-𝐄𝐋𝐄𝐕𝐄𝐍-
UNDÉCIMO CAPÍTULO
;; Hogar, familia.
De forma lenta sus párpados comenzaban a abrirse, su visión estuvo borrosa por unos segundos en los que comenzaba a despabilarse y cuando lo hizo se quedó con la vista fija en el techo. Sus sentidos estaban demasiado dormidos, poco a poco comenzó a recuperar la memoria de todo lo que pasó, al mismo tiempo que su olfato captó aromas familiares a su alrededor.
Las lágrimas en sus ojos nublaron su vista, cuando comenzó a sollozar sintió cuatro brazos rodearle. Primero se removió incómodo pensando que eran los Haitani, pero al sentir el dulce aroma de sus hermanos y el de Satoru en el aire su corazón se partió en muchos pedazos a causa del dolor que estuvo aguantando por tanto tiempo.
Para Nahoya y Souya era normal que de vez en cuando Touya soltara sollozos en la madrugada o durante la mañana, pero no fue hasta estar 1 minuto abrazados que abrieron de par en par sus ojos para notar que realmente el trío estaba al fin completo.
Entonces los tres comenzaron a llorar más fuerte.
— ¡Hermanos! — chillaron dentro de aquel enorme abrazo.
Cuando Touya intentó moverse un agudo dolor punzó desde sus piernas hasta su cabeza de ida y vuelta hasta convertirse en el peor de los infiernos. El gemido que salió del fondo de su garganta a causa del dolor hizo activar todas las alarmas a sus hermanos y al Alfa, que entró de golpe a la habitación, casi derribando la puerta, al escuchar a su cachorro llamarlo.
—Me duele... Duele mucho... — solloza de forma ruidosa.
Satoru se acercó para quitar la manta que cubría el cuerpo de sus cachorros y ahí pudo ver con horror como las piernas del rubio se encontraban destrozadas por completo. Llenas de mordidas y golpes muy frescos, el aroma a sangre fresca llegó a sus fosas nasales y tan pronto su lobo entendió que habían herido a su cachorro la furia burbujeó intensamente en su interior.
Iba a ir a hacerles pagar cada puta lágrima, pero ver a sus cachorros completamente alterados provocó un nudo en el corazón de Satoru que se le hizo imposible, al menos por el momento, el salir a hacer la masacre más grande y sanguinaria de toda la historia. A pasos suaves se acercó, Nahoya le hizo espacio para que se metiera en la cama, una vez cómodo fue cuestión de segundos para que los menores se apegaran a su cuerpo en busca de sentir su aroma hogareño.
Touya ya se acostumbró a qué lo durmieran a la fuerza con los aromas, pero está vez lo aceptó gustoso al ser solamente el aroma de Satoru. El mayor acarició los esponjosos cabellos de los trillizos, lento, cómo un masaje que relajó al trío de la angustia y el dolor. Se quedó un rato largo para asegurarse de que sus pequeños dormían profundamente, cuando estuvo seguro de ello se quitó su playera y la reemplazó por su cuerpo para que Nahoya y Touya de aferren a algo mientras duermen, Souya abrazaba como un koala la espalda del rubio, por lo que él no se despertaría hasta que el mayor no lo haga.
Cuando salió de la cama notó que los trillizos se acomodaban para dormir abrazados entre los tres, usó esa misma camisa como manta luego de llenarla de sus feromonas y salió silenciosamente de aquella habitación, dejando la puerta entreabierta por seguridad.
—Oh, creo que podría acostumbrarme a la vista~ — ronronea Izana al ver a su Alfa pasearse semi desnudo por la cabaña, al ver que este lo ignoraba para tratar de salir se apresuró a alcanzarlo y a interponerse entre él y la puerta. — No, no. No tan rápido ¿A dónde piensas ir?
—Voy a matar a esos Omegas. — declara con un rostro muy serio. — Ellos secuestraron a Touya.
—Vamos a calmarnos un poco... ¿No piensas que tus cachorros sentirían inseguridad y miedo junto a un asesino? — empezó a usar sus dotes del habla para intentar convencer al alfa que seguía duro como una piedra frente a él, Izana por primera vez sintió que estaba hablando con una pared. — Oye, ya los castigué por su pecado ¿Podrías tener consideración? Te recuerdo que asesinaste a uno de mis lobos.
—¿Y? Era él o yo. — se justifica sin remordimiento alguno, Izana entonces se preguntó cuántos lobos habrán tenido el mismo destino por esos grandes colmillos. — Escucha, eh...
—Izana. — se presenta. Algo herido cabe aclarar, no era la forma con la cual siempre soñó el presentarse a su Alfa.
—Izana, — pero de igual forma se sintió bien. El lobo, a pesar de estar en su modo protector y paterno, se tomó su tiempo para saborear el nombre de su Omega. Eso hizo sacudir de alegría la cola del moreno. — dos lobos secuestran a mi cachorro, lo alejan de mi por 6 largos meses y cuando lo encuentro está rengo y con daños psicológicos... ¿Qué excusa tienes? ¿Mhm?
—Ellos afirman ser destinados... Y el destino nunca se equivoca. — de forma elegante se acercó para pasear sus delgadas manos sobre el suave y tonificado pecho desnudo de su alfa. Sus dedos se estremecen ante aquella calidez, el calor que siente también se pasa al lobo frente a él, las pupilas de ambos de dilatan cuando se ven a los ojos e Izana, aprovechando el momento, pone su mejor sonrisa seductora. — Olvídate de esos omegas, entre tus brazos tienes a uno mejor... Soy el líder de todo este valle, domino a cualquier lobo y tengo un pueblo el cual me aclama como un Rey... O bueno, una reina... Me hace falta un rey y ese eres tu... ¿O a caso debo buscar a otro alfa que quiera estar a mi la-? ¡Ah!
Chilló cuando fue cargado como si no pesara nada. Sus piernas abrazaron con fuerza el pecho del alfa, sus manos descansaron en sus hombros y el apoyo lo obtuvo de sus fuertes brazos que lo sostenían por sus piernas y trasero. Admiró desde arriba la mirada oscura del pelinegro, sus mejillas se ruborizaron al máximo y sintió su entrada mojarse, todo esos sentimientos eran nuevos y le estaba encantado. Ni su más retorcida fantasía se comparaba a lo que sentía en ese momento, sintió agua en su boca y descargas eléctricas que mandaba su cerebro a causa de lo que su alfa planeaba hacer con él.
Si cuerpo fue dejado en el gran sofá, no tuvo tiempo de acomodarse cuando un enorme cuerpo se sobrepuso ante él. Los ojos de ambos se encontraron como si dos piedras se estuvieran golpeando entre si, las chispas saltaron por cada golpe de sus corazones. Cuando la mano de Satoru acarició delicadamente la mejilla de Izana este quedó con la boca abierta. La chispa cayó sobre la madera.
—Ningún otro Alfa puede tocarte. — ordena completamente serio. — Tu me perteneces. Ahora que te encontré no pienso soltarte, así que vete acostumbrando a tu destino, Izana.
Gimió a gusto por aquellas palabras que calaron profundo en su sensible corazón. Su alfa se lanzó sobre él para juntar sus labios en un primer beso que encendió finalmente aquella intensa llama que residía en sus corazones.
Sus labios encajaban perfectamente con el otro, se amoldaron de tal forma que aquel beso lo fue todo para ellos a pesar de ser el primero. Encontraron un sensual ritmo entre beso y beso que iba acalorado mucho más sus cuerpos. Las manos del moreno viajaron por todo el torso desnudo del Alfa hasta llegar a su espalda a la cual se aferró cuando esos besos húmedos pasaron a su sensible cuello.
—Mhm... — el cuerpo de Izana tembló ante aquel gruñido satisfecho. — Hueles tan bien... Me pregunto que tan delicioso serás...
—Alfa~ — gimotea muy ruborizado y necesitado.
Sus cuerpos se frotaron, el moreno abrazó con sus piernas las caderas del más alto para sentir aquel bulto golpear su trasero. Ambos se miraron a los ojos para tratar de volver a besarse cuando Satoru sufrió un fuerte escalofrío a causa de una helada corriente de viento que entró de golpe en la sala.
—Mierda, que frío. — se queja el lobo, separándose en el proceso del Omega que tenía un puchero marcado en el rostro. Estaba a nada de comenzar un berrinche. — ¿Dejaste la puerta abierta?
—Ni siquiera la abrí...
Ambos se miraron por largos segundos antes de que dos ideas se crucen por su cabeza de manera fugaz, ambos se levantaron para salir al frío invierno donde a la distancia vieron a un esponjoso lobo rubio arrastrarse por el camino.
— ¿Touya? — se pregunta sorprendido el lobo. — ¡Hey! ¡¿A dónde vas?! ¡Vuelve aquí!
En su forma de lobo Satoru avanzó hasta posarse en frente del pequeño lobo que al ver un obstáculo gruñó en advertencia, eso al pelinegro no le hizo gracia por lo que gruñó mucho más grave, logrando la sumisión del más bajo.
—Omegas... Mis omegas... — gimotea adolorido y entre lágrimas.
Izana que veía toda la situación colocó una mano en su mentón y comenzó a analizar lo que sucedía. Dejó de observar a ambos lobos para ver a la distancia a su pueblo, una sádica sonrisa se iba formando en su rostro a medida que más analizaba la situación y retuvo una risa para no ganarse el odio de su Alfa.
—"Así que no pensaban con el culo..." — razona viendo de reojo como su Alfa cargaba entre sus dientes al cachorro para llevarlo de vuelta a la cabaña. — "Bueno, una ayudita no vendría mal ¿Verdad?"
— ¿Quieres ver a tus omegas? — ver al pequeño rubio removerse de emoción amplió más su sonrisa, aún cuando el gran lobo negro lo miraba en advertencia él decidió seguir. — ¿Quieres marcarlos? ¿Los extrañas mucho?
Izana juzgó mal a sus omegas, se notaba que el lobo interno del trillizos del medio solo pensaba con la cabeza de abajo. La inteligencia provenía del humano, es por eso que esa noche pidió ayuda, porque esperó pacientemente el momento para huir de ellos. Ahora que lo logró está en una lucha interna con su alfa, es muy probable, no, Izana confirma que de ahora en adelante el lobo tomará el control para estar junto a los omegas.
Eso es malo, no quiere a un nómada entre sus filas...
—Pobre cachorrito... — se arrodilló frente a él para que el pequeño lobo se arrastre hasta recostar su cabeza en su regazo y poder ser acariciado por el moreno. — Míralo... Perdiendo el control...
Satoru levantó todas sus alarmas cuando notó la posición de las manos de Izana y la cabeza de Touya. Ladró para detenerlo, pero cuando cerró su hocico quedó mudo luego de escuchar el sonido de huesos romperse. Quedó quieto, de piedra, pensando que su Omega había asesinado frente a sus ojos a su cachorro, pero ver la cola de Touya sacudirse devolvió el alma a su cuerpo.
— ¿Te sientes mejor, cachorrito? — pregunta en tono dulce mientras acaricia los esponjosos cabellos del lobito. Sus ojos volvían a ser de ese hermoso cían, lo que significaba que nuevamente el humano tomaba control de su lobo. — Ahora si puedes llevártelo.
Sin pensarlo Satoru volvió a llevar a su cachorro por la nuca devuelta a la cabaña. Una vez estuvo solo en esa fría ventisca giró su vista a los lobos bicolores que se acostaron a sus lados para ser acariciados por él, también para brindarle calor a su jefe.
—Ese lobito de ustedes resultó ser muy problemático... — murmura mientras acaricia detrás de las orejas de Ran y el estómago de Rindou. — Pero ustedes lo fueron mucho más, ah, que fastidio lidiar con esto...
—Entonces... ¿Si podemos estar con él? — pregunta ilusionado Rin.
—Debe estar con ustedes, si aún lo queremos vivo, claro. — se levantó de su lugar con una pequeña sonrisa y avanzó unos pasos. — Preparen su hogar, mantengo que él debe pasar este mes sin ustedes cómo castigo. En primavera se los daré y será lo que la naturaleza quiera.
Eso emocionó a los omegas, que sin esperar más fueron corriendo de vuelta a su hogar para preparar el nido. Desde que Touya se fue lo extrañan muchísimo, la casa ya no se siente cálida como antes, ahora volver es un infierno, pero luego de esa conversación con Izana tienen la esperanza de que pronto lo tendrán entre sus brazos nuevamente.
El moreno entró lentamente a la cabaña con una oscuridad sobre su mirada, le sorprendió lo obstinado que resultó ser aquel lobo rubio y eso que él casi le arranca las piernas anoche. Castigó a Touya mordiendo sus piernas sin piedad alguna, lo que parecía ser una herida que estaba sanando, ahora era una herida mucho más profunda.
Le sorprende que nadie sospeche de él... Bueno, mejor para él. Mientras menos problemas se presenten, más rápido podrá hacer su vida junto a su Alfa.
En otra habitación Touya tenía la mirada baja frente a Satoru que estaba parado frente a él con sus brazos cruzados y una mirada seria. Se sentía muy regañado, sus hermanos no se acercaron porque apenas estaban despertando y dándose cuenta de lo que pasaba.
—... Eres un cachorro aún... Apenas estás por cumplir los 20, sigo insistiendo... ¿De verdad son tus destinados? — pregunta cansado mentalmente.
La mayoría de edad para los lobos es a los 21, es la edad perfecta para conocer a tu pareja, para formar una o para aparearse. Los lobos decidieron que así sería, porque se dieron casos en el pasado de sus antepasados que tenían cachorros a muy temprana edad y estos salían con dificultades o deformidades, a veces ni siquiera nacían, y los que si no pasaban de los 2 años de vida.
Por eso Satoru estaba muy preocupado por su cachorro. Puede que se equivoque (cómo se equivocó con los síntomas de las almas gemelas), que los tiempos hayan cambiado al igual que la genética y sea posible que un Omega tenga cachorros fuertes antes de los 21 que es el estimado en el que el lobo madura, pero prefiere prevenir a lamentar un final trágico.
Satoru no confía en toda esta situación, cree que hay algo muy gordo que le están ocultando en esta manada y, si su cachorro no quiere averiguarlo, él mismo llegará al fondo de todo el asunto antes de que ocurra una desgracia.
—Yo... Me sentí como senpai me dijo que debería sentirme... — murmura con la cabeza baja. — Y aunque no fueran... ¿Qué hago con mi lobo? Estoy atado a ellos y llevarle la contra al destino me terminará condenando a la muerte...
El mayor hizo una mueca por las feromonas amargas del menor. Su instinto le gritaba que ayudara a su cachorro, pero no podía hacer nada para evitar lo que estaba ocurriendo frente a sus narices. Touya tuvo su primera recaída, el lobo logró tomar el control y a pesar de las heridas fue capaz de arrastrarse sobre la fría nieve con tal de llegar a esos dos omegas. A Satoru no le queda duda alguna que ese animal condenará a Touya, está en su etapa de maduración, es terco y obstinado y eso le irrita porque él es así.
Bufó, tiene muchos sentimientos encontrados en este momento y todos son negativos. Decidió darle prioridad a los positivos y con una cálida sonrisa se arrodilló frente al lobito para abrazarlo y envolverlo con su aroma. Tiene que devolver a sus 5 sentidos a ese lobo caprichoso y para eso debe darle seguridad, aquella que perdió cuando fue secuestrado.
—Ah... Lo siento. Estoy estresado, pero... — se tomó una pausa cuando sintió a los otros dos unirse al abrazo, solo ahí pudo respirar tranquilo y sintió todo el estrés acumulado desvanecerse cómo cenizas en el aire. — Estoy feliz de volver a verte...
—Te extrañamos mucho, Touya. — exclama Smiley, quien movía muy alegre su esponjosa cola.
—Nos hiciste mucha falta... — murmura avergonzado Angry, quien a pesar de aparentar enojo, no podía ocultar el alivio en sus ojos y la felicidad por su cola.
Lentamente la cola de Touya se sacudió hasta ser igual de rápida que la de sus hermanos, de forma sincronizada se sacudían en las mismas direcciones y a la misma velocidad. Lloró, porque Saddie libera aquellas emociones que los más fuertes retienen, porque él es capaz de ver a través de ellos, el dolor que tanto guardaban él se encarga de liberarlo a través de esas gruesas lágrimas que contagiaron a sus hermanos. Satoru rió alegre porque toda la familia estaba nuevamente reunida.
Izana observó aquello desde la pequeña abertura en la puerta, silenciosamente se apartó de ahí para ir a la cocina a demostrar esos dotes culinarios que tanto trabajó. Nada mejor que un estómago lleno y satisfecho para ahuyentar las malas energías.
—"Por más que lo intenten ya no pueden correr del destino..." — piensa Izana, quien se quedó en un pequeño trance al ver el cuchillo en su mano dominante. — "Aquellos que se interpongan... Son unos estorbos."
Porque un Omega haría cualquier cosa por sus cachorros.
[N/A]: X: "La pareja secundaria no puede ser mejor que la principal..."
La pareja secundaria:
¿Les digo la verdad?
Estuve a esto )( de borrar la historia hace unos meses. Al final, luego de meditarlo bastante, le llegué a tomar cariño y a pensar en muchos finales. Tengo tantas ideas que no tengo ni puta idea de cuál tomar porque una es más épica que la otra.
Antes me enojaba que amaran más a la pareja secundaria que a la principal, pero ahora los apoyo y festejo con ustedes todas las interacciones de Izana y Satoru. De todos modos seguirán siendo eso: pareja secundaria.
Espero que hayan disfrutado este cap, bastante tranquilo, pero es la calma antes de la tormenta.
Se acerca la primavera en esta historia 😳🤨📸
Nos leemos pronto 🐺💛
[2/5]
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