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24

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ᴀʀᴄᴏ ᴅᴏs ——— ❛¿Una clase contra otra?❜
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Omnisciente.
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Luego del excelente trabajo que hicieron en la Isla, la clase 1A había decidido volver a la academia—, muchos alardearon por su extraordinaria habilidad de liderar sin la presencia de héroes profesionales y los señalaron como una generación llena de virtud—. La albina se peinaba para ir a clases. Dejó su cabello suelto y decidió colocarse su diadema de cuadros, con tonos celestes que le resaltaba en su blanco cabello. Habían veces que extrañaba sus mechones negros, pero se había acostumbrado a su aspecto físico. Con sus medias blancas colocadas, Kai sujetó su chaqueta de la clase para tomar su mochila e irse hacia el ascensor. Posiblemente desayunaría, aunque solo acostumbraba comerse unas tostadas con mantequilla, Kai sentía que no tenía apetito. Pensaba en todo lo que había pasado en la Isla y en que quizás debía empezar a fortalecer su don para evitar perder energías. En una batalla grande, no podía rendirse o desmayarse, tenía que ser más fuerte que eso.

—Buenos días Kiki.—saludó Denki quien estaba sentado en el sofá, algo soñoliento; Kai le sonrió y asintió en un saludo neutral.

—Kai.—ella se detuvo en seco al oír aquella voz justo cuando iba poner su mano sobre la manecilla de la puerta para irse a la academia.

—¿Me estabas esperando Shoto?—le preguntó Kai, dándose cuenta que alguno de sus compañeros ya habían partido y los que no, miraban de manera ilusionada y a la vez, con coqueteo.

—¿Crees que se vea obvio que los estamos observando?—se cuestionó Denki, observando de reojo como Mineta se encogía de hombros y sonreía enamorado.

—Creí que sería bueno que Todoroki la esperara, yo le di la idea.—comentó Mineta, mirando como Denki rodeaba los ojos y bufaba.

—Idiota, solo lo pensaste, Midoriya e Iida fueron los que le dijeron.—exclamó Denki, empujando a Mineta para encaminarse a la academia.

—¡Chicos, no lleguen tarde!—aconsejo Mineta, mirando a Kai fijamente.—O aprovechen que están solos... ¡es lo que yo har... —fue irrumpido por Denki cuando le transmitió una pequeña corriente de energía para hacerlo irse.

—Esperaba que me permitieras acompañarte.—indicó Shoto de una manera sutil.—Está bien si el caso fuera otro.—aclaró, pero ella negó.

—Creo que está bien.—afirmó, abriendo la puerta para que Shoto la sostuviera y dejara que ella pasara, por lo que culminó con él siendo el último en salir de la alianza.

—No creí que volviéramos a hablar. En algún punto creo que había aceptado el hecho de dejarte ir.—expreso él, algo apenado por lo que Kai miró a otro lado sonrojada.

—¿Cómo está tu familia?—preguntó Kai, Shoto camino con las manos en sus bolsillos y la mirada apuntada en algún lugar fijo.

—Le he enviado cartas a mamá para poder contarle todo lo que pasa aquí, eso la tranquiliza.—articuló.—Le hablo mucho de ti.—afirmó algo pasmado, haciendo que Kai se sonrojará.—Fuyumi y Natsuo siguen con sus rutina diaria, pero Fuyumi dice echarme de menos.—añadió.

—Me alegra que le escribas a tu mamá, Shoto.—expreso Kai, mirando como Shoto de reojo asentía con cierto orgullo; se notaba que estaba más calmado y seguro de sí mismo.

—Ella me aconsejó mucho en cómo hablarte o acercarme a ti. Me dijo que papá le regalaba flores cuando no se dirigían la palabra, que era su manera de demostrarle que la apreciaba, aunque no lo pareciera.—musitó, algo vergonzoso por ese íntimo detalle familiar que presentó.

—Tu siempre fuiste muy detallista. Agradezco que aún quieras serlo.—comentó Kai, chocando su mano contra la mano de Shoto quien sonrió.

—Quisiera besarte.—admitió algo sonrojado, mirando de reojo a Kai quien sonrió y cambió la mirada.—Eres la chica más bonita.—añadió, colocando su brazo sobre el hombro de Kai y acercándola a él, por lo que Kai parecía un tomate.

—Creo que estos consejos no te los dio tu mamá.—articuló ella, colocando su brazo por la cintura de Shoto y permitiendo que estuvieran abrazados de lado mientras se acercaban a la academia.

—Fue Iida.—admitió cuando en la lejanía vio a su compañero estar acompañado de Izuku, el delegado charlaba sobre algo e Izuku le oía.

Ella se sintió melancólica—, como si reviviera lo que alguna vez tuvo con Shoto y una gran ilusión abordaba en sus ojitos azulados—. Se notaba serena y relajada, como si dejara todo lo que le pesara en el suelo para aferrarse a aquel abrazo que se desprendió cuando su clase se colocó alrededor para adentrarse al aula. Todos hablaban a la vez y Kai solo intentaba de concentrarse en ellos, evitando la presión en su pecho cuando pensó en su madre. Solía pasear por los pasillos y todos sabían que era ella por sus tacones, pocas veces Kai logró almorzar con ella en su misma oficina. Se sentía frío el hecho de no poder verla, tampoco abrazarla o oír su voz. Izuku fue el único que se percató en que Kai estaba disociada, no pisaba tierra firme y sus ojos humedecidos se hacían notar. Ver a su mejor amiga intentar de acoplarse y olvidar lo que pasó, era igual de doloroso para él que para ella—, pues Kai pareció perderlo todo en solo unos meses—. Su confianza en sí misma y a su familia.

Su padre había muerto al igual que su madre, lo único que quedaba eran unas lápidas y la esperanza de que su hermano volviera. No sabía cómo acercarse a ella. Aunque ha tenido la oportunidad de evolucionar y de recibir correos del héroe número dos, Hawks, Kai no parecía aún así llenar ese vacío que sus tragedias dejaron. Sin embargo, un brillo destello de los ojos verdosos de Izuku cuando noto como la mirada de Shoto hizo en Kai un alivio. La albina levantó la mirada con ilusión, llena de una felicidad genuina. Veía en sus compañeros la manera en que sanaba sus traumas y heridas cuando se ayudaban entre sí, tanto Kai como Shoto se complementaban hasta hacer mutuo un sentimiento de resilencia, pero era claro que el del bicolor brotaba aún más que el de la albina. Ella aún estaba en su duelo, intentando de dejar esa oscuridad que la ataba, una que nadie más veía, solo ella con ese sangriento camino; era esa determinación que la hacía fuerte.

—Kai.—llamó Izuku, ella no tardó en girarse y abrirse espacio para darle toda la atención a su mejor amigo, quien la veía.

—¿Si?—le cuestionó dudosa, por lo que Izuku tomó aire y se su mochila sacó una carta, Kai no tardó en levantar la ceja confundida.

—Mi mamá la ha escrito para ti, dice que ya quiere verte de nuevo.—una ilusión genuina en los ojos de Kai alumbraron aquel comentario. 

—La leeré en el almuerzo.—indicó Kai, sujetando la carta con mucha emoción para quedarse aún lado de Izuku cuando el profesor entro.

—¡Buenos días estudiantes!—saludó Present Mic, por lo que todos de forma cortés saludaron y sonrieron.—¡Enhorabuena por su labor en la Isla!—exclamo, sonriente.

—Nakamura, si me haces el favor de no instalarte y acompañarme, estaré agradecido.—todos miraron a la puerta de entrada, haciéndole una referencia de saludo al director Nezu.

—Por supuesto director.—asintió Kai de una forma sutil, estaba despreocupada, así que levantó su cuaderno y lo dejó en el escritorio de Izuku; quien le sonrió, preocupado por lo que le dirían.—Apunta lo que puedas, yo invito el almuerzo.—indicó, por lo que Izuku asintió sin remedio y sonriente.

—¡Bien alumnos, continuemos con el tema de la semana pasada! ¿Quién hizo la tarea?—un abucheo se oyó cuando la puerta del aula 1A se cerró a espaldas de Kai y el director.

Shoto se quedó mirando a la puerta cerrada. Esperaba que nada malo hubiera ocurrido para que el director reuniera a Kai—, verdaderamente no estaba en problemas—. Kai era una alumna dedicada y muy responsable. Era una cualidad que atraía bastante a Shoto, la albina era organizada y siempre dedicaba tiempo a su educación e incluso ayudaba a los demás compañeros que necesitaran algún tipo de tutoría. Él sonrió, mirando la pulsera que llevaba en su muñeca. Quería guardarla y tenerla siempre, como un amuleto de la suerte que llevaría en sus días más pesados. Sacó su cuaderno y empezó a oír al profesor, por lo que ayudaría a Izuku y anotaría todo lo que pudiera para que Kai no quedara atrás. Porque Shoto había decidido que no había forma de soltarle la mano—, juntos o no, enamorados o desenamorados, la ayudaría a fortalecer el punto de partida que Kai le inspiró a tomar cuando se percató de sus sentimientos a ella—. Kai caminaba, dirigiéndose a la oficina de profesores.

—Espero que no sea por algo que haya hecho mal.—indicó Kai, entrelazó sus manos sudorosas y vio la puerta abrirse por el director Nezu.

—Para nada, señorita Nakamura. La profesora Midnight decidió traer la reunión por inquietudes.—esclareció el director, viendo como Kai sonreía al mirar a sus profesores.

—Profesor Aizawa, ¿cómo está Eri?—cuestiono Kai curiosa, pasando por delante de All Might quien le asintió en un saludo.

—Eri esta bien, Nakamura. Ha preguntado por ti y Midoriya, supongo que como Togata, la influenciaron.—Kai sonrió nerviosa, mirando como el profesor Aizawa la miraba.

—Hay algunos profesores que no podrán presentarse porque están en clase, es una reunión matutina.—articuló Midnight, la heroína para adultos miró a Kai con una sonrisa confortadora.

—¿Ocurre algo malo?—se preguntó Kai, algo inquieta; mirando como sus profesores se miraron entre sí.

—En el itinerario escolar, añadimos una dinámica para que la clase 1A, tengan entrenamientos en conjunto con otras clases.—explicaba Aizawa.—Queríamos corroborar si estabas preparada para combatir con personas basadas en otros dones. Incluso lavado de cerebro.—Kai se sintió insegura, mirando a su profesor y como se veía dudosa.

—¿Es por lo que pasó con All for One?—cuestiono ella, los profesores se quedaron en silencio antes de asentir a su insegura pregunta.

—Creemos que rindes muy bien académicamente, quizás podamos hacer un acomodo razonable para que omitas estas confrontaciones, Nakamura.—indagó All Might, mirándola. 

—Como profesores, estamos aquí para tutelar tu bien emocional.—explicó Midnight.—Dependerá de ti, Nakamura.—adjuntó Midnight.

—Creo que es parte de seguir avanzando.—expresó Kai, mirando como sus profesores sonreían con orgullo.—Aunque, hay algo que debo decirles.—añadió, eliminando la sonrisa de sus profesores quienes se miraron entre sí.

Una conversación se llevó a cabo. Sin embargo, Kai resguardó lo comentado y continuó a clases. Kai se alegró por lo aprendido hoy—, por eso caminaba sola y miraba sus manos—. Se congelaba a sí misma y admiraba su propio don, algo que había olvidado hacer desde que despertó del coma. Se había acostumbrado a que las personas le miraran con intriga y hablaran sobre su situación, estaba aprendiendo a tener control de su entorno y aceptar que no podía controlarlo. El atardecer era bastante cálido, así que decidió reflejar sus pensamientos en los colores naranjales que veía siempre de regreso a su casa cuando caminaba con Izuku. ¿Acaso él también recordaría la armonía que sentían esos días antes de lo que pasó? Ella soltó un suspiro y apretó el mango de su mochila, bajando la cabeza para mirar sus pies. No veía el bache de sangre que siempre pisaba en sus pesadillas, se esforzaba por no pensar en eso, pero nadie podía culparla por extrañar algo que ya no tenía con ella. Sentía como si caminara en un lugar donde no perteneciera, donde nadie la podía entender más que ella y sus viles pensamientos.

—Kai.—llamó Shoto, ella suspiró hondo y se giró para apretar más fuerte el mango de su mochila.—¿Qué te pasa?—le preguntó, de forma sutil al ella girarse y verlo detenido.

—¿Por qué me pasaría algo?—fingió ella, con un ceño fruncido e incluso entristecido, Shoto la miró con una gran frustración.

—Te conozco. Eres la chica de quien me enamoré, cada vez que das un paso adelante, retrocedes dos.—comentó él, haciendo que Kai bajará la cabeza y no tardará en asentir.

—Creo que solo extraño a mi familia.—admitió ella, aún la cabeza baja e intentando de no pensar en ellos.—Pero bueno, ¿qué tan difícil es aceptar que me quede sola y la destruí? Por lo que ahora los profesores quizás teman que me descontrole.—Shoto sintió su pecho comprimirse y no tardo en acercarse a ella para abrazarla fuertemente.

—Tu no destruiste a tu familia, Kai.—indicó él, mientras que ella le devolvió el abrazo y sintió sus ojos humedecerse, mirando el estacionamiento donde alguna vez charló con su madre antes de entrar a clases; era una parte del día que esperaba.

—¿Cómo pudiste asimilar que tú tampoco destruiste a la tuya?—le preguntó Kai, abrazándolo fuertemente y quedándose refugiada en su olor varonil que tanto ella adoraba hasta sentirse derretida.

—Cuando te conocí, acepté la idea que había más que mantener rencor conmigo mismo por todo lo que permití en mi infancia.—comentó él, ambos estaban solos, bajo el atardecer.—Me esforcé para poder disfrutar o empezar a entender lo que era tenerlos a ustedes en la academia.—añadió.

—No puedo aferrarme a algo para olvidar lo que pasó.—afirmó Kai, alejándose de Shoto para así mirarlo a los ojos.—No puedo.—repitió.

—Es que no debes aferrarte a algo Kailani.—desistió él, notando como ella no despegaba su mirada y afrontaba la seguridad que Shoto le proporcionaba.—Debes afrontarlo, perdonarlo y rodearte de lo que te cause felicidad, o paz.—explicaba él con un tono serio; se esforzaba para darse entender.—O es lo que yo aprendí en mi experiencia, la tuya no debe ser igual.—añadió, tocándole su cabello.

—¿Tú mamá te sigue aconsejando por cartas?—le preguntó Kai con una sonrisa, Shoto bajo la cabeza sonrojado y colocó su brazo por el hombro de ella para acercarla, intentando no sonreír.

—Me pregunta mucho por ti. Está encantada con ver tu progreso como el de los demás, se siente segura que esté con ustedes aquí.—contó Shoto.

—¿Extrañas ir a verla al hospital?—curiosa Kai le cuestionó, caminando ambos por la acera de camino a la alianza viendo a Shoto asentir.

—Si.—afirmó él.—Pero sé que la veré fuera del hospital algún día.—añadió, mirando el gozo del atardecer apuntarles en el rostro.

—¿Crees que tu papá estará de acuerdo con... nosotros?—preguntó Kai en un titubeo, habiendo que Shoto se detuviera en seco.

—¿Nosotros?—le cuestionó él, viendo a Kai sonrojar sus mejillas e intentar de esconder un flequillo detrás de la oreja.

—Bueno, éramos novios, ¿no?—preguntó Kai, Shoto sonrió y la acercó a él para abrazarla fuertemente en medio de su sonrojo.

—Recuerdo que me dejaste bajo la lluvia y me llamaste traidor, pero creo que es un buen momento para retomar eso.—esclareció Shoto, ella sonrió y lo apretó con la misma fuerza.

—No eres un traidor, eres mi chico y solo querías cuidarme, ¿no es así?—Shoto asintió y se despegó para sonreírle.

No pudo evitar quedarse afligido a lo que veía en el rostro de Kai—, unas pecas que detallaban sus mejillas sonrojadas y abultadas por la sonrisa que tenía plegada—. Hace mucho tiempo no la veía así. Incluso por un momento en el pasado creyó que tendría que abandonar la ilusión de estar con ella. En medio del titubeo y el abrazo, se oyó un bullicio cuando ambos acercaron sus labios para plasmar un beso de pico que fue alardeado por la clase 1A. Sus compañeros sonreían y aplaudían, incluso Izuku quien veía como Kai tenía en el bolsillo de su mochila la carta de su mamá. Si la leyó, Kai entendió que fuera de la alianza tenía personas que la estimaban y que estarían dispuestos a ayudarla en su camino al heroísmo. Ella entrelazó su mano con Shoto y esperó a que sus compañeros llegaran para palmearlos. Se sentía un ambiente recogedor, hasta que un cambio de distorsión alejo a Kai de la realidad.

Eres incapaz de seguirles el paso... porque siempre cargarás con lo que hiciste.—oyó Kai en esa oscuridad donde ya no veía a Shoto y tampoco sentía su mano, solo un abismo del hombre que la había condenado para siempre.—Por eso, debes seguirme y volver a donde perteneces.

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Próximo capítulo: La clase 1A contra
los tres grandes.

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