―𝐅𝐈𝐕𝐄―
QUINTO CAPÍTULO
;;Amo de casa, el plan secreto de los Haitani.
EL SOL comenzaba a asomarse entre los árboles del enorme Valle. Las cuevas pronto comenzaron a iluminarse de aquella hermosa luz solar que avisaba el comienzo de un nuevo día. Dos lobos en particular que compartían habitación se despertaron con los mejores ánimos del mundo, al salir de sus habitaciones se sorprendieron de sobre manera al ver todo, absolutamente todo abierto y limpio.
La luz solar bañaba por completo la cocina y comedor por las ventanas abiertas de par en par, todo brillaba espléndidamente y lo que antes era un chiquero ahora era una casa decente de dos lobos omegas.
Sintieron sus corazones congelarse al ver la puerta abierta y no dudaron ni un segundo en correr en pijamas hacia afuera para ver desesperados a su alrededor.
— ¡Lo sabía! ¡Sabía que no era buena idea dejarlo sin supervisión! — gruñó Rindou que se imaginó lo peor.
—Tranquilo, no debe haber ido muy lejos. — intenta calmar el mayor que debía ser el cerebro en ese momento. — Con esa silla de ruedas y el aroma de Izana cubriendo todo el territorio es imposible que haya huido.
—Entonces ¿Dónde-?
— ¡Ran, Rindou! ¡Buenos días! — ambos omegas se tensaron e hicieron una reverencia ante su Omega supremo; Izana Kurokawa. — Hoy es una mañana espléndida ¿Planean pasear en su forma de lobos?
—Mi rey. — saluda Ran por ambos. — En realidad estábamos... Limpiando.
— ¿Ustedes? ¿Limpiar? — pregunta incrédulo Kakucho. Alfa que acompañaba a Izana en su caminata matutina. — Debe avecinarse una poderosa tormenta entonces o el sol nos está por calcinar.
Ambos omegas gruñeron por la provocación del otro.
—Kakucho, somos omegas, nuestra naturaleza nos pide algo de orden. Aunque viniendo de ustedes también me sorprende que tomen ese trabajo. — comenta con una pequeña sonrisa el Omega. Luego levantó sus hombros en señal de restarle importancia. — Da igual. Por cierto, que buen perfume a durazno que desprenden ¿Me perdí de algo?
Eso tensó a ambos omegas que supieron controlarse para no armar un escándalo ahí mismo. Salieron como si nada olvidando el detalle de su Alfa, la mención del aroma les hizo recordar por qué habían salido tan de prisa que estaban impresentables. La vergüenza también llegó porque muchos de su manada comenzaban a salir de sus casas y los estaban viendo con ojos raros por sus apariencias desarregladas.
— ¡Es una nueva fragancia para el hogar! — salva Rindou rápidamente. Kakucho lo vio con ojos sospechosos al ver una sombra moverse por la casa. — Bueno, los dejamos seguir su paseo. Aún tenemos mucho que limpiar.
—Tenga buen día, mí rey. — despide el Haitani mayor que entró casi corriendo a la casa seguido de su hermano.
—Están muy raros... — no puede evitar comentar Kakucho a su líder una vez los hermanos se fueron.
— ¿Se habrán puesto nerviosos por el aroma que cargo? — pregunta ruborizado Izana. — Hoy encontré su nido y no pude evitar fregarme en éste. De seguro lo abandone y se busque otro, pero estar más cerca de él hace mí corazón explotar.
Kakucho tuvo que soportar todo el camino de vuelta a las cuevas las fantasías de Izana sobre formar una familia con ese misterioso Alfa sin manada. De nuevo con los Haitani, estos estaban con la boca abierta viendo a su Alfa dentro de la casa intentando alcanzar la alacena, este se rindió y cuando dio la vuelta en su silla de ruedas se asustó de ver a sus captores frente a él.
—B-buenos días... — saluda nervioso. Esperaba que estos durmieran por otras horas más.
—Buenos días. — saluda primero Rindou quien se acercó para besar la frente de su Alfa, dicha acción puso tenso al más bajo. — ¿Pudiste dormir bien?
—Algo, aún me duelen las piernas... — confiesa con una mueca. — ¿Ustedes? Están muy pálidos...
Claro que lo estaban, creyeron que de nuevo intentó escapar, pero parece que no fue así.
Realmente, lo que pasó esa mañana fue lo siguiente:
Touya se levantó a las 4 a.m. por un intenso dolor en sus piernas. Todo fue porque se había acomodado de forma bruta olvidando el accidente en sus piernas que hizo aullar de dolor a su lobo y a él lo hizo chillar. Llamó en llantos a sus hermanos, pero al palpar a sus costados se dio cuenta de que ese no era su hogar, ni que tampoco tenía a sus hermanos, ni a su manada y tampoco estaba cerca de su mejor amigo. Los aromas y recuerdos llegaron a él como una película la cual lloró demasiado, lo último que recuerda es haber sido dormido después de tomar esas hierbas que le dio el de trenzas y supo que lo más probable es que con ellos viva dopado y dormido.
Entre tanta oscuridad sus ojos se acostumbraron a la poca luz que entraba en su cuarto, palpando un poco logró sentir la silla de ruedas a la cual no dudó en subirse. Con todo el dolor del mundo se acomodó en esta y acomodó sus piernas para que no le doliera tanto, pero el dolor seguía y era muy latente. Entonces recordó esas hierbas y el efecto tranquilizante que hicieron en él. Con tal de dejar de sentir ese dolor era capaz de él mismo drogarse.
Salió silencioso de la habitación y lo primero que hizo fue cubrir su nariz. Olía a mierda el lugar, la basura y el polvillo irritaban sus ojos y Touya no vio la hora de calmar su dolor para luego escapar de ahí lo más pronto posible. Aprovecharía que los otros dos dormían, que no había ningún lobo a esas horas.
Apenas llegó a la cocina no le costó nada hacerse un té en el momento, por un tic suyo limpió lo que tenía en frente. Un último favor que le haría a esos malditos omegas. Apenas el agua hirvió preparó la infusión con pocas hierbas y un poco de limón para que no le caiga tan pesado. Le agregó bastante azúcar porque él ama las cosas dulces y bebió de a sorbos esa infusión. El limón calmaría su malestar estomacal, mientras que las hierbas tranquilizarían todo dolor muscular que tuviera.
Apenas la acabó comenzó a rodar las ruedas hasta la salida, abrió muy precavido la puerta, pero apenas lo hizo la cerró al instante por ver un terrorífico lobo rondando por el lugar. Su corazón casi se le sale del pecho, vio muchos lobos, pero ninguno como aquel de mirada alocada. Decidió espiar por una de las ventanas, al hacerlo la luz del alba bañó todo su rostro y cada curva de su esponjoso cabello, solo cuando sus ojos se acostumbraron a la luz fue que notó la enorme cantidad de lobos rondando por todo el lugar y se sorprendió de lo grande que era.
El hogar de los Haitani se situaba en medio de otras cuevas, todas eran personalizadas y tenían esa calidez hogareña que le recordaba a su Valle. Estaba ubicado en un muy buen punto, se hizo un plano mental con las posibles rutas de escape, pero por el frente jamás lo lograría. Debía irse por detrás, convencer a los Haitani de ponerle nuevamente la ventana para poder ver aquel bosque nuevamente.
Sus planes de escape serían perfectos de no ser porque recordó aquella pared del poderoso aroma de Izana Kurokawa. Ese Omega tenía la particularidad de dormir al alfa que quisiera y tenerlo a sus pies, él era un Omega de temer porque les sacaba todo el provecho a sus cualidades Omegas al igual que los chicos que lo tenían secuestrado. Debía encontrar alguna ruta por la cual podría escapar, alguna vía por la cual todos los de la manada de la brutalidad pasaban para evitar la inconsciencia y poder escapar por ahí.
Abrió las demás ventanas para ventilar el lugar, ya no aguantaba ese olor a mierda y ese polvillo.
—Esto es un asco... — murmuró desganado.
¿En serio estos omegas vivían así? No quiere ni imaginarse cómo estará el cuarto de estos.
Con determinación a poner ese lugar en orden comenzó a limpiar y a ordenar todo. Aprovechó que no sentía tanto dolor para hacer las tareas del hogar, en un momento cuando el sol salió fue que acabó con lo que era la sala y el comedor y decidió abrir la puerta para ventilar el lugar. De paso usó sus feromonas para perfumar el lugar y fue a la cocina a seguir con su limpieza. Cuando acabó ahí entrada una hora sintió hambre y vio que sería buen momento para comer algo decente. Esos Omegas lo terminarían matando de hambre y él no iba a permitir eso.
Buscó por toda la cocina algo de comida, también productos de cocina y notó que lo que le faltaba, que eran las especias, se encontraba en las alacenas de encima empezó a dar pequeños brincos en su silla intentando alcanzarlas. Completamente inútil, estaba a un metro de distancia. Se rindió y cuando dio la vuelta de encontró con ambos omegas de pie.
Estaban en pijamas, ahora que detallaba sus cuerpos desnudos es que pudo notar los tatuajes en conjunto que llevaban en sus pechos y piernas. Una mitad del otro. Deseó hacerse algo así en un futuro cuando volviera a ver a sus hermanos, un tatuaje que complementara al otro.
Y ahí se encontraba, cocinando con ayuda de los omegas que le iban pasando lo que él pedía. Las orejas de ambos estaban alzadas y sus colas se agitaban cuando él los miraba o se movía un poco para alcanzar algo. Eran dos niños curiosos que se vez en cuanto se asomaban para ver lo que cocinaba. Decidió hacer unos huevos revueltos con jamón, también hizo unos omelettes rellenas de carne picada, jamón, tomate y algunas especias. Los hermanos estaban alucinando con tan buenos aromas que desprendía la comida, se les hacía baba en la boca cada que chillaba el aceite en la sartén.
La comida fue servida, Touya tuvo que agregar dos tazas más a la mesa y preparar todo él para que los tres comieran. Se acomodó en un lugar libre de sillas, en la punta de la mesa. Los Haitani se sentaron enfrentados para cada uno estar cerca de su Alfa, estando quietos viendo la comida frente a ellos con sus utensilios en manos.
—Buen provecho. — comenta Touya por educación.
—B-buen provecho. — tartamudean ambos sonrojados. Viendo al mismo tiempo como el Alfa de gustaba de su propia comida con una sonrisa.
Touya siempre fue de desayunar en abundancia para un día entero de mucha actividad, esperaba hoy al menos divertirse o poder tomar algo de sol por la ventana, tal vez tomarse el trabajo de mejorar la silla de ruedas para que soporte cualquier terreno.
Al notar ambas miradas sobre él se sintió incómodo, así que miró a ambos omegas que sacudían sus colas esperando algo de él.
— ¿No van a comer? — pregunta.
—... ¡Ah! Si. — Rindou fue el primero en probar un bocado, sintiendo sus papilas gustativas derretirse al instante por la explosión de sabores que provocó tal manjar en su boca. — ¡¡Mhm!! ¡Deliciosooo~!
Ran también hizo una exagerada degustación, pero era inevitable. Ambos hermanos llorarían de amor, su Alfa cocinaba como los dioses y pudieron fantasear tranquilos en sus mentes que sus hijos no morirían de hambre con tal hombre dispuesto a cocinar exquisitos platillos para todos ellos. Imaginaron al alfa cuidándolos y mimándolos durante el embarazo, algo que hizo agitar más sus colas y alterar sus hormonas.
Touya por un momento sintió el peligro avecinarse, pero eso aún no lo sabía, sólo sentía que algo de él peligraba y lo supo cuando acabaron de comer. Fue una comida silenciosa la cual agradeció, no creía poder hablar con ninguno o, mejor dicho, no quería hablar con ninguno ¡Lo secuestraron! Aunque para ellos lo hayan salvado, él fue secuestrado por ambos omegas y ahora estaba en la difícil situación de que su vida peligraba constantemente. No sabía de qué eran capaces, solo sabía que lo estaban cortejando y que eran pésimos haciendo eso.
—El desayuno estuvo delicioso, Touya~ — halaga Ran con una suave sonrisa en su rostro.
— ¿Necesitas algo para el almuerzo? ¡Te lo traeré rápidamente! — ofrece Rindou.
—U-uh... Creo que necesitaría algunas verduras, frutas, falta leña y, eh... — al ver los brillitos en el rostro de ambos se tensó, les estaba siguiendo el juego inconscientemente. — A-ah ¿Ustedes no tienen que hacer cosas en la manada?
Entonces un aura deprimente rodeó a ambos Haitani. Era verdad, a ellos le tocaba ese día hacer guardia durante la tarde, eso sin contar la junta durante la noche que determinaría el próximo movimiento de la manada. También debían pensar cómo presentar a Touya en la manada y cómo él serviría a esta, los Haitani pensaron y pensaron, pero inválido su Alfa no servía para nada.
A no ser...
—Debemos hablar en privado, si nos disculpas. — Ran tomó a su hermanito para correr a su cuarto compartido para hablar con él a solas.
Touya los vio con sospecha hasta que se fueron, ir en ese estado corría el riesgo de ser encontrado con las manos en la masa y él aún aprecia su vida. Pronto se enteraría que traman los locos, de momento debe pensar en si propia supervivencia y en la forma de sobrevivir hasta que venga su manada a rescatarlo.
Ojalá su mejor amigo venga con ellos, él podrá encontrarlo más rápido que cualquiera porque es quien más conoce toda la montaña. Si pudo colarse una vez en la manada Manji no duda que también se pueda colar en la manada de la Brutalidad.
—"Se que ellos lo lograrán, nunca me abandonarían. Manjiro-san jamás abandona a los suyos ¿Verdad?" — pensó con esperanzas mientras limpiaba lo que usó.
Mientras tanto con Ran y Rindou, estos se estaban vistiendo decentemente para ir por las cosas que su Alfa necesitaba ese día para el almuerzo, merienda y cena de ese día. Planeaban comprar y cazar de ser necesario, iban a hacer lo que prometieron desde ahora. Tal vez se haya decepcionado con la limpieza del hogar y los quehaceres de esta, pero ellos iban a demostrar que pueden ser útiles en otros aspectos.
—A ver si te entendí. — detiene nervioso a su hermano mayor mientras se acomoda los lentes, muy rojo de la vergüenza. — Dices que lo presentemos cuando uno de los dos esté... ¿En cinta?
—Si. — confirma Ran con una traviesa sonrisa. — Piénsalo un poco. Con uno o los dos preñados Izana no tendrá de otra que permitir que Touya se quede, si aun así se niega podemos irnos como planeamos. Nadie nos va a alejar de nuestro Alfa.
—También tenemos una carta maestra. — el mayor miró confundido al menor. — Touya debe conocer al Alfa del cual Izana está prendado... Si lo convencemos con un trato justo...
—Nos dejará quedarnos con nuestro Alfa, él tendrá al suyo y todos aquí ganaríamos. — termina entendiendo Ran con una gran sonrisa. — Esa es una buena variante. Pero la usaremos solamente si Izana descubre a Touya antes de tiempo.
—... No vas a abandonar el plan del bebé ¿No? — pregunta nervioso Rindou. La idea del embarazo mueve demasiado a su Omega por la emoción y da a luz su instinto maternal dormido por la idea de tener un cachorro entre sus brazos, obra suya y de su Alfa. — Primero él debe estar en condiciones de tomarnos.
—Estará como nuevo en primavera... — le resta importancia Ran. — En primavera es la época perfecta para aparearnos con él, crear nuestro nido de amor, pasar nuestro primer calor con un alfa que de verdad nos merezca ¿No te parece hermoso, hermano?
—S-si... Quiero pasar mí celo con Alfa, pero... ¿Qué hay de lo que él quiere? — murmura cabizbajo. — Quiero ser amado por el humano también, quiero que él sólo nos mire a nosotros... Quiero dejar de sentir miedo de que quiera irse.
—Tranquilo, no se irá. — tranquiliza con sus feromonas a su hermanito que saltó a sus brazos en busca de protección como todo un cachorro. — Ya... Tranquilo hermanito, todo saldrá bien. Ya verás.
—Confío en ti, Ran.
— ¿Cuándo te fallé? Rindou.
Ambos se sonrieron antes de salir, notando que su Alfa estaba descansando frente a la ventana por la cual da el sol de la mañana. Les dio una hermosa vista de sus rubios y brillantes cabellos que resplandecían como el mismísimo sol, sus ojos estaban cerrados así que podían apreciar esas largas pestañas rubias, también unas pequeñas pecas por todos sus pómulos de su blanquecina piel. Se veía como un hermoso ángel, uno por el cual ambos cayeron completamente enamorados y mucho más.
Se arrodillaron frente a él para cada uno besar una de sus manos. Se estaban despidiéndose por ahora, pero pronto volverían a casa y el sentimiento de tener a alguien esperándolos llenaba por completo sus corazones de una enorme calidez que nunca antes sintieron.
No se fueron, pero ya no podían ver el momento en el que volvieran para ver de nuevo a su amado Alfa.
[N/A]: Aquí Virus reportándose con un nuevo capítulo. Espero que lo hayan disfrutado 💜
Estaré actualizando muy pronto, ando inspirado.
Quiero agradecer a https_foresstto por la hermosa portada y el bello separador. En verdad los amé y espero que a ustedes también les guste el nuevo diseño del libro.
Nos leemos pronto mis bellas bacterias 💜
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