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𝑭𝑨𝑰𝑹𝒀𝑻𝑨𝑳𝑬







𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 2
"𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆 𝑾𝒊𝒍𝒍𝒊𝒂𝒎"

























Las trompetas resonaban por el Reino indicando la llegada de los reyes del Sur. La familia real estaban parados frente a las puertas del castillo esperando la llegada de ellos.

Enora no paraba de removerse debido a la incomodidad del corset, su madre, que estaba al otro lado de su padre, la dio una mirada de advertencia indicando que se quedara quieta.

-Bienvenidos a nuestro reino - Dijo el Rey nada más ver bajar a los monarcas del Sur. - Es un placer tener vuestra presencia en este humilde reino.

-Muchas gracias a usted por invitarnos a vuestras tierras. - Dijo el Rey Carlos.

Detrás de ellos apareció un joven de pelo oscuro y ondulado, una expresión relajada mientras miraba a su alrededor para luego mirar al frente. Era alto, con unos ojos marrones que se iluminaban al darle el sol, complexión delgada y de buen físico.

Avanzó varios pasos al frente mientras sus ojos se posaron en Enora. Se acercó a ella, tomó delicadamente su mano derecha y dejó un suave beso en el dorso de su mano, acción que provocó un leve sonrojo a Enora.

-Princesa, había escuchado hablar de su belleza, pero no era nada comparado con lo que veo ante mis ojos. - Dijo con una sonrisa asomándose en sus labios.

-Es un placer conocerle, príncipe William. - Respondió Enora con una sonrisa, mas que nada por educación.

En el momento en que soltó su mano y fue a saludar a sus padres, limpió esta con el vestido con una mueca, sin razón alguna ese beso la había incomodado.



~°•☆●☆°•~

-Y dime príncipe William, ¿qué planes tiene usted para su futuro reinado? - Preguntó el Rey con curiosidad.

-Deseo expandir mi territorio majestad, mejorar el estilo de vida de mi reino y expandir el mercado. - El Rey asintió contento ante la respuesta.

La princesa Enora se sentía incómoda mientras su vista se mantenía en su plato. Con el tenedor en su mano derecha, se dedicaba a remover los ingredientes del plato demostrando que su apetito había desaparecido.

No había hablado más desde que devolvió el saludo a sus invitados, algo que le era de extrañar a la reina, puesto que Enora era una mujer curiosa y habladora, dispuesta a ser partícipe siempre en cualquier tipo de conversaciones.

La cena terminó varios minutos, cuales se hicieron eternos para Enora, después. Decidida a ir a sus aposentos, el pomposo vestido de su madre le obligar a detener su caminata.

-Cariño, ¿está bien? - Preguntó la Reina preocupada.

-Si, madre. Solamente me encuentro cansada. - Se excusó la joven.

-Entiendo que sea incómodo, cariño. Pero conocer al príncipe William es una maravillosa oportunidad que debes de aprovechar. Es un muchacho encantador y bondadoso. - Enora asintió. - Prométeme que intentarás entablar una conversación con él.

-Lo prometo, madre.

-Dulces sueños, mi pequeño copo de nieve. - Depósito un delicado beso en la frente de su hija para luego desaparecer de su campo de visión.

Enora soltó un leve suspiro y continuó su camino hacia sus aposentos. Una vez allí, cerró las cortinas y no tardó en deshacerse de sus ropajes, con desprecio lanzó el corset en su cama para luego colocarse su camisón.

Se acercó a la ventana, abriendo las cortinas y esta, dejando que la gélida brisa de invierno se adentrara en la habitación. Apoyando su cabeza en la palma de sus manos, miró hacia la luna, deseando que esta le diera una respuesta.

Por que Enora era consciente de lo que le ocurrían a las damas como ella de su edad, y tenia la leve sospecha de que había llegado el momento para ella. Sino, ¿a qué se debe la insistencia de su madre?

En el momento en el que llegaron, la Reina se había vuelto mas estricta con Enora. Su comportamiento, su postura, su apariencia..., estaba más pendiente de ella que de costumbre. Sumando la insistencia por entablar contacto con el príncipe William.

Enora no quería, no aún. No quería estar atrapada en aquella sociedad machista tan joven, ni tampoco tener herederos pronto. Aún la esperaban muchas aventuras ahí fuera, muchos misterios por descubrir. Eso era lo que le atraía a Enora, el misterio, la inquietud por buscar la respuesta de algo. Y su principal misterio se ocultaba en ese bosque.

Enora fijó su vista en la zona repleta de árboles, con la oscuridad inundando la zona, menos unas pequeñas lucecitas a causa de las luciérnagas, lo que la impedía ver más allá del riachuelo.

La joven sentía como el sueño se apoderaba de ella tras soltar un bostezo, por lo que cerró la ventana junto con las cortinas y se tumbó en aquel colchón tan cómodo, siendo cubierta por aquellas mantas que la brindaban calor, para luego sumergirse en un profundo sueño.



~°•☆●☆°•~

El baile que daba la bienvenida al invierno sería dentro de unas horas, por lo que Enora se vio obligada a despertar temprano para prepararla para aquella noche.

Aunque la princesa lo viera de forma exagerada prepararse con tanta anticipación, su madre no le había dado la oportunidad de quejarse, por lo que debió guardarse aquellas maldiciones para ella misma.

Tras un baño, masaje, una comida poco apetecible y varias cosas más..., Enora pasó a vestirse. Su atuendo consistía en una vestido blanco con un corset lleno de copos de nieve transparentes que cubrían la zona de sus pechos para luego bajar en el medio hasta el inicio de su falda algo pomposa con ayuda del cancán. La falda estaba llena de detalles blancos simulando la nieve esparcidas por esta, se le sumaba una tela transparente con detalles en los bordes, que caía por detrás. El corset tenia unas leves tiras como soporte en sus hombros.

A esto se le sumaba unos tacones de cristal, a sus uñas pintadas de blanco, pendientes del mismo material largos y collares y pulseras de adorno. También un maquillaje natural que destacaba sus labios rojos como el vino. Era hermosa, y todas las sirvientas espectadoras de aquello, lo pensaban. La Reina entró de forma seria pero su expresión cambió a una sorprendida al ver a su hija.

-Mi pequeño copo de Nieve, estas hermosa. - Dijo con una leve voz aún admirando a la joven de pies a cabeza.

-Gracias, madre. - Sonrió levemente.

-Robarás todas las miradas. ¿Pueden dejarnos a solas? - Pidió a las sirvientas. A lo que estas asintieron para abandonar el lugar. - ¿Qué opinas del príncipe?

En el tiempo transcurrido desde aquella charla con su madre, la princesa se dignó a dar una paseo con el príncipe William por los jardines del castillo.

Descubrió que el príncipe era un joven bondadoso, decidido aunque algo tímido, serio, de pocas palabras, atrapado en una rutina. Una personalidad que chocaba con Enora.

-Sinceramente, poco interesante. - Dijo admirándose en el espejo.

-No te preocupes querida. En el baile podrás conocer a más príncipes.

-Madre, ¿a qué viene todo esto? ¿Acaso piensas comprometerme? - Su madre soltó un suspiro al escuchar a su hija.

-Cariño, ha llegado el momento en el que debes empezar a decidir a tus pretendientes. En un punto te vas a tener que casar, y es mejor ahora que tarde si es posible. Sabes muy bien que esta mal visto antes la sociedad no casarse joven.

Lo sabia, su tia Melissa había sufrido esa situación. Es una mujer hermosa, pero difícil de lidiar. Todos los hombres que lo intentaron acabaron fracasando. A lo que se le asumió el titulo de la princesa indomable. Un titulo que la sociedad no miraba con buenos ojos.

-Lo sé madre. Pero no puedo, no quiero, estar atrapada en una sociedad machista, viviendo una vida basada en una rutina diaria. Quiero explorar, conocer el mundo, ser independiente, y luego casarme.





























~°•☆●☆°•~

Segundo capítulo, espero que les vaya gustando el comienzo de esta historia. Los primeros capitulos son un poco para conectar con la protagonista y conocerla mejor.

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