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𝟏𝟗

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ᴀʀᴄᴏ ᴅᴏs ——— ❛Sigue avanzando.❜
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Omnisciente.
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Como era de costumbre, Shoto permanecía en la parte trasera de la clase, oyendo a su profesor, quien había cancelado la clase física para poder darles una teórica práctica presencial. Tanto él como sus compañeros se acostumbran al nuevo aspecto de All Might—, ya no era musculoso y brillante—. Estaba delgado y apagado, pero aún así se mantenía sereno para presentarles a sus alumnos el mejor ejemplo que los llevaría a un buen futuro. Tomaba notas de un hombre que admiro y juró seguir, deseando basarse en la ambición de su padre en superarlo, pero ahora solo quería seguir su propio camino, admirando al héroe como una pieza importante de su infancia. Levanto la mirada luego de tomar anotaciones, dejándose caer en el cabello albino de la chica que estaba en el primer asiento de la penúltima fila. Kai traía su cabello en una coleta bastante floja, la cual era amarrada por un lazo de cuadros con colores celestes y grisáceos que iban a combinación. Aunque intentara de evitar distraerse, pensar en ella era una excepción.

Cada vez que la veía, una parte suya se sentía orgulloso de que Kai estuviera en pleno aula tomando notas y atendiendo lo que All Might les detallaba como una experiencia vivida de su anterior profesión. Ella se veía atenta, con sus piernas cruzadas veía y atendía al adulto. Sin embargo, había algo en la mirada azulada de Kai que Shoto no era capaz de ver. Ella estaba ahí, pero a la vez no. Se esforzaba por concentrarse y retener todo lo que oía, pero nuevamente empezaba a sentir ese malestar pegarse a su cuerpo. Una tristeza la invadía al recordar como su madre solía dar clases de teoría sobre aptitudes físicas y eso sin duda la hundió en un vaso de agua que la empezaba a sofocar. Disimulo bastante bien el hecho de sentirse enjaulada en un recuerdo amargo cuando imagino a sus madre sentada en el escritorio, quien se giró a verla hasta escupir sangre e hizo a Kai sobresaltar en sintonía de la campana que anunciaba el fin de la clase.

—Jóvenes, pueden regresar a la alianza, la clase ha culminado por hoy.—indicó All Might, mirando como sus alumnos se levantaban para recoger.

—All Might... ¡digo, profesor! ¿Es cierto que enviaran a la clase 1A a una Isla para hacer pequeñas aportaciones como héroe?—se preguntó Izuku con curiosidad y ilusión.

—Aún están corroborándolo joven Midoriya. Le corroboran más tarde.—respondió All Might, mientras que Kai recogía su mochila, Izuku asentía paciente ante la respuesta.

—Vaya joven Bakugo, no sabía que alguien lo esperaría en la alianza.—bromeó All Might, notando como el rubio era el primer en partir de la clase sin decir ni una sola palabra.

—¡Oye Bakugo, espéranos!—pidió Eijiro con insistencia, yéndose detrás de su compañero mientras que los demás salían uno por uno, Kai se mantenía recostada en el margen de la puerta.

—¡Alumnos, recuerden pasar por la cafetería y buscar una deliciosa merienda antes de volver a sus dormitorios!—exclamó la profesora Midnight fuera del aula, dirigiéndose a sus alumnos.

—¿Por qué no viene con nosotros?—le preguntó Ochaco a Izuku, quien de forma delicada le impulsó a seguir avanzando por el pasillo antes de que el bullicio de las demás clases estallara.

—Joven Nakamura.—articuló All Might cuando salió del aula y la miró allí, con un rostro que no podía describir y una curiosidad por la fría actitud de la niña frente a él.

Algunos se dieron cuenta de que ella lo había esperado fuera del aula—, que quizás haría trampa en algún examen comentaba Mineta—. Aunque claramente Izuku sabía cómo Shoto y Katsuki que ella solo quería hablar con un adulto que pudiera responder cada pregunta que ella tenía. La mayoría de sus compañeros fueron a la cafetería para buscar algunos postres que ofrecían, entre ellos de manera detenida Shoto veía uno que llamó su atención y le recordó un momento genuino que para él marcó un avance en su vida—, el hecho de invitar a una chica a salir y comprarle su dulce favorito afirmaba que él tenía unos sentimientos llenos de caballerosidad—. Sonrió de lado y tomó uno, el cual decidió guardar en una cajita de plástico que lo acompañaría a los dormitorios. Fue algo observado por Katsuki, quien tenía las manos en sus bolsillos y una expresión estoica, mirando atrás y viendo al final del pasillo como All Might y Kai estaban parados frente a la ventana que daba el atardecer.

—Todoroki, ¿escogiste ese dulce?—se preguntó Izuku, mirando al bicolor sostener la caja de plástico con cierto aferro.

—Si.—afirmó Shoto, observando de igual manera como al final del pasillo Kai yacía con su profesor.—Es especial.—añadió, ilusionado.

—¿Entonces, All for One te contó sobre Nana Shimura? No fue algo que nos informaras.—expreso All Might con serenidad en su voz, mirando preocupado a su alumna.

—No recordaba bien lo que pasó esa noche y aún tengo fragmentos que no recuerdo con claridad, pero si el mencionarla y vincularme con ella como su nieta.—afirmó Kai, mirando el atardecer.

—Fue mi maestra, ella me otorgó el One for All y me hizo ser quien soy.—contó All Might, notando los naranjales colores que alumbraban el pasillo.—Lastimosamente murió antes de que pudiera verme convertir en esto.—dijo, apenado.

—Él me lo dijo.—musitó Kai, creando un horror en el rostro de All Might cuando notó la crueldad de aquel hombre haberse plasmado en su alumna sin escrúpulos, jugando con su mente.

—¿Hay algo más que recuerdes de esa noche?—le preguntó de forma curiosa, queriendo entender a su alumna quien se veía pensativa.

—No.—indicó ella.—Pero, ¿podrá sacar un día para hablarme de Nana Shimura?—le cuestionó Kai, mirándolo detenidamente a los ojos haciéndole notar su leve tristeza.

—Por supuesto joven Nakamura, para mí sería más que un honor.—afirmó All Might, apretándole el hombro y sonriéndole.—Tienes el destello de superarte como ella.—añadió.

—¿Y por qué mi madre no lo tuvo?—cuestiono ella, girándose para ver nuevamente el destello de tonos naranjales de forma melancólica.

—Hikari no era una mala persona, solo se le presentó un mal camino. Estoy seguro que hubiera deseado redimir los daños que trajeron sus decisiones.—explicó All Might con cierta esperanza en su voz que no vio en su alumna.

—Mi padre esta muerto, porque ese hombre lo mató al envenenarlo porque sabía sus secretos a través de mi hermano, a quien no le dejó más opción que tenerlo a su lado.—recitaba Kai.—Me utilizó para matar a mi madre y ahora estoy completamente sola.—añadió, deprimida.

—No creo que estés sola.—expreso All Might, por lo que Kai se giró para ver a donde él miraba y observó a la persona que al final del pasillo parecía estar esperándola con pena.—Todo mejorará para ti. Tenlo por seguro, eres muy valiente.—indicó.—Ahora ve y descansa con tus compañeros, aférrate a ellos, no dependas de su presencia, pero recuerda que ahí estarán para ti.—añadió.

Ella sostuvo su mochila y se quedó mirando los ojos rojizos de Katsuki. Él la espero al final del pasillo, mientras que los demás retomaban su andar a la alianza. Kai camino, dejando a All Might atrás y haciéndole reflexionar sobre ambos. Cuando llegaron a la UA, siempre se vio cierta rivalidad en esos dos alumnos por cierto poder y arrogancia que tenían. Era fácil hacer enojar a Katsuki cuando veía que Kai no se doblegaba a sus actitudes, como si se esforzara en superado en fuerza. Sin duda algo que hizo a Katsuki admirarla, pese a sus sentimientos no correspondidos, veía en Kai una competencia que le favorecía retar para usarlo como base de superación en ambos. Caminaron en silencio hasta salir fuera de la academia, con su profesor mirándolos en el fondo del atardecer y visualizándolos en un futuro donde serían capaces de formar equipos para salvar a las personas que necesitarían de ellos. Su coleta se removía, mientras que se quitaba la chaqueta.

Katsuki la miraba de reojo y notaba la seriedad en ella. Kai siempre ha sido una chica seria, incluso algo estoica y inexpresiva, pero era capaz de demostrar sus emociones y sentimientos si la situación lo requería. Aunque en estos últimos días, se había notado nuevamente distante y encerrada en su burbuja como si no quisiera molestar o preocupar a nadie. Sin darse cuenta que todos aquellos que la conocían sabían con claridad que algo rondaba por su mente. Ella continuó caminando junto a él por la acera, donde se veían a más de sus compañeros ir adelante. Charlaban y se entretenían, incluso más enfrente Shoto iba con Tenya. El bicolor le oía hablar sobre algunas anotaciones que había hecho el delegado para una posible mejora de su traje que a Shoto también le gustaría hacer. Sin mirar atrás y darse cuenta de que Kai iba con Katsuki, Shoto oía a su amigo y aprendía de eso. Andando y sin ver un charco, Katsuki pone su mano y le impide a la albina pasar, quien miró su reflejo en el agua que se congeló cuando ella pasó cerca de esta.

—Ensuciaras tu medias blancas.—adjunto Katsuki, por lo que Kai asintió agradecida y se alejó del charló, caminando junto a él.

—No tenías que esperarme.—indicó Kai, no con orgullo, si no adjuntándolo a su comentario mientras volvía a caminar con él.

—No quería que te sintieras sola al volver.—justificó él, viéndose despreocupado por lo que Kai le había dicho anteriormente.

—Es extraño el hecho de que sientas todo por mí y no te moleste que no sea recíproco.—expreso ella, dejando a Katsuki tenso mientras caminaba con las manos en sus bolsillos.

—Lo que me molesta es que creas que no mereces algo, solo por lo que pasó.—articuló él de forma fría y cortante, levantando la mirada sin verla, permaneciendo en una actitud fuerte.

—Eras muy cruel cuando conocí. Demasiado bravucón e injusto.—expreso Kai, mirando adelante como veía la espalda de Shoto quien caminaba aún lado de Tenya.—No creí que merecieras la atención de alguien como un héroe, me burlé de tus sentimientos y me siento mal por ello.—detallaba, honesta.—Quería disculparme, porque incluso una persona como tú, tiene corazón.—indicó, deteniéndose en seco y mirando como Katsuki se detenía para girarse y verla de forma detenida.

—¿Te burlas de mí?—le cuestionó, pero no bravucón, parecía tomar a chiste lo que Kai le decía a pleno atardecer donde los colores le apuntaban.

—No podría burlarme de alguien que siempre ha estado ahí para mí cuando más lo necesito.—respondió ella, mirándolo fijamente a los ojos y notando como él se relajó.

—¿Se te hizo difícil?—le preguntó, Kai levantó la ceja y pareció no entender a lo que se refería, ambos eran honestos con el uno al otro.

—¿Qué cosa?—cuestiono ella, notando como sus compañeros se alejaban cada vez más, quedando ellos dos solos en aquel plano.

—Disculparte.—afirmó él, por lo que Kai apretó el mango de su mochila y respiró hondo, hasta soltar un suspiro que la alivió.

—Para nada.—respondió, viéndose despreocupada por admitirlo, Katsuki asintió, aunque no mostraba afecto por eso, estaban cómodos.

—Deberías pedirte unas disculpas a ti.—alentó, dejando a Kai obsoleta por no comprenderlo.—No me mires así, sabes a lo que me refiero.—indago él, haciendo que Kai mirara a otro lado.

—No es tan fácil como crees.—musitó ella, incitándolo a avanzar juntos nuevamente en la acera para así llegar a los dormitorios.

—Ese mitad y mitad no se rendirá contigo tan fácil. Así que aprende a perdonar y sigue avanzando.—masculló Katsuki, mirando como las mejillas de Kai no tardaban en sonrojarse.

—No somos iguales, ya no vamos en la misma sintonía.—justificó ella, intentando de desacreditar sus propios sentimientos.

—Es lo que diría un cobarde que no puede tragarse el orgullo.—comentó Katsuki.—Y no pareces ser el tipo de persona que tenga miedo en admitir lo que siente.—dijo, caminando con la frente en alto.

—No es que no pueda admitirlo, pero las cosas han cambiado, lo sabes.—expreso ella, cruzándose de brazos y suspirando.

—Sigue siendo una actitud cobarde de ambas partes, aunque él se esfuerza más que tú. No se rinde, siempre veo como te mira.—contó él, haciendo que Kai se sintiera sonrojada.

—Jamás pensé que fuéramos a llevarnos tan bien al punto de dejarnos las cosas claras.—admitió Kai, desviando el tema al notar la manera tan fluida en la que ambos hablaban.

Sin embargo, él se quedó en silencio sin decir mucho, porque aunque era cierto—, una parte suya en el fondo le recordaba que las cosas hubieran podido ser diferentes—. Pero se convirtió en un bravucón al que Kai conoció cuando niños y la hizo tener que defender los ideales de las personas que no podían defenderse por sus ataques. Se arrepentía de esa impresión que le dio, buscando enmendarlo en sus pensamientos, pero había algo que lo alejaba y era el recordar como incluso el primer día de clases Shoto buscaba con la mirada a la albina como si ambos estuvieran destinados desde un principio. Ambos llegaron a los dormitorios donde todos se acomodaban para descansar, Katsuki dejó que Kai avanzara primero y la vio irse por el ascensor. Mientras que Eijiro le hablaba y se dirigía a él, Katsuki solo veía como ella le dio una mirada conjunto una sonrisa cálida que hace mucho no veía. Sabía que Kai estaba agradecida con él y más por acompañarla en esta difícil travesía, tenía que admitir que la consideraba una fuerte aliada para él en esta academia.

Mientras iba en el ascensor, Kai se atrevió a pensar en esa posibilidad, porque consideraba que Katsuki en el fondo tenía unos sentimientos genuinos—, pero aún pensándolo, se dio cuenta que no había posibilidad—. Sostuvo su mochila con pereza cuando llegó al último piso y caminó de forma vaga en la soledad que volvió abrazarla en cuanto llegó allí. Todos los demás estaban en la primera planta, prepararían comida y jugarían algunos videojuegos, o hasta harían tarea, pero ella solo quería recostarse en su cama y descansar. Siguió caminando hasta que frente a su puerta observó una cajita de plástico sola, la cual se inclinó para recoger. En cuanto la abrió, una imagen llena de ilusión y melancolía le invadió. Miro su dulce favorito y como se veía tiernamente fresco. Su corazón palpitó con rapidez y abrazó la caja plástica con un sentimiento de amor puro. Porque sabía claramente que Shoto había decidió dejársela ahí para ella, porque él la conocía.

—¿Y tu merienda?—en la primera planta, Momo se dirigía a Shoto, quien estaba preparándose una Soba fría en la cocina.

—Era para Kai.—admitió sin problema, lavando sus manos y oyendo el bullicio de sus compañeros que jugaban videojuegos.

—¿Le gustarán?—le preguntó ella, quedando atrás de él para así Shoto mirar los fideos y asentir de una forma precisa.

—Son sus favoritos.—contó, sonriendo para así recordar la primera vez que salieron juntos fuera de la escuela.

Y había algo que era cierto—, aunque ambos estaban en una sintonía diferente y quizás unos prejuicios como orgullos los separaba—, Shoto estaba consiente de lo que sentía por ella y los límites que él no excedía para intentar de volver a conectar con quien alguna vez disfruto besar bajo la noche estrellada. La albina caminó hasta su cama y se recostó mirando el techo, recordando la calidez del abrazo de ambos el día anterior cuando Shoto veía a su padre buscar la victoria de forma desesperada. Había olvidado cómo se sentía abrazarlo y sostenerlo con esa confianza, con ese amor que solo ellos dos se sentían y deseaban detonar desesperadamente. Sin embargo, los ojos de Kai no tardaron en cristalizarse y derramar porciones cortas de lágrimas al abrazar su dulce favorito. No era el hecho de querer a Shoto, ¡era el factor de estar enamorada de alguien como él! Y tener que realizar que lo haría cargar con la sangre espesa que la ahogaba en las noches al recordar lo que le hizo a su madre. Kai no se perdonaba y eso le impedía seguir avanzando.

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Próximo capítulo: La próxima generación.

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