, temblando en cuanto Bakugo pasó por su lado, pero respiró aliviado cuando lo ignoró.

—Deja de temblar.—le pedí, dejando caer mi palma en la nuca de una manera pesada y brusca que le dolió, haciéndolo acariciarse.

—Kai, ¿qué tanto ves en el celular?—me preguntó Uraraka curiosa, intentando ver.

—No te impor...

—Una investigación. ¡Kai hace una investigación!—interrumpió Midoriya pasmado, acercándose a mi antes de que ofendiera a Uraraka, es cierto, debía ser menos hostil.

—Si, eso.—articule, Midoriya quería ayudarme a poder acoplarme a los demás, pero aún se me hacía demasiado difícil.

—¿De qué es? Podríamos ayudarte.—cuestiono Iida, sonriéndome y mirándome con la misma curiosidad de Uraraka.

—Háblame una vez más y te congelo tus motores.—amenace, haciendo que él mirara rápidamente a Uraraka intimidado como si yo ya no estuviera ahí.

—Eres muy cruel.—comentó Midoriya, en un tono bajo mientras me miró de reojo, pero tan solo me encogí de hombros.

—¡¡Kai!! ¿Por qué no quisiste ser delegada?—me preguntó Uraraka, si lo había olvidado, hoy hicieron elecciones para que fuéramos delegados.

—Porque soy muy cruel.—respondí sin mirarla, para continuar mirando mi celular con detenimiento.

—El arroz está delicioso.—informó Uraraka, comiéndolo con una sonrisa, cambiando el tema.

—Aunque me escogieron como delegado, no sé si estoy echo para eso.—comentó Deku, algo inquieto mientras también comía.

—Estarás bien.—afirmó Iida, con algo de recelo en su voz, comiendo igualmente con ellos.—Tú valentía y juicio en momentos de crisis te hacen un buen candidato, a parte de la fuerza que has demostrado. Por eso decidí votar por ti.—añadió, masticando.

—Si. Yo igual...

—¿Fuiste tú?—le preguntó Deku, desconcertado.

—¿Pero no querías ser delegado también?—se cuestionó Uraraka, mirando a Iida igual que Deku lo hacía.—Tienes la apariencia. Ya llevas los lentes.—añadió, dejando a Deku apenado por esa pequeña ofensa inconsciente.

—Querer hacer algo no es lo mismo que ser apto para serlo. Solo procedí de la forma que creí más correcta.—respondió Iida, hablando de esa manera tan correcta.

—¿"Procediste"? No sueles hablar así.—refuto Deku, en un tono suave y sutil.

—Bueno es que...

—Oye, he estado pensando. ¡Admítelo Iida, eres muy rico como Nakamura!—rodee mis ojos, para así despejar mi bandeja, yo no era rica, mi madre si lo era pero vivía en un cómodo condominio donde era feliz.

—¿Rico? Intente cambiar mi forma para que no me vieran así.—respondió Iida y antes de que contara toda su historia familiar que ya yo conocía, me iría.

—¿A donde vas? No has terminado de comer.—expresó Uraraka, preocupada, recogí mi chaqueta y me levante de la silla.

—Está bien. No quiero desperdiciarlo, pueden comérselo.—respondí, dejándoles mi bandeja.—Nos vemos luego.—me despedí de manera sutil, guardando mi celular y encaminándome fuera de la cafetería.

Caminando fuera de la cafetería lo vi. Estaba ahí sentado, aunque estuviera rodeado de nuestros  compañeros de nuestro salón, Shoto se veía en silencio y de igual forma, distante a los demás aunque estuvieran en conjunto. Solo lo miré un momento, pues su semblante seguía inexpresivo y antipático que desde el inicio de las clases. Desee por un momento que me mirara antes de salir, pero no lo hizo. Era muy frío, tanto como su maldito lado derecho. Ambos portábamos el hielo en el mismo lado, era como si fuéramos tan iguales. Me detuve en seco en ese pasillo y lleve mi mano hasta la frente, chocándola. ¿Por que estaba haciendo esa comparativa? No vine aquí para prestarle atención a los chicos. Vine para ser una profesional. Suspire y continué caminando, sosteniendo mi chaqueta y pasando por esos largos pasillos. Aún hay cosas que no logro entender. Si verdaderamente All Might quiere ayudarme, debía estar un paso más adelante que yo. Era un héroe, pero podría ser arriesgado si iba con las personas equivocadas. Me detuve frente al salón de profesores, esperando que él pudiera estar ahí y justamente, estaba ahí en su forma más humana.

—All Might.—le llame al abrir la puerta, viéndolo sentado, no había nadie.—Disculpe, ¿tiene un momento?—pregunte, cerrando la puerta a mis espaldas.

—En unos minutos sonará la campana para la próxima clase señorita Nakamura, debería estar almorzando.—respondió All Might, sentado frente a una computadora.

—Están todos hablando sobre la elección del delegado. Escogimos a Deku.—conté, él asintió con vagues, viendo unos papeles.—Lamento haberlo golpeado el otro día.—me excuse apenada, manteniéndome de pie frente a su escritorio.

—No se preocupe. Me apena que haya tenido que verme de esta manera, pero es así como soy.—expreso tan sereno y tranquilo, aunque se veía malhumorado y gruñón.—¿En que puedo ayudarle?—me preguntó.

—Se que usted me dijo que habían cosas que no podía decirme sobre ese incidente de hace cuatro años, pero quería saber si usted conocía a esta chica.—del interior de mi chaqueta saque aquella foto que yació en el cuadro que habitaba en la mesa de noche de la habitación de mi hermano.—La encontré el otro día. Mi hermano tenía enmarcado en su calendario que ella murió tres días antes del incidente donde él y mi padre desaparecieron.—detalle, All Might miró la foto con detenimiento y bajo la cabeza.

—Era la novia de tu hermano.—reconoció, haciéndome quedar desconcertada y más ajena.—Liz murió en una batalla donde unos héroes combatieron a una pequeña liga de villanos.—detalló.

—¿Es coincidencia que haya sido tres días antes del incidente?—le pregunté a All Might.

—¿Qué está pensando, señorita Nakamura?—me cuestiono, notando mis pensamientos sobresalir de mi mente.

—Es que recordé que esa noche, mi hermano estaba discutiendo con mi padre y luego salieron por la puerta y nunca regresaron. ¿Por qué mi hermano seguiría a mi padre y se haría villano sin sentido?—All Might me miró fijamente, como si entendiera a que me refería, pero en ese momento se oyeron alarmas que nos desconcentraron por un momento.

—Lo lamento, como le dije, hay cosas que no me corresponden decirle.—justificó, levantándose del escritorio por el sonido de las alarmas.—Aunque pareces entender la situación.—añadió, dándome una clave en sus palabras.

Mi hermano no sería un villano sin razón. La muerte de Liz debió ser un detonante, lo que no podía entender era, ¿por qué mi padre de igual forma terminó así?—me pregunté para mi misma.

—Joven, se lo desesperante que puede ser esta situación. Haré lo que pueda de una manera bastante disimulada, le sugirió que haga lo mismo. Concéntrense en sus clases, es bueno que se acople a sus compañeros.—pidió, concentrado en el sonido de las alarmas y un bullicio fuera de la oficina.

—Si, eso intento.—respondí cabizbaja.—Pero, es muy difícil.—esclarecí.

—Parece llevarse bien con el joven Midoriya.—justificó.—No dudo que logre hacerlo con los demás. Recuerde que esta no es su vieja escuela, es una nueva oportunidad.—otra vez esa palabra se asomaba, como un canto de algún pájaro en mi oído.

—Le agradezco All Might. Lamento haberle robado tiempo.—me excuse, inclinándome en referencia a una disculpa.—Creo que fue un simulacro.—opine luego de que las alarmas dejaran de sonar.

—Quédese aquí. Verificaré, pero no lo creo.—dijo, para dirigirse a la puerta, la cual se abrió bruscamente.

—¿Kai?—se preguntó mi madre, adentrándose conjunto al profesor Aizawa.—¿¡Qué haces aquí!?—cuestiono, sus mejillas se sonrojaron de inmediato, pero también se vio preocupada por cómo yo estaba viendo a All Might en su forma más humana.

—Mamá.—la llame, viendo como el profesor Aizawa tenía esa vaga expresión, a diferencia de mi madre quien se apenaba rápidamente.—Yo vine... yo...

—Estaba preocupada por uno de sus compañeros, por eso vino.—respondió rápidamente All Might, mientras que mi madre me dio paso.

—¿El joven Bakugo?—abrí mis ojos grandemente y me denegué.—¿¡Otra vez pelearon!?—volví a negar, levantando mis manos.

—¿Qué fue esa alarma?—se preguntó All Might, algo desesperando cuando nos desenfocamos nuevamente del objetivo principal, esclarecer el llamado de las alarmas.

—Los reporteros han irrumpido en la escuela. Quieren saber sobre su estadía como profesor.—respondió el profesor Aizawa.

—Pero, ¿como han logrado pasar sobre la barrera de seguridad?—cuestiono All Might seriamente.

—Podríamos discutirlo.—indicó de reojo para mirarme, el mensaje subliminal de la privacidad que requerían impidió por su silencio luego de esas palabras a.

—Yo... me voy.—afirme, distanciándome.—Te esperare en el aula con los demás para la clase.—indique, mirando a mi madre.—¿Unos simples reporteros burlarían la seguridad de la escuela? Imposible. También han estado hablando de Bakugo.—pensé, cuando cerraron la puerta de la oficina de profesores.

Y justamente, me tropecé con él. Empezaba a considerar que debía mirar adelante para evitar este tipo de accidentes, o pensarían que era a propósito. Aún así, fue la primera vez que Bakugo tan solo no me dijo nada por el contacto físico que tuvimos. No me miró, ni se giró. Tan solo continuó caminando como si no hubiéramos chocado. Incluso me preocupo el hecho de que fuera así, pero tuvimos una batalla bastante atroz que pareció haberle quemado el orgullo, más aún cuando Midoriya lo derrotó. Desearía no habérmela perdido. Perder para él nunca ha sido una opción y estar debajo de alguien que lo superará, tampoco. Como dije, hoy tendría clases con mi madre nuevamente y aunque la mayoría estaba emocionado por volverla a ver como profesora, por un momento me detuve a pensar que en su salón debía estar sentada en la misma mesa que Todoroki. La puerta estaba media abierta delante de mí y observe a través de esta como él ya yacía en el asiento, oyendo a nuestros compañeros. Se veía muy sereno y tranquilo. Aunque bastante serio, era así como se presentaba, pero lo que nunca podía dejar de mirar era esa quemadura en su lado izquierdo.

—¿Por qué diablos no entras?—me preguntó Bakugo, cruzando por mi lado para rozar bruscamente mi hombro.

—Y yo que me preocupaba.—masculle, adentrándome al salón, sintiendo mis manos temblorosas cuando noté que debía sentarme aún lado de Shoto.—¿Por qué no dejo de temblar?—me pregunté al sentarme aún lado suyo, sintiendo esa tensión encima de mi nuevamente.

—¡Arriba delegados y subdelegados, deben escoger a los otros oficiales de la clase!—anunció mi madre cuando se adentré al salón, mirándonos a todos con una sonrisa.—Vamos, vamos.—alentó mi madre, para que el delegado y subdelegada se levantaran de sus asientos.

—Son dos gotas de agua.—miré de reojo aún lado cuando oí su voz dirigirse a mi, Shoto me hablaba, pero no me miraba.

—¿Es malo?—le pregunté con serenidad, también sin mirarlo, con la tensión presionando mi nuca.

—Son bonitas.—admitió, haciendo un fuerte calentón en mis mejillas que me hizo quedar sin parpadeos.

—¿Ya empiezas a contradecirte?—le pregunté de manera espontánea, apenada de inmediato por mi impulsiva actitud.

—No tenemos que ser amigos para decirte que eres bonita.—justificó, haciendo que mis mejillas se calentaran aún más.

—Ahora tenemos que escoger a los otros oficiales de la clase, pero... ¿puedo decir algo antes?—se preguntó Deku frente a la tribuna, donde yacía aún lado de Momo, la subdelegada.—Es que, ¡yo creó que Tenya Iida debería ser el delegado!—anuncio, haciendo que lo miráramos.—La forma en que captó la atención de todos fue genial. Creo que fuera mejor si Iida toma el puesto.—expreso, creando aceptabilidad en los demás alumnos, afirmando en voz alta.

—Si Midoriya confía en él, yo también.—comentó Kirishima, mirando a Iida.—Él fue de gran ayuda hoy en la cafetería, ¿cierto?—se preguntaron, desconocía de lo que hablaban, me había ido antes de la cafetería, debió ser un bullicio cuando las alarmas sonaron.

—¡Si Midoriya me esta nominando para este trabajo, humildemente acepto! ¡Desde hoy, prometo esforzarme para ser un buen delegado!—acepto Iida, levantándose de su asiento y afirmando firmemente.

—¡Eso es, salida de emergencia!—sonreí ante el comentario de Kirishima, quien detuvo rápidamente su mirada en mi.

—¡Sonrió! ¡Ojos de cristal sonrió!—señalo, haciendo que todos miraran rápidamente para hacerme endurecer mi nudillo.—¡Olvídenlo!—excuso cuando acerque mi nudillo hasta su nariz.

—Me alegra que así sea.—expresó Iida, girándose para verme con una gran sonrisa que evadí, cruzándome de brazos y mirando a otro lado.

—Nadie te preguntó, salida de emergencia.—refute ante la mirada de Iida detenida en mi, intentando de buscarme la gracia.

—¡Pareces hermana de Bakugo!—opinó Kaminari, haciendo que abriera grandemente los ojos mientras se reía.

—¿¡De quién!?—se preguntó Bakugo, levantándose de su asiento de manera impulsiva para mirarme.

—Hacen las mismas expresiones cuando están enojados. Solo que Kai se mantiene callada y serena.—esclareció Kaminari, mirando a Bakugo enfurecerse más.

—¡Te equivocas, porque ella es fea y yo... soy perfecto!—exclamo Bakugo, y cuando lo miré, estaba también cruzado de brazos y con sus ojos rodeados.

—Perfectamente estúpido...

—¿¡Qué me dijiste!?—me preguntó, destellando esas chispas de su poder.

—¡Ya que se ha decidido, vayamos al campo para entrenar!—anunció mi madre, interrumpiéndonoslo para que recogiéramos en nuestro casillero los uniformes deportivos.

—Hoy no te dejaré ganar.—musitó Shoto aún lado de mi cuando se levantó de una manera reacia, alejándose de mi.

—¿Y si ganó?—le pregunté, fui yo quien de manera impulsiva dirigí mi mano hasta su chaqueta para sostenerlo, Shoto se detuvo y giró para verme fríamente.

—¿Y si yo gano?—me preguntó, evadiendo mi pregunta, ambos nos quedamos en silencio, mirándonos con detenimiento con esa tensión recorrernos.—Eso creí.—respondió cuando me noto en silencio, alejándose de mi.

—Te deberé algo.—articule con convicción, antes de que él se fuera, asintió aún dándome la espalda y prosiguió en marchar.

Lo miré con detenimiento y luego respiré hondo cuando analicé su actitud. Tenía muchas dudas en mi cabeza. No. No sobre él, quizás si, pero aún no esclarecía el significado de tener su nombre clavado en mi mente. Aunque en este momento lo único que había en mi vaga mente era la imagen de mi padre y hermano, conjunto a las palabras de All Might. Las gotas de sudor bajaban de mi frente, bajo el sol entrenábamos. Era combate cuerpo a cuerpo y realmente estaba perdiendo ventaja contra Shoto. Él se veía tan concentrado que me apenaba no poder corresponderle con las mismas ganas. Todos estaban entrenando de la misma manera. Mi madre supervisaba, observando que no nos excediéramos, pero parece ser que Shoto no vino a perder ventaja contra mi de nuevo, a pesar que solo fuera un entrenamiento básico de práctica. Lanzó un buen golpe que esquive. Retrocedí pasos atrás cuando se acercó rápidamente para volver atacarme. ¿Probaba mi fuerza? No lo sabía, pero todos esos pensamientos se fueron de mi mente y me enfoqué en su mirada, pareció ser peor, porque no era capaz de anticipar ninguno de sus movimientos.

Pise fuertemente el suelo, estrechando mi mano para atacarlo, pero el solo retrocedió y retuvo mi mano para atraerme contra el suelo bruscamente. Pise nuevamente mis talones con fuerza contra el suelo y me solté del agarre para así llevar mi mano hasta la suya mano, haciéndola llegar hasta su espalda baja. Lo retuve por un momento, hasta que con su brazo libre se removió, golpeando mi costado con su codo. Dejándome un poco sin aire retrocedí. Él se giró para patearme, pero detuve el talón con mi pierna. Igualmente repetí la acción. Dirigí mi talón hasta su cuello para lograr inmovilizarlo, pero anticipó mis movimientos y bruscamente quito mi talón con su mano. Hoy estaba preparado y más enfocado. Era Todoroki quien estaba anticipando cada uno de mis movimientos, pero no era así, él se veía más atlético que todos nosotros. Me deslicé entre sus piernas, manchando todo mi uniforme con la tierra. Levante mi cuerpo y dirigí mis brazos contra su cuello, hasta que el piso fuertemente el suelo y deslizó todo mi cuerpo por su espalda hasta hacerme caer bruscamente contra el suelo, otra vez.

—Hoy no estás concentrada.—indicó, inclinándose un poco para mirarme con detenimiento y volvió a pasar, me quede ahí, perdida en el color de sus ojos.

—Es muy difícil hacerlo.—respondí sin autoridad, las palabras salieron de mis labios como si ya esperaran salir desesperadamente.

—¡Bien! Tómense un momento.—aviso mi madre, mirándonos a todos.—¡Lo han hecho excelente niños!—enuncio, mientras que removió el crespo verdosos cabello de Midoriya.

—Lo lamento.—la mano de Todoroki se estrechó hacia mi, la tome y él de manera delicada me levanto, llevando su mano hasta mi cintura.—¿Te lastime?—me preguntó.

—Solo necesitaré una espalda nueva.—comente de manera orgullosa, sabiendo que me dolía la espalda y la costilla derecha.

—Ve a la enfermería si es necesario.—respondió, mirándome con detenimiento para girarse, iba a irse.

—Considerando tus movimientos, has entrenado mucho. Además, anticipaste esta vez todos mis golpes. Eres bueno.—esclarecí, él se detuvo y de reojo me miró.

—Si, lo sé.—afirmó con un toque de arrogancia.—Pero no eres la única que se le hace difícil concentrarse.—admitió, sentí un calentón recorrer toda mi mejilla cuando me miró tan fijamente y solo, continuó caminando hacia los vestíbulos.

—¿Y eso por qué?—le pregunté, pero fue en vano, porque él tan solo continuó caminando y dudaba mucho que no me haya escuchado.

—Nakamura.—me llamo, girándose para verme de reojo.—Gane. Me debes algo.—indico, dejándome anonada.

—Maldita seas, Shoto Todoroki.—masculle, enfadada por esas mariposas en mi estomago.

—Eso fue intenso.—comentó Deku cuando se paró aún lado de mi, lleno de tierra en sus mejillas pecosas y exhausto.

—Si, así es.—afirme, llevando mi mano hasta su cabello crespo para revolverlo.

¿Qué podría deberle a alguien como él? Tan reservado y ajeno a todo lo que había a nuestro alrededor. Su apellido era reconocible, incluso para las personas que no vivían el día a día como nosotros, su padre era reconocido en cualquier lugar. Y aún así, Shoto era tan misterioso como un rompecabezas de mil piezas difícil de encajar. Quizás había un mensaje subliminal en esas palabras, un mensaje que llamaba a gritos que lo siguiera para descubrir lo que significaba ese llamado. Había algo en él que me ataba a mirarlo, a querer descubrir ese misterio y armar ese rompecabezas que era difícil de descifrar. Lo más increíble de todo, no fue quedarme ahí para verlo irse de espalda y examinarlo, si no la sonrisa tan genuina que sobresalió de mis labios por eso. Me subestimaba. Él creí que no era capaz de atreverme a descubrir lo que había en esa coraza tan fría e intocable. Lo haría, porque oí el llamado. Esto era desconocido para mi y me daba miedo todo lo que estaba sintiendo mi interior, pero debía admitirlo, incluso aunque tiempo después mi corazón se rompió lo mejor de vivir en este mundo, fue haberlo conocido a él. El chico más cálido y frío que conocí.

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