𝟏𝟕
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ᴀʀᴄᴏ ᴅᴏs ——— ❛Conoce a Eri.❜
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Omnisciente.
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Se había hablado con anticipación de un festival cultural—, donde las clases presentan temáticas diferentes con ideas entretenidas para el público escolar presente—. La clase 1A había decidido formalizar una banda, donde todos harían de lo suyo. Planearon una coreografía y ensayos estrictos para presentarse de la mejor manera ante los demás. Consiguieron los instrumentos y los vocalistas que harían su debut, también los que crearían los efectos artificiales para presentar una total obra maestra. Con incluso un atuendo preparado, Kai esperaba la hora de que su grupo pudiera presentarse y ella destellar desde la tarima salpicadas de agua helada en forma de copos. Se había alistado y tenía un peinado muy inusual, su cabello estaba en una coleta y con secciones que lo hacían ver como burbujas. Lo había visto en una plataforma de imágenes y se inspiró, lo demás estaba recogido y sus facciones faciales se veían impecables.
—Casi no termino.—admitió, mirando su peinado para así sentir que sus pecas resaltaban aún más por la iluminación de afuera.
—¿Kai?—ella dejó de mirarse en el tocador y se levantó para acercarse a la puerta, pues Izuku la llamaba en las afueras.
—¡Voy!—indico, recogiendo algunos zapatos desorganizados que tenía y ropa en el suelo que debería recoger pronto.
—¡Te tenemos una sorpresa!—la voz conocida de Mirio la intrigó, pues no había venido nunca a los dormirlos de la 1A.
—¿Togata?—se preguntó para asi misma algo confundida, llevando su mano a la manecilla de la puerta para abrirla.—Aún no he terminado.—indicó Kai, abriendo la puerta para ver a Izuku sonreír abiertamente y una niña detrás de él.
—¡Kai, qué bueno verte! Es algo extraño estar aquí en sus dormitorios, pero la situación lo amerita ¡y quien mejor que tú!—afirmo Togata con gran emoción ante presentarse a la albina.
—Togata, qué bueno verte por aquí. De seguro tu clase se ha de estar preparando para el festival, ¿que te trae por aquí?—le preguntó Kai, curiosa.
—Kai, ya te había hablado de Eri, ¿no es así?—le preguntó Izuku, para Kai mirar cómo la niña que tenía un cuerno en su frente y unos ojos rojizos sumamente apagados.
—Si.—respondió Kai, sin saber cómo reaccionar ante la presencia de la pequeña, Izuku hizo una sonrisa alargada e hizo que Kai reaccionara.—Hola Eri, mucho gusto. Mi nombre es Kailani, me han hablado mucho sobre ti.—musitó ella, estirando su mano hacia la niña quien asintió tímida.
—Eri está emocionada por ver el festival deportivo, puedes acompañarla con Togata.—sugirió Izuku, alentando a Kai para que los acompañara.
—¡Si Kai! Podemos hablar de muchas cosas y enseñarle a Eri los establecimientos de los demás compañeros, ¡podrá comer algo que le guste!—animo Mirio, mirando a Eri.
—Claro, no hay problema.—comentó Kai, accediendo a las peticiones de sus compañeros, quienes lo hacían por un bien mayor que ella entendía.
Kai no se sentía incómoda, pero no sabía cómo socializar con una niña de seis años. Había oído de ella y de su pasado, la misión donde Izuku y Mirio participaron se debió grandemente al rescate de ella—, se sabía incluso que Eri convivía en los dormitorios de la alianza y que el profesor Aizawa la tutelaba—. Se mostró como una niña distante y temerosa. Es la nieta de un ex líder del Shie Hassaikai y era utilizada para fabricar una droga que destruyera dones, debido a su don. Su don le permite a Eri revertir el cuerpo de un individuo vivo a un estado anterior, también hace que le permita curar lesiones y deshacer modificaciones corporales. Era inexperta porque nunca fue educada, por eso la atención que le brindaban y no era algo que a Kai le molestara, pero no era una adolescente que convivía con niños pequeños, sentía algo de pena por ella y por no saber cómo hacerla feliz. Mediante caminaban, veían los establecimientos. Habían muchos de comida y todo se veía como una feria.
Entre tantas personas, Izuku quedó en ir hacer algo—, aprovechó la oportunidad y dejó a Eri con Kai, también con Mirio—. Esto a Kai no le molestaba, pues no es que era muy amiga de Mirio, pero se llevaban bien y habían tenido conversaciones de formas consecutivas en los últimos días desde que él perdió a su don y al pasante que lo había aceptado en su agencia. Kai sentía empatía por él, pues Mirio era una persona alegra que siempre buscaba la forma positiva de algo que podría no ser así. Sonreía y parecía arreglar todo con eso, como si te diera una gran esperanza o te abriera la puerta a un camino lleno de paz. Kai continuó caminando con ellos, ella tenía su camisa un poco levantada y se veía solo algo de su abdomen, pues traía una falda deportiva de talle alto conjunto unos zapatos que llegaban hasta sus tobillos y de ahí sobresalían unas medias blancas que igual formaban solo parte de sus tobillos.
—Hay muchos establecimientos de comidas rápidas.—comentó Kai, deteniéndose en medio de algunos para que Mirio sugiriera.
—Bien Eri, ¿te gustaría comer algo?—le preguntó Mirio a la pequeña, quien sostenía su mano y caminaba justo aún lado de él.
—No lo se... —respondió Eri algo insegura, mirando todo el lugar de manera temerosa y a la ve con curiosidad en su mirada tierna.
—Ahí hay manzanas de caramelo, algodón de azúcar y palomitas de maíz. ¿Has probado una alguna vez?—le preguntó Kai, la niña no la miró pero denegó como respuesta.
—Bueno, puedes intentar todas las que quieras.—alentó Mirio, Eri asintió, por lo que Kai se adelantó para buscar un algodón de azúcar.
—¿Si?—le preguntó Eri, algo insegura a lo que decía Mirio, pese a que sentía más confianza con él, el lugar parecía abrumarla un poco.
—Te daré la mitad, en caso de que no te guste, puedes probar otra cosa.—indicó Kai, pasándole un trozo que Eri no tardó en aprovechar.
—¿Y tú Kai? ¿Estás lista para el show que harán? Midoriya me contó un poco, dijo que serás parte del show también.—comentaba Mirio.
—¿Tú vas a cantar?—Kai miró a Eri, quien se dirigió a ella con una tímida voz mientras masticaba el algodón de azúcar que se deshacía en su boca y creo en ella una emoción sensacional.
—No, yo haré efectos especiales con mi don.—respondió Kai, mirando como Eri la miraba algo curiosa e impresionada.
—¡Eri! Kai puede hacer agua helada, si quieres pedimos una limonada fresca y verás como se mantiene fría todo el día.—comentaba Mirio, viendo como Eri asentía rápidamente.
—Creo que le gusta el algodón de azúcar.—musitó Kai, probando el suyo para ponerlo en la boca, notando que Eri se ponía de su lado.
—¿Y qué más puedes hacer con tu don?—le preguntó Eri algo curiosa, mirando como Kai se veía pensativa, pero extendió su mano y la mostró congelada.—¡Wo!—exclamó Eri, sobresaltada.
—Aún no lo controlo bien, puede también convertirla en líquido por completo. Pero debo estar muy hidratada.—contaba Kai, enseñando su mano convertida en agua, como si para Eri eso fuera un acto de magia impresionante.
—Yo también quisiera aprender a controlar mi don.—comentó Eri con sinceridad, mientras se detenían frente a un establecimiento en donde Mirio compraría limonadas.
—¿Si? Creo que lo harás muy bien.—afirmó Kai, mirando como Eri la miraba con un destello en sus ojos por su amabilidad cuando Kai dirigió su mano hasta su hombro.—Aunque no te presiones, ¿si? Es muy importante que confíes en ti.—añadió.
—¡Sí!—exclamó Eri, sujetando la mano de Kai cuando un montón de alumnos pasaron por su lado, por lo que Kai se la sujetó.
—¡Miren! Les traje limonada tradicional y de fresa.—indicó Mirio, por lo que Kai sujetó la de fresa y le pasó la tradicional a Eri.
—¿Vas a enfriarlo más?—le preguntó Eri a Kai, levantando su vaso para así Kai asentir y sonreír, sujetando el vaso y haciendo que alrededor se congelara de a poco.
—No tanto, porque si no, no podrás disfrutarlo.—respondió, viendo a Eri impresionada y decidiendo beber de su limonada.
—Sabe muy bueno.—admitió Eri, sujetando aún a Kai de la mano y caminando con ella por los establecimientos como si sintiera una gran confianza.—¿Quieren probar?—les preguntó.
—Tranquila Eri, ese es tuyo, puedes beberlo. Si quieres ir al baño, solo dinos.—comentó Mirio, para así Kai mirar el reloj.
—¿Tienes que irte pronto?—le preguntó Eri de una forma desanimada al notar como Kai miraba la hora para pronto tener que irse.
—Debo prepararme para el show, pero irás a verme, ¿cierto?—le cuestionó, tiernamente.—Quizás podrás disfrutar más algunos efectos artificiales del show.—aseguró Kai, mirándola.
—¡Sí!—exclamó Eri, emocionada pero no mostraba una sonrisa, solo accedía a lo que le decían y se animaba, pero sin sonrisa.
—Bueno Togata, no faltes al show. ¿Está bien?—le preguntó, Mirio asintió.—Y deberías llevarla a comer manzanas de caramelo, estoy segura que le encantarán.—sugirió.
—¡Dile adiós Eri!—le pidió Mirio, para así Eri levantar su mano y despedirse de Kai con algo de tristeza.
Kai sintió que tampoco quería irse—, le parecía muy tierna la niña y la forma en que actuaba—. Esperaba que el show acabara pronto y pudiera conocerla más, quizás hasta invitarla al dormitorio de la clase 1A y que pudiera conocer a todos los demás. Camino y de fondo se oía música, mucho bullicio y grupos de amigos compartiendo. Ella iba sola mirando los alrededores, esperaba que Izuku llegara pronto y no tardará con su encargo, pues deberían empezar a preparar el escenario para que las otras clases llegaran. Tomo de su limonada de fresa y cuando finalizó, la tiró en un cesto de basura. Algunos pasaban por su lado y le sonreían, otros no, pero Kai solo estaba enfocada en llegar hasta donde estaba su grupo. Avanzó con algo de prisa, hasta que empezó a oír risas—, como si de una pesadilla se tratara—. Y de pronto sentía miradas en ella, hasta señalamientos que se desvanecieron de su mente cuando chocó con una espalda de forma brusca.
—¡Oh, Todoroki dejaste caer tu manzana!—Kai se giró bruscamente cuando oyó la voz de Eijiro, mirando una manzana de caramelo en el suelo y así levantar su mirada avergonzada.
—Kai.—llamó Shoto cuando la noto algo intensa, ella no sabía dónde meter el rostro en ese momento cuando se percató que por ella, Shoto había perdido su dulce, el cual no tenía ni un mordisco.
—Lo siento, no veía por dónde venía.—se disculpó ella, frustrada.—Te puedo traer otra.—indicó, para así girarse hasta sentir la calidez de la mano de Shoto tocar la suya y detenerla.
—No te preocupes, yo puedo ir por una. O acompañarte si quieres.—indicó él.—Solo fue un accidente.—esclareció, para así Kai sentirse sonrojada cuando los demás le veían.
—Vaya accidente, el destino no me presenta esas cosas con la chica que me gusta.—mascullaba Mineta en el oído de Eijiro, quien asentía de forma repetitiva por lo que había dicho.
—¡Deberían de estar organizándose, en vez de andar de metiches donde no les importa!—exclamo Mina con enfado, empujándolos de donde estaban Kai y Shoto, mirándose.
—Vamos.—pidió Shoto, soltándole la mano a Kai, por lo que ella sintió un tipo de compresión en su pecho ante la distancia de él.
—De verdad lo lamento, no sabía que estabas ahí, ni siquiera estaba mirando.—seguía excusándose ella, pero Shoto se veía sereno y calmado.
—Kai, no estoy molesto. ¿Por qué lo estaría? Fue un accidente, ya te lo he dicho.—articuló él, caminando aún lado de ella y sintiendo como les miraban, pues algunos recordaban que fueran pareja.
—Se siente como si lo estuvieras.—musitó Kai, sin mirarlo por la forma tan sonrojada en la que se sentía que todos le miraran.
—Me molesta el hecho de que no podamos hablar como antes.—confesó.—Deme dos por favor.—pidió al establecimiento, dejando a Kai en negación debido a que ella iba a pagarlo.
—No te hablo porque no quiera.—admitió Kai, cuando vio como Shoto le pasó una manzana acaramelada.
—Te dije que hay promesas que no se pueden cumplir.—musitó él cuando ambos caminaban devuelta a donde estaban los demás de su clase.
—¿Por qué?—Kai se detuvo en seco, quedando en un lugar donde no había nadie, más que ellos detrás de los establecimientos.
—¿Por qué crees que era una distracción?—le cuestionó Shoto, por lo que Kai desanimada miró la manzana y suspiró.
—Porque tú me lo dijiste.—respondió ella con pena en sus palabras, como si le doliera recordar lo que él le había dicho.
—¿Y lo que tú me dijiste a mí?—le preguntó, haciéndola apenarse más.—Si eso no te deja descansar, me equivoqué. Me distrae más el hecho de que no puedo tenerte.—Kai levantó la mirada y lo miró de una forma afligida.
—Shoto, me traicionaste en algo que compartí contigo.—recalcó Kai, haciendo que la música y el festival se volvieran amargos.
—Creí que hacía lo correcto, porque quería protegerte.—admitió.—No veías las consecuencias de tus decisiones y aunque eso me costó, Kai no me arrepiento de haber querido ayudarte.—añadió, mirándola.
—Ya pude ver las consecuencias de mis decisiones.—afirmó Kai, sosteniendo aún la manzana en sus manos y evitando la mirada de Shoto.
—Yo también de las mías.—comentó él.—Pero eso nunca cambiará como te veo.—añadió, haciendo que Kai sintiera como todo volvía de momento a tener un color rosado.
—¿Cómo me ves?—le preguntó curiosa cuando empezó a ver que iba a caminar, seguir adelante a donde estaban todos los demás.
—Cuando rompas la promesa que le hiciste a mi padre, lo verás.—respondió él, siguiendo su camino y dejando a Kai parada sola.
—¿Y si no lo hago?—cuestiono ella con una sonrisa algo desafiante, la cual hizo a Shoto detenerse y girar para mirarla con una sonrisa corta.
—Iniciaré un punto de partida nuevo donde pueda volver a estar contigo.—Kai sintió como las mariposas que habían en su estómago se revolcaron por esa mirada.
No había forma en que ella pudiera ver a alguien como veía a Shoto Todoroki—, y era por esa frialdad que de momento volvía cálida, una sonrisa genuina que la hizo sentir como un estallido de algún fuego artificial—. Era una tensión que los unía y también alejaba, pero más que eso, los retenía de una manera genuina y natural donde ambos descubrían lo que sentían sin tener que presionarse. No pude evitar sonreír para morder la manzana que él le había comprado y saborearla como su corazón saboreaba los sentimientos que tenía ella por él, en una gran ilusión que no quería ver apagada por lo que en el fondo sentía—, culpa y disgusto por ella—. El escenario se preparaba y los alumnos de diferentes clases se unían para ver a la 1A montar un show espectacular con una coreografía en la que todos quisieron haber podido aprender para bailar en conjunto. La música inició y el canto por igual. Kai se mantenía en los efectos que alumbraban a sus compañeros.
Entre el montón de personas podía ver a Eri, quien estaba en los hombros de Mirio y disfrutaba el canto que le traía un gozo a su corazón. Kai sonreía mostrando su dentadura de la emoción al ver a todos bailar y estallar en emoción. Por un momento todo lo amargo y deprimente que la retenía en una cueva solitaria llena de oscuridad se desvanecía en colores repletos de emocionantes sentimientos que también le daban alegría. El destello de copos de nieve alzaron por todo lo alto, se sentía genuinamente más feliz y llena de vida, mirando los alrededores y como Shoto también parecía sentirse igual, ayudando a los demás en recrear los efectos que trajeron en Eri una hermosa sonrisa que ella ni siquiera reconocería al verse. Estaba emocionada, parecía que quería ir al escenario y cantar, pero disfruto el espectáculo como una niña inocente que era, reflejando en Kai lo que necesitaba sentir para estar feliz y olvidarse de todo. Pero no importaba cuanto huyera de su deprimente sentir, All for One volvería para apagarle sus ilusiones y ese amor por Shoto que le daba esperanza.
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Próximo capítulo: Cuéntame de mi origen.
Este capítulo fue uno que me salté, por ende altera un poco el orden de capítulos (solo por número, les pido disculpas).
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