―𝐍𝐈𝐍𝐄―
NOVENO CAPÍTULO
;;Mi Omega, Mi Alfa.
EL INVIERNO comenzó a penetrar dentro de la cabaña esa misma mañana y los tres lobos que la residían sufrieron bastante. Los omegas buscaron refugio en su alfa, se abrazaron entre los tres para mantener el calor y por primera vez el rubio no se quejó porque estaba en iguales condiciones. Cuando el sol del mediodía trajo un poco más de calor, los hermanos Haitani se abrigaron para ir a talar madera y Touya se quedó para cocinar el almuerzo, un buen estofado, mientras bebía un té para calentar su cuerpo.
— ¡Ah! ¡Que frío! — exclama Rindou una vez ingresó al hogar con su cabeza y cola llena de nieve gruesa. Tran lo seguía por detrás con las mismas pintas. — ¡Alfa! ¡Ya volvimos!
—Trajimos madera~ — avisa risueño Ran que sacudió su cola apenas vio al alfa rubio asomarse por el comedor.
—Ah, está bien. — murmura con rostro neutro. — La comida ya está lista... ¿Qué hacen?
Ambos omegas luego de colgar sus abrigos en la entrada y de sacudirse la nieve se acercaron al alfa con intenciones de recibir acaricias por parte de él. El rubio intentaba tomar la madera, pero los omegas apartaban los brazos, uno con una sonrisa traviesa y el otro con un pequeño puchero. Ambos compartieron miradas, dejaron caer la madera al suelo y atacaron al pobre Touya, al cual cargaron entre sus cuerpos con Ran por detrás y Rindou al frente.
—Touya~ — ronronea su nombre el mayor, causando escalofríos en el más bajo por entender a dónde querían llegar. — Necesitamos calor corporal~
—Mhm~ Esta ropa estorba~ — murmura con un puchero Rindou.
Ambos omegas comenzaron su ataque de besos y mimos por diferentes lados del hermoso cuerpo del alfa, Ran mordisqueaba el lado izquierdo del cuello y Rindou el derecho, practicando así su mordida de Omega, una marca eterna en el cuello del Alfa que quedaría en su piel mientras ellos sean de él. Esa mordida se da antes de que el Alfa marque al Omega, entre los lobos eso asegura lealtad, amor y posesividad del pasivo, y se da antes porque cuando el Alfa selle aquel encuentro con su mordida el omega cae dormido del cansancio, su cuerpo necesita recomponer todas las energías que gastó durante el acto y durante su culminación.
Ambos hermanos no podían esperar a morder aquel hermoso cuello. Estaban tentados de sacar en ese mismo instante sus caninos para hacer suyo a aquel Alfa, Rindou estaba impaciente, pero Ran siendo la cabeza fría del asunto acabó esa sesión de mimos con tiernos besos a la mejilla del Alfa.
—Mientras más te resistas... Más doloroso es... — le susurra en el oído humano, asustando al pobre chico que quedó paralizado por esas palabras. — ¿No puedes escucharlo rugir por nosotros? Llamándonos constantemente con ese dulce aroma... Aullando durante las noches porque estemos los tres durmiendo en la misma cama... Querer tomar la iniciativa...
— ¿Qué dice Alfa? — susurra Rindou en el otro lado, Touya podía ver como esos ojos violetas brillaban sádicamente por querer someter de una vez al humano. — No lo niegues más, no te resistas más, porque mientras más luches, peor acabarás.
— ¿Quieres acabar como esos nómadas? — eso hizo sudar frío al de afro. — ¿Quieres saber lo que es perder contra tu lobo?
—N-no... Y-ya basta... — suplica aguantando el querer llorar.
No podía huir, no podía esconderse. Estaba completamente atrapado entre estos dos lobos, estaba teniendo un conflicto interno grave con su lobo interno y eso jamás había pasado hasta ahora. Quería llorar, quería gritar, alejarlos de él...
Pero el miedo que le provocaba Izana era mayor. Lo está ayudando con sus heridas, pero si hay algo que entendió, es que el moreno es fiel creyente de las almas gemelas. Lo supo en el momento que después de ser atendido lo trajo devuelta a la cabaña de los hermanos locura y les hizo jurar que no atentarían contra su vida, en lugar de alejarlos solamente los acercó más.
Su lobo tampoco era su aliado aquí, era otro mal en su miserable situación porque no dejaba de reprocharle lo mal que se comporta con sus omegas.
La situación no podía ser peor para él... Porque ahora es imposible escapar.
—... Me rindo... — admite entre gruesas lágrimas.
Si se va solamente caerá en la locura total, su lobo tomará el control y se convertirá en uno nómada que solo piensa con los instintos, perderá toda su humanidad y jamás será capaz de volver. Atacará todo lo que le sea peligroso, ni siquiera reconocerá a sus propios hermanos, será una bestia total y en ese caso Touya prefiere la muerte.
Solamente le quedaba aceptar aquel cruel destino de la luna...
Los omegas lo hicieron dormir con sus aromas, lo dejaron dormir en el sofá más grande frente a la chimenea encendida para mantener caliente su cuerpo y dejaron suaves besos en sus mejillas, rezando porque cuando despierte esté mejor. Comieron a gusto lo que su alfa les cocinó, durmieron junto a él frente a la chimenea y a la tarde tuvieron que irse, algo preocupados porque aún no daba indicios de despertar por ese día.
Mientras tanto en su mente, el pequeño humano se encontraba en un paisaje con un hermoso cielo azul, esponjosas nubes blancas y un suelo húmedo tan cristalino que reflejaba el mismísimo cielo. El rubio caminó hacia una luz, esa luz se materializó en una forma lobezna de ojos cian brillantes, ese era su lobo, su conciencia, su más profundo y oscuro pensar.
"Ellos son buenos"
—Me rompieron las piernas...
"Ellos salvar"
—Me alejaron de mi familia...
"Ellos cuidar"
—Me secuestraron...
"Ellos amarnos"
—Me tienen en contra de mi voluntad...
"Ellos ser de ti, ser familia nueva, manada nueva"
Touya giró su mirada a otras dos luces, otros dos lobos idénticos al que estaba frente a él y estiró su mano hacia ellos, hacia sus hermanos. Pronto abrió suavemente sus ojos, les dolía horriblemente las lágrimas secas en su piel, pero al estar en soledad lloró por última vez. ¿Cuál era la verdad? ¿Qué es lo que realmente le pasó? Su lobo estaba poniendo recuerdos falsos en su mente a base de aquella mentira, aquel cuento que se inventó su lobo lo toma como real, como algo que verdaderamente pasó y comienza a distorsionar la realidad de la mentira.
Sus labios se separaron para susurrar unas palabras. En otro lado del valle, un lobo negro alzó sus orejas y giró su mirada hacia el Este.
—¿Qué pasa, senpai? — pregunta Souya en su lomo.
—... Creí haber escuchado a alguien llamarme. — murmura aún alerta.
—Yo no escuché nada... — comenta suave, llevando sus manos detrás de sus orejas lobunas para tal vez sentir algún ruido que no sean de los pájaros o del río cercano a ellos.
Escucharon las ramas crujir, ambos voltearon rápidamente, solamente para ver a Naoya con un canasto lleno de frutas dulces, detrás de él venía a paso lento Chifuyu al que ya se le empezaba a ver más aquella pancita con los cachorros de Baji creciendo dentro de él. El cuarteto estaba en un paseo para despejarse, con la desaparición de Touya en la manada se viven momentos de tensión. Desde hace seis meses no saben nada del rubio, Mikey se cansó de buscar, por lo que redujo considerablemente la cantidad de lobos para buscar pistas del Kawata del medio y priorizó los cuidados a Chifuyu por ser el único omega preñado de la manada.
Según las palabras del líder, al no tener ninguna pista de su paradero o alguna pista, le es difícil mantener las esperanzas en alto y al mismo tiempo mantener a una manada tan grande que, a parte, estaba esperando a los primeros cachorros de su historia. Fue simplemente comenzar a repartir los trabajos, pero los Kawata de todos modos se enojaron con su líder por solamente poner a un grupo demasiado pequeño a buscar al rubio y que encima no estén haciendo nada por hacerlo.
Durante esos seis meses en los que Touya estuvo desaparecido, Satoru se hizo muy amigo de los Kawata, Matsuno y Mitsuya, el quinteto de lobos siempre se juntaba en el comedor, los tres lobos mayores siempre atentos a los Kawata por su situación, queriendo al menos ayudarlos emocionalmente a sobrellevar la situación. Satoru cuidaba a los lobos porque sabía que era algo que su mejor amigo hubiera querido, Mitsuya les tomó demasiado cariño y Chifuyu no pudo evitar tener un instinto materno protector hacia ellos y sentirse angustiado por el Kawata desaparecido.
La idea de esa salida era despejar a Souya y a Naoya, a esa salida que solamente era para despejar a los menores se les unió el rubio embarazado, harto de que su Alfa esté con él hasta para ir al baño. Ama los mimos de Baji, es un mimado de mierda con ese alfa, pero necesitaba, no, le urgía alejarse por 2 horas de ese hombre o le iba a terminar mordiendo la cola. Mitsuya se unió porque los interceptó de casualidad junto a Draken, quien huyó apenas notó que Satoru estaba con ellos
Hablando de Mitsuya, este mismo se hizo ver luego del embarazado con otro cesto idéntico al de Naoya, con frutas recién lavadas y algunas plantas de menta que encontró.
—Creo que con esto podemos merendar tranquilos ¿No? — pregunta tranquilo el de cabellos lilas.
—Oh, Mitsu, yo como por 5. — le aclara el rubio mientras acaricia feliz su pancita donde residen de momento sus cachorros. — Estos glotones exigen demasiada comida~
—No le eches la culpa a tus cachorros por ser un glotón de naturaleza... — comenta Satoru en burla, fastidiando al rubio que le lanzó un durazno que atrapó con el hocico.
—Buena atrapada. — felicita Naoya entre risitas, Souya solamente levantó el pulgar con un rostro molesto. — Ahora, dejen de jugar y vengan a comer.
—No comeremos aquí. — se niega Mitsuya. — Sé que somos 3 alfas a cargo... Pero no quiero ser regañado por Baji, sigue siendo nuestro superior y tenemos a su omega preñado.
— ¡Hmp! ¡Si ese perro pulgoso les llega a decir algo yo mismo le morderé la cola por metido! — berrincha el rubio. — ¡Comemos aquí! ¡Aún no quiero verlo!
A pedido de Chifuyu todos se quedaron ahí. Souya y Naoya tenían sus espaldas apoyadas en el lomo del lobo enorme, frente a ellos Chifuyu se encontraba cómodo con el árbol de apoyo para su espalda y Mitsuya junto a Souya le iban dando fruta a Satoru en su hocico mientras comían todos juntos. Estaban tan en paz que la idea de tomar una siesta todos juntos era tentadora, es más, Mitsuya se transformó en un enorme lobo para acurrucarse contra Satoru, en medio de ellos los dos omegas y Naoya, sin sueño alguno, se quedó a patrullar la zona para proteger a los más agotados, pero media hora después no pudo aguantarlo y ahora dormía abrazado al estómago del gran lobo negro.
Despertaron todos exaltados al atardecer. Fue la falta de luz y el pequeño frío los que asustó a sus conciencias dormidas, advirtiendo de la pasada hora que saltaron sin darse cuenta. Empezaron a recoger todo los omegas, Chifuyu y Souya viajaron en el lomo de Satoru camino al Valle, Mitsuya y Naoya los cuidaban por los laterales, pero igual de temerosos por el regaño de sus vidas.
No se sintieron bien apenas llegaron porque Baji se interpuso en su enorme forma de lobo frente a ellos, sus feromonas detonaban furia al igual que sus ojos, y detrás de él Mikey caminaba pacífico, pero con sus ojos oscuros amenazantes.
— ¿Se puede saber dónde estaban? — pregunta con un tono amenazante.
—Lo sentimos, Mikey. — se disculpa Naoya con la cabeza baja. — Fuimos al lago a comer algunas frutas y... nos quedamos todos dormidos, no fuimos conscientes de la hora hasta hace un rato.
— ¡¿Se durmieron con un omega embarazado a cargo?! ¡¿CON MI OMEGA?! — ladra furioso Baji, Satoru gruñó molesto, pero tuvo que guardar sus dientes apenas el rubio se bajó para enfrentar a su alfa. — Chifuyu, ven.
— ¡Primero te calmas! — ordena molesto. — Mikey, todos estamos bien, solo fuimos a despejarnos un poco... ¿O acaso se nos prohíbe ser libres?
—Tú tienes prohibido ser libre. — declara sombrío, todos lo miraron con sorpresa. — Estas embarazado, jamás te perdonaré si algo le llega a pasar a esos cachorros por un berrinche tuyo. Por otro lado... Tú, Satoru, no eres parte de la manada ¿Qué haces aún aquí?
—Él es nuestro invitado. — defiende Souya, con miedo, pero con la determinación de apoyar a aquel que tanto lo cuidó y nunca se rindió por buscar a su hermano mayor. — Él está trabajando duro para encontrar a Touya-nii, lo va a encontrar... ¡Así que por favor-!
—Sigue sin ser parte de la manada. — interrumpe en un tono más fuerte. — Baji, llévate a tu omega. — la pareja se fue con la cabeza agachada. — Mitsuya, no esperaba esto de ti... Ve con los Kawata a la cocina, les toca hacer la cena... Y tú...
—Ya entendí, me voy. — una vez el omega de cabellos azules de bajó, el gran lobo le dio la espalda al líder para comenzar a caminar. A unos cinco pasos se detuvo de seguir avanzando por un horrible aroma en el aire. — ¿Fuego?
— ¡Mi señor! — un lobo llegó corriendo por dónde Baji y Mikey llegaron. — ¡¡Están quemando los pastizales!!
Todos corrieron a cuatro patas hacia el lugar, Satoru se quedó atrás porque... ¿A él que le importaba? No era su manada... Pero ver a Draken correr siendo perseguido por lobos desconocidos activó sus alarmas completamente y decidió intervenir para ayudarlos, ya no era un lobo solitario, por Touya, esa manada también es suya y hasta el final protegería aquello que su mejor amigo tanto amaba con su ser.
"Mate cerca"
Es lo que escuchó en su mente, sus sentidos se equivocaron por creer que se trataba de Ken por ser a quien tenía en la mira en ese momento, pero sin siquiera notarlo, su nariz comenzó a sentir un exquisito aroma a rosas.
Su destinado estaba cerca de él.
—Es bueno verte, Mikey. — saluda aquel sádico líder.
—Izana... — gruñe Mikey, quien era rodeado por muchos lobos de la manada de la brutalidad.
El ataque, comienza ahora.
[N/A] PÓNGALE CONDÓN QUE SE VIENEEEEEE
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