«One Of Each.»

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❝Time passed 
without truce.❞

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Diez años, una década, y más días de los que quiero contar han pasado; si no fuera inmortal podría decir que tengo veintiocho años, mis ojos ya no eran dorados, un color rojo escarlata tomaba su lugar, tomaba cantidades de sangre al día por mi dieta, y estaba demasiado pálida. Los primeros dos años con los Volturis fueron un tormento, eran estrictos y odiosos, por lo que constantemente enviaban a Jane a castigarme, pero siempre terminaba ganando las peleas, los Cullen me vinieron a visitar una vez al mes durante un año consecutivo, hasta que la guardia negó y declino tal goce hacia mí. Tiempo después me comencé a cercar a Caius, el inmortal rubio quien tenía un sadismo poco convencional, y sin querer logramos entablar una amistad, la cual consistía en largos paseos por el castillo hablando de libros, pintores y escultores, y claro que no podía faltar mis comentarios imprudentes y sarcásticos que lo hacían reír. Marcus solo ignoraba mi presencia, como una más entre la guardia, a veces solía pedirme favores como si fuera de la servidumbre, cosa que ignoraba y nunca cumplía, se miraba tan estresado en ese castillo, hasta que al tiempo comenzó a reírse de mi forma de ser, y leves sonrisas aparecían en su rostro cuando me hacían llamar. Y Aro, el último pero no menos importante, vampiro raro que se reía como foca retrasada de chistes sin gracia, y que a cada rato me pedía avances de mi don, solo me utilizaba para pelear, traer inocentes a ser ejecutados y demás.

Y si hablamos de Félix, el vampiro neurótico que me olfatea cada que paso a su lado, el cual parece pervertido, solo lo ignoro, a veces me toca entrenar con él o Dimitri, quien este último me cae bien, Jane es detestable y se cree mejor que todos por su don, y Alec, no me cae mal, pero es igual que su hermana, solo que menos enfermo. Sin duda extrañaba Forks, Italia no es tan frío y lluvioso como aquel pueblo, Volterra tenía miedo a este castillo y a la guardia, muchos sabían que éramos, pero preferían mantener la línea.

Y Charlie, mi querido y protector padre, quien ahora estaría por cumplir cincuenta y tres años, con quien hacia video llamadas, y le había dicho que me quedaría un tiempo en Italia, para hacer una especialización, lo cual era cierto. Pude estudiar fotografía, estudié una corta carrera en pintura e hice una especialización en la fotografía mediante la pintura, que ya había finalizado.

Suspire mientras masticaba una manzana y miraba a las personas de rojo, estaba la celebración de la expulsión de los vampiros, lo cual era una reverenda mentira andante, Dimitri se situó delante de mí, mientras tenía en sus manos un pergamino.

-Tenemos una misión en Suecia-me dijo extendiéndomelo.

-Dios, apenas volvimos ayer de París-murmure harta. En diez años ya conocía Europa al revés y al derecho.

-Digamos que estos acaban de hacer un aquelarre de niños-habló mirándome.

-Como los que me contó Carslie.

-Nos marchamos hoy en la noche-dijo mientras se iba de ahí.

Me puse de pie botando la manzana al cesto de la basura, comencé a bajar de la torre mientras escuchaba a Jane hablando con Aro.

-Disculpe repetir mi intromisión, pero creo, Maestro, que Brooklyn no es buena en las misiones, es muy blanda.-intentaba sacarme

-Yo creo, Jane, que aquí estas para obedecer y no para dar tus consejos vacíos-la voz de Caius resonó, y yo entre al salón haciendo saber que había escuchado todo-Brook, espero que estés lista para partir hoy en la noche.

-Claro que si-hable mientras volteaba a ver a Jane con una sonrisa de superioridad.

-Quiero que traigan a los culpables, y maten a sus creaciones-explicó Aro.

-Lo que usted diga, Maestro-habló Jane haciendo una reverencia, yo rodé los ojos.

-Lo que sea-hable mientras salía del salón.

-Deberías mostrar más respeto por la trinidad de los maestros-la voz de Jane resonó.

-A mí me vale tu respeto, y todo lo que digas-hable mientras me acercaba a ella-Solo me quedan diez años en este lugar y después me iré a mi pueblo, y tu podrás seguir haciendo tu papel de la patética vampiro que necesita atención, que sus padres jamás le dieron hace ya tanto siglos atrás.

-Eres una perra, y una estúpida más en esta guardia-lance una carcajada haciéndola callar.

-Lo dice la que fue una recolección más, en cambio, ellos casi logran hacer una guerra por reclutarme.-hable, y no sé porque aquellas palabras salieron de mi boca. No espere una respuesta y comencé a caminar, hasta que sentí un dolor en toda mi columna vertebral, como si esta se estuviera rompiendo.

Alce los brazos en señal de dolor, mientras volteaba a ver al techa y abría mi boca, sentí un fuego salir de mí, y con todas mis fuerza evadí el dolor y le lance una gran bola de fuego hacia sus piernas. Ella cayó y chilló de dolor, Caius salió del salón poniéndose en medio de ambas.

-¿Qué significa esto?-su voz estaba molesta-Es un total desacato.

-Ella inició esto, maestro-Jane siempre tan sumisa y estúpida.

-Yo no jugare a quien fue el culpable-hable rodando los ojos-Me defendí, eso es todo.

-Jane, creo que deberías estar arreglando tus cosas-Caius la miro, y ella rápidamente se fue-Brook, sígueme.

Volvimos a entrar al salón, yo rodando los ojos, Aro nos esperaba con una sonrisa petulante en su rostro.

-Te tengo una propuesta-dijo con su sonrisa rara.-Quiero que seas tú quien mate a todos esos niños, y también a los culpables, si logras asesinarlos como es debido, te podrás ir a Forks, tu sentencia será revocada.

Mis ojos se iluminaron, quería volver a Forks.

-Acepto.

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La imagen de los niños siendo quemados ante mí, no se iba de mi mente; eran niños, pero sus berrinches mataban realmente gente inocente, el fuego consumía sus restos, mientras Jane estaba delante de mí, y Dimitri tenía tomados a los culpables.

-Vámonos.

Al recitar aquellas palabras volvimos a Italia, donde la trinidad nos esperaba con una sonrisa, Aro por su parte les dio el veredicto a los culpables, la muerte absoluta y definitiva. Era una pareja que anhelaba tener hijos e hicieron y crearon un batallón de ellos, y los demás vampiros creyeron que hacían un ejército.

-Brook-Caius hablo.

Lance fuego hacia la mujer, mientras tomaba la cabeza del hombre y la arrancaba de su cuerpo, hice lo mismo con la mujer, y con el fuego ambos se quemaron.

-Maestro-hable alejándome y mirando a Aro.

-Eres libre.

Y mi sonrisa nunca pudo ser más ancha que en aquel momento.

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Mis pies descalzos tocaron el césped que se encontraba en la montaña, saboree el frio del pueblo, mientras daba un gran salto quedando en la entrada de los Cullen, mi maleta se encontraba en mi mano. Me acerque cautelosa, y antes de entrar algo duro me tacleo haciendo que cayera, y lo primero que vi, fueron aquellos hermosos y gigantes ojos de color dorado, el cabello rubio despeinado y los hermosos labios rojizos de Jasper.

-Eres una maldita-murmuró y enseguida me beso.

Sus besos rozaban mi cuello mientras jalaba su cabello, lo extrañaba tanto, puesto que mi cabello ahora era rubio con mecha rosas, y me miraba un tanto diferente.

-Por favor, no hagan nada aquí-la voz de Emmett hizo que aventara a un lado a Jasper, y saliera corriendo hacia sus brazos.

-Brook-la voz de Bella se escuchó, fui y la abrace.

Y así, todos los Cullen me abrazaron.

-Cuéntanos todo lo que pasó en estos años, y el cómo lograste venir.

-Es una larga historia.