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―𝐒𝐈𝐗―


SEXTO CAPÍTULO
;;Omega necesitado, Alfa en problemas.



          CUANDO ESTÁS EN PELIGRO eres capaz de percibir este, como un mal presentimiento de algo que se aproxima. Una especie de sensación, de premonición y paranoia que te advierte sobre el desastre que se aproxima. Eso estaba sintiendo Touya en esos momentos, que su vida peligraba y no sabía por qué o por dónde.

Desde que está con los Haitani perdió por completo la noción en tiempo, estuvo privado por mucho tiempo del sol hasta ese día que pudo limpiar la casa y ver de nuevo aquel hermoso amanecer con sus propios ojos turquesas. Desde ese momento contó su día desde la semana 1, se atrevía a decir que pasó una semana de su desaparición cuando la realidad estaba más alejada, hace 3 semanas que Touya Kawata desapareció. Sus hermanos lo siguen buscando sin descanso con todo el apoyo de toda su manada, o bueno, parte de esta, ya que otra parte estaba más al tanto de Chifuyu y su embarazo.

El Alfa desde el día anterior tiene más libertades, tales como pasear por la casa sin restricciones algunas; por eso se le enseñó toda esta en un pequeño paseo. Un lugar perfecto para dos omegas con un comedor sala, una cocina pequeña, dos habitaciones con camas dobles con baños incluidos en éstas y un patio de aguas termales techado para que ningún pervertido los vea mientras se bañan desnudos. Todo ahí era un encierro total y eso a Touya no le gustaba para nada.

Touya es un espíritu libre. Le encanta que el sol bañe todo su cuerpo al salir a primera hora de la mañana, le gusta tomar su forma lobo para empezar una carrera matutina con sus hermanos por la extensa pradera, luego pelear con estos y jugar a morderse las colas. Es demasiado juguetón, explosivo y energético. Desde que está con los Haitani no es nada de eso, su cuerpo se siente demasiado inquieto, muchas veces se vio durmiendo poco por el exceso de energía en su cuerpo y eso Ran lo solucionaba durmiéndolo con sus feromonas.

Eso no estaba bien a los ojos del Alfa, porque prácticamente vivía dopado y eso no era vivir. Debía comenzar a hacerse respetar, para él ellos lo secuestraron, pero para los ojos de los Haitani ellos son sus salvadores y debe continuar con esa farsa hasta que encuentre la forma de volver con su manada.

Bueno, más que salvadores de verdad se comportan como captores. Desde que llegó con la mentira de haber huido de su manada, ellos le privaron de toda libertad; no lo dejan salir, solo ahora le permitieron rondar por la casa porque les hizo de comer y le rompieron las piernas. Oh, no debe olvidar que casi lo matan de hambre.

Suspiró cansado. Estar sentado en esa silla era realmente incómodo, pero era necesario porque no podía sentir nada de las rodillas para abajo, solamente dolor de sus huesos rotos. Solo dios sabía los planes de esos dos psicópatas, porque Touya no era tonto, podía percibir lo nerviosos que se ponían cuando él estaba muy cerca de la puerta o demasiado a la vista cuando Izana Kurokawa pasaba frente a la residencia.

Lo ocultaban de su líder ¿Por qué? Era la pregunta de Touya

Estaba sentado en el sofá, un lugar más cómodo que esa molesta silla. En la otra punta se encontraba Rindou, el Omega estaba muy bien sentado; recto, con las piernas juntas y manos sobre su regazo. Pudo notar sus nervios por la forma en la cual él jugaba con sus pulgares y parecía levemente agitado.

—"Esto es aburrido... ¿Está bien si hablo con ellos? Debería comenzar a ganarme su confianza, aunque no quiera saber nada... " — piensa el rubio con inteligencia. Comenzó a procesar sus palabras antes de girarse con una suave sonrisa en su rostro. — Así que... ¿Rindou? No hablamos mucho y, bueno, como son los únicos con los que convivo me gustaría conocerlos un poco.

El Omega se sobresaltó apenas empezó a hablar y con un enorme rubor giró su rostro para verlo. A Touya le parecía algo adorable, en otras circunstancias tal ver todo eso habría salido bien. — E-eh... Ran en unos minutos vuelve, cuando esté él podremos hablar y...

—Pero... Quiero conocerte. — insiste, poniendo rojo hasta sus orejas humanas al Omega que no daba más. Su corazón latía desenfrenado, ¿En verdad estaba teniendo una conversación con su Alfa? — Mí lobo me dice que tenemos una fuerte conexión... ¿No la sientes tú también?

—S-sí, desde que te conocí que la siento... — murmura cohibido por la intensa mirada el Alfa. Por eso desvió su mirada— ... M-me gusta pelear, es algo que hacemos muy seguido con Ran contra Alfa que intentan pasarse de listos.

Touya tragó saliva nervioso, pensando que se estaba refiriendo a él.

—Soy muy fuerte ¡Puedo defender muy bien a quienes quiero! — exclamó eso algo desesperado por la aprobación de su Alfa, se refería a la futura familia que podría tener con Touya y Ran. Al darse cuenta de su actitud bajó la cabeza al igual que sus orejas lobunas y volvió a su actitud sería. — ... Me gustó tu comida... Cocinas muy bien.

—Aprendí a cocinar gracias a mis superiores de mí anterior manada. — confiesa con nostalgia, pero pronto cambió su cara a una triste. No por nada se apodaba Saddie, él podía fingir muy bien la tristeza. — Ellos se volvieron tan crueles, injustos... — le dolía hablar mal de su manada, pero debía hacerlo si quería sobrevivir. — Mikey-san se volvió tan cruel, yo...

—Ya, es suficiente. — interrumpe serio Rindou. Por un momento Touya pensó que su actuación no lo convenció, pero sus feromonas le dijeron algo diferente. — No debes recordar a esas escorias. Ahora estás en nuestra manada, con nosotros.

Era el momento, picó el anzuelo.

—Eso es un alivio... Entonces ¿Cuándo me presentarán? — pregunta con una sonrisa, olvidando rápidamente la conversación anterior. Rindou se tensó. — De seguro si le cuento a Izana-san mí historia él comprenderá ¿No?

Rindou estaba demasiado nervioso, Ran es quien debería estar teniendo esta conversación, no él. El rubio de mechones turquesa solo pensaba en enamorar a su Alfa, más debió hablar con su hermano sobre qué decirle si la conversación surgía.
El silencio reinó, Rindou no sabía que decir y Touya se estaba impacientando ¿Qué tanto podía presionar al Omega? ¿Reaccionaría mal?

Se arriesgó a presionar.

— ¿Rindou? — llama, sobresaltando al chico que intentaba pensar qué decir. — ¿Sucede algo malo?

—Y-yo... Yo... — cuando Rindou se giró a verlo estaba demasiado cerca, tanto que su pulso y respiración se aceleraron demasiado. — Yo...

— ¿Estás bien? ¿Estás teniendo un ataque de ansiedad? — pregunta preocupado. Lo que menos quería era que después de ese ataque su hermano mayor quiera lastimarlo.

Sus piernas ya no le dolían tanto ¿Podía moverlas? No. Pero ya no era tan intenso como antes y podía sentir sus dedos del pie. Es un gran avance que tuvo que no quiso comentar para nada con aquellos que las rompieron en primer lugar. No se sabe en qué condiciones lo quieren tener con él y eso le asusta demasiado.

El Omega solo lo veía con anhelo, tan así que no dudó en romper aquel espacio que los separaba cuando Touya se comenzó a alejar.

—Rindou, qué-

No pudo hablar, sus labios fueron sellados por unos muy suaves y bien cuidados. Su Alfa quería dejarse llevar, pero él como humano no quería corresponder aquel beso. Sus manos se detuvieron en los hombros del Omega para alejarlo, pero este tomó por completo las riendas al tomar un puñado del cabello de su nuca y jalar este, haciéndolo jadear y provocando que el otro rubio pueda hacer más profundo el contacto.

Mhm~ Alfa~ — llama entre pequeños jadeos.

Rindou estaba en el cielo mismo. Los labios de su Alfa saben tan bien, se siente en la gloria misma y siente que merece hacerse un altar en su mente al haber tomado la iniciativa. Fue buena idea dejarse llevar por su Omega, de ahora en más ya no se reprimiría como se lo pidió Ran ¿Por qué hacerlo? Si su Alfa está igual de a gusto como él. Sus labios se movían expertos sobre el de afro, marcando un ritmo intenso que abrumó por completo al pequeño Touya que deliraba por la falta de oxígeno. Rindou en verdad lo estaba devorando.

Se separaron breves segundos para luego volver a unirse con sus lenguas de por medio. Touya intentaba empujar la de Rindou lejos de él y el otro lo tomó como un reto de dominio que no quiso perder. Su agarre era demasiado firme, así Touya no podría separarse si lo tenía bien sujeto, así que mientras aún estaba consciente tomó el valor de morderle el labio al rubio, provocando que éste se aleje por la impresión.

Touya estaba demasiado agitado, ya ni recordaba su nombre. Rindou pudo ver el estado de su Alfa y no pudo más que emocionarse por conocer una nueva faceta de este. Lamió su propia sangre y se mordió suavemente su labio levemente hinchado.

—Alfa~ ¿Deberíamos seguir? — propone coqueto, gateando sensualmente hasta su Alfa para subirse sobre él. Teniendo extremo cuidado de no tocar sus piernas.

—N-no... B-baja... — aún en las nubes Touya trató de bajar al Omega tomándolo por la cintura y este se negó al tomar entre sus manos el rostro del rubio rizado. — Rindou...

—Touya~ Quédate conmigo~ — suplica entre pequeños jadeos, ansioso por probar nuevamente los labios de su Alfa.

Estaban tan cerca, sus respiraciones estaban bastante agitadas. Rindou lamió los labios de su Alfa antes de volver a besarlo con ganas. Su trasero estaba tan peligrosamente cerca, Touya podía sentir esa fricción que el menor quería provocar, pero ese ya era su límite. Su Alfa rugía por salir, tomar el control, que el humano deje de resistirse y se deje llevar por los encantos del bello Omega.

—Oh, veo que se divierten sin mí.

Rindou se separó de él rápidamente para ver con molestia al intruso que cortaba por completo toda su aura de seducción. Nunca odió tanto a su hermano como en ese momento. El hermano mayor dejó la canasta de compras sobre la mesa para ir del otro lado a ver a su Alfa y su estado tan borracho. En ese momento pudo sentir la cantidad de feromonas que lanzaba su hermano para tenerlo tan drogado y negó divertido, toda esta situación le divertía.

—Míralo, no debe ni saber su propio nombre. — señala al pobre Alfa que se removía intentando quitar al Omega que se negaba a salir de encima suyo. Ran acarició los suaves cabellos rubios antes de detenerse en unas de sus orejas caninas. — Oh, mí lindo Touya, si tan sólo pudieras verte.

A-ayúdame... — suplica como última opción. No confía en ninguno de los dos, pero en esos momentos necesitaba con urgencia ayuda.

—Oh, haré más que eso.

Ahora los labios que presionaban contra los suyos eran los del bicolor. Escuchó el gimoteo lastimero del otro Omega que buscaba también atención y fue cuando también sintió besos en su cuello, también lamidas. Ran no tardó en meter su lengua dentro de su boca aprovechando los jadeos que soltaba para buscar aire.

Todo se sentía tan nuevo, estaba demasiado abrumado que solo podía dejarse llevar. Intentaba apartar el rostro, pero estaba bien agarrado para que eso no pasará. En como si estuvieran leyendo sus movimientos.

Sintió miedo. Porque ambos pares de ojos lo miraban como un depredador ve a su presa, él lo era, dejó de ser al cazador para ser el que es cazado. Tuvo ganas de llorar, sus lágrimas hicieron su visión borrosa hasta que finalmente cayó en los brazos de Morfeo por culpa de las feromonas de Ran que lo mandaron a dormir como toda droga.

Rindou soltó otro gimoteo lastimero por ver a su Alfa inconsciente, Ran le gruñó y lo empujó lejos del Alfa para llevar a este a su habitación y encerrarlo ahí.

—Una cosa te ordené. UNA SOLA. — le gritó una vez estuvieron los dos solos en la sala. El menor estaba de brazos cruzados, con su ceño fruncido y un humor de perros. — Rindou Haitani, mírame cuando te hablo.

— ¡Estábamos bien hasta que llegaste! — le reclama el otro muy molesto. — ¡Él estaba dócil! Pude haberlo seducido de no ser porque llegaste y lo noqueaste... Envidioso.

— ¿Cómo me dijiste? — le gruñó muy molesto.

—EN-VI-DI-O-SO.

Ambos se miraron muy molestos. Casi nunca peleaban, pero está situación ameritaba una buena pelea y estaban por agarrarse a los golpes de no ser porque lograron olfatear aquel exquisito aroma a durazno que los puso dóciles. Eran los restos del aroma que quedaba de Touya, el Alfa había esparcido por completo su aroma en toda la casa, eso era un avance según ellos. Se miraron mucho tiempo a los ojos antes de suavizar sus miradas y lanzarse a los brazos del otro en busca de consuelo.

—Lo siento... No quise decirte envidioso. — murmura bajito el Omega rubio.

—Lamento haberte dicho necesitado. — se disculpa el mayor entre pequeñas acaricias al cabello de su hermanito como mimo.

—... Nunca me dijiste así. — contradice. Ran en ningún momento le contestó su insulto.

—...

—...

¿Ups?

—Ugh, por esta vez lo dejo pasar. — furfulla molesto.

—Eres el mejor hermanito de todos~ — halaga con una dulce voz que hizo ruborizar al menor. — Pero, en serio. No vuelvas a hacer eso sin mí.

— ¿No te molestó que haya intentado avanzar con Touya? — pregunta confundido.

—Nah, fue un buen movimiento. Me molestó que haya sucedido cuando yo no estaba. — le aclara con una pequeña sonrisa. Pronto se sentó junto a él para conocer el chisme. — Ahora dime cómo pasó todo~

Mientras Rindou le narraba con lujos y detalles todo lo que pasó y cómo pasó, Touya se encontraba en el cuarto llorando. No lloraba por haber perdido su primer beso, tampoco por haber sido besado por ambos omegas.

Llora porque aquellos besos le gustaron, y odia haberlo disfrutado.

Su mente se está quebrando, estar tanto tiempo encerrado le está haciendo mal. Está viendo cosas que no son o que no deberían ser, se siente atraído por culpa de su Alfa y con este susurrándole cosas buenas de ellos no ayuda para nada. Su instinto es primitivo, busca una pareja para aparearse y tener cachorros, está en edad y su Alfa le exige eso. Tiene dos omegas dispuestos a complacerlo, pero él odia la situación en la cual se dio todo eso.

Si no hubiera sido secuestrado, las cosas hubieran sido diferente.

Mientras tanto, los Haitani se encontraban yendo hacia una de las tantas reuniones de la manada para hablar de lo que harían durante sus siguientes ataques.

—Atacaremos a la manada Manji... — fue lo que propuso el Omega de rango alto. — Es hora de ir a saludar a mí hermanito...

[N/A]: Se picó 👀

¿Qué les pareció el capítulo?

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