
¿Yoongi?
—¡MAMÁAAA! —la mujer abrió los ojos con sus fuertes latidos acelerados. Pasó saliva y agitada trató de levantarse del suelo. —¡YA BASTA! —la mujer escuchó los desgarradores gritos de su pequeño.
Se arrastró por el suelo llegando a las escaleras y se llevó una mano al pecho del cual brotaba sangre.
—¡Ayuda! ¡Por favor! —se escuchaban más fuertes los gritos de su pequeño y los repugnantes gruñidos de ese hombre.
Trató de sentarse y con ayuda de la pared, lo hizo. Pegó su espalda a la pared blanca, dándole algo de color y soltó sus lágrimas.
—¡DUELE! —su alma se estaba quebrando poco a poco, al escuchar esos gritos y no poder hacer nada.
Minyoung se quedó ahí, sentada en ese maldito suelo escuchando a su hijo sufrir y no se le dio la miserable gana de ayudarle. Pero..., ¿Para qué? ¿Para qué salvar algo que ya nació enfermo?
La mujer sollozaba en silencio cuando escuchó al diablo correrse dentro de su pequeño. La mujer decidió irse de ahí. Tomó fuerzas y subió su espalda por la pared ahogando un gemido de dolor. Cojeó hasta la baranda y trató de bajar el escalón, pero sus piernas temblaron y cayó escaleras abajo, haciendo un terrible ruido.
Se golpeó la cabeza con el suelo y su mirada quedó puesta hacia unos muebles. La mujer, sollozó al ver a un pequeño niño acostado en el sofá. Estaba sin su pijama de abajo y todo trasero estaba lleno de sangre. La mujer levantó la mano en dirección al niño que le daba la espalda. Solo lo escuchaba sollozar.
—Yo-Yoongi... —trató de hablar, pero eso sonó más a un susurró. —Hijo... —susurró la mujer.
Escuchó pasos cerca a ella y luego una mano posarse en su mejilla.
—Él estará bien... —le susurró él.
Con lágrimas en los ojos, ella giró la cabeza y lo vio con una sonrisa plasmada en su rostro. Ella, cerró los ojos con fuerza y negó.
—Dé-Déjalo en paz.... —le pidió. —Henry, no le hagas daño. Él-él no tiene la culpa.
—Aw, Minyoung. —sonrió. —Él tiene toda la maldita culpa, cariño...
La mujer volvió a negar y soltó un gemido de dolor, cuando este la cogió por el brazo y la arrastró hacia la puerta.
—Yo-Yoongi... —llamó la mujer. —Yoongi... —pero los gritos no le salían.
—Shhh, calla. Él estará bien a mi lado. —le dijo, mientras la arrastraba hacia la entrada y abría la puerta. —Tranquila, cariño. Criaré bien a nuestro hijo.
El hombre se agacho y agarró el cabello. Tiró de el y la arrastró a fuera, mientras llovía a montones. La empujó a la calle y le escupió.
—Arrástrate hasta salvarte, perra. —le dijo. —Yoongi estará muy bien. —se agachó y la cogió por el cuello, mientras lloriqueaba. —Si lo buscas, te mataré, Minyoung. Juro que esta maldita vez lo haré y mataré a tu hijo. —le dijo y le lamió la cara haciendo que ella llorara más. —¡Aléjate de Yoongi!
La tiró de nuevo al pavimento y la dejó ahí. Regresó a la casa azotando la puerta con fuerza. La mujer se quedó afuera llorando, mientras la fuerte lluvia con truenos la acompañaba. Ya era de madrugada y nadie pasaba por esa hora en el vecindario. Solo le quedó arrastrarse con la poca fuerza que tenía.
—Yoongi... —dijo entre gemidos ahogados. —Volveré por ti hijo mío... —entonces, volvió a escucharlo gritar del dolor. —Lo siento mucho... —apretó los puños y se siguió arrastrando por todo el pavimento.
Llegó al andén y por suerte pasó un auto a esa hora. La mujer hizo lo posible por levantar la mano y gritar, pero estaba adolorida. El auto pasó de largo ignorándola.
—¡Yoongi! —el grito de dolor salió. —¡YOONGI! —siguió arrastrándose.
La clara imagen de la llorona cuando perdió a sus hijos. Minyoung, había enviado a Yoongi al infierno cuando decidió tenerlo. ¿Por qué? Era su tercer embarazo y no quería abortar de nuevo. Quería huir con Yoongi, pero... todo salió mal. Henry ya se había dado cuenta de su embarazo al tercer mes y medio. Golpeó su estómago hasta hacerla sangrar. Pero, Yoongi no murió. Él era tan fuerte que quería quedarse con su madre.
Ella, había sido secuestrada a sus 12 años por el amor de su vida. Sí, estamos hablando de Henry. Era un chico algo misterioso y callado. Minyoung, una chica algo menor para él, pero eso no la detuvo. Quedó enamorada de Henry a pesar que le doblaba la edad. 18 años no era nada malo para ella. Pero, decidió irse a esa corta edad. Sin saber que se estaba encontrando con un maldito desquiciado. Ella estaba completamente enamorada de él. Lo amaba a pesar de los golpes y las violaciones. Lo amaba, a pesar del sufrimiento que le causaba. Lo amaba, porque le había dado dos hijos hermosos. Lo amaba porque algún día alguien tendría que matarlo.
Minyoung, yacía en el andén totalmente inconsciente. Alucinaba con tener a su hijo en brazos mientras lloraba de felicidad. Vio un momento de felicidad junto a su pequeño. Ella solo quería a Yoongi para vivir, no pedía más.
—¡Señorita! —gritó alguien. —¿Se encuentra bien? —unas manos cálidas movieron su cuerpo. —¡Señorita! —la giraron quedando arriba.
Pestañeó un poco por la lluvia y sonrió. Lo veía como un ángel.
—¡La llevaré a un hospital! —le dijo, levantándola del suelo. —No se preocupe, todo estará bien... —en brazos de aquel hombre castaño, Minyoung descansó del infierno por más de 26 años.
Años más tarde, ella se encontraba de regreso a su casa. Taconeaba de lado a lado junto con un bolso rojo carmín. Vestía una falda de tuvo azul turquí ceñida a sus piernas y una camisa manga larga blanca de seda, la acompañaba también unos tacones de aguja rojos que combinaban a la perfección con todo su look. Se movió el cabello rubio a la hora de abrir la puerta y entrar. Cerró la puerta con el pie y sonrió al saber que estaba por descansar.
—¡Cariño! —llamó ella.
—Hola mamá, ya estás en casa. —un adolescente de 17 años bajaba las escaleras ajustándose la cortaba. —Voy tarde a clases. ¿Cómo te fue anoche? ¿Mucho trabajo? Vi que no regresaste.
—Demasiado papeleo. —respondió Minyoung. —Te llevaré, vamos.
El chico de cabellera castaña se pasó una mano por el cabello y asintió. Caminó hacia la puerta junto a su madre y salieron de la gran lujosa casa en la que vivían.
—¿Tu padre no te ha llamado? —el chico negó subiendo al puesto del copiloto.
—¿Se han peleado de nuevo? —la mujer soltó un suspiro y negó.
Encendió el motor y piso el acelerador para llevar a su hijo a la preparatoria. En todo el trayecto a la preparatoria de Kansas, conversó y rio con su pequeño hijo. Ella quería que él sanara esa gran herida que tenía de su pequeño. Habían pasado años desde que no lo había visto y quería al menos saber de él.
Minutos más tarde, estacionó el auto frente a un gran edificio. Se despidió de su hijo con un beso en la mejilla y lo vio entrar por las grandes puertas. La mujer ladeó la cabeza y vio a un hombre salir de ella con una sonrisa algo torcida. Vestía de traje negro alucinante y se veía extremadamente bien. El vello se le erizó el vago recuerdo de su pequeño llegó a su mente. Minyoung sintió como su corazón casi se le salía del pecho al verlo.
Había crecido bien. Eso podía notarlo. No estaba muerto, como ella lo hacía hace años. Estaba más alto. Ahora era todo un hombre. Lágrimas brotaron de sus ojos para bajar con rapidez por sus mejillas y caer en gotas. Sentía una gran felicidad, tenía ganas de abrazarlo y decirle tantas cosas. Pero... ¿Qué le podía decir?
—Yoongi... —lo vio acercarse a su auto. Parecía contento. —Hijo... —vio el auto moverse y decidió seguirlo.
Atravesó la ciudad hacia una gran empresa lujosa. Su orgullo estaba al tope, su hijo pudo vivir una increíble etapa. Entró al edificio y estacionó el auto. Lo vio bajarse y pedir el ascensor. Esperó tanto, mientras tenía una lucha con ella misma. Quería subir y hacerse pasar por empleada. Quería charlar con él y tal vez disculparse por no haberlo buscado. Quería abrazarlo y llorar junto a él.
Tenía tantas cosas en la cabeza que no se dio cuenta que había pasado más de una hora. Por fin se decidió. Iba a subir. Se bajó de auto y se acomodó la ropa que traía. Taconeó hacia el ascensor, lo pidió y lo esperó. Extrañamente una imagen de Yoongi estando enojado le hizo temer. ¿Qué tal si era como Henry? Minyoung, se estaba arrepintiendo. Fue ahí, cuando se dio media vuelta y regreso a su auto enojada. El ascensor llegó al estacionamiento dejando ver a su hijo con un hombre más. Minyoung se escondió detrás de un muro de pared y observó en silencio.
Lo escuchó reír, la extraña risa que tanto temía de Henry estaba plasmada en su hijo. Fue justo en ese maldito instante en que su alma volvió a romperse. Vio a Yoongi gritarle el hombre al tipo y sacar un arma de su pantalón y apuntarle hacia la cabeza.
—¡Kang Sun! —llamó este, haciendo que él se girara. Yoongi le sonrió y una bala le atravesó la cabeza.
La mujer casi suelta un grito y se tapó la boca para no hacer ruido. Ese que estaba viendo no era su hijo, era la viva imagen de Henry. Yoongi guardó el arma y dijo al cuerpo que yacía desplomado en el suelo en un gran charco de sangre.
—Yo nunca trabajo acompañado, siempre solo. —volvió al ascensor y cerró las puertas.
Minyoung lloraba en silencio y salió del escondite. Caminó temblante hacia el cuerpo y miró hacia las puertas cerradas del ascensor.
—¿Yoongi? —sollozó. —¿Eres tú, mi pequeño?
Me quema esta historia, :(
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