
𝟑𝟗
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ᴀʀᴄᴏ ᴅᴏs ——— ❛Hay cosas de las que nunca
podrás escapar, Kailani Nakamura.❜
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Omnisciente.
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Kai abrió sus ojos de forma brusca, de igual forma respiró—, agitada ante la pesadilla que la perseguía quedó en el borde de su cama—. Se había quedado dormida estudiando y no se percató de que se había saltado el almuerzo. Se sentía tensa. En su mente la imagen de Shoto persistía, llevaban días sin hablarse el uno al otro y en este punto, Kai sentía como la ausencia del bicolor empezaba afectarle. Un cruce de orgullo la atormentaba y retenía por completo. Empezaba a sentir su pecho comprimido y ansias de llorar. No quería estar mal con Shoto, sentía la necesidad de poder comunicarse con él y expresarle cada una de sus angustias, pero cada vez que recordaba como la veían, daba pasos hacia atrás sin pestañear. La lucha de hablar o no con él, la ponía en duda. Respiró hondo y restregó su rostro. Kai peinó su cabello en una alta coleta, dejó su rostro libre para que sus facciones pudieran ser vistas. Tenía un conjunto de sudadera color negro, un abrigo manga larga el cual era corto, permitiendo que se viera un poco de su abdomen.
El pantalón era largo y palazo, Kai siempre estaba en tendencia, mirando los atuendos modernos. Sin duda era una de las chicas más listas y vanidosa de la clase 1A, podía caer también en la lista de la academia en general, esto podía ocasionar en Shoto un tipo de celaje como orgullo. Eran tachados como una de las parejas más bonitas de los aulas del primer año. No era esa una de las razones por la cual Kai quería hablar con Shoto—, si no por lo que sentía—. Kai estaba enamorada de Shoto, de eso no había duda. Su corazón palpitó de una forma diferente cuando se cruzaron en el examen de admisión, ambos cruzaron miradas como si estuvieran marcando su destino juntos para siempre. Ella miró el collar que tenía guardado aun lado de su mesa de noche, conjuntó otros accesorios para que no se perdiera. Se lo colocó en el cuello y lo miró de forma detenida. Amaba a Shoto, realmente lo hacía. En él pensaba día y noche, siempre lo buscaba entre los demás, era un amor genuino que siempre la impulsaba a seguirlo. Sentía admiración por él y por eso temía no cumplir sus expectativas, una vez fue un atraso, no quería serlo de nuevo.
—Iré a hablar con él.—dijo en voz alta, levantándose del borde de la cama para así sostenerse de su mesa de noche cuando sintió un mareo.
—¿Cómo lo miras a los ojos con lo que escondes?—Kai denegó cuando oyó esa voz en su cabeza, desistió de avanzar y se detuvo.
—Sal de mi cabeza.—pidió sutil, apretó sus dientes e intentó de no perder la calma en medio de las risas que la sofocaba.
—Diles lo que has hecho Kai, diles quién eres realmente.—cayó sentada en la cama, intentando de obviar esa voz.—Diles. Diles.—se repetía, la risa cada vez era más intensa.
Sostuvo su cabeza entre sus manos y quedó encorvada en la cama. Respiraba hondo, pero la perturbadora imagen de aquel hombre frente a ella en Kamino la sofocó por completo. Recordaba el momento exacto en que lo vio, aquel hombre era intimidante y tenebroso, su voz e incluso la sonrisa que tenía plasmada en su rostro era abrumadora. Kai tenía tanto miedo esa noche que no podía moverse o respirar de forma normal. El campamento de verano fue un mal presagio para algunos, pero esa noche fue una abominación que enmarcó su vida para siempre. Su madre, su hermano. Las imágenes de ellos esa noche se repetían una y otra vez. Kai intentaba de no quebrarse en su habitación, pero esa voz la seguía desde esa noche, como si una partícula haya quedado dentro de ella y aun era capaz de moverla a su antojo. Kai no perdió su don esa noche como la integrante de las PussyCats, pero si perdió su esencia y la virtud de sus valores que decidían quién era ella. No podía decir lo que sabía y lo que realmente era su vida. Kai no era capaz de decirle a sus amigos porque razón estaba en la academia UA y que conllevó eso.
—Un altercado ha sido expuesto en la ciudad a tempranas horas de la tarde. Se ha informado sobre el descenso de algunos villanos.—Kai levantó la mirada, observó su computadora y como las noticias corrían de forma estelar.
—Se ha reportado uno de los identificados en Hosū. El joven tenía antecedentes criminales y era buscado por la comisión de héroes. Tras años de buscadas fallidos, el hijo de los antiguos héroes del clan Nakamura fue derrotado contra el héroe número dos Hawks.—fue en ese momento donde los ojos de Kai se abrieron como platos y sintió un calentón recorrer todo su cuerpo.
La incertidumbre se mezcló con la confusión, concluyendo en una abrumadora tensión, donde Kai se quedó mirando con detenimiento la computadora. Había oído con claridad lo que los reportees transmitieron, pero ver las imágenes de su hermano en la pantalla la hicieron tambalear. Denegó, denegó tan pronto vio las imágenes de ovación que le dedicaban a Hawks por su trabajo—, quebrando el corazón y la virtud de Kai—. Empezó a sentir como su respiración se entrecortaba e imágenes de su hermano perturbaban toda su mente, invadiéndola de recuerdos que culminaban en una frialdad que los mantuvo alejados por años. La tenaz adrenalina del mayor que siempre admiro y esa sonrisa peculiar rebelde que algunas veces volvía loco a su padre, pero Naoto era vivo y amado por una familia que se corrompió. Las lágrimas no se transmitían, era como si estuviera un vil mentira. Empezó a restregar su rostro y las palpitaciones de su corazón se hicieron más prudentes en la rapidez del pánico que comía sus nervios.
—No. No puede ser.—afirmaba, apretando sus dientes para no sollozar y entrar en la locura, continuas imágenes se mostraban.—Mi hermano no. No puedo estar sola.—decía, abrumada.
—¡Qué tragedia! Este clan ha sido acabado en menos de un año. ¿Que creen que pudiera ser?—los reportes de páginas chismosas empezaban a sacar especulaciones, Kai denegaba en medio de la locura y la desesperación.—¡Por favor! Esta familia está maldita.—añadían.
—¡Es mentira! Hawks no pudo hacerme algo así. ¡No pudo!—decía en voz alta, dando vueltas en su habitación, sin saber qué hacer.—¡Es mentira!—continuaba diciendo, ansiosa.
—Diles. Diles lo que hiciste.—la voz de aquel hombre la perturbaba nuevamente.—Ahora están muertos. Todos han muerto y siguen ellos, tú los guiaste hasta aquí.—Kai soltó una bocanada de aire cuando empezó a caer en cuenta de lo que sucedía, pero confundida, solo huyó.
Abrió bruscamente la puerta de su habitación para correr por los pasillos—, había un gran silencio y mediante iba avanzando, sostenía su cabeza—. Las imágenes proseguían. Corría detrás de Naoto en una acera cuando se acercaban a una heladera donde su padre los llevaba cada fin de semana. Él estiraba su brazo para con su mano alentarla a acercarse y sostenerla. Si, en algún punto de su vida Kai sostuvo la mano de su hermano. Cuando era pequeña y sus padres discutían en la cocina, Naoto abrazaba a Kai y la sentaba a su lado para que lo viera jugar videojuegos, la distraía. No era un monstruo. Salieron las lágrimas desprendidas y detenida en el pasillo sollozaba. Su corazón le dolía y todo su cuerpo estaba caliente, se sentía débil. Llevó su mano hasta el pecho e intentó de respirar, ahora no podía dejar de llorar y tan siquiera era capaz de moverse. Sin embargo, la habitación de Shoto estaba vacía. Lloraba fuerte, estaba sostenida de la pared y pensando en su hermano. No en el villano, sino en su hermano Naoto y lo que fue alguna vez.
—No oigo chicos, están pasando algo en las noticias.—la perspectiva cambió a los chicos en el primer piso, Jirou yacía molesta por el bullicio de los chicos mientras que Shoto se acercaba.
—¡Jirou ven, olvida eso!—expresó Denki, bajando el volumen de la televisión y lanzando el control remoto, pero Ochaco miró aturdida lo que titulaban en la noticia, no se movió.
—Chicos... —murmuró sin casi poder hablar, siendo Izuku el único en también leer el titular y quedarse frío, no sabía cómo aún sostenía el vaso de agua, pero de fondo se oía el ascensor abrirse.
—Oigan.—llamó Izuku sin captar la atención de nadie, sin embargo Shoto se giró en cuanto oyó pasos y quedó agónico al ver los ojos de Kai llorosos, no entendía porque ella temblaba.
—Shoto... —murmuró Kai con sus labios tambaleando.—Murió... —tartamudeaba, mientras que Shoto intentaba de entenderla en medio de todo el bullicio de los demás.
—El hermano de Kai está muerto.—afirmó Ochaco con frialdad, para así un silencio implantarse entre ellos y todos mirar la televisión.
—Oye, ¡no juegues con eso maldita escoria!—exclamó Katsuki desde el otro lado cuando el silencio continuó, pero caminando a la sala miró como Shoto estaba parado en seco viendo a una Kai llorosa que cubría su boca.
—¡Demonios! ¿Qué le pasa a esta señal?—se cuestionó Eijiro, golpeando la televisión que se llenaba de líneas hasta presentar una imagen de Kai en Kamino quedando frente a su difunta madre Hikari, dejando a todos anonadados.
—¡Pero...! ¿Qué están mostrando?—Tsui se vio confundida, para así Momo abrir grandemente los ojos como Izuku y Tenya, quienes corrieron rápidamente hacia la televisión para apagarla.
—Llegó una breve información de parte de una fuente anónima con imágenes comprometedoras del incidente en Kamino, dando lugar a la muerte de la heroína Hikari Tamira.—Shoto se giró, dejando de ver a Kai quien dejó de cubrir su boca un momento.—La fuente anónima exige a la comisión de héroes que entreguen a las autoridades la custodia de la joven Kailani Nakamura, conocida por ser hija del fenecido héroe Kenny Nakamura y la anterior mencionada, Hikari Tamira. Piden de forma prudente que revelen a la ciudadanía el tipo de estudiantes que admiten en la academia UA, estudiantes que no tienen control de su don y que son capaces de... —las imágenes se cortaban y una voz se oía de fondo.—Ma.. tar... —repitió varias veces, dejando a Kai atónica cuando las imágenes pasaban.
—¡Apaguen eso!—gritó Katsuki con rabia, notando que aunque hayan apagado el televisor, los celulares difundían el mensaje como si estuvieran alterados.
—¿Qué está sucediendo? ¿Por qué están diciendo eso de Kai?—se preguntaba Mina, nerviosa buscó la mirada de Kai quien veía a Shoto con temor.
—¿Entonces eso pasó?—se preguntó Denki en confusión, Eijiro no tardó de buscar a Katsuki para que este diera un soporte a la situación.
—¡Cierra la boca, tú no estabas ahí!—gritó Katsuki, intentando de quitarle los celulares a todos como Tenya y Momo, sabiendo que sucedía.
—Chicos hay que calmarse, por favor, ¡cálmense!—pidió Izuku, notando el bullicio de todos cuando la televisor de forma repentina se encendió, mostrando la imagen nuevamente.
Shoto se acercó a Kai, sostuvo su rostro entre sus manos. Ella lo oía. Intento de concentrarse en su voz y en lo que él le pedía–, no los mires, no los escuches; ellos no estuvieron ahí—. Era lo que le decía Shoto mientras la miraba detenidamente e intentaba calmar su llanto. Otra muerte en una poca diferencia de tiempo. Shoto intentaba canalizar sus pensamientos para saber sobrellevar el pánico de Kai, pero sus compañeros la miraban con temor y no entendían que sucedía. El miedo y las pesadillas que la siguieron en las noches eran ahora una realidad. La oscuridad y los dedos señalándola por lo que había hecho estaban siendo claros en este día tan abrumador. Kai quería refugiarse en Shoto, así que apretó su camiseta fuertemente e intentó de no oír nada que no fuera él, pero era inevitable. Había un gran bullicio y las emociones estaban revueltas. Shoto quería sacarla de ahí a como de lugar, pero Kai solo se distanció y lo miró con temor. Él jamás la juzgaría, la amaba como a nadie. ¿Por que lo seguía apartando? Shoto intentando acercarse, pero Kai negó.
—Kai, ven, salgamos de ahí. Vayamos con los profesores.—Shoto le extendía su mano, pero ella continuaba negándose, el miedo la tenía inmóvil y cegada, no podía hacer nada.
—¡Te dije que tú no estabas ahí! ¡Tú no sabes nada, así que cállate o te mataré!—exclamó Katsuki a Mineta, quien se veía confundido.
—Cuéntales lo que hiciste Kai. Cuéntales.—repetía aquel hombre en la televisión que todos reconocieron, ella abrió los ojos grandemente y retrocedió, mirando como Katsuki cubría el televisor.—Dile que siempre has sido parte de nosotros. Cuéntale al mundo que eres una farsa como la sociedad de los héroes.—dijo esa voz, cada vez más penetrante.
—Me descubrieron... —musitó Kai, tocando su celular como si enviara un mensaje, Shoto abrió grandemente los ojos y quedó atónico.
—¿Qué acabas de decir?—le cuestionó Shoto, Kai retrocedía temblorosa y repitió las mismas palabras.—Kai, cálmate. Podemos hablarlo.—indicó.
—¡Apaga esta porquería o voy a explotarlo!—gritó Katsuki, Kai seguía sosteniendo su celular y continuaba alejándose de Shoto.
—No era así que debía ser... no tuve opción. Él me obligó. O si no, iba a quitarme mi don—murmuró Kai, Shoto negaba, mientras continuaba acercándose.—¡No me quites mi don, por favor!—Kai recordaba esa noche y como gritaba implorando.
—Estás asustada, ignora a los demás, mírame a mi Kai, yo estoy aquí, mírame a mí.—le pedía Shoto, pero ella sollozaba fuertemente mientras que todos la veían de una forma confusa.
—Kai, ¿qué estás diciendo?—se cuestionó Izuku, mirando a Kai con detenimiento, quien sollozaba fuertemente cabizbaja.
—Siempre fue una trampa.—afirmó.—Sabía que mi mamá fallaría y fue por mi. Por eso me secuestraron y me llevaron lejos. Si mi mamá fallaba, la deuda seguía en pie. Le debíamos porque él la ayudó, así que no tenía más opción que ayudarlo.—Shoto abrió los ojos grandemente y negó.
Automáticamente entendió todo lo que Kai había dicho con esas simples oraciones y un temor lo acorraló—, iba dirigirse hasta el celular de Kai para sostenerlo, pero ella se distanció de forma brusca y todo por un momento se detuvo—. La frialdad acorraló cada parte del primer piso y el quiebre de las ventanas hizo un ruido escandaloso para los que recibieron el golpe. Shoto no pudo ni tan siquiera tocarle la mano a Kai cuando ella expulsó una onda de agua que los hizo retroceder de forma agresiva. Cuando parpadeó observó el agua enfrente de ellos y como se iba congelando rápidamente hasta dejarlos sin visibilidad. Por los pasillos de la academia el profesor Aizawa corría ante el aviso de las noticias y el presentimiento de que algo no andaba bien lo sofocaba. Kai corría rápidamente y en el borde de sus ojos las lágrimas se desprendían sin cesar. No podía retroceder, todos sabían y el mundo iría tras de ella, no se detendrían hasta acabarla. Había sido fichada como su padre, tenía que huir.
Sin embargo detrás de ella corrían sus amigos—, Izuku iba avanzando junto a Katsuki quien detonaba sus manos para impulsarse, pero ante el desorden Tenya avisaba a los profesores de lo sucedido y Shoto se deslizaba con su hielo—. No supo en qué momento Kai corrió y avanzó tan rápido, pero tomaba la delantera. Empezó a sentir algo en su corazón, no era la traición que lo agobiaba, si no el miedo de verla ir. Sus ojos se humedecieron. Sucedía de nuevo, Kai se estaba yendo. Estiró sus manos y su corazón insistía en que continuara avanzando. Apretó sus dientes, no podía perderla de nuevo, necesitaba estar con ella. La amaba y quería ayudarla. Shoto empezó a gritar su nombre, desesperado buscaba llamar su atención hasta que vio como se abrió un portal púrpura. No. Su corazón llegaba al punto de quiebre, Kai no podía irse y abandonarlo. No de nuevo, no otra vez, pero así fue. Kai en un parpadeo tan solo desapareció. Se quedó atómico. Las gotas de sudor bajaban y miraba al vacío incomprendido, la perdió una vez y se permitió hacerlo de nuevo, tan rápido que ni siquiera pudo oírla una última vez.
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Próximo capítulo: El hielo también quema.
Feliz cumpleaños @xxxisabgr❤️
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