Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟎𝟓

────────────────────────
❛El profesor Aizawa.❜
────────────────────────

No podía mirar hacia adelante. El aula estaba repleto de personas excepcionales con las que tendría que competir en algún momento dado para poner a prueba mis dones. Ya no yacía cabizbaja, pero miraba algún punto fijo de la pared. Todos estaban sentados y podía sentir miradas fijas en mi. Era evidente que me examinarán, podía incluso jurar que me verían como una amenaza. Su pretexto era el hecho de que soy hija de una profesora. Deberían creer que esa era la razón por la cual fui recomendada y estaba aquí, pero no fue así. Sude como ellos. Trabajé duro, pero no lo sabrían y tampoco quería demostrárselos, no era a ellos a quienes quería demostrarles que tenía un nombre propio. Era a esas personas que me señalaron cuando tenía once años y los relámpagos me quemaban la piel con el añoro de recuperar lo que perdí. Respire hondo, arqueando mi espalda para acomodarme en la silla, pero mi cabello se enredó con uno de los tornillos que la ajustaba. Fui a soltarlo, hasta que me giré y la sensación de una mano cálida me atrapó. Él desenredó mi cabello y tan pronto lo miré, desvió su mirada de inmediato.

—Como dije. No vienen aquí para hacer amigos.—la voz de aquel profesor me hizo dejar de mirar el ojo turquesa de aquel chico con cabello dividido en dos colores, topándome con los ojos decaídos de aquel hombre que reconocía y también respetaba.

Aizawa.—nombre en mi mente luego de que se desenvolviera de una cobija amarillenta.—Su don era excepcional y aunque no es tan famoso como algunos, igual recibía mi admiración y extrañamente, la de mi madre de una manera constante.—continué pensando, viendo exhausto.

—Es algo repentino, pero pónganse esto y salgan.—pidió, dejándonos a todos boquiabiertos cuando nos mostró un traje deportivo.

—Profesor, disculpe, ¿pero esos trajes no son para entrenamientos?—se preguntó Iida, interfiriendo con el profesor, quien quería caminar hacia la salida.

—¿Por qué lo cuestionas perdedor? ¡No vamos a sentarnos aquí para tomar té y conocernos!—expreso Bakugo, sin duda estaba desesperado por relucir esa dinamitas que habían en ambas palmas de su mano.

—Ya les dije, no vinieron aquí hacer amigos. Si quieren presentarse, esperen al almuerzo.—musitó, en un tono vago.—Pasaré asistencia y todos recogerán sus uniformes, los cuales están en las cajas con su número de identificación.—esclareció, señalando unos casilleros que sobresalían de la pared, usualmente con nuestros números de identificación.

Era de esperarse. Este profesor no será como los demás, su carácter firme y semblante decaído me lo dejaba saber. Estaba exhausto, por tal razón quería saltarse la fase de educar, iba directo a la acción.—musité para mi misma, viendo el papel en su mano, levantó su mirada y observó al azar.

—Yuga Aoyama.—nombró, de inmediato el brillo resaltó en aquel rubio, poniéndose de pie y mostrando sus morados ojos.—Mina Ashido.—continuó, la joven de piel rosada se levantó con confianza, mirándonos a todos con una sonrisa.—Tsuyu Asui.—buscó entre los alumnos con vagues, topándose con una joven con grandes ojos y cabello verdoso.

—Pueden llamarme Tsu.—esclareció, mirándonos a todos, pero continué con mi cabeza encima de la palma de mi mano, dejando todo el peso allí, mirando quiénes eran nombrados.

—Tenya Iida. Ochaco Uraraka, Mashiro Ojiro.—nombró, cada uno de los nombrados levantaron su mano, presentándose de manera independiente, ahora sabía el nombre de la chica con cabello castaño y quien era aquel que parecía un roedor.—Denki Kaminari, Eijiro Kirishima y Koji Koda.—me giré, buscando a los que levantaban su mano, pero cuando me topé con el chico de cabello rojo puntiagudo mirándome embobado, fruncí el ceño.

—Que aburrido.—exclamó Bakugo en la parte de atrás, ya no continuaba con los pies en la mesa, pero si estaba cruzado de brazos.

—Rikido Sato. Mezo Shoji. Kyoka Jiro. Hanta Sero. Fumikage Tokoyami.—los observe, aquellos que llamó el profesor Aizawa se levantaron, eran todos diferentes, pero el más peculiar es el que tenía la sombra de un pájaro.—Shoto Todoroki. Toru Hagakure. Kai Nakamura.—aunque todos buscaban a la chica nombrada, la cual no veíamos, las miradas a luego apuntaron hasta donde mi y cuando me giré, vi al chico detrás de mi levantado, su nombre era Shoto.

—¡Estoy por aquí!—anunció la chica que había sido llamada, pero Shoto y yo nos miramos por un momento ignorando la invisibilidad de esta chica, hasta que me giré sabiendo que no era necesario levantarme, todos parecían conocer quien era yo.

—Katsuki Bakugo. Izuku Midoriya. Minoru Mineta y Momo Yaoyoruza.—pareció culminar, mire a Deku de inmediato, quien rasgó su nuca cuando todos lo miraron.—Bien, parecen estar todos. Pónganse el uniforme y véanme en el campo.—indicó, sobresaliendo del aula, para dejarnos solos.

Me levante para dirigirme hasta mi casillero, sosteniendo el uniforme, pero volvió a pasar cuando me giré. Esa tensión, esa manera tan sutil de que rozáramos sin ser intencional. Aún así, esta vez él me ignoró por completo, con un semblante frío que se me hizo amargo. Cuando mi pecho chocó con el suyo, tan solo nos dimos espacio para caminar. No sabía si era coincidencia, solo se que era la segunda vez que sucedía esto y que volvía a sentir esa sensación de mirar hacia atrás, pero no lo hice. Desistí y continué caminando adelante, dirigiéndome al vestíbulo de las chicas para cambiarme. Todas estaban ahí, sin pudor alguno se cambiaron frente a la otra, hablando y sonriendo con emoción. Yo me di la espalda cuando me quite el uniforme, colocándome el uniforme azulado con bordes azulados y rojizos. Me senté en una banca, amarrando mi cabello en una coleta alta para así también ajustar los cordones de mis zapatos. Si iríamos al campo, es porque pondríamos a prueba nuestro poder y si eso me preocupaba, no podía imaginarme a Deku. Él no controlaba su poder sin lastimarse, sería una presa para todas estás personas.

—Hola.—levante la cabeza, observando a esa chica de cabello corto y castaño, la única que se me acercó sin sentirse intimidada.—Mi nombre es Ochaco Uraraka.—ella extendió su mano hacia mi, con una espléndida sonrisa que enmarcaba su dentadura.

—Ya se como te llamas.—indique, intentando de ser tibia, resoné aún más fría y distante, pero ella no se alejó.

—Espera.—me pidió cuando me levante para marchar.—Solo quería agradecerte por lo que hiciste por mi el día del examen de admisión. Aunque solo haya sido una prueba, ¡dejó mucho que decir!—exclamo, entrelazando sus manos y mirando al suelo, como yo temía por la mirada de los demás cuando hablaba.

—Hubieras hecho lo mismo por mi, estoy segura.—respondí de manera sutil, viendo como ella aflojó sus músculos para asentir repetidas veces, dándome la razón.

—Por cierto, ¡que lindo cabello tienes!—anuncio, llamando la atención de las chicas que yacían ahí, pero alguien tocó mi cabello y me fue incapaz de ver quien era.

—Es cierto, ese contraste negro te resalta demasiado los ojos.—comentó una voz aguda.—¡Estoy por aquí, es solo que estoy desnuda!—dijo esa voz, era la chica con un don de invisibilidad la que halagaba mi cabello.

—¡Tú madre es increíble! ¡Ya quiero que nos dé clases!—la joven de piel rosada se dirigió a mi, me rodearon en un círculo abrumador que me hizo bajar la cabeza.

—Vive con ella, cambiarás de opinión.—respondí en un tono bajo, hasta que volví a sentir como tocaban mi cabello.

—Los chicos no dejaban de hablar sobre ti desde que te vieron en el examen práctico. Tú belleza los distraerá.—se expresó contra mí aquella chica, tenía su cabello negro amarrado en una coleta y un flequillo en el lado derecho, era Momo.

—La belleza es relativa, si se distraen por eso no merecen ser héroes.—respondí, aislándome del círculo de fanatiquísimo que me quitaba el aire.—Por cierto, si eso te molesta tampoco deberías ser un héroe. No envidiamos, apoyamos.—esbocé, dejándolas en silencio con mi amargura y frialdad.

—Me cae bien.—oí Kyoka Jiro, quien se encaminó detrás mío cuando desistí de la conversación para salir fuera de los vestidores, ella tenía unos auriculares enfaenados.

Cuando salí de ahí, observe de reojo cómo ella me veía. Debía estar preparada. Muchas de estas personas debían conocerme o haber oído de mi. De seguro, su manera de intentar intimidarme se debía al hecho de que probablemente se sentía de esa manera con mi presencia. Estas personas en el fondo me subestimaban, tuve razón razón. Creían que estaba aquí por ser hija de una profesora con un gran don, la misma que ha salvado a varias personas y ha trabajado como héroe. No solo era eso. Como afirme antes, me verían como competencia o que interferiría en sus planes para convertirse en grandes profesionales, pero nada de eso me importaba. Si estaba aquí, era porque quería tener mi nombre por lo alto por mi esfuerzo y dedicación. No quería que me respetaran, admiraran o amaran, solo querían que supiera quien era por mi, no por ser hija de un villano, tampoco por ser hija de un héroe. Mientras caminaba, miraba mis pies. Estoy aquí porque trabajé duro. No puedo permitir que estás personas me hagan dudar de lo contrario, porque aunque yo tenga mis secretos, ellos también los suyos y dudaba mucho que quisieran ser descubiertos.

—Kai, estás aquí.—en cuanto me vio sobresalir al campo, Deku no tardó en acercarse a mi, como un acto de seguridad hacia él, estire mi mano y revolví su cabello.

—¡Son novios!—acusó el chico de cabello puntiagudo rojizo, sus ojos parecieron dilatar una decepción, Kirishima empezaba a irritarme y no le conocía aún.

—¡No, eso no es cierto!—denegó rápidamente Deku, pero solo me quede entre medio de los demás para observar al profesor en silencio, mientras él oía sereno, esto me avergonzaba demasiado.

—¿Este infeliz? ¡Jamás estaría al nivel para estar con alguien como ella!—acuso Bakugo, baje la mirada y respire hondo, me grito en el maldito oído, ¿por qué se paraba a mi lado?

—¿Y tú sí?—le preguntó Kaminari, causando en Bakugo una expresión de furia y vergüenza que lo irritó, al punto de sacar esas leves chispas de sus manos.

—Debí haber desayunado.—musité yo, haciendo que Baguko me mirara con detenimiento, envuelto en sus propias llamas.

—¿Te burlas de mi, maldito delfín?—choque una fría mirada con él, demostraba lo exhausta que podía estar, pero fue esa sería voz que nos hizo dejar de mirarnos.

—No la llames de ese modo, tiene un nombre como todos, deberías llamarla tal cual.—delante de nosotros Shoto nos miraba de reojo, un calentón me recorrió por toda la mejilla cuando su ojo turquesa se cruzó contra Bakugo, él me defendió.

—Vaya, para ser un pez fuera del agua tienes muchos admiradores.—comentó Baguko, bajando la mirada y hablándome en un tono demasiado bajo.

—Creí que eras uno. ¿No es por eso que me molestas?—le pregunte para mirarlo y provocar nuevamente la furia en él, pero antes de que volviera hablar, el profesor Aizawa nos interrumpió.

—Me encantaría seguir oyéndolos, pero es mejor compararlos en un examen de dones.—expresó el profesor, haciendo que todos soltáramos una bocanada de aire.

—¿¡Un examen de dones!?—se cuestionaron todos, mientras que yo miré detenidamente de espalda a Shoto, desconcertada por su inesperada defensa a mi favor.

—¿Qué hay de la iniciación y orientación?—se preguntó Uraraka, preocupada, mientras que el profesor nos dio la espalda.

—Si van a ser héroes, no tienen tiempo para este tipo de eventos.—esclareció él, fríamente.—Las tradiciones de la UA no tienen restricciones, así es como los profesores imparten sus clases. Han hecho examen así desde la primaria. ¿No?—nos preguntó, enseñándonos una tabla de puntuaciones.—Pruebas físicas en las que no usan sus dones. El gobierno todavía se basa en puntajes que todavía no toman en cuenta sus dones, eso no es nada sensato. El ministerio de educación solo pierde el tiempo.—indicó.—Bakugo y Nakamura, fueron los mejores en el examen práctico. ¿No?—nos preguntó, ambos le miramos.—En sus escuelas, ¿cuáles fueron sus récords de lanzamiento de pelota?—pregunto, mirándonos.

—Sesenta y siete metros.—respondió Bakugo en un tono sereno y respetuoso, con las manos en sus bolsillos.

—Sesenta metros.—seguí yo, sin pena alguna de que mi puntuación haya sido más baja.

—Ahora inténtelo con su don.—pidió él, dándonos espacio a ambos para avanzar a la línea de comienzo.

—¿Qué haces perdedora? ¡Yo iba primero!—exclamó con furia, notando como me colocaba en la línea, antes que él.

—No te emociones. Ser el primero no te hace invencible, por eso los que quedan en segundo lugar, son mejores.—expresé, en un tono sutil para irritarlo cuando le sonreí de lado, todo en él pareció enrojecer.

—Se justa señorita Nakamura. Hágalo como quiera, pero en el círculo.—expresó el profesor, él sabía que podía utilizar cualquiera de mis dones para alcanzar un gran límite.

Me acomode y asentí. Les daba la espalda a todos, pero sentía sus miradas. Esperaban desesperadamente ver con detenimiento lo que era capaz de hacer. Me tarde, aunque sabía lo abrumador que era para Bakugo esperar, no fue intencional. Examine los puntos medios para utilizar mi don y sobrepasar los límites de cada uno. Tome aire y me retire un poco, sostuve la pelota con fuerza y miré hacia adelante. Si concentraba todo mi tiro en la mano izquierda, podría ser capaz de generan una gran presión de agua que le daría velocidad. Así lo hice, en un solo momento ocasione el transcurso. De mi mano izquierda trascendió una fuente de agua con gran potencia, la presión se retuvo en la pelota que tomó velocidad cuando la lance. La brisa removió mi cabello y pude observar cómo la pelota traspasó una gran distancia que tardarían en alcanzar. Hubo un gran silencio. Me giré para observar al profesor mirar desde su medidor la puntuación, pero cuando anunció el puntaje, todos quedaron asombrados. Así que fue inevitable no tener sus miradas encima de mi, tampoco fue inevitable emocionarme y relajar mi semblante.

—Ochenta metros.—anunció, aunque por dos había logrado sobrepasar a Bakugo, para mí fue más que suficiente.

—¿Tú sigues?—le pregunte de manera serena, notando a los demás mirarme, mientras que Momo se cruzó de brazos y sonrió, Uraraka aplaudía.

—Eso fue... ¡asombroso!—musitó Kaminari, aunque no lo miré fijamente, de reojo si y pude verlo boquiabierto.

—¡Es la hija de Illusion imbécil, claro que es asombrosa!—anuncio Kirishima, mirándome asombrado y anonadado, ignorando el comentario de Kirishima.

El profesor Aizawa me miró con detenimiento, hasta que incitó continuar con los entrenamientos. Todos tenían dones excepcionales, pero la mayoría no los utilizó en los entrenamientos. Llego la tarde, con esos tonos naranjales. El día había acabado, para muchos fue arduo y para otros no. Los que se habían preparado para esto se les hizo fácil superarlo, pero los que no, aún exponían su cansancio. Volví a colocarme el uniforme de la institución, quedándome sin la chaqueta. La sostuve en mi mano y con la otra agarraba el mango de la mochila. Todos caminaban en conjunto a las afueras. Estaban emocionados por llegar a sus casas y contar su primera experiencia en la UA. Me giré, viendo las grandes ventanas. Ya todos volverían a su hogar, con sus familias. Se sentarían en un comedor y disfrutarían de una cálida comida. Era algo que envidiaba, porque hace mucho la comida no tenía sabor y mi caso ya no tenía color. Acomode mi mochila, bajando las escaleras de la primera planta. Lo vi. Por un momento me detuve en seco cuando vi a Shoto. Era un nombre extraño y peculiar, como su apariencia.

Él sostenía su mochila y se encaminaba a la salida, iba solo y parecía no molestarle en lo absoluto. Mi cuerpo no se movió, era como si temiera cruzarme con él. Removí mi cabeza y baje las escaleras, pasando aún lado de algunos alumnos de otras clases. Había un bullicio, era la hora de salida, la hora que todos más esperaban. Entre ellos, no logré ver más a Shoto y tampoco a Deku. Pasó toda la tarde en la enfermería luego de usar una leve energía de su don en los entrenamientos, que logró superar como todos. Su don era extraño, también bastante temerario. Tenía muchas preguntas sin respuestas, mi mente era una máquina que no tenía un botón para apagar. ¿Me había engañado? Fue lo que me pregunté desde que lo vi utilizarlo. Él no tenía don. ¿Era posible desarrollarlo en la adolescencia? Las estadísticas eran muy bajas. Había algo en él que no conocía, había algo en Izuku que no concordaba con lo que tenía. Ya no lo subestimaba, me lo prohibía desde el examen de admisión, pero por alguna razón su don me parecía algo más profundo de lo que era. Todo su poder se podía concentrar en un golpe, lo erróneo de esto es que él no sabía controlarlo.

Si no nació con un don, ¿como era posible que tuviera uno ahora?—me pregunté para mi, cabizbaja.

—¿Como te fue en tu primer día?—levante la cabeza cuando sentí una mano apretar mi hombro, al hacerlo los azulados ojos de mi madre me examinaron.

—No fue lo que esperaba, pero no estuvo tan mal.—admití, observando a los demás alumnos salir y hablar entre ellos.

—Vendrán días mejores, lo prometo.—expresó mi mamá, notando como examine con algo de celos el hecho de que pudieran compartir con tanta facilidad.

—Los llevó esperando desde hace cuatro años.—comente, deteniéndome en seco para observar en la entrada de la escuela como Shoto se subía a un auto, fue al único de la clase que como yo, nos mantuvimos aislados de todos, incluso en el periodo de almuerzo.

—Vi a Iida. Ese chico está enorme y muy guapo.—halago mi madre, detenida aún lado de mi, no tenía su bolso, tampoco sus llaves.—¿Por qué ya no se hablan?—me preguntó.

—¿No irás a casa?—le pregunté curiosa, evadiendo por completo su pregunta, ella rodeó los ojos y sonrió, tolerando el hecho de que mi actitud fuera tan fría.

—Tengo que quedarme.—esclareció apenada.—All Might y yo estaremos preparando los eventos de la próxima semana, mientras tanto el profesor Aizawa se encargará de tu grupo.—contó ella, acariciando mi cabello, el cual desamarró.—Te ves hermosa así.—indicó, llevando mi flequillo detrás de la oreja.

—El profesor Aizawa renunciará antes de tolerar otra clase con nosotros, mamá.—comente, notando el bullicio que iniciamos siendo el primer día, fue bastante tolerante.

—Él es muy buen hombre. Estoy segura que no desistirá de ayudarles.—respondió ella, con mucha seguridad mientras sonreía.

—Pareces conocerlo muy bien.—expresé, notando como su expresión se tornó eufórica y sonrojada de inmediato.

—¿¡Yo!? ¡¡No, por supuesto que no hija!!—exclamó nerviosa, mirando a otro lado para evadir mi mirada.

—¡¡Kai!!—me giré cuando oí esa voz llamarme, observe a Deku correr hasta nosotras deteniéndose en seco.

—¿Como está tu dedo?—le preguntó mi madre, llevando su mano hasta el hombro de Deku para confortarlo.

—Está bien.—respondió él, sonriente y más animado que en la mañana.

—No te preocupes. Pronto podrás manejar ese extraordinario don.—dijo mi madre, lo miró tan detenidamente como si ella supiera algo que yo lo sabía.—¿Te irás caminando?—le preguntó mi madre, ella aún no se iría, pues debía hacer unos informes conjunto el director.

—Si, no quiero molestar a nadie.—respondió Deku, sin dejar de sonreír para evitar que notáramos alguna otra expresión.

—Te acompañaré.—dije yo, haciendo que él me mirara desconcertado al igual que mi madre por el gesto.

—¿¡De verdad!?—se preguntaron los dos a la vez, haciendo que bajara la cabeza.—¡Digo, si, eso estaría bien!—corrigió Deku en cuanto me miró apenada.

—¡Adiós! ¡Caminen con cuidado niños!—anunció mi madre cuando empecé a caminar conjunto a Deku, sostuve mi mochila y lo vi levantar su mano para despedirse de mi madre.

—La clase de hoy estuvo genial. ¿No crees?—me preguntó él, quizás lo hacía para no mantener un hielo entre ambos.

—Me sorprendió que no perdieras el brazo de nuevo.—respondí, mirando su brazo el cual estaba sanado, al igual que su dedo.

—Si, hay mucho que debo aprender.—admitió él, mirando hacia adelante, esperanzado y aún animado.

—Al menos algo bueno pasó hoy.—comente, mirando a otro lado para que Deku no viera cómo iba a sonreír.—La chica que controla la gravedad no dejaba de mirarte.—añadí.

—¡¿Qué?!—me preguntó eufórico.—Espera. ¿¡Te estás riendo!?—se preguntó con vergüenza, jalando mi chaqueta para que lo mirara.—¡¡Te estás riendo Kai!!—afirmo, notando mis hoyuelos y como si sonreí.

—¡¡Oigan perdedores, esperen un momento!!—nos giramos en conjunto, viendo como Bakugo corría hacia nosotros con prisa.

—¡¡Corre Deku!!—le pedí, jalando su chaqueta mientras nos reíamos.—¡¡Corre!!—le insistí, riéndome cuando lo vi tambalear por el rostro demoniaco de Bakugo.

No le hicimos caso. Continuamos huyendo de él, como si fuera una peste bubónica que nadie quería tener aún lado. Él continuó siguiéndonos, también gritándonos e insultándonos, pero lo ignoramos y reímos de él. Aunque Deku suda rara nervioso, con miedo a las represalias de Bakugo, disfruto este momento. Éramos adolescentes, corriendo en un atardecer pintado por los lienzos de un creador maravilloso. Para mi, fue un día que empezó con muchas dudas e inseguridades, pero por alguna razón mientras corría junto a Deku y reíamos por eso, algo en mi se sintió diferente. Estaba agradecida. Lo miré de reojo, él se giraba para ver a Bakugo y me miraba sonriente, como si se sintiera seguro de estar a mi lado. Las palabras de mi madre se estancaron en mi corazón, ese que juraba no sentir o tener. "Es una nueva oportunidad". Recordé, corriendo aún lado de Deku. Entonces si era verdad, si mi madre tenía razón, no quería desaprovechar esta gran oportunidad de volver a tener amigos. Quizás, solamente quizás tenía la posibilidad de realmente volver a empezar, pero esperaba que nada ni tampoco nadie, me rompiera esas esperanzas de nuevo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro