Capítulo 22 |Permiso.
|La vida puede dar cambios inesperados cuando menos lo piensas|
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¡Dios, otra vez voy tarde! Esto me pasa por quedarme hasta tarde jugando con Goten.
La preocupación de que me dejen fuera del salón es lo de menos, me preocupa lo que pasó ayer; estoy seguro que Videl hoy me va terminar de desenmascarar. ¡Diantres! ¡¿Cómo pude delatarme a mí mismo tan tontamente?! ¡Se supone que de los errores se aprende, pero parece que no aprendí nada desde lo que me pasó con Yuzuki! Hablando de ella...
—Tarde —se queja la de primer año tras verme aterrizar en la azotea y destranformarme, cruzada de brazos, con el ceño fruncido y sentada en el piso.
—¿Qué haces aquí? Deberías estar en clases —reprendo levemente y Yuzuki solo bufa por lo bajo.
—Te recuerdo que tú me mandaste un mensaje diciendo que te esperara hoy antes de clases aquí y es lo que hago —gruñe y se coloca de pie—. Además, el maestro de Química no vino, así que no tengo problema con llegar hasta la segunda hora.
—Bueno..., te quería dar las gracias por lo de ayer personalmente, Yuzuki —me sincero y ella alza un poco sus cejas, sorprendida—, me ayudaste más de lo que debiste y te arriesgaste bastante también.
—No hay de qué, saltamontes..., ¡y-y tampoco lo hice todo por ti, eh! Lo hice porque era lo correcto —exclama con un ligero rubor y con entrecejo fruncido, dándole un aspecto tierno—. Hablando de lo de ayer, Videl te estuvo buscando antes de las clases.
¡Cierto, había olvidado el tema por un segundo!
—¿T-te dijo algo al respecto? —Indago con nerviosismo. Sé que es tonto ilusionarse con que la ojiazul no sabe de mi identidad, pero realmente quiero guardar aunque sea un mínimo de esperanza.
—Nada, solo me preguntó si habías llegado y le dije que no —responde de manera tranquila—. Aunque ayer me dio a entender que sabía quién era el Gran Saiyaman; estoy segura que lo sabe, más con el hecho de que casi gritas tu nombre —reprocha y me siento más idiota aún. Tiene razón, que Videl lo haya relacionado conmigo inmediatamente fue porque ya sospechaba de mí, pero la situación sería muy diferente si hubiera dicho mi nombre completo; sé que "Gohan" no es común y hubiera sido un tanto fácil para la prensa hallarme.
—Gracias por la información, Yuzuki, pero me tengo que ir, ya el maestro debe de haber llegado desde hace rato —me despido y termino por sacudirle un poco su cabello, sacándole un reproche. Abro la puerta de la azotea, pero la mano de ella tomándome del brazo me detiene, así que me doy la vuelta.
—Espera —ordena, me suelta y comienza a buscar algo en su mochila—. Agáchate.
—¿Eh? ¿Para qué? —Pregunto confuso.
—Tú solo agáchate un poco para que me sea más fácil, jirafa —bufa y me río internamente al ver su mueca. En serio, es tierna. Sin más, me inclino un poco más, un tanto curioso de lo que piensa hacer—. Bien —abre algo, después siento que se acerca a mí y percibo su mano en mi mejilla y hombro, recargándose allí, haciéndome erizar y ruborizar por su cercanía y toque. Nadie, aparte de mi familia, se me había acercado de esta forma...—. Listo —dice satisfecha y se aleja con una pequeña sonrisa surcando sus labios.
—¿Qué hiciste? —Cuestiono un tanto extrañado, pasándome la mano por donde me tocó.
—Solo te puse una curita en la herida que te hiciste ayer, ya sabes, por culpa de los dinosaurios —contesta pacíficamente y compruebo lo que dijo al sentir la tirita justo donde tengo lastimado.
—Gracias de nuevo, Yuzuki.
—Suerte —me desea y le sonrío en compensación, ya yéndome.
Tras haber cerrado la puerta y bajado las escaleras, saco mi celular y observo la curita que me puso: es de gatitos. No puedo evitar reír al notar ese detalle. Y luego me pregunta cómo es que supe desde el inicio que le encantan lo gatos...
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Veo con un poco de indecisión la casa que está delante mío; me siento nervioso, bastante de hecho, ¡y ni siquiera sé por qué! Es decir, sí, es la primera vez que voy a la casa de una chica, pero no tiene nada de malo, ¿verdad? Solo voy a pedirle permiso a los padres de Yuzuki para que la dejen ausentarse un mes a la escuela y pueda estar conmigo en los entrenamientos antes de que inicie el Torneo de Artes Marciales; le terminé platicando a Inoue en el receso sobre el torneo en el que prácticamente Videl me comprometió a ir (además de enseñarle a volar, por supuesto), intentando convencerla de que fuera conmigo, pero se negó desde un principio diciendo que no planea participar.
Después de mucha súplica por mensaje, ella solo accedió a entrenar conmigo y acompañarme solo si logro convencer a sus padres. Así que aquí estoy.
Veo el timbre de su casa y me decido a apretarlo por fin —llevo un par de minutos allí y no me atrevía a hacerlo—, sintiéndome más nervioso aún. No tarda mucho en abrirse, dejando ver a una Yuzuki en pijama de... gatitos. Sí, es un hecho: los adora. Me mira, se sonroja furiosamente y me cierra la puerta en la cara. Genial...
—¡¿Quién era, Yuzu?! —Escucho una voz femenina gritarle, a lo que atribuyo que es su madre.
—¡No importa, mamá! ¡Solo no abras! —Exclama en respuesta Yuzuki y yo solo me echo reír por lo bajo.
Esta chica es increíble.
Al rededor de casi cuatro minutos después, Yuzuki aparece nuevamente en la puerta un poco agitada, solo que esta vez vestida con una playera blanca con la frase "It's my life" y un pantalón pesquero negro. Qué rápida. Cierra la puerta tras ella, se aclara la garganta aún estado un poco sonrojada.
—No creí que fueras a tomártelo tan seriamente, tanto al grado de venir..., no sé, ¡a las siete y media de la mañana, joder! —Se queja y solo sonrío nervioso—. ¡Gohan, maldición, es muy temprano!
—Al que madruga, Dios lo ayuda —me excuso y Yuzuki solo rueda los ojos.
—Como sea, te digo de una vez que va a ser muy difícil que convenzas a mis padres, sobre todo a mi papá que es bastante reacio cuando de estudios se habla —advierte cruzada de brazos mientras se recarga en la puerta de su casa—. Así que piénsalo muy bien, Gohan.
—Pues... ya estoy aquí —comento mientras me rasco la nuca.
—De acuerdo... —murmura y se encoge de hombros, dándose la vuelta—. Yo te lo advertí, solo voy a decir eso —sin más preámbulo, abre y me deja pasar.
—C-con permiso —hablo con timidez y me quito mi calzado para dejarlo en la entrada; Yuzuki solo me alcanza unas pantuflas.
—Mamá, aquí está el chico del que te comenté —avisa la pelinegra adentrándose y me apresuro alcanzarla.
—Bu-bueno días. Me llamo Son Gohan, un gusto —me presento y doy una pequeña reverencia frente a una señora de cabellos rubios y ojos verdes, quien me sonríe.
—Qué caballeroso; tienes buen gusto, hija —alaga y siento mi rostro arder. ¿Acaba de insinuar que...?—. Un gusto, Gohan, soy Inoue Harumi, la madre de esta revoltosa.
—¡Mamá! —Se queja Yuzuki con vergüenza; evito reír con esfuerzo, aunque su mamá sí lo hace deliberadamente.
La señora Inoue se tranquiliza cuando un hombre alto, de cabellos cafés al igual que sus ojos y de apariencia imponente baja por las escaleras acomodándose la corbata de su traje. Ay, no, se ve demasiado recto y formal. Tiene la apariencia de un catedrático en toda regla.
—Buenos días —al contrario de lo que pienso, la voz del señor se oye bastante cálida cuando se dirige a su esposa e hija al igual que su sonrisa, después me ve observa con seriedad—. Joven.
Creo... que no le caigo bien.
—Bu-buenos días, señor —vuelvo a pronunciar, solo que esta vez de forma ahogada, y doy otra reverencia. Ahora entiendo a qué Yuzuki se refería cuando dijo que su padre es difícil de convencer.
—Ya, cariño, estás asustando al novio de tu hija —reprocha la rubia y veo que el patriarca de la casa palidece.
Ay, no.
—¡¿Novio?! —Cuestiona y me mira con lo que identifico como molestia. ¡¿Por qué me pasan estas cosas a mí?! ¡Parece que se me quiere tirar encima!
—¡Que no es mi novio! ¡Es solamente un amigo de la escuela, mamá, entiende por favor! —Interviene Yuzuki bufando y ligeramente ruborizada.
—Más te vale —advierte el señor a su hija y después me regresa a ver, sacándome un escalofrío—. Usted es el famoso Gran Saiyaman que tiene las mismas habilidades que mi hija, ¿no es así? —Miro de soslayo a Yuzuki, quien me da una sonrisa de "perdón".
—S-sí —murmuro tenso.
—De acuerdo —dice al tanto que toma asiento en la mesa, al lado de su esposa—. ¿Qué intensión tiene con mi hija, joven?
¿Eh?
—¡Papá, que solo es un amigo! ¡No hay intenciones de por medio, ya te lo dije! —Se queja Inoue, pero su padre la ignora y sigue viéndome fijamente.
—S-solo su amistad, señor —contesto tragando saliva, intentando calmar el nerviosismo.
No vuelvo a dudar de Yuzuki y sus advertencias, es un hecho.
—Mmm... —exclama no muy convencido, sin despegarme la mirada.
¿Es normal que le tenga terror a una persona que su posee un ki normal humanamente hablando?
—¡Papá! Querías que hiciera amigos de mi edad cuando entrara a la preparatoria, ¿no? ¡Pues aquí está uno de los pocos que hice, así que deja de intimidarlo por favor!
—Está bien —dice con voz un poco más relajada, pero me dedica una mirada de advertencia.
¡¿Pero advertencia de qué?! ¡No he dicho nada, solo dije que quiero la amistad de Yuzuki porque es la verdad, ¿no?!
—Bueno, Gohan, siéntate para que podamos hablar más tranquilo de esto, e ignora a mi esposo, es muy protector con su "niña" —comenta despreocupada la señora rubia, dándole unas palmaditas en el hombro al antes mencionado.
—Hmp, ella siempre va a ser mi niña —refunfuña por lo bajo el que parece catedrático.
—¡Papá, por favor! —Vuelve a reprochar Yuzuki avergonzada y termina por tomar asiento frente a sus padres, haciéndome una seña para que la siga; lo hago con nerviosismo, quedando frente justamente del señor Inoue.
Dendé, ¿por qué me odias?
—Así que vives en las montañas Paoz, ¿verdad, Gohan? —Indaga la matriarca mientras me tiende un plato de desayuno y termino de aceptarlo con timidez.
—Eh, g-gracias. Y sí, he vivido allí toda mi vida.
—¿Y por qué tan lejos, joven? —Cuestiona esta vez el padre mientras comienza a comer tranquilamente, sin dejar de verme.
—Bueno, mi padre siempre prefirió los lugares apartados de la ciudad al igual que mi madre, así que decidieron construir allí antes de que me concibieran. A-además, mi difunto abuelo era de esas áreas y allí creció mi padre también —me sincero.
—Papá, tú viste los Torneos de Arte Marciales de antes, ¿no? —El mencionado asiente—. Bueno, él es hijo del famoso artemarcialista desaparecido llamado Son Gokú, el que le pidió matrimonio a otra artemarcialista en un combate y también fue quien derrotó a Mayunia.
¿Me está apoyando? Por un momento pensé que Yuzuki no lo haría; su actitud parecía demasiado indiferente al inicio, pero ahora...
—Entiendo —inquiere el señor sin inmutarse—. ¿Y por qué precisamente quiere llevarse a mi hija a entrenar tan lejos?
—Eh, umh, b-bueno, lo que sucede es que allá no es un lugar muy habitado, por lo que es más fácil para entrenar sin llamar la atención de la gente. ¡Y-y no vamos a estar solos! Mi mamá y mi hermano menor van a estar presentes, ¡e-e incluso otra amiga nuestra! —Rezo internamente porque haya sonado convincente.
—¡Así es, papá! Te prometí volver todos los días antes de que anochezca, ¡y también he subido de calificaciones en este tiempo! No veo inconveniente para que pueda ir, él es muy fuerte y quiero que me entrene —ruega Yuzuki y le sonríe tiernamente a su padre, sonrisa que jamás le había visto.
—Está bien, solo quería asegurarme de que no te fueras con un cualquiera —¿debo tomarme eso como un cumplido?—. Tienen mi permiso, pero ya sabes las reglas, Yuzu.
—¡Gracias, pá! —Agradece Inoue y se levanta a abrazar a su padre, quien la recibe con los brazos abiertos.
Yuzuki tiene una actitud muy diferente en su casa...
—De acuerdo, mis chicas, me tengo, se me hace tarde para llegar a la universidad —¡sabía que era un catedrático!—. Las quiero —se despide de su esposa con un corto beso en la mejilla y se separa de su hija. Agarra su portafolio y después se acerca a mí, tomándome del hombro—. Más te vale no hacerle daño o te la verás conmigo —amenaza en un susurro y siento que ejerce más fuerza de lo debido en su agarre. No me duele, pero...—. Hasta luego —cuando escucho la puerta cerrar, por fin puedo sentir que respiro normalmente.
En serio, asusta el padre de Yuzuki.
—Bueno, hija, terminen de desayunar para que puedan irse —avisa la madre con una sonrisa cálida.
—¡Sí! —Afirma con alegría la de ojos grisáceos, comiendo con más rapidez
No me quiero imaginar cómo será su padre si se llega a enterar que en algún momento Yuzuki consigue un novio, es decir, si se comportó así de estricto conmigo, con su futura pareja debe ser mucho peor...
Bueno, al menos cumplí mi objetivo, después de constantes nervios, pero lo logré.
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-Lindassj1
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