𝟏𝟒
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ᴀʀᴄᴏ ᴅᴏs ——— ❛Cúlpate.❜
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Omnisciente.
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Kai estaba lista para obtener su licencia provisional—, al menos físicamente—. Portaba su atuendo de héroe que era halagado por los que estaban presentes, pues aunque fuera amargo para ella, tenía cierta similitud con su progenitora, a quien aclamaban por haber traído al mundo a tan dichosa jovencita. Sin embargo, la ausencia del nombramiento de su hermano a Kai le causaba náuseas, como impotencia. La división se veía clara, ¿por qué hablaban de lo extraordinario que fue que alguien como ella naciera producto de una heroína y su hermano no? Él también merecía ser nombrado—, él también tuvo una vida difícil—. Dejo de lado ese pensamiento e ignoró los comentarios de algunos adultos de una manera coherente, como respetuosa. Ella era educada, por eso prefería mantener silencio a responder, porque respondería de una manera poco ética y no quería causar una mala impresión para aquellos que la veían.
—¿Tú viniste con los chicos apuestos?—la pregunta de otra estudiante que provenía de Shiketsu, hizo que Kai la mirara de forma desconcertada.
—¿Perdón?—se cuestionó Kai con algo de incomodidad cuando la joven de cabello castaño veía de forma ruborizada a Katsuki, también a Shoto, lo que creo en ella una amarga sensación.
La chica no le respondió, solo se comportó de una forma amigable y extraña que hizo a Kai sentir incómoda, tal vez un poco molesta por sus expresiones, porque miró como detenidamente la chica continuaba mirando de forma sonriente a Shoto—, aunque el bicolor no cediera y se viera distante por la cercanía, Kai sentía que todo en ella hervía hasta debilitar su propio don—. Mantuvo la calma de sus sentimientos, sin reflejar lo que Shoto ya había notado en ella anteriormente, esos celos de que alguien más pudiera verlo como ella lo vería. Respiro hondo y prefirió evitar, mientras que Shoto de reojo la miró. El entrenamiento se daría en aquel centro deportivo, eso les decía Yokumiru Mera, proveniente de la comisión de seguridad pública de héroes. Se veía igual de soñoliento y desorientado que la primera vez donde el examen de la licencia provisional se dio acabo—, tanto Kai como los demás le oían de manera atenta—. Esperan pacientemente por el comienzo de su entrenamiento.
—¡Shoto!—un estruendoso grito se reflejo por todo el centro deportivo, alarmando a los estudiantes.—¡Tú no tropezarás aquí! ¡Muéstrales de que estás hecho!—la voz del ahora héroe número uno se vio dirigida a su hijo menor, Enji veía a Shoto, quien se sentía avergonzado de su presencia.
Sin embargo, para Kai verlo ahí, debió ser una sensación más amarga que la de su propio compañero—, veía con resentimiento y coraje al hombre que para ella, no pudo ayudar a su padre, prefiriendo acabar con su sufrimiento por unas llamas que aún la atormentaban—. No podía aceptar que ese hombre ahora era quien llevaba la antorcha de la esperanza y que quien irónicamente lo acompañaba en su forma real, había pasado a la historia. Se sentía como si hubiera perdido todo, en un solo pestañeo Kai perdió su infancia y lo que vivió en ella cuando su profesor All Might la veía desde las gradas. Ya no llevaría su traje de héroe y tampoco volvería a ser uno igual, ahora solo quedaba dejarle las esperanzas a Endeavor, un hombre frío y estoico que buscaba reconciliarse con su pasado y el que creó para su familia. Kai fue parte de eso y aunque Shoto no lo hablara con ella, ambos habían pasado una infancia juntos, donde se apiadaron del otro como cuando se cruzaron en la academia y se enamoraron.
—¿Qué hacen aquí?—se preguntó Kai en un tono bajo, ella yacía aún lado de Katsuki, quien quedaba entremedio de ella y Shoto, lo cual era demasiado irónico para ser verdad.
—Es muy obvio.—afirmó Katsuki, mirando al héroe que más ha admirado toda su vida, All Might vería a sus estudiantes salir sobresalientes de aquí.
—Calma, por favor.—pidió el de seguridad pública cuando todos se alborotaron por la presencia de dos grandes héroes.—Continuaré con estas dos chicas que se unirán al curso.—expreso, por lo que Kai sintió que la mirarían pronto.
—Soy de segundo de la Shiketsu, Kemy Utsushimi.—se presentó la chica de cabello castaño, quien se había acercado a Kai anteriormente.
—Junto a Kailani Nakamura, proveniente de la academia UA, pasaron a esta segunda fase y tienen derecho de seguir el curso como ustedes.—indicó el de seguridad pública, haciendo que efectivamente giraran su mirada hacia la albina.
—¿Por qué todos me miran?—preguntó ella en un tono bajo, veía que todos la miraban y empezaban a murmurar, no le gustaba.
—¿Porque fuiste secuestrada por la Liga de villanos y tú madre murió en el rescate?—Katsuki se dirigió a ella de manera sarcástica, lo que creo en Kai un sabor amargo por eso.
—Si, gracias Katsuki, pareciera como si tú tampoco hubieras estado ahí.—masculló Kai, mirando adelante cuando una puerta se abrió bruscamente.
—¿Hoy también vinieron todos? El último examen los dejó sin aliento, fracasados.—la voz de aquel hombre hizo a todos estremecer, Gang Orca se presentaba nuevamente para desafiarlos.—El tiempo que pasé con ustedes me hizo entender algo. ¡No son héroes, son seres inferiores!—exclamo.
—¡Señor, si señor!—respondieron todos en sintonía, incluso Kai se vio obligada sin entender porque de forma espontánea los acompañó; la presencia de este héroe les creaba presión.
—¿Esto esta bien?—se preguntó Kai en un tono muy bajo, mirando al héroe sin intentar de tambalear por la forma en la que les hablaba.
—Cállate... —pidió Katsuki, lo hizo por su bien, pero tristemente Gang Orca se dirigió a él ante oírlo hablar en medio de la fila.
—¡Tú especialmente! ¿De verdad quieres ser un héroe?—le preguntó a Katsuki, quien no tambaleó por un momento, demostrando su carácter.
—No soy un excremento.—refutó Katsuki, siendo aislado bruscamente de la línea por el mismísimo héroe que le hizo aquella pregunta.
—¿Cómo puede un excremento salvar a otros?—se preguntó, esta vez dirigiéndose a Shoto, quien lo miraba detenidamente; pero ni a él, ni a Inasa les dio oportunidad y los envío aún lado.—Son irrespetuosos con las víctimas e ignoran lo que sucede a su alrededor por orgullo. Hoy realizarán una prueba especial, porque lo que les falta es tener corazón.—decía Gang Orca.—¡Está es su prueba de verdad!—exclamo, cuando una puerta se abrió.
—¡Son héroes de verdad!—el bullicio de los niños y como corrían hacia ellos hizo que todos por un momento se desanimaran, creían que pelearían, que sería adrenalina pura.
Debía ser una broma—, pero no lo era—. Lo difícil no era intentar de adiestrar a estos niños y que se comportaran de una manera diferente a la que lo hacían. Si no, que Kai no sabía cómo tratarlos y Shoto tampoco. Ambos se veían en una posición difícil por la infancia que tuvieron, vivieron bajo el techo de personas que no les enseñaron a darle cariño a otros. Porque aunque Kai haya tenido un padre amoroso, no recordaba cómo fue tenerlo y Shoto jamás tuvo un padre amoroso, tampoco unos hermanos que lucharan por poder ser parte de su vida y enseñarle a ver el mundo sin estar solo. Conectaron miradas, a Kai se le hizo gracioso como Shoto era emboscado por varios niños, aunque tierno por verlo querer esforzarse y educarlos de una buena manera sin tener que presionarlos a nada. Esto parecía una lección de vida que los haría perdonarse por su pasado, una prueba de corazón que jamás esperaron. Él miró a Kai, notando que ella le sonreía, realmente lo hacía. ¿Acaso esto los uniría más? Él solo quería volver al principio, donde la veía y veía todo un mundo.
—Tu traje es muy hermoso, parece que vas a patinar en hielo.—habló una niña a Kai, quien bajó la cabeza para verla e intentar de sonreír.
—Yo podría hacer que patines en hielo.—indicó Kai, mirando a la niña quien rodeó los ojos y no tardó en cruzarse de brazos.
—¿Y cuantos años crees que tengo? Perdedora.—Kai sintió que se puso en blanco cuando aquella niña le respondió de esa forma malcriada.
—Yo... yo no quise... —incluso tartamudeo, pero la niña solo se aisló e hizo ver a Kai como una aburrida, quien quedó totalmente ofendida.
—No sé cómo conectar con ellos.—admitió Shoto, quien se acercó a Kai al intentar de escapar del montón de niños que lo seguían.
—No lo entiendo, ¿cómo pudiste reprobar esta prueba? Te hubieras evitado esto.—indicó Kai, hablando de forma serena y sonriendo pasmada por los niños que les empujaban.
—No lo hice bien.—admitió Shoto, observando como algunos seguían a Katsuki, quien enmarcaba sus venas ante estar molesto e inquieto por la cercanía de los niños que le impedían moverse.
—Eres uno de los más capacitados en nuestra clase, ¿qué fallo ese día?—se preguntó ella, mirándolo de forma detenida, mientras que él se cruzaba de brazos, Inasa los veía con una sonrisa.
—No te tenía a ti.—admitirlo pareció costarle algo, algo que removió su alma y prevaleció su orgullo hasta achicarlo, haciendo que Kai abriera un poco su boca para soltar un suspiro.
—¿De que hablas?—le preguntó, para ver cómo Shoto se giraba a verla, quedó flechado en su mirada como la primera vez que la vio.
—Estabas en coma.—contó, recordando como se sintió aquellos días donde ella no estaba.—Nadie sabía si volverías y no podía funcionar, te tenía en mi mente. Y aunque al final fracase, te usé como inspiración en el último momento para dar lo mejor de mí.—explicó, aferrado a eso.—No lo entenderías.—añadió, para así ella negar.
—Te equivocas, si pudieras hacerlo entender, podría entenderte.—difirió ella, acercándose a él para estirar su mano y tocar su hombro, pero el paso brusco de unos niños los alejo de inmediato.
—¿Son novios?—les preguntó un niño de cabello puntiagudo, al que Katsuki quería hacer detonar con su don, pero obviamente no podía.
—¡Qué irritantes!—expresó Katsuki, quien buscaba una manera de entender a los niños, quienes parecían ser influenciado por alguien.
—¿Qué es esto? ¿Es un pene? ¡Es un pene!—Kai abrió los ojos grandemente cuando uno de los niños se acercó a Shoto, tocando bruscamente sus envases de emergencia.
—No es un pene... aquí guardo
—¡Aburrido! ¡Es un pene!—Kai se aisló de Shoto cuando una avalancha de niños se fue encima de él, no había forma de pasar esta prueba; hacían lo que podían para conectar con ellos y aún así, parecía no ser suficiente.
—¿Cómo podemos entretener a unos simples niños?—se preguntó Kai, pensando en medio del centro deportivo donde había un bullicio, más la maestra de esas criaturas llorando de vergüenza.
—Los primeros cursos de primaria son clave para desarrollar su personalidad. Los dones influyen mucho, así que se realiza terapia.—se oyó a la profesora a través del micrófono que su profesor Present Mic le otorgó.—Los apoyamos para que mantengan una mente sana, pero no es un método perfecto. Los niños de esta clase cerraron su corazón. Sé que es responsabilidad mía, pero pensé que relacionarse con gente que persigue su sueño le ayudaría a recordar ese sentimiento.—comunicó ella, llorosa y apenada.
—Basta de tonterías. Necesitan ayuda.—indicó Shoto, levantándose del suelo para ver a los demás compañeros, quienes le vieron.
—¡Tenemos que hacernos sus amigos! ¿No?—se preguntó Inasa con emoción, esperando que alguien aprobara su pregunta.
—¡Terminemos pronto de unir a estos mocosos para que podamos unirnos al otro grupo!—exclamó Katsuki, precipitado.—A la profesora la ignoran porque no cumple su papel de líder, son los niños los que tienen el control y eso no pasa así porque si. En la clase debe haber un líder, lo encontraremos.—afirmó, de una forma emocionante.
—¿Y luego?—se preguntaron todos, esperando la respuesta del rubio que no fue la más adecuada y perturbó a los adultos.
—Lo doblegaremos y colgaremos.—respondió, enfrentándose de forma fría e intimidante a los niños que lo ignoraron, incluso a Shoto cuando dio su intento de acercarse a ellos.
Eso hizo que Kai se aislara y quedara cruzada de brazos—, empezó a pensar en su infancia y en lo que pareció ser divertido para ella—. Mientras que los niños e incluso su líder demostraban cierta actitud hostil a sus compañeros, Kai recordó en cómo amaba ir a los toboganes que su madre llenaba de agua para que se deslizara. Sus ojos se vieron reflejados en el pasado que vivió, y en que no todo fue malo o negativo. Los niños demostraban tener dones geniales y cierta voluntad que ellos no tuvieron en su infancia, por eso la acción de Kai fue la única que no fue ejecutada por cualquier otro. Un tobogán de agua helada se reflejó en una auroras boreales que plantearon en el cielo, la caída de una sola niña por ese tobogán de hielo hizo en los demás una sonrisa genuina que acompañó e alentó a sus compañeros en ayudarla con este plan infantil. Y eso fue lo que hizo que a Shoto el mundo se le desequilibrara por completo, cuando la vio así.
Genuinamente aria de fuego fueron envueltos en el tobogán de hielo que ella creó, conjunto a espirales de aire que Inasa propagaba por todo el centro deportivo y algunas detonaciones que hacían emocionante la aventura. Los corazones de los niños bombardeaban de felicidad y emoción, recordando esa alegría e inocencia que aún podían tener. El cabello de Kai, atado en una coleta que Shoto no dejaba de ver. En ella veía los colores de las auroras boreales y el amor tan grande que tenía, no era el único que la miraba, la razón que se presentaba a que todos la vieran como el espectáculo era porque parecía un ángel del mismo cielo al presentar su don para hacer felices a otros. Kai era hermosa, tenía una belleza que no cualquiera podía detallar y eso hacía que él sintiera esas inmensas ganas de guardarla en una caja de cristal para que nadie pudiera dañarla como lo hicieron. La risa de los niños le confortaron, pero más fue verla sonreír de nuevo.
—¡Es genial!—gritaban los niños, quienes al bajar del tobogán eran esperados por la próxima heroína del agua helada.
Crearon que los niños conectaran sus corazones con ellos y que se sintieran confiados con su presencia—, pero también se demostraron a sí mismos como prospectos a héroes que podían trabajar en equipo sin importar la forma en que pensaban o el temperamento que cargaban—. El entrenamiento acabó y Gang Orca les aplaudió por el gran trabajo que hicieron, pese a eso, a quitarse sus trajes de héroe e ir a la salida para volver a casa, Shoto no podía dejar de pensar en ella ni en mirarla. Vio algo que no veía hace mucho tiempo, la esperanza de que saliera de su resilencia y que pudiera volver a volar libremente por los aires. Caminando por aquel pasillo, donde Kai iba adelante y en silencio, afirmó una sola cosa que retumbaba su cabeza, estaba profundamente enamorado de Kai, de una forma tan sincera que podía dejarla ir solo por lo que sentía por ella. Y cuando vio su cabello lacio flotar cuando salieron en medio de ese atardecer, se preguntó si realmente sentía lo suficiente para luchar o abandonarla por completo.
—Está vez la liga se metió con una escuela distinta a la UA.—oyeron todos al ver como All Might y Endeavor yacían afuera del edificio conjunto a Present Mic y a otro profesor; aunque Kai solo prefería mantenerse lejos y no oír nada.
—Joven Nakamura, lo hiciste muy bien.—All Might se acercó a su alumna, quien vio de reojo como Shoto y su padre se acercaban, fríamente.
—Cuánto tiempo Shoto, cambiaste mucho.—expreso Enji en el momento en que levantó su mano para tocar a su hijo, quien reacio lo rechazo.
—Déjame.—pidió, de forma brusca cuando aisló el tacto de su padre, demostrando aún el gran resentimiento que habitaba en él; Inasa en la parte de atrás les veía, como Kai.
—Shoto... me enorgullezco de ti, hijo.—indicó Enji, mirando detenidamente a su hijo menor, quien lo veía fulminante.—Por eso me convertiré en un héroe del que te enorgullezcas.—expreso, y lo más increíble es que era cierto.—El héroe número uno. El hombre más fuerte que hay.—añadió, haciendo que Shoto mirara a otro lado, entre dientes.
—Haz lo que quieras.—articuló Shoto con frialdad, mientras que Inasa se acercó de forma abrupta cuando decidió golpearse y dejar su orgullo atrás.
—¡Endeavor!—exclamó Inasa con su nariz llena de sangre, mirando al héroe número uno.—¡Te apoyo!—afirmo, creando que Kai abriera sus ojos cuando miro al hombre sonreír.
—Gracias.—agradeció Enji en el momento en que se dio cuenta que alguien lo apoyaba y que creía en él, por lo que se despedían de los demás y los jóvenes se aislaban para irse a sus respectivos destinos.
—Nos vemos.—despidió Kai de aquellos que conoció hoy, quienes compartieron emoción por estar con ella, ansío por girarse e irse con sus compañeros hasta que quien menos creyó, la llamo.
—Niña, espera.—la voz de Enji se dirigió a Kai, ella sintió de momento como su cuerpo se paralizó cuando él la llamó, esperando que se detuviera.
—Ya debemos irnos.—indicó Kai, dándole la espalda y no queriendo tener que verlo de frente, pero por respeto se vio obligada a girarse.
—Lo hiciste muy bien.—admitió Enji, mientras que Kai miraba al suelo, sin darle una mirada fija al hombre que fue mejor amigo de su padre.
—Yo... no quiero tu aprobación.—asumió ella, de una manera fría y estoica, viéndose ajena al héroe número uno.—Aunque ahora seas el número uno, se lo que eres y lo que has hecho. No quiero la aprobación de alguien así.—el rostro de Enji cambió, como si le hubieran tirado un balde de agua fría.
—Solo quiero que sepas, que seré el héroe que necesiten para ser guiados, por eso estoy aquí.—expresó, mirando a Kai fijamente y notando que ella era idéntica a Hikari.
—Me hubiera gustado que mi padre tuviera esa oportunidad.—exclamo, dejando una tensión triste entre ella y él, viéndose afligidos.
—Le prometí a tu padre que los cuidaría. Haré eso, aunque no me lo permitan.—esclareció Enji, viéndose intimidante y fuerte, pero con una voz llena de una gran honestidad.
—Creo que tienes cosas más importantes que cuidar, que unos simples huérfanos.—esbozó ella, sin sensibilidad ante el héroe que la veía.
—Mi hijo me agradecerá por permanecer mi promesa y cuidar a la chica que le importa.—los ojos de Kai mostraron un reflejo triste, como también impotente, lo que la hizo bajar la cabeza nuevamente.
—Shoto me importa.—admitió, sintiendo su orgullo decaer y la dificultad de expresar su sentir.—Le agradezco por permitirme entrar en su casa e invitarme a la isla artificial, solo para poder estar cerca de él. También, el collar que le hizo regalarme.—agradeció ella, fría.
—Buscó mejorar mi relación con cada uno de mis hijos.—infirió Enji, notando como Kai apretaba los mangos de su mochila y negaba.
—Puede hacerlo mejor.—indicó ella, mirando sus zapatos.—Y para ayudarlo, le prometo que no seré una distracción para él.—Enji sintió sus llamas elevarse un poco por la mención de Kai, quien se giró para darle la espalda.
El atardecer era acogedor, más del que ella alguna vez logró disfrutar. Sentía la alegría de los demás—, sabía que estaban satisfechos con su trabajo y que por eso lograron obtener sus licencias—. Estaban a un paso de convertirse en lo que alguna vez soñaron y Kai no podía dejar de sentirse entusiasmada por cada uno de ellos. Una sonrisa adornó su rostro, una genuina y sincera. Se sintió impulsada a seguirles el paso, quería poder estar de la mano con ellos en la próxima generación. Sostuvo su mochila con fuerza y respiró hondo. Realmente quería dar el paso, quería poder seguirlos en esta travesía, pero su corazón se detuvo como su andar cuando oyó risas. No sabía si se había disociado de la realidad, la cual para ella ya estaba distorsionada, pero Kai sintió una presión en su pecho cuando la brisa removió su cabello. Miro al suelo porque sintió que los retenían y tan solo observó horrorizada el bache de sangre que estaba a su alrededor. Su respiración se volvió entrecortada y veía a sus compañeros irse más lejos.
Todo se volvió oscuro y lo único que podía ver con claridad era la sangre que venía en una dirección. Se giró para ver de reojo, observando su pesadilla—, aquella que la atormentaba y es que al final del camino, la sangre se ajuntaba con sus manos—. Cuando las vio, empezó a temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a su madre de espalda. ¿Por qué estaba distorsionada? ¿Por qué se alejaba de la realidad y volvía a este cruel momento? No podía avanzar, sabiendo lo que había hecho. Si el mundo descubriera que ella fue quien hizo aquel macabro acto, nadie sería capaz de perdonarla, la señalarían como una cruel villana—, una asesina—. Pero ella no quiso. Kai no quiso hacer lo que hizo y recordarlo la pudría en una gran tristeza, no podía decirle a los que no sabían lo que hizo. Y por eso soltó lágrimas de impotencia, llena de culpa y desprecio a sí misma, Kai no podía dejarse avanzar.
—Eres incapaz de seguirles el paso... porque siempre cargarás con lo que hiciste.—los labios de Kai continuaron temblando, mientras que oía esa voz en medio de la oscuridad.
Su visión se nublaba y cuando esa voz seguía penetrándose aún más en su mente—, más se acoplaba a que esa era su realidad—. Lo miro detenidamente, él estaba ahí frente a ella, el hombre que marcó la vida de su familia y que les haría vivir una tragedia a cada uno de ellos estaba ahí. Ella lo veía con temor, quería desaparecer de ese momento y no recordarlo, tampoco su sonrisa, mucho menos su sonrisa. Bajo la cabeza y cerró los ojos de una forma brusca, para así abrirlos y sobresaltarse cuando sintió una mano en su hombro. Kai miró fijamente la manera en que Shoto la veía. No es que estaba asustado, pero parecía verse preocupado y a la vez, verla como si estuviera enloqueciendo. Eso era lo que sentía ella, que todos la veían con lástima por lo que perdió y lo que tuvo que vivir en menos de un año. Sin embargo, no era eso lo que veía Shoto a través de sus ojos. Adelanté, Katsuki se había detenido, notando el comportamiento de la albina quien pestañeó, dejando sus últimas lágrimas.
—Le prometí a tu padre que no te distraería. Y cumpliré con mi promesa.—musitó Kai, arrugando su nariz y decidiendo avanzar, con pena.
—Hay algunas promesas que no se cumplen, ¿lo sabes?—le preguntó Shoto, quedando a espalda de ella para Kai respirar hondo y asentir.
—Deberías aprender de ello.—indicó Kai, mirando de reojo a Shoto, como él a ella.—Me hiciste un favor cuando cumpliste la tuya, te agradezco por haberme dejado ir.—afirmó ella.
Fue como un trago amargo para él, no entendía ni podía comprender la forma tan fría en la que ella se había fomentado en un solo instante—, cuando horas atrás parecieron ver el cielo entre sus ojos—. Pero él ya no podía más, porque sentía su orgullo al tope, así que aunque quiso decirle que no fue un favor, si no un error inmaduro de su parte por los traumas de su pasado, dejó que Kai se fuera y le diera la espalda. Sin saber que ella avanzaba por un camino diferente al suyo, porque Kai veía el mundo distorsionado y lo único claro que le presentó aquel hombre aquella noche donde enmarcó un evento trágico en su vida, fue como el mal se alimenta de la oscuridad y tristeza de los más débiles. Y Kai, se estaba dejando vencer. Por eso su mirada se volvió turbia, como si de una guerra volviera y la única guerra que tenía en su cabeza, era sobre si era merecedora del mundo que le estaban ofreciendo. Entre esas cosas, lo único que Kai afirmaba es que ella no merecía al chico que se estaba esforzando por dejar atrás su caos, porque en ella crecía un caos.
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Próximo capítulo: ¿Qué harás ahora?
Comisión del dibujo principal realizado por Alptr4um. No se permite ningún tipo de trazo o adaptación. ES MI COMISIÓN FAVORITA, la amé, muchas gracias mi amor.💘
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