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𝑭𝑨𝑰𝑹𝒀𝑻𝑨𝑳𝑬





















𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 4
"𝒀𝒐𝒖 𝒄𝒂𝒏'𝒕 𝒆𝒔𝒄𝒂𝒑𝒆 "



























El rey soltó un suspiro cargado de desesperación y molestia mientras agarraba su taza de té, la princesa miraba confusa la reacción de su padre, y su madre se encontraba mirando por el gran ventanal del comedor.

-Por lo que veo ya lo sabes. - Empezó la conversación la Reina.

-No puedo creer que haya vuelto a suceder.

-Debemos de buscar una solución rápido. Antes de que vuelva a suceder.

La princesa, cansada de tanto misterio, agarró el periódico que su padre había leído anteriormente, miró la última página que su padre había ojeado.

"Segunda tanda de niños desaparecidos en menos de 3 semanas"

Para Enora no fue mucha sorpresa escuchar aquello, puesto que era consciente de la primera vez que ocurrió. El pueblo no entendía nada, ni siquiera como había sucedido. Estaban confusos, 3 niños habían desaparecido de la noche a la mañana sin dejar rastro, ni una mísera pista.

Esto afectaba mucho en el reino. Ya que, aunque había casi una cantidad igual de número de personas adultas, los jóvenes eran el futuro del reino y eran los que más aportaban en la economía.

-Podríamos enviar una patrulla de búsqueda al bósque, tal vez se hayan perdido por ahí.

Los monarcas la miraron, la Reina Meredith con una ceja alzada que no tardó en remplazar su rostro por uno de negación, mientras que el Rey Felipe IV se quedó pensativo ante la idea propuesta.

-Querida, eso es muy arriesgado. Ahí dentro acechan criaturas siniestras que no tendrán piedad en cuanto uno de nosotros pise siquiera la punta del zapato ahí. Lamento tener que deciros esto, pero esos niños deben de estar muertos.

-¡Madre! - Exclamó asustada la joven.

-¡Meredith, no digas eso! De seguro que siguen vivos, solamente estén perdidos. - Dijo el Rey intentando convencerse. - En cuanto a tu idea, cariño. Debo considerarla muy detenidamente, es un gran riesgo enviar a varios de nuestros guardias a aquel lugar.

-¿De verdad lo estás considerando? - Preguntó Meredith confusa.

-En efecto, querida. Tal vez nuestra hija tenga razón.

La reina no dijo nada más, se sentó en la mesa junto a su familia a tomar el desayuno. La mesa permaneció en un largo silencio, la Reina miraba el paisaje desde el ventanal mientras que el Rey leía el periódico y Enora mantenía su vista en el plato pensativa.

" Qué les puede haber pasado a esos niños?" - Esa pregunta se repetía varias veces en su mente.

~°•☆●☆°•~

Enora se encontraba en sus aposentos aun pensando en que les podría haber pasado, algo dentro de ella asegura que se esconden en aquel tenebroso bosque. ¿Pero como podría confirmarlo? Los monarcas estaban atemorizados por las criaturas que se ocultaban en ese lugar, les tenian temblando desde la punta de los dedos de los pies hasta el pelillo levantado más alto de su cabeza.

Les hacia creer que era algo impensable, aterrorizados por la idea de perder más gente de la que ya han perdido o de no salir con vida ni ellos mismos.

Pero, ¿quién aseguraba que no habría mas casos? ¿Quién aseguraba que no pasaría otra vez? ¿Cómo podían asegurar la protección de un Reino si eran incapaces de enfrentarse a las criaturas del bosque? Y todo ello por una leyenda.

En el pueblo estaba escandalizado, las madres siempre mantenían un ojo en todos sus hijos, sin permitirles alejarse mas de un metro de ellas. Ahora las familias vivían con miedo, miedo de que sus hijos fueran los siguientes.

Ella poco podía hacer, tan solo era una princesa que nunca había salido de los terrenos de su Reino, que era protegida cada segundo por al menos dos guardias y que tenia varias limitaciones.

Si, tenia destreza con la espada, pero nada más. Y con todo lo anterior dicho, era poco probable si quiera escapar para averiguarlo por ella misma sin que los reyes se enterasen.

No tenia nada importante que hacer, por lo que decidió tomarse una leve cabezada antes de empezar su clases dentro de media hora.

~°•▪︎●▪︎°•~

Su respiración agitada, el sonido de las ramas rompiéndose a medida que pisaba, sus pies doloridos y las lágrimas que caían por sus mejillas del miedo. Sentía una presencia detrás de ella, tenía que escapar, tenía que escapar de ahí sin mirar atrás.

El sentimiento de miedo se apoderaba de ella, mientras su cabeza se llenaba de escenarios imaginarios en los que en todos ellos acababa con un trágico final para ella.

-Enora

-Enora

-Enora

Aquella dos voces, tan profundas y perversas, se escuchaban por todo el lugar sin detenerse no tenia fuerza para hablar solo seguia corriendo. Las voces se acercaban, poco a poco, cada vez pronunciando mas fuerte su nombre hasta que en el último llamamiento se pronuncio susurrando

-Enora, no podrás escapar

~°•▪︎●▪︎°•~



Se levantó de un salto con su frente sudorosa y un leve grito, su respiración estaba agitada y su corazón latía con toda fuerza. Miró a su alrededor, se encontraba en su habitación, eso la lleno de tranquilidad, pero aquellas dos voces no salían de su cabeza.

Miró la hora sobresaltada y vio que la quedaba poco para empezar sus clases, por lo que optó por lavarse la cara y tomar su pluma con su tinta y varias hojas y emprender el camino a la biblioteca.

~°•☆●☆°•~

Durante todo el día fue testigo del alboroto que se formó en el reino para ir en busca de los niños desaparecidos, los guardias cambiando de posición constantemente y en el despacho a escondidas de Enora, la Reina se mostraba preocupada frente a su esposo pero convenciéndose de que no podrían entrar y llevarse a su hija, era imposible.

A ocultas en el bosque unos ojos verdes se encontraban observando a las señoras de la colado, con el oído puesto en su conversación.

-¿Se imaginan que se llevaran a la princesa?

-¿Pero que dices niña? ¡Nunca podrían! Los muros del castillo son impenetrables, nuestra princesa esta bien protegida en el castillo.

-Pero, ¿y si llegara a suceder? - Dijo otra mujer joven.

-Pues entonces que Dios se apiade de todos nosotros, niña.

Las mujeres pendientes a la conversación mostraron preocupación y miedo en sus rostros, llevarse a la princesa seria todo un caos, podría ser la destrucción de su reino. El ser que se la llevara tendría el poder de manipular a los monarcas y debilitarles con tan solo una amenaza hacia su hija.

El ojiverde sonrió macabramente desapareciendo en la oscuridad, solo era cuestión de poco que ellos la tuvieran en sus manos.

















~°•☆●☆°•~

Aquí tienen otro capítulo más de la aventura de Enora, de momento todo se mantiene en misterio. Pero no se relajen, dentro de poco empezarán los problemas.

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