19
Justamente cuando WooShik estaba por patear a Sana este cayó al suelo.
—¡El único que va a morir eres tú!— Tzuyu llegó derribando al coreano para colocarse sobre de él y comenzar a golpearlo.
Estaba tan enfurecida por demasiadas cosas, por haber maltratado a Sana a lo largo de todo este tiempo, por haberle hecho todas esas marcas que ella se encargó de curar y por haberla golpeado a ella en el supermercado, porque nadie podía golpear a Chou Tzuyu, definitivamente ese hombre se había metido con la mujer equivocada.
Estaba tan cegada por la ira que ni siquiera podía escuchar a Sana rogarle en llanto que se detuviera, no podía sentir las manos de la nipona tirando de sus brazos para detener los golpes que ella dejaba en el hombre tendido en el piso, no era conciente de nada hasta que sintió a Sana abrazarla por la espalda.
Fue entonces que Tzuyu detuvo todo y miró lo que había hecho, había sangre en sus manos y el esposo de Sana apenas podía mantener los ojos abiertos.
Entonces ella tuvo miedo y se alejó de él lo más rápido que pudo mientras miraba la sangre de WooShik en sus manos.
Había tomado la peor decisión para sí misma al hacer justicia con sus propias manos, pero había salvado la vida de Sana, fue lo más rápido que pudo hacer, sin embargo había comenzado a temblar al mirar al agonizante hombre en el piso, no podía dejarlo así, si él moría Tzuyu estaría en graves problemas, después de todo él no había golpeado a Sana aún o había dejado marcas que demostraran que la había maltratado, solamente Tzuyu había entrado a su casa para lastimarlo.
—No te acerques a mi esposa o levantaré cargos contra tí por haberme hecho esto— WooShik se atrevió a amenazar a Tzuyu aún sin levantarse del piso.
Y Tzuyu solamente tragó en seco, todo lo que hizo venía a su mente como flashazos.
Ella estaba en el suelo del supermercado, Nayeon la levantó y entonces ella salió a toda prisa llevándose el auto de Nayeon para ir con dirección a la casa de Sana, todo había pasado tan rápido y eso la asustaba demasiado.
—Si haces algo yo levantaré cargos contra tí por violencia doméstica contra Sana— Tzuyu se defendió —Tengo las pruebas suficientes.
Y dicho esto salió de aquella casa llevándose a Sana de la mano, parecía que WooShik no iba a morir, así que todo estaba bien para Tzuyu, no había necesidad de quedarse por lo que intentó irse con Sana lo más rápido que pudo antes de que el coreano pudiera levantarse.
—Espera, ¿A donde vamos?— Sana preguntó sujetando su vientre.
—Te llevaré a mi casa, no puedes quedarte aquí con él— Tzuyu respondió notando una expresión extraña en el rostro de Sana —¿Qué pasa? ¿No quieres ir conmigo?— Preguntó preocupada.
—No es eso, sentí un dolor en el vientre— Sana informó sujetándose el abdomen con ambos brazos.
Y Tzuyu temió por aquello.
—Mi amiga es ginecóloga, podemos ir para que ella te revise.
—¿Dónde está ella? En serio me duele mucho— Sana respondió sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos.
—Mierda, la dejé en el supermercado— Tzuyu recordó —Vamos por ella y después a su consultorio, no está muy lejos de aquí.
Tzuyu tomó nuevamente la mano de Sana y la ayudó a entrar al auto de Nayeon para ir con dirección al supermercado.
Por momentos Tzuyu miraba el rostro de Sana notando como esta fruncía en ceño a causa del dolor, le preocupaba que algo pudiera pasarle al bebé de Sana.
—¿Cuáles son las pruebas que tienes sobre mi maltrato?— Sana preguntó curiosa, ni siquiera ella misma tenía pruebas.
—Yo... No las tengo— Tzuyu confesó alarmando a Sana.
—Entonces, ¿Por qué lo dijiste?
—Debía sonar segura para que él dejara de amenazarme— La mayor razonó.
Y Sana se golpeó la frente ante la descabellada idea.
Sin embargo ella sabía que su esposo además de ser un tonto era un cobarde y no iba a arriesgarse a acabar en la cárcel, no mancharía su reputación de esa manera, porque ese hombre vivía solo de apariencias.
Y Tzuyu realmente parecía muy segura cuando le devolvió la amenaza, entonces Sana se sintió segura a su lado.
Al llegar al supermercado la menor se sorprendió al ver a su ginecóloga parada afuera del lugar en medio de la noche, no entendía que hacía ahí tan tarde.
Pero todo cobró un poco más de sentido al ver a Tzuyu bajar del auto para acercarse a Nayeon y llamarla.
Entonces ella también bajó.
—Sana, ella es Nayeon, es mi mejor amiga y como te mencioné es ginecóloga.
—Lo sé— La menor respondió dando una pequeña reverencia a Nayeon —Ella es mi ginecóloga.
Entonces Nayeon soltó una risita nerviosa al comenzar a conectar las pistas, ¿Acaso Tzuyu se había metido con una mujer casada? Si era así, ese bebé... ¿Podría ser de Tzuyu?
—¿Es la chica de la que me hablaste?— Nayeon preguntó al oído de Tzuyu.
—Sí, es ella, no puedo creer que ya se conocían— Tzuyu habló sonriendo mientras se dirigía al auto nuevamente para abrirle la puerta trasera a Sana —Oye Nayeon, ¿Podrías revisarla? Ella me dijo que había sentido un dolor en el vientre hace unos minutos.
Nayeon asintió y entró a la parte trasera del auto junto con la nipona para poder revisarla en el camino.
Entonces Tzuyu entró para comenzar a conducir mientras Nayeon tocaba el vientre de Sana buscando el posible problema que ocasionó aquel dolor.
—No siento nada diferente, pudo haber sido solo un tirón muscular, pero será mejor si vamos a mi clínica para estar seguras y descartar cualquier anomalía— Nayeon habló.
Entonces Tzuyu asintió y se dirigió con rumbo a la clínica de su mejor amiga.
Nayeon estaba preocupada, si ese bebé era de Tzuyu la mayor estaría metida en un gran problema, sin embargo intentó ocultar la preocupación de su rostro para no asustar a Sana.
—Por cierto Nayeon, no terminaste de contarme sobre esa paciente que te traía tan estresada— Tzuyu rompió el silencio.
Y Nayeon abrió los ojos en grande, no podía decir que esa paciente era Kim Sana cuando ella se encontraba sentada a su lado.
—No era nada, Tzuyu, para mí es un placer atender a todas mis pacientes— Nayeon soltó una risita nerviosa.
Y Tzuyu asintió continuando con el trayecto al consultorio de Nayeon hasta llegar.
Dejó el auto en el estacionamiento y caminó junto a las otras dos hasta el consultorio de Nayeon.
Un par de minutos fueron suficientes para confirmar que todo estaba bien con el embarazo de Sana, entonces Tzuyu se sintió aliviada al ver a la nipona más tranquila.
—Te inyectaré un par de vitaminas que ayudarán a tu embarazo, ¿Está bien?— La taiwanesa preguntó a lo que Sana asintió y vió a Nayeon ir en busca de unos frasquitos y una jeringa para seguidamente inyectarle aquellas vitaminas.
—Tzuyu, ¿Podrías traerme el alcohol que está en mi cajón de afuera?— Nayeon pidió viendo a Tzuyu salir enseguida de su consultorio. Entonces ella tomó un respiro y preguntó de manera directa lo que tanto le preocupaba.
—¿Ese bebé es de Tzuyu?
—Si— Sana también fue directa al responder con un suspiro.
—¿Lo sabe?— Nayeon preguntó viendo a Sana negar —Entonces creo que deberías ser sincera con ella.
—No encontré nada, Nayeon— Tzuyu volvió a entrar al consultorio haciendo a ambas guardar silencio.
—Que despistada soy, aquí estuvo todo el tiempo— Nayeon sonrió tomando el alcohol de uno de sus estantes.
Y Tzuyu simplemente se sentó en una de las sillas que estaban ahí mientras veía a Nayeon terminar de atender a la nipona.
Estaba dispuesta a cuidar de la chica a quien tanto amaba junto con el bebé que habitaba en ella a pesar de no tener idea de que también era suyo.
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