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Capítulo 5 |Término medio.

No llores en el rincón, toma mi mano y ahora riamos. ¿Habrá algún futuro?
Fake - Eve & Sou.

A veces creo que mi mamá tiene razón al decirme que me parezco mucho a mi papá en más de un ámbito, y es que..., ¡ahh! ¡¿Por qué tuve que mencionar la palabra "saiyajin" de forma tan directa?! ¿Qué tal que me estoy confundiendo y he revelado algo que puede exponerme a mí, mi familia y la de Bulma? ¡Tonto, tonto, tonto! ¡También hay humanos que saben manejar el ki muy bien, no solo saiyajins específicamente! ¡Diablos, soy un idiota, solo me puse la soga al cuello! ¿Y si la Chica Encapuchada descubre que soy yo el Gran Saiyaman solo por mi osadía? ¡Me voy a meter en muchos problemas!

Aunque también puede que ella no tenga la menor idea de qué fue lo que le dije. Existe esa posibilidad..., ¿verdad?

Aún así, se me sigue haciendo sospechoso el poder de energía que esa chica misteriosa posee, es decir, no es nada común entre los humanos. ¡Ni siquiera Míster Satán o la señorita Satán tienen ese nivel! Pero no estoy del todo seguro si ella es una saiyajin ya que no tiene cola (no que yo sepa) y nunca antes había percibido un ki grande por aquí de pequeño; empero, eran contadas las veces que fui a la ciudad, sin contar que nunca le presté real atención a dicho aspecto. Dios, todo es tan confuso.
Bueno, también tengo el chance de seguir su ki y saber quién se esconde detrás de aquella Chica Encapuchada, así podré tenerla vigilada para que no diga más de la cuenta si, en dado caso, me llega a descubrir...

¡No! ¡¿En qué diantres estoy pensando?! ¡Eso va en contra de todos mis principios! ¡Y se podría contar como acoso, cosa que jamás haría! A mí no me gustaría que me llegasen a descubrir ya que me traería muchas consecuencias, ¡lo que hace más que obvio que en ella se aplicaría lo mismo! ¡¿Por qué lo reconsideré, para empezar?! ¡Eres un tonto, Gohan!
Y..., bueno, también sería un poco tardado encontrar su presencia ya que he notado que su ki no es muy estable; a veces es tan bajo como el de un humano promedio y otras veces se eleva bastante. Supongo que nunca ha llevado un entrenamiento correcto.

Esperaré para ver qué sucede. Si me llega a descubrir o perseguir para saber mi identidad, tendré que buscar la manera de zafarme del problema. Pero no voy a recurrir a cosas ilegales, es un hecho.

❰ ・ ❐ ・ ❱

—Esto es tan inusual... —susurro para mí mismo mientras observo la ciudad desde el edificio más alto. Es un poco curioso porque últimamente no ha habido casos graves en el que tengamos que intervenir la señorita Satán, la Chica Encapuchada o yo. La policía ha sido eficiente.

De cierta forma lo agradezco porque ya no he tenido que dar excusas para salir del salón en medio de clases, o cuando llego tarde, por ejemplo. Aunque también me está perjudicando porque no me he topado con aquella chica explosiva y malhablada. Honestamente, ya quiero acabar con la intriga de qué es ella y cuánto sabe.

—Joder... —escucho un murmullo a la lejanía. Por acto reflejo, me giro ciento sesenta grados en mi eje al notar un ki no muy alto aquí. ¿Estuve tan distraído que no lo noté todo este tiempo?—. Otro maldito día así.

Veo cómo una chica de cabellos rubios y ojos... ¿azules? —no logro distinguirlos del todo por la distancia que nos separa— sale de una pequeña pared que está casi en medio del edificio, susurrando otras cosas inaudibles. De repente, ella alza la mirada del suelo, poniéndose pálida al mirarme. Observo su ropa y el cubrebocas que trae y siento la sorpresa embargarme de golpe cuando se me hace familiar ese estilo oscuro. Dios, ¿ella es...?

—¡Demonios, lo que me faltaba! —Su exclamación me saca de mi asombro. Ella se echa a correr nuevamente de donde había salido, con su ki totalmente alterado—. ¡Más te vale que no digas ni una sola palabra de esto, maldito power ranger!

Sí, definitivamente es ella.

—¿Qué es un "power ranger"? —Pregunto rascándome la nuca y acercándome a la pared contraria de donde está ella, procediendo a recargarme. Sé que es una duda tonta, pero no sé qué más decir en una situación de esta índole. Además, tampoco tengo conocimiento de sus expresiones tan... inusuales, y tengo curiosidad.

—Se nota que no tuviste infancia... —comenta con tono burlesco. Sonrío con algo de alivio ante eso; pensé que la Encapuchada iba a salir huyendo o que me gritaría barbaries.

—De hecho, podría decirse que no tuve una niñez normal —confieso en un suspiro, recordando vagamente todas las cosas que tuve que pasar a dicha edad.

—Ay, pobre cosita fea —exclama con un toque sardónico, lo que provoca que ruede los ojos con cierta diversión; me alegra que no esté siendo tan agresiva con sus contestaciones, como suele acostumbrar. Nos quedamos unos momentos en un silencio algo incómodo, pero, justo cuando iba a intentar preguntarle algo, ella se me adelanta—. Ahora que sabes quién soy...

—En realidad, no sé quién es usted —la interrumpo de forma directa y honesta. Ciertamente tengo la sensación de que la he visto en algún lado, pero veo muchos rostros a diario y muy sociable no soy tampoco, por lo que no logro reconocerla—. Hasta donde tengo conocimiento, nunca la había visto, así que su identidad sigue estando a salvo.

—¿Cómo puedo saber que dices la verdad? —Interroga con palpable desconfianza.

—¿Qué ganaría con mentirle?

—No sé. ¿Quizás gritarles a todos mi identidad cuando menos me lo espere? Así podría ser completamente destituida y ya no sería una molestia para nadie —contraataca con un bufido. Yo solo ahogo un suspiro, preguntándome qué le hice como para que me tenga en tan mal concepto.

—No lo haría. Aunque supiera quién es, créame que no lo haría —aseguro sin titubeos, intentado brindarle un poco de seguridad—. No le conozco, pero, al igual que yo, debe tener un motivo para ocultarse, así que no la afectaría de esa forma. Sé que me odia, pero eso no significa que yo no le haya cogido cierta estima en este tiempo —admito con seriedad, mordisqueando mi labio tras terminar mi corto monólogo. Espero y eso sea suficiente para convencerla de que no soy alguien que busque hacerle daño.

El silencio no se hace esperar, pero sé que ella sigue allí ya que siento su presencia, y empiezo a ponerme nervioso. ¿Habrá sonado muy atrevido de mi parte? ¿Quizás piensa que me refería a otra cosa? ¿O sigue sin creerme?

—No te odio... —le oigo susurrar y me siento sorprendido ante esa declaración. ¿De verdad no me odia? Por lo que he visto, ella actúa de forma brusca con todo mundo, ergo, parece comportarse de peor forma exclusivamente conmigo—, pero tampoco me agradas. Creo..., creo que es un término medio.

—¿Todo bien, entonces? —Indago sintiendo una sonrisa formarse en mi labios.

Desde el inicio quería formar un compañerismo con ella porque fue la primera en tomar la iniciativa de proteger esta ciudad, y, sinceramente, me siento mal porque a la señorita Satán y a mí nos dan siempre los créditos y a ella la dejan notoriamente de lado.

—Todo bien, saltamontes —afirma la que ahora sé que es rubia.

Bien, esto es un gran paso para nuestra relación. ¡Quizás más adelante nos podamos volver hasta amigos!

-Lindassj1

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