VII. Corriente Eléctrica
¿Y bien? —exclamó irritada tras no recibir respuesta alguna—. ¿Nadie va a decir nada?
Los demás presentes no sabían qué comentar; la situación se les había escapado de las manos, incluso a los mismos bullies.
—¡Qué bueno que llegó Miss Bloomie! Esta loca me atacó sin ningún motivo —gritó Oliver, su voz mostraba victimismo exagerado, lo que sorprendió a la misma Miss Bloomie.
—¿Lana? —miró con intriga a la mencionada—. ¿Tienes una explicación para lo que nos comenta Oliver?.
—Lo que dice Oliver es una mentira, ¡él y sus amigos estaban molestando a Abbie! —Lana trató de defenderse, asqueada por el fingido dolor del mayor—. ¡Incluso estaban agrediéndolo físicamente!
Bloomie bajó la mirada para ver a Abbie, la supuesta víctima. Tenía que analizar y dar su veredicto ante la situación.
—Abbie, ¿te agredieron? —se acercó al mencionado con dudas sobre la veracidad de cada versión presentada.
El menor no paraba de mirar a Oliver, quien le devolvió una pequeña sonrisa de malicia, una amenaza sin palabras. Si fuera un día cualquiera, Abbie mentiría para evitar problemas con Oliver. Sin embargo, hoy era diferente. Lana le miraba con seguridad, y la posibilidad de causar problemas a su nueva amiga si no contaba la verdad le pesaba.
—S-si, Oliver estaba por lastimarme con su lápiz —confesó con miedo en sus palabras, sin querer ver la reacción de Oliver.
Lamentablemente, la reacción de Oliver no tardó en salir a la luz.
—¡Maldito bastardo! —abandonó su victimismo, soltando a Bloomie para atacarlo con su arma. Ya le daba igual si era expulsado por agresión a un estudiante.
Pero los reflejos de Bloomie fueron rápidos. En un movimiento breve pero efectivo, cortó la parte trasera de la pierna de Oliver, haciendo que cayera al suelo con brutalidad.
—¡¡¡AHHGG, DUELE COMO PUTA MIERDA!!! —Oliver gritaba desesperado por el corte minúsculo intentando sostener la zona herida.
Bloomie, con conocimientos de la anatomía humana, sabía exactamente dónde cortar para causar dolor sin dejar invalidez. Esta vez, tuvo piedad.
Los demás presentes miraron asustados a la profesora. Abbie tapó su boca por el miedo de los gritos desgarradores de su bullie. Incluso si Oliver era su peor pesadilla, no deseaba ver a nadie sufrir.
Lana quedó impactada, cubriendo su boca. Aunque sabía que estas situaciones ocurrían cada ciclo escolar, estar presente en el suceso la marcaría.
Zip y Edward dieron un paso atrás, temerosos de correr la misma suerte que su líder, dejando atrás la idea de ser intocables por ser los más inteligentes.
—¡¡¡HAZ QUE SE DETENGA!!! —suplicaba Oliver, incapaz de soportar el ardor, deseando apuñalar su propia pierna para detener el dolor.
Bloomie no mostró reacción. Mantuvo su mirada seria en el cuerpo agonizante del estudiante mayor. Incluso su cúter tenía poca sangre, el corte fue preciso para no manchar su uniforme. Con suma tranquilidad, se acercó a Oliver.
—Parece que ya no es divertido cuando tú eres la víctima, ¿verdad Oliver? —preguntó con frialdad, mientras el contrario tambaleaba, sosteniendo su herida—. ¿Acaso piensas que soy idéntica a Circle o Thavel? Te recuerdo que estás recursando Arte y Música.
Una duda que tenía Abbie fue resuelta:
"¿Cómo Oliver sigue estudiando aquí si ya es mayor de 18 años?"
—¿Recursar una vez? Ni siquiera deberías seguir respirando. Aunque seas el favorito de Circle, me da igual. Yo misma te mataría ahora mismo —recriminó Bloomie, alzando la voz con fuerza—. Tienes ya 19 años, ¿te rebajas a molestar a estudiantes de 15? Tus padres deberían sentir vergüenza.
—Le... diré... a Ali— Oliver, cansado de gritar, se sofocó, incapaz de soltar amenazas.
En respuesta, Bloomie tomó con fuerza la coleta de Oliver para que le diera la cara. Su ira estaba por explotar, mostrando sus colmillos afilados como un perro con rabia.
—¿¡Le dirás a quién!? ¿¡A la chica que estrictamente no tienes permiso de entrar a su habitación!? —miraba con suma amenaza, sin importarle si tenía contacto o relación con la demonio enjaulada—. ¡Si me entero que vuelves a recursar alguna otra materia...! Tu cráneo me servirá como adorno de escritorio —soltó el pelo del mayor para retroceder unos pasos.
Zip y Edward, al ver que la profesora se alejaba de Oliver, corrieron para ayudar a su amigo. El sangrado ya había parado, pero necesitaban un vendaje para evitar una infección. Lamentablemente, la escuela no contaba con una enfermería.
—¡Oh santo Dios, es mucha sangre! Tenemos que ir a un hospital —exclamó Zip, asustada, al ver cómo Oliver apenas podía mantener los ojos abiertos. Edward, en cambio, estaba pálido al ver su camisa manchada de sangre—. ¡Edward, reacciona! ¡Tenemos que llevarnos a Oliver, rápido! —gritó para llamar la atención de su amigo.
—No se preocupen; su amigo seguirá viviendo. Solo tendrán que vendar la parte afectada y su amigo volverá a caminar en tres días —contestó Bloomie, despreocupada, limpiando su cúter como si nada hubiera pasado—. Les recomiendo que no sigan los pasos de su amigo.
—Oliver, no te duermas. Todavía me tienes que pasar las respuestas del examen de matemáticas —Zip comenzó a tocar con desesperación el rostro de Oliver mientras ella y su compañero se lo llevaban lejos del colegio.
Abbie y Lana se quedaron juntos sin decir una palabra después de esa escena grotesca. Bloomie se acercó a ambos estudiantes.
—En cuanto a ustedes dos... —su mirada se dirigió al suelo para tomar la hoja engrapada que estaba a punto de ser manchada por la sangre que seguía escurriendo en la acera.
Se tomó diez segundos para una lectura rápida, dándose cuenta de que era su proyecto que ella había demandado.
—Lana, no quiero otra sorpresa tuya. Me da igual quién comenzó, ¿oíste? —preguntó con tono amenazante, notando los moretones que ella tenía tras la pequeña pelea.
—S-sí, profesora Bloomie. No volverá a pasar —respondió nerviosa y asustada.
—Más te vale. En cuanto a ti, Abbie —su mirada se dirigió al menor con la misma frialdad de siempre.
Abbie levantó la mirada con miedo, notando cómo no dejaba de temblar por lo tenso que estaba.
—Te veré en clase en cinco minutos. Te daré tu calificación final —fue lo último que dijo antes de retirarse a su aula y cerrarla con llave.
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La situación quedó en un silencio incómodo para ambos. No sabían cómo iniciar la conversación después de ese suceso, hasta que Abbie se armó de valor para hablar.
—No debiste arriesgarte por mí... —susurró en voz baja, mirando el charco de sangre frente a él, sosteniéndose el estómago adolorido por la patada que recibió anteriormente.
Solo pensar que ambos estaban heridos le hacía sentir mal. Sentía que merecía todo el castigo.
—¿Qué? ¿Debí quedarme con los brazos cruzados viendo cómo te lastimaban? —recriminó Lana, preocupada por cómo el menor se hablaba a sí mismo con desprecio—. Me da igual estar golpeada, nadie va a lastimar a mi amigo —decidió retirar sus marionetas de sus brazos por el dolor que le generó la pelea con Oliver.
Abbie pudo admirar cómo sus manos eran idénticas a las de un demonio convencional, similares a las de su amigo Engel.
—¿Por qué intentaste arriesgarte para salvar a un inservible humano común? —se despreciaba a sí mismo, mirando sus propias manos, sintiéndose más miserable y débil—. No pertenezco aquí; solo soy un fenómeno inservible. Oliver tenía razón, soy una mari-
Estaba a punto de romper en llanto, replanteándose la situación por ser incapaz de defenderse y meter en problemas a sus amigos, hasta que sintió cómo su rostro fue sostenido con delicadeza, volteando su campo de visión a Lana.
—Demonio, humano, me da igual. No debes sentirte mal por cómo eres —mencionó en un tono tranquilo, acercando el cuerpo del menor al suyo para ayudarlo a tranquilizarse—. No hagas caso a ese idiota, él solo busca dañar a la gente. En cambio, tú eres la mejor persona que he conocido en este podrido colegio, así que no manches ese hermoso rostro —con sus dedos trató de limpiarle las lágrimas con delicadeza.
Abbie respiró con más tranquilidad, tratando de calmarse. Recordó las invitaciones diarias de Engel y Bubble, que siempre lo animaban a salir a eventos o a encuentros casuales. Realmente necesitaba salir de su zona de confort y experimentar nuevas experiencias para sentirse vivo.
—Recuerda, si necesitas hablar o desahogarte, yo siempre estaré para escucharte —dijo Lana, separando sus garras de Abbie para darle un abrazo dulce—. Te quiero, Abbie.
El menor recostó su cabeza en el hombro de su amiga, cerrando fuertemente los ojos y aceptando el abrazo. Ambos quedaron en una escena de tranquilidad.
—Yo también, Lana —dijo Abbie con una voz más tranquila y suave.
El abrazo fue fuerte pero corto, durando un minuto entero. Para ambos, fue un momento único que nadie les quitaría.
—Uhm, se me olvidaba que tendrás clase de Ciencias pronto —mencionó Lana, dejando el abrazo maldiciendo el poco tiempo disponible.
—Oh, sí. Tengo que saber mi calificación —Abbie se separó también con la misma sensación de decepción que Lana.
Trató de no pisar el charco de sangre anterior antes de despedirse.
—Nos vemos pronto en la biblioteca, Lana —dijo con dulzura en sus palabras, expresando una emoción que nunca antes había mostrado.
—Cuídate, Abbie —se despidió Lana con la misma emoción.
Así despedidos, Abbie se dirigió a toda velocidad al aula de Ciencias, siguiendo su rutina habitual de sentarse en solitario y esperar a que su profesora saliera de su habitación personal para empezar con la evaluación del proyecto.
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Ya le quite la Plot Armor a Oliver JSJSJSJS.
Lamento la tardanza mi Gente, Pero volvemos con el Prime (Supongo).
1590 Palabras
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