
Capítulo 2
Lovely Walker.
Nueva vida.
Después ver a niebla me dispongo de ir nuevamente a mi pequeña casa. Cómo de costumbre les regalo a los niños algo de comida y dinero.
El moretón de mi dedo desapareció lo cual me agrada, las noticias corren rápido, pero a mis oídos no llegan, no me preocupo por saber, no desde que vi al barbón y a esa, siendo una familia feliz.
Luego de comer veo algo de caricaturas en la televisión por cable y finalmente descanso, siento que la cabeza me descansa al posarla en mi almohada. No he pensado en lo que perdí, si no lo que gané.
El corazón me retumba con toques en la puerta y despierto de un suspiro que me obliga a tener un asco amargándome el estómago. Cuando abro los ojos mi agente ya está allí.
—¿Pero qué mierda? —trato de mantenerme quieta con el puto temblor.
—Nos vamos —me jala con brusquedad y lo empujo.
Bueno, llevo dos meses y medio no es como que sea la primera vez, sólo que nunca había sido así. Literalmente acaba de casi matarme de un infarto.
—¿Adónde me llevan? —olvidaba que no me dirá...
—Por ahora sólo te diré que te daré un empleo.
No puedo evitar sonreír y arrodillarme en la cama para abrazar el tipo que recoge mis cosas. Me palmea la espalda y me aparta. No sé porque me doy asco, quizá a él también y por ello me odia.
—Gracias.
—Debo decirte algo —habla poniéndose serio y yo me ocupo de empacar todo y destruir evidencia aunque sus gentes se quedaran a hacerlo—, han estado matando a miembros de la mafia calavera y algo me dice que están detrás de ti. Así que, te mantendrás rodeada de seguridad pero con camuflaje.
Qué cosas de la vida. «Al fin», oculto mi sonrisa.
—¿Están muy cerca?
—Nos dieron información de hora a cerca del paradero de Andersson pero aún no sabemos nada, es como una aguja en una pila de agujas.
—Entiendo... ¿algo más que saber?
—No.
—¿Ahora me pondrán otro nombre?
—No, seguirás usando el de Virginia, pero limítate a que se te llamen Parker.
—Perfecto.
Salgo como estoy y me escoltan sus hombres. Son más o menos las tres de la madrugada. Mi agente sale detrás de mí y la ventana de mi viejo departamento se cuartea dejando escapar un humo extraño.
Lo miro para que me dé explicaciones pero simplemente me sube al auto que nos lleva a la costa para viajar en agua. Subimos al yate y al poner mis calcetas de colores sobre el fino montón de tornillos veo a niebla amordazada.
—¿Por qué la amordazaron? —le grito y corro hacia ella que está tirada e inconsciente—. ¿Qué mierda les pasa?
—Casi le arranca la cabeza a mis hombres, agradece que no la sacrifique.
—¡Agradece tú que no lo hiciste! —la ira me hierve la sangre y no sé porque agacha la mirada y se va, pero no importa.
Niebla es mi única familia ahora y si la pierdo me volvería loca.
Le quito la mordaza y coloco su cabeza en mi regazo, acaricio su maleza azabache y dejo que el viento nocturno me abrace.
Esto me recuerda tanto a él, Dios, es como una pena que pago por haber dejado todo eso. Sin embargo, no me arrepiento, he podido sanar mi dependencia de ambas sustancias químicas.
Sé que no estaba enamorada y sólo era él sexo, supongo que no importa porque el amor es un químico y también te llega a matar si no lo manejas a tiempo.
«Estocolmo», acaricio la palabra.
Llegamos no sé a dónde y nos montamos a un Jet el cual deja que mi niebla duerma muy tranquila después de darle su porción de carne y que no molestara a nadie después de eso.
El vuelo es tardío pero relajado ya que, no debo hablar con nadie. Reviso mi bolsa y saco mis pastillas, tomo seis al día. Una es por el alergia y eso causa un cuadro de mucosidad que hace que el asma me derrumbe, lo cual me trae espasmos y me convulsiono por la falta de oxígeno. La otra es el calmante muscular para evitar que me den convulsiones, la otra es un medicamento neurológico y una cardiovascular. La quinta es hormonal y una vitamina para que mi cuerpo lo tolere, pero ahora soy más fuerte.
—Llegamos —avisa y me pongo en marcha.
Bajamos del jet y dejan que niebla avance conmigo, es algo que nunca hacemos pero no me negaré. Sin embargo, una bandera me hace frenar en seco.
—¿Qué es esto?
—¿¡Oxford!?
Comienzo negar y niebla se pone frente a mí. Ya escuchó mi corazón, y las lágrimas me están atravesando.
—No quiero estar aquí.
—¿Por qué no? Tu punto de quiebre fue en Berlín, no aquí.
—No lo haré...
—No es una petición —acorta espacio—, es una orden. Y espero que aprendas a aceptarlas.
Me obliga a ir mientras sostengo a niebla para que no lo mate. Me tiemblan las manos y también me palpita la sien. Tomamos un auto que nos dirige a sabrá Dios donde. Entrando me da un portafolio como siempre y al abrirlo me doy cuenta de que nada ha cambiado, sigo siendo yo pero ahora tengo una vacante en el FBI. Pase de mujer de un mafioso, soldado, moneda de cambio, exiliada a una puta agente del FBI.
—¿Qué significa esto?
—Tu nuevo empleo —simplifica—, dijiste que querías un trabajo y en base a tu experiencia será más fácil dar con los responsables.
—¿Responsables de qué?
Saco otro portafolio mostrándome las rejas sangrientas y una daga enmedio del ring.
—¿Hace cuánto fue?
—Dos meses para ser exactos, y no es la daga la que quiero que veas si no el brazo del hombre que está aquí —me señala un brazo en la reja y tiene una cadena. «Damon»—. El demonio de Ámsterdam.
—Ve al grano.
—Bueno. —suspira y me entrega otro expedienté mostrándome básicamente una guerra—. Londres se fue por el caño, porque la mafia de Aragon crece y la enemiga que se hace llamar rebelión está contraatacando. Pero lo que me preocupa son las muertes que ha habido, y los calaveras están como si jamás hubiesen existido. —reviso más encontrando a los finados, debo reprimir una sonrisa frunciendo el ceño para que no lo note—. Mataron al carnicero en algún punto de Australia, el cuerpo flotó y fue descubierto por civiles, no hubo manera de cubrirlo. Uno maton fue encontrado sin una mano y nuestro último y más importante Pascual Treviño, se cree que delató a Andersson y éste lo eliminó. Su yate se encontró enmedio de la nada hecho cenizas, y su cuerpo destrozado. Los pescadores que lo encontraron llamaron directo a la jerarquía pero me llegó la voz y actué rápido.
—Tienen todo cubierto, ¿por qué yo?
—Porque eres la única que conoce el movimiento de la mafia desde adentro, así que, prepárate.
—Ok.
Llegamos a Watford. Hay una nueva central del FBI oculta, aquí se ocultan los genios lo cual me hace sentir fuera de lugar. Yo soy inteligente sí, pero no un genio, y si dormir con mafiosos me hace inteligente seguramente no saben una mierda.
Bajamos y me deleito con el maldito lugar enmedio de la nada con muros altos parecido a un castillo y ventanas de cristal cromado.
—Aquí pasarás casi todo tu día, y te asignaré un apartamento como en Australia. Un auto te recogerá y te traerá, no salgas sola a la ciudad y eso no está en discusión, Parker.
Asiento tomando mi maleta. Niebla será llevada al área de mascotas, espero que cierren bien porque seguramente les arrascara la cabeza.
—Te llevarán a tu cubículo provisional y nos vemos en diez minutos en la sala de juntas para hablar de tus labores —decreta.
Un soldado me lleva hasta mi cubículo que queda en la segunda planta. Hay un pasillo lleno de cubículos pero el área femenina está en el sur, por ello, damos la vuelta por un pasillo. Me llevan a un cubículo oscuro como mi alma y enciendo la luz llenándome de ese horrible color cálido.
El soldado se pone afuera de la puerta mientras me baño y me coloco una ropa de secretaría divorciada con cuatro hijos. Salgo y el soldado me señala la cara...
—Mierda —me regreso acomodando mis lentes de marco rojo así como el cromado.
—Le recomiendo que guarde su personalidad de lenguaje adentrándose al papel —me regaña el soldado... veo en su insignia. Dumbar.
—Tranquilo, Dumbar —palmeo su hombro—, mi lengua es lo menos que debe preocuparte.
Me aparta a las malas mientras yo me burlo del idiota misógino. Subimos cuatro pisos y me encuentro con una estancia de oficina a llamadas de emergencia cuando se abre el elevador.
Mi agente está parado tomando una llamada como de costumbre y me repara como si fuese un bicho. Guarda el teléfono y camina a grandes zancadas.
—¿Qué diablos haces? —presiona mis labios con su pulgar.
Lo empujo con el pecho reventándome, lo azoto contra la pared, y forcejea pero no va a hacer un escándalo.
—No se te ocurra tocarme sin mi permiso, Lee —le advierto.
—Lo siento, creí que tenías labial...
—Que no sea excusa para ponerme una maldita mano encima de nuevo.
—Bien. —pasa la mano por su cabello avergonzado—. Si fui tu agente es porque sólo yo podría mantenerte lejos, y ahora yo te traigo de vuelta. No quiero que hagas contacto con nadie, la jerarquía no es más aliada, y la aristocracia tomó el mando a un nivel considerable, ya sabrás quién la dirige así que, te pido que te limites a meter tu nariz donde yo te diga. Cualquier estupidez puede causar una guerra.
—Ok.
Me acompaña hacia la sala cerrada pasando una puerta de metal que se abre con huellas dactilares. Yo creo fielmente en un código.
No tengo porque desobedecer, lo que menos quiero es mi antigua vida. Aquí es donde quería estar, necesito esto más que nada en la vida.
Mis poros se abren cuando encuentro una sala de juntas de cristal mientras un par de agentes están teniendo una reunión. Puedo apreciar el pizarron transparente con puntos y fotografías de homicidios. Homicidios que reconozco.
Se abre la puerta mientras trato de caminar y no vomitar de la emoción. ¡Estoy en el jodido FBI! Y no sólo el FBI si no en el BAU. Es el jodido Centro Nacional para Análisis de crímenes Violentos.
—Actúa como si no estuvieras apunto de gritar, recuerda que eres un personaje —me dice—. Y si algún vez llega a venir Makris debes fingir.
Asiento acomodando mis gafas con mi dedo de corazón, y de paso mi cerquillo.
Las puertas se abren y giran hacia mí.
—Les presento a la doctora Virginia Parker, transferida de Australia, y con entrenamiento militar. Será de ayuda para el nuevo caso —me invita a saludarlos y les doy la mano a cada uno—, pónganla al día y espero que avancen. ¿Quién falta?
—Scott —habla un moreno alto con pinta de haber jugado fútbol americano.
Lee simplemente asiente sin mucha importancia y suspira.
—¿Podría hablar con usted, Coronel? —habla un hombre mayor como en sus cincuenta pero buen parecido, algo.
Sé que Lee es Coronel pero es un Lord. Su poder e imagen es casi como la de Elton, pero el es Rey y jodidamente está loco.
—Vamos, Klein.
Se van y yo me quedo como idiota mirando todo el perfecto lugar, es como estar en el cielo.
—Mi nombre es Scott —habla el moreno de rizos y se sienta con una pelota antiestrés en la mano—. Agente especial Cristian Scott.
—Yo soy Clary —habla la chica castaña clara—. Clary Valder
—Bethany Hotter —la rubia de gafas extravagantes extiende la mano y la acepto—, un placer, espero que te sientas como en casa.
—Virginia —digo sonriendo y ella no me suelta apreciando mi sonrisa.
—Eres muy linda.
—También tú.
Scott resopla y se que significa «a trabajar»
—Te pondremos al tanto de todo una vez llegue el agente Reid —dice y mientras asiento viendo el tablero.
—Echaré un vistazo.
Tienen todo mal, las fechas y pruebas, es obvio. Desvíe todo, pero los asesinatos no les interesan si no lo que los ocasiona. Quieren seguir al asesino para llegar a la mafia, y a ellos no les importa si es el barbón, Aragon o Andersson, los quieren.
—Hola, hola. Disculpen la tardanza, tuve que pasar por café —habla una voz apacible dulce pero seductora.
Por inercia giro y encuentro a un chico de cabello por las orejas que está acomodando café mientras todos le agradecen con un largo sorbo. Eleva la vista y por unos segundos nos miramos fijamente hasta que Scott se aclara la voz.
—Virginia Parker —me presenta—. Él es Matthew Reid.
Extiendo la mano y él la acepta avergonzado.
—Un gusto —sonrío y me niega la mirada.
«Bien, un tímido»
—Reid —habla Scott.
—Comencemos —dice con entusiasmo y yo me siento. Acomodo mi falda mientras las ganas de beber café me acorralan—, toma —me entrega un café—. Klein ya ha bebido tres.
—Gracias.
Y acto seguido me quedo quieta para ver lo rápido que comienza a escribir.
—Nuestro último blanco fue Pascual Treviño —comienza señalando la escena—, se le encontró hace una semana en su yate privado enmedio de la nada. Estuvo en algún punto de Brazil pero aún no determinamos cual ya que, las personas protegen a las mafias más que a sus vidas. Los asesinatos son un patrón desde hace un año, el primero que fue el de un maton que quedó sin mano y otro más que no tenía ojos. Nuestro pez más importante fue el carnicero. Conocido por ser la mano derecha de Ivan Andersson, hermano ilegítimo del Boss de la mafia Russa. La Bratva. Hay algo que siempre deja nuestro vengador y es los distintos patrones, y ese es el patrón.
Se detiene y sigue Scott:
—Eso quiere decir que sabe lo que hace, y no deja rastro de absolutamente nada, sin embargo, el carnicero sin duda fue algo de venganza —concluye teniendo razón—, fue neutralizado y violado con un tubo hasta que los inténtenos se le salieron, corto los testiculos y los dejó en su boca. Adornando la escena con pétalos.
«Ya sé, y lloro como una perra débil»
—¿Si tienen todo esto porque no tienen al sujeto? —inquiero, reprimiendo mi felicidad con las imágenes.
—Es como el agua —habla Bett—, fluye de tal manera que no deja huellas. Se mueve consecutivamente, lo cual nos hace saber que trabaja solo.
—¿Es hombre? —inquiero.
—Lo más probable es que sea mujer ya que, primero debía neutralizar a su presa —explica Clary—, eso quiere decir que es una víctima, una que sabía mucho. Porque revela coordenadas, patrones e información que nos llevan a pisar los pies de Andersson.
—¿Cuál es el problema? —trato de no sonar molesta—. Está haciendo nuestro trabajo, no podemos hacer más que responder y atraparlo.
—El problema es que no estamos en Gotham —habla el hombre al mando «Klein» cuando entra—, y no somos Batman.
—O Catwoman —interviene Matthew.
Me mira y sonrío. «¿me sonroje?»
—¿Cuál es su veredicto? Sé de buena fuente que has ayudado —me dice Klein.
—¿Qué es lo que necesitan? —me acomodo—. Lo primero que diré es que claramente no quieren al asesino, quieren que el asesino los lleve a los cabecillas pero ninguno de ellos es fácil y menos Aragon. Tiene más anillos de seguridad que el presidente.
—Aragon es un pez Gordo pero no da problemas, en cambio la rebelión y los calaveras nos ha causado más que eso —explica Kelin—, han matado a agentes de oro y simplemente desaparecen. Dejan evidencia de todo, cosas que el gobierno no puede ocultar. También nuestra nueva justiciera.
Agentes de oro son aquellos que mantienen ocultos porque son demasiado buenos en lo que hacen. Así como mafiosos que trabajan dentro del sistema pero ocultan.
—Andersson no saldrá —les soy franca—, la mafia enemiga lo quiere muerto al igual que la aristocracia.
—El soberano Makris tiene en prisión a más de diez de sus integrantes —habla Scott.
—Sin contar a nuestras posibles fuentes —señala Bett la pantalla encendiéndola con el control remoto dejándome ver a rostros conocidos—. Ricardo Cortez y Angelo Bird. Reid consiguió hace dos años una cita con Angelo pero cuando esto sucedió a poco apareció muerto en la oficina de Ricardo quien estaba empalado con una flecha de metal, sin la mano y con diversas quemaduras de tabaco.
—¿Quién lo hizo? —inquiero tratando de mantener la calma.
Esto no lo sabía.
—Se cree que Aragon, sabemos que no perdona la traición y la cortadura de lengua lo dice. —cambia la fotografía dejándome ver a una mujer con la lengua cortada y debo aferrarme a la silla para ver qué es Angela—. Angela Class, era "esposa" del mafiosa pero cuando se vió involucrada en el secuestro del pichón el hombre tomó cartas en el asunto. Y por si no fuese poco explotó más de tres céntrales secretas en lo que la muerte del soberano era la cortina de humo. Angela desapareció, sólo existen las fotos pero se dice que murió, la Aristocracia no nos dejó indagar, y él en su huelga exigió que se movieran para el paradero de su presa. Y con eso quiero decir que hizo que una de las mayores jerarcas se comiera a un feto.
«¿Qué hizo que?»
—¿Esto nos lleva? —trato de cortarlo.
No quiero saber nada.
—Dejó la misma marca en las víctimas, una rosa en el pecho, y nuestro sospecho deja pétalos de rosas.
—¿Entonces qué quieren? —resoplo.
—Atrapar a Aragon, él es el único que daría con Andersson y conectaríamos los asesinatos para dar con nuestra vengadora.
Casi me carcajeo.
—¿Algo que sepa que nosotros no? —inquiere Klein.
Es que no tienen idea de quién es Aragon y que del otro lado de la ley está Elton cubriendo el hombro de un mafioso al cuál siguen.
—No van a conseguir tal cosa —les soy clara.
Reid interviene.
—Eso sucedió ya dos veces, primero en 2036 y en 2041 —explica Reid—, las dos veces fueron voluntarias, y lo digo así porque la primera fue por la agresión y posesión de LovelyWalker, la segunda fue porque Makris y un hijo de la familia Graham que fue su novio lo atraparon. Se dice que él la salvó, y después del rescate se unieron a absolutamente todos sólo para un objetivo...
«¿Novio?», casi me burlo porque no saben una mierda.
—Recuperar a la chica —concluye Klein.
—Sería conveniente si ella viviera pero podemos trabajar con Aragon después de arrestarlo —habla Scott—, él quiere a Andersson muerto y nosotros tras las rejas. Necesita nuestra fluidez y nosotros su conocimiento en los puntos.
—Él no hará tal cosa, es mejor que busquen otra cosa. Hacer su trabajo buscando a Andersson en lugar de estar por las ramas —los freno porque es lógico que esto me llevara a él y no puedo estar en la ley si él aparece—. Se supone que son los mejores, y no aceptaré ramas para llegar al objetivo.
Matthew sonríe monstrandome los dientes perfectos y largos que tiene.
—Bien —dice con un tono de orgullo Klien—, manos a la obra. Bett te quiero rastreando al sospechoso, Scott busca huellas y Clary un reporte completo... y Reid, Parker; el perfil de Lovely Walker.
—¿Por qué ella? —inquiero tragándome el miedo.
Reid se sienta a mi lado.
—Fácil, ella vivió torturas por ambas mafias, y salió viva hasta al menos el día del deceso de su amigo. Cuyo soldado ayudó con su rescate —dice a toda velocidad—. Es un caso claro de estocolmo y todas sus ramas en el caso de ella beneficio, aunque aún no desciframos quien podría quererla muerta. Pero esta mujer quiere ser ella, aunque sabemos que la chica no era una asesina. Y tampoco tenía familiares que quisieran vengarse.
—No creo que un muerto sea relevante —les aclaro mirándolos a todos—. Vamos a acatar el sistema y llévenme con el cuerpo.
—El Jet lo traerá —habla Klein.
Tayler Aragon.
—¿Me llevarás a cenar hoy? —pregunta Selinne cuando salgo del baño.
—¿Adónde quieres ir? —no tiene caso negarme, desaparecí una semana entera mientras mataba y follaba—. Puedes ir con quien quieras.
—¿Te parece una cena romántica en el lago?
—Yo tengo trabajo —miento—. Ve con alguien más.
—Sí, con Desire.
—Haz una reservación entonces —digo y dejo caer mi toalla para vestirme.
Sisea, y me pongo el bóxer tan rápido como puedo, no tengo ganas. Salgo de la habitación con bóxer negándole lo que me pide y bajo las escaleras ignorando a las sumisas del Yakuza que limpian.
—¡Hola, hola! —un chillido masculino me hace regresar por donde vine sin ver lo que acaba de atravesar mi puerta—. ¿Adónde vas calzonudo?
—Alejándome de ti.
—¡Necesito de tu ayuda! —dice, y Eliot sale gritando de la planta baja y giro para ver cómo el bufón le abre los brazos al niño de rizos dorados—. Dale el abrazo más grande al tío Elton.
—Viniste —dice Eliot con alegría.
Me cruzo de brazos y Selinne aparece con un par de pantalones para que me los ponga. Me lo pongo y bajo con el loco que carga a mi sobrino como si fuera suyo. Esta es una de las casas que tengo fuera de Londres y ni así deja de venir a joder.
—¿Qué mierda quieres?
—Hola, Tayler, también estoy feliz de verte —baja a Eliot.
Selinne trata de tomar a Eliot y éste corre mientras trata de alcanzarlo.
—Definitivamente la odia —resopla el bufón.
—A lo que vienes —camino al despacho.
Entro y voy directo a mi botella de ron, me siento en mi silla de escritorio y saco la bolsa de polvo negro mientras el bufón carraspea sentándose frente a mí. Es mi nueva droga y me da más dinero que un maldito banco.
—Soy alérgico, guarda eso —me arrebata la bolsa—, necesito hablarte de algo y quiero que estés en cinco sentidos.
Lo aniquilo con la mirada pero me rindo porque ganas de discutir no tengo. Tuve que matar a un clan después de salir ebrio, y por primera vez me duche como se desvía después de meses.
—Abre la puta boca y luego lárgate de mi vista —digo arreglando la camisa que me coloco cuando la saco de un cajón provisional.
—Bueno, empecemos porque, ¿qué diablos haces con las bombas químicas? No se trata de una guerra de bandos, tú quieres hacer masacre. Hoy se reportó la muerte de Treviño, uno de tus ex socios. Y también de unos mexicanos hace unos meses que eran tus socios. ¿No ves el patrón?
—Están matando a ratas —le resto importancia bebiendo de mi botella.
—¿Qué diablos sucede contigo? Te están cazando.
—Esas muertes no son coincidencia, todos son calaveras —le aclaro—, no me busca a mí.
—El FBI me habló, para más claros el Coronel. Quiere que trabajes con ellos para atrapar a Andersson. Creen que el asesino está yendo hacia él.
Una carcajada se me atraviesa y bebo nuevamente, es estúpido que crean que voy a trabajar para ellos y que la ley siga acudiendo a mí cuando hace meses soy oficialmente uno de los más buscados. Incluso el maldito de Andersson no es un maldito rival, lo quieren porque así me atraparán, porque creen fielmente que yo no soy el químico que ha estado acabando con sus bases de tráfico.
—¿Qué le debo? —inquiero con ironía—. ¿Creen que realmente trabajaré con el FBI?
—Él sabe que somos tú y yo, y también que somos aliados —me explica.
—Tú eres el que se empaña en estar aquí, aún no sabes cuál es tu lugar en el mundo, yo lo tengo muy claro —soy sincero—, tú eres un heredero a la corona y yo el que le puso una arma en la cabeza a Sophia Graham después de darle de comer a su bastardo.
—Nadie sabe que nos llevamos pero tú no eres un mafioso para mí, eres como mi hermano y lo que hagas no quita que te aprecio, pero Andersson está debajo de las malditas piedras.
—Yo sé adónde está —no miento—, pero él es mío.
—¿Bueno, lo matarás?
—¿Te falla, no? —le señalo la sien
Es como si no fuera obvio. Matarlo es poco, le hago saber que iré por él, me gusta que la presa sepa que será atrapada y que cuando crea que puede respirar cortarle la cabeza.
—Bien —palmea sus piernas—, como yo sé mi destino y como estoy con la ley debo encontrarlo antes que tú.
Se levanta y se dirige a la puerta.
—¿Por qué aplicas psicología a la inversa?
Se queda en silencio y finalmente responde.
—Sé quién lo hace, y sus huellas son perfectas, ya que no hay, y va tras él... algo me dice que él la espera —algo se me atora en la garganta—, es fuerte, pero jamás la vi tener tanto miedo. Tú no lo viste, pero vi cada maldito video de seguridad, y me cuesta creer que tú no lo hayas matado ya.
La furia me corroe la piel y aviento la botella de ron estrellándola con la pared.
—¿Jodidamente crees que no he movido un maldito dedo? ¡Me jodio! Pero me jodio como no tienes una idea, y vienes a decirme que por mantenerlo vivo no me interesa lo que le hizo —se me atraviesa algo en la garganta—, porque no sé lo hizo a ella, fue a mí. ¡A mí me jodio al igual que el maldito bastardo que fue tan imbécil por creerse todo lo que su madre le dijo, ¿realmente crees que no me interesa?
—¡Entonces actúa como un maldito hombre y dime adónde está! —me grita—. Perdí a Ellie y la perdí a ella, y malditasea. La amo, la amo y me arde cada vez que pienso en que un día habra otro muerto, y saldrá ella.
Me quedo en silencio mientras el pecho me sube y baja al igual que él pero este llora, y yo meto la mano en mi gaveta. Arrojo unos papeles al escritorio.
—Hice una alianza falsa, en un mes él va a ir, porque me hice pasar por alguien más. No sé adónde está pero sí adónde estará, y eso bastará. Atrápalo pero lo mataré yo. —respiro—. Quiere mi cerebro para seguir compitiendo por la droga más adictiva y letal al parecer.
—Bien. —toma los papeles y camina a la salida—. Sabes que ella...
—¡No me interesa! No sé a quién quieras salvar y no me interesa.
Se burla con ironía y sale azotando la puerta mientras yo me dejo caer en mi sofá de cuero... «Cobarde tú»
La ira me ciega y tiro todo lo de mi escritorio en lo que un grito que rompe mi campana, me arrastra al suelo y golpeo los cristales con mi puño.
La puerta se abre y no me molesto en ver quién es.
—¿Cielo, qué te hiciste? —Selinne se arrodilla ante mí tomando mis manos.
—Quítate la ropa —ordeno.
—No tienes que...
—¡Entonces lárgate!
Se levanta y alza su bata dejándome ver su desnudez. Me levanto haciendo notorio el tamaño que tiene, es alta... tomo su cabello y la empujo en el escritorio. Busco unas esposas y jadea cuando las sujeto a sus muñecas.
Saco mi fusta y la piel se me eriza... una imagen de ella sonriendo mientras Eliot le da los brazos... dejo caer la fusta y me pierdo en sus gritos.
No tengo porque evocar cosas que no valen la pena.
—¡Maldita cobarde!
—¡Lo soy! —responde Selinne.
Cómo dijo el bufón: caminar en la oscuridad con un amigo es mejor que caminar solo en la luz.
La luz se fue, y estoy solo.
Nota:
Lovely sin Tayler: 🩸☠️🥰
Tayler sin Lovely: 💔😭☠️⚠️⚰️🥃
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