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―𝐅𝐎𝐔𝐑―

CUARTO CAPÍTULO

;;Mi mejor amigo, sálvame de mi destino.







             ¿HAZ SENTIDO EL MIEDO? Cuando estás frente a él estás paralizado. No te puedes mover. Ni respirar. Tu corazón late frenético y el sudor se vuelve frío a la hora de estar cara a cara con el mismísimo terror. Era enorme, mucho más que cualquier otro lobo Alfa que nunca jamás vio. Tenía unos enormes y filosos colmillos sobresalientes de sus fases, teñidos de un intenso carmín al haber acabado recientemente de comer. Sus intensos ojos plateados perforaban a todo aquel que lo mirara directamente.

Estaban frente a un verdadero Alfa.

Les gruñó en advertencia. La manada Manji no iba a retroceder, pero había algunos que si querían hacerlo. Lo vieron tomar rápidamente a su presa y salir corriendo. No lo siguieron todos, solamente lo hicieron Baji, Pachin y Draken. Pronto Mikey se unió a ellos y los dos Kawata igual. Era demasiado rápido, pronto llegaron a un campo abierto donde lo perdieron completamente de vista y Baji ladró frustrado.

— ¡Mierda! ¡Tan cerca!

—Kenchin ¿Lo puedes buscar? — pregunta sereno Mikey. Quien confiaba ciegamente en la habilidad de rastreo del más alto.

—Tengo una mejor idea. — propone Mitsuya, quien apenas iba llegando detrás de ellos.

Organizaron todo para la trampa. Prepararon una manta con comida sobre un plato de madera. Así como hacía Touya para verse con el extraño. Esperaron a la noche para dejar eso ahí y fue Draken el que lo esperó frente a la ofrenda. El lobo Alfa estaba tranquilo, había algo en el otro que le transmitía confianza y eso sintió cuando una mano se llevó el plato de madera como si nada dentro de unos arbustos. Estos se sacudieron un poco hasta que de nuevo vieron a ese enorme lobo salir de este, con un gesto más tranquilo, más relajado.

Parecía buscar a alguien.

Los huesos crujieron en ambos lobos Alfas hasta mostrar sus formas humanas. Quedaron con la boca abierta al ver al humano nuevo; cuerpo tonificado con varias cicatrices, cabello oscuro como la noche, facciones marcadas y esos brillantes ojos plateados que brillaban como dos dagas recién afiladas. Ambos se tomaron su tiempo para ponerse pantalones antes de dar la cara y notar que era 5 cm más bajo que Draken en su forma humana.

—Lo castigaron por venir a verme ¿Verdad? — pregunta serio, intentando ser lo más respetuoso posible.

—No castigamos a nadie. — eso alivió al pelinegro de cabellos puntiagudos. — Touya Kawata... ¿Es por él quién estás preocupado?

—Si ¿Qué pasó con él? — pregunta preocupado. — Está bien ¿Verdad?

—Desapareció la tormenta pasada. Hace tan sólo 1 semana. — informa, dejando perplejo al lobo más fuerte. — Por tu cara supongo que no tienes ni idea de dónde está...

—Muéstrame dónde desapareció. — pide.

Draken miró a sus espaldas, dónde Mikey salió en su forma humana para asentir de acuerdo a que el otro vea lo que pasó esa noche. Minutos más tarde todos se encontraban bajando la montaña, algunos en sus formas lobo tomaron la delantera para volver a investigar a los alrededores mientras los jefes y el nuevo inquilino analizaban las pistas.

—Entonces; volvían de cazar, eran trillizos al irse del Valle, pero al volver ya no eran 3 sino 2. — resume lo que entendió de toda la historia que le fue contando Souya en el camino. Si su hermano confiaba en ese lobo, él también lo haría. — ¿Qué cazaron?

—Etto... — miró a su hermano mayor en busca de ayuda.

—Vacas y conejos.

— ¿Solo eso? ¿Ningún animal más? — cuestiona al ver entre unos arbustos como unas hormigas se comían el cuerpo moribundo de un zorro. — Ese tiene pinta de ser atacado, lo dicen los colmillos en su cuello.

— ¿Habrá sido la manada de la brutalidad? — pregunta angustiado el menor de los Kawata.

Entonces Mitsuya recordó lo cazado ese día porque fue él quien ató los animales más ligeros. Pronto se sintió mal y con mucha culpa en su pecho se acercó al trío para dar su testimonio.

—También había zorros. — los tres lobos se giraron hacia él curiosos. — Cazamos vacas, conejos y zorros.

—Pero... En el cargamento no había ningún zorro. — le recuerda Draken, Baji le dio la razón porque fueron ellos los que bajaron a los animales cazados.

—Touya iba atrás de todo para asegurarse de que nada se caiga... — comienza a unir los hilos Smiley.

—Entonces... — Satoru se dio la vuelta para subir la montaña, siendo seguido por el resto. — Una fuerte lluvia caía sobre ustedes esa noche, todo estaba oscuro y entre tanto ajetreo un par de zorros se cayeron del cargamento. Touya no iba a permitir que la comida se escapara así que siguió a los zorros colina abajo para atraparlos, pero una vez los tuvo fue que se perdió.

— ¡Hermano! — lloriquea el azul al creer en esa historia que contaba el mayor.

—Touya no planeaba buscar refugio, él planeó volver al Valle esa misma noche porque "estaba cerca". — llegaron al puente de tierra y ramas dónde una parte de este se veía hundida a un costado. — Cayó. Por la lluvia y el cansancio pudo caerse y ser arrastrado por la corriente de agua.

—Entonces ahora hay dos opciones... — los Kawata tuvieron miedo de escucharlas de la voz de su jefe. — Quedó inconsciente en la orilla, perdido y desorientado o...

— ¡No! ¡Nuestro hermano no murió! — grita desesperado Souya, quién lloraba a moco tendido. — Puedo sentir que aún está vivo, nuestro sentido de trillizo-

— ¡No existe algo así! — niega absolutamente Muto. — Acéptenlo, perdieron completamente a su hermano.

—No... — niega el de cabellos melocotones.

Ambos hermanos se abrazaron, negándose completamente a aceptar que su hermano posiblemente esté muerto. Si es así, no descansarán hasta ver el cadáver, pero sin cuerpo no hay muerto y la esperanza en ellos surge de que esté por ahí intentando buscar cómo volver.
Unos huesos crujieron, ellos curiosos levantaron sus miradas justo para ver a un enorme lobo pasar corriendo y lanzarse a la corriente furiosa de agua por la que supuestamente cayó su hermano. Ambos lobos jadearon con sorpresa al ver tal acción por parte del desconocido que arriesgó todo con tal de descubrir que pasó realmente.

— ¡Síganlo! — ordena Mikey quién tomó también su forma de lobo.

Todos siguieron por tierra al enorme lobo que trataba de visualizar y entender hasta dónde llegó aquel rubio. Nadaba para dar con la ubicación, hasta que metros más adelante vio una piedra con sangre seca y una imagen fantasma de Touya golpeándose llegó a él. Hizo peso muerto para chocar con la misma piedra sin ningún daño y dejó que la corriente lo arrastrara hasta unos metros más adelante dónde todos lo esperaban en la orilla.

Apenas se puso de pie sacudió su cuerpo todo mojado y comenzó a olfatear el suelo en busca de alguna pista, aunque sea mínima, de aroma.

—Busquen a los alrededores. — ordena Mikey. — Satchin ¿Qué encontraste?

—Aquí Touya paró... — teoriza mientras levanta la cabeza para ver a sus alrededores. — Debe estar demasiado herido, se dio un golpe muy feo y no creo que haya ido muy lejos... A menos, no solo.

— ¿Qué quieres decir? — pregunta amenazante Draken.

—... Nada. — el lobo Alfa se dio la vuelta para comenzar a investigar por su cuenta hasta cierto punto dónde vio algunas ramas rotas y flores pisadas. Siguió ese camino distraídamente, la forma en la cual la tierra estaba hundida le dio a entender que arrastraron algún cuerpo y al querer avanzar más un par de enormes lobos se interpusieron en su camino. — ¿Qué hacen?

— ¡No puedes avanzar! — regaña el lobo Peyan.

— ¿Por qué no? — cuestiona bastante confundido. No le ve nada de malo al camino.

—Es territorio de la manada del norte... — le aclara Pachin muy asustado. — Esos bastardos están asociados con la manada de la brutalidad, son lobos salvajes, agresivos... ¡Son malos!

— ¡Muy malos! — exclama Pe.

—Ya entendí, muy muy malos y peligrosos. — les dio la espalda para volver con el resto, con un pensamiento divertido en su mente. — "Otro día volveré..."

En otra parte del Valle, muy apartados de todo y todos se encontraba Touya Kawata. Sus piernas le dolían como el mismísimo infierno, pero eso no era lo que molestaba, no. El hecho de estar en una enorme bañera de aguas termales, con dos lobos refregándose contra su cuerpo era lo que más le incomodaba a su lado humano, pero que agradaba a su lado lobo. No podía controlar esas feromonas a durazno que marcaban los cuerpos más altos, quienes malinterpretaban peor la situación con el Alfa.

En las mentes de Ran y Rindou su alfa estaba completamente encantado con ellos, no lo dudan, son ejemplares hermosos aun cuando toda su vida se lo negaron. Ellos se consideran omegas hermosos y que su alfa los esté marcando con su aroma significa solo una cosa; ya ganaron al lobo, la parte más importante.

Solo faltaba ganarse al humano.

¡A-ah! ¡¿D-dónde están tocando?! — chilló cuando sintió que los masajes en su cuerpo bajaban a ciertas zonas prohibidas.

—Creímos que Alfa necesitaba asearse correctamente... — ronronea seductor Ran en su oído, estremeciendo al más bajito que como pudo se apartó de ambos cuerpos. — Alfa-

— ¡Basta! ¡No me llamo Alfa! — regaña. Al ver los ojos brillosos de los Omegas sintió su corazón contraerse, no es una mala persona, pero la situación de verdad le está pudiendo demasiado. Nunca en su vida gritó o levantó la voz a alguien. No se siente bien la verdad. — U-uh... Me llamo Touya Kawata... 

—Ran Haitani. — se presenta, ganándole rápidamente a su hermanito que hizo un pequeño puchero. — Él es mi hermanito Rindou.

—Es... ¿Un placer? — ¿de verdad debería reaccionar así? Bueno, fue secuestrado por este par de locos, debería empezar su actuación si no quiere acabar muerto. Por sus hermanos, su manada, el sobreviviría hasta el final. — Etto... ¿Por qué estoy aquí?

—Te estás dando un baño para relajar tus músculos. Estas muy herido. — le recuerda Rindou lo obvio.

—No hablo de eso... — interrumpe algo acolorado por el calor. — Yo... No recuerdo mucho por la adrenalina del momento, solo recuerdo desmayarme y al despertar ver a... dos hermosos omegas... — en verdad le daba muy mal usar las palabras y mentiras. Sentía que en cualquier momento se largaría a llorar como un bebé.

Un momento... Sus lágrimas. Usó eso a su favor para hacer más creíble su mentira. Lloró. Los Omegas se desesperaron al verlo en ese estado que se acercaron para abrazarlo por los lados, transmitiéndole paz al lobo y una enorme tensión al humano que lejos de sentirse cómodo se sentía sofocado, algo que aumentaba su llanto.

—Shh... El agua se está enfriando ¿Por qué no mejor vamos a hablarlo con una buena taza de té? — se obligó a asentir para que lo dejen solo.

Una vez estuvo solo soltó todo el aire que contenía y se permitió llorar libremente. Odiaba esa situación, quería volver a casa, quería estar entre los brazos de sus hermanos siendo consolado, estar jugando junto a su mejor amigo, hasta se dejaría ser el objetivo de bromas de Baji con tal de volver a su manada. Los extraña a todos, no quiere estar ahí con esos extraños.

¿Qué pasará con él si se hartan? Respiró hondo para calmar sus lágrimas. Si se mostraba demasiado débil posiblemente les deje de interesar como alfa y ese pensamiento le provocó arcadas. Odiaba en ese momento que su lobo no le esté haciendo caso, que esté totalmente prendado a aquellos Omegas que tan... ¿bien? lo calman. Touya sabe que todo es una farsa. Esos psicópatas lo secuestraron, lo dejaron inválido y le impiden volver a su hogar por un malentendido.

—"Ellos son malos. Me tienen contra mi voluntad. Ellos son malos y me tienen contra mi voluntad." — asintió listo. 

Su mantra sirvió para calmar a su lobo, posiblemente sea los restos de su anterior calor solitario. La idea de tener a dos Omegas dispuestos a complacerlo habrá alterado a su alfa, pero no a él que reconoció al instante la trampa. Se prometió no caer, ser firme hasta el final, no permitir que esos omegas se salieran con la suya.

— ¡Alfa~! — canturrea el de trenzas, llegando hasta él con una extraña silla con ruedas pegadas a los costados. Era la primera vez que veía aquello, pero reconocía su función. — Vamos a sacarlo de ahí para que se pueda vestir ¿Sí?

Se tuvo que dejar manejar como un muñeco de trapo, aunque ellos lo trataron como uno de porcelana al ayudarlo a escurrir su abundante afro y descubrir sus orejas escondidas, también con su cola lobuna y partes de su lechosa piel. De ambos notó que el más desvergonzado era el hermano mayor, el menor hacía el intento en vano de acomodarse los lentes para que no vea su rostro rojo de la vergüenza. Le pareció tierno de cierta forma.

Se quiere golpear en esos mismos momentos por pensar que uno de sus captores es tierno.

El menor al notar su mirada se puso muy nervioso, muchos pensamientos pasaron por su mente, intentando adivinar lo que posiblemente piense su alfa de él. Se siente abrumado, cree que pierde terreno por culpa de Ran, pero él también quiere sentirse amado y que le esté dedicando miradas solo logra que su corazón lata desenfrenado en su pecho y sus movimientos se vuelvan algo torpes. Ran al notar eso carraspeó de los celos y se llevó arrastrando aquella silla de ruedas con el Alfa encima hacia adentro de la morada.

Touya entonces pudo apreciar otra parte de la casa; un completo desastre cabe aclarar. Los muebles estaban bien ordenados, pero la cantidad de basura y tierra que había a los alrededores le daba a entender que estos en su vida tomaron una escoba para limpiar o poner en orden las cosas. Por suerte lo que usan a diario como tazas y platos están limpios cuando le ofrecieron un té de hierbas medicinales y unas galletas de dudosa procedencia que se negaba a comer por todo lo bueno en el mundo.

—Espero que lo disfrute, Alf- Touya. — se corrige rápido Rindou con un enorme rubor en sus mejillas. Se sintió bien decir el nombre de su Alfa por primera vez.

—Se siente raro que me traten de usted... ¿Cuántos años tienen? Yo tengo 19. — debía comportarse casual, curioso. Huyó de su manada, está perdido, ese es el cuento.

—Oh, tenemos la misma edad, Rin tiene 18. — informa interesado Ran. Le está gustando lo cooperativo que se comporta el humano, creyó que debía forzarlo un poco más, pero se ve que no será necesario eso.

—Ya veo. — decidió beber un poco del té, queriendo al instante escupirlo por lo horrible que sabía.

Era oficial. Estos secuestradores eran todo menos buenos amos de casa. Iba a morir, está a cargo de ellos y ya puede ver la luz al final del túnel.

— ¿Qué tal? — pregunta impaciente Ran. Él mismo hizo ese té.

Touya se obligó a darle un enorme y largo trago de una para acabarlo, sintiendo automáticamente las ganas de vomitar todo, pero se contuvo con éxito y le sonrió lo mejor que pudo al Omega que parecía tener brillitos en su rostro.

—E-está... bueno... — miente descaradamente, haciendo sentir muy bien al hermano mayor que miró victorioso a su hermanito. Cuando este lo vio en silencio supuso que él quería verlo comer las galletas, así que al hacerlo un enorme alivio recorrió todo su ser al sentir el delicioso sabor de la miel y la masa. Eran galletas de miel. — Wow, estás demasiado buenas. — halaga sincero.

—Son de parte de nuestro líder. — aclara Ran algo molesto. Se notaba la preferencia entre su té y las galletas. — Cada semana el jefe nos hace dulces a todos. Supongo que porque está entrenando para satisfacer a su alfa...

— ¿Izana tiene un Alfa? — se cuestiona sorprendido en voz alta, arrepintiéndose al instante de haber abierto la boca.

... Tu...

— ¡Es que su aroma estaba esparcido por todo el bosque! Lo reconocí y por sus nombres... Bueno, es la manada de la brutalidad ¿no? — habla rápido para defenderse, debía arreglar la cagada que cometió.

—Hermano, somos famosos ¿lo olvidas? — le recuerda su hermanito con molestia, odia ser ignorado. — Izana no tiene un Alfa, pero lo está buscando. Cree muy fielmente en el amor y el destino. Últimamente lo trae loco un aroma que está cerca de la manada Manji, no nos quiere decir a qué sabe, pero lo averiguaremos.

—Tal vez podamos ayudar al jefe, él sabe mucho... Y tú vienes de ahí, de seguro conoces el aroma. — termina Ran con una enorme sonrisa. — Ahora... ¿Por qué no mejor descansas? Desde hace un rato andas bostezando.

—Creo que sería lo ideal... — murmura adormilado el Alfa.

Ran lo había dormido con sus feromonas. Debía hablar seriamente de unas cosas con su hermanito con respecto a su manada y lo que le dirían al Alfa. De momento se conforman con ese avance de haber conocido su nombre y de haber entablado una conversación, pero eso era todo por ese día. Tal vez otro pueda durar más tiempo despierto.




[N/A]: Me convencieron, SatoIza supremasy.

Dibujo hecho por mí de Satoru Sadao, el personaje secundario de esta obra que ayudará a la manada Manji a encontrar a Touya.

Satoru Sadao, tiene 22 años, mide 1,75 m. Es un lobo bastante agresivo, aunque demasiado misterioso y solitario. 

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