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O N C E
































Los rayos solares hicieron que el castaño se moviera incomodo en la cama. Soltó un gemido de dolor y se rodó en la cama. Entonces sintió el cálido fogaje de otro cuerpo a su lado. Pestañeó un poco para abrir sus ojos por completos y se encontró con el rostro de Yoongi cerca de él. Jimin, se quedó quieto observándolo. Miró sus ojos totalmente cerrados y lindos, sus labios, su nariz. Se veía tan hermoso, tan perfecto. Se veía en paz.

—Puedes besarme si gustas, Jimin. —murmuró Yoongi.

Jimin se alejó un poco del rostro de Yoongi y pasó saliva. Vio a Yoongi reírse y abrir los ojos. Se estiró a su lado, soltando un gruñido y se enderezó para sentarse en la cama. Estaba sin camisa, solo llevaba su ropa interior. Pero, Jimin también estaba igual. No se le hacía extraño. Le miró la espalda y luego lo siguió con la mirada.

—Levanta tu precioso culo de la cama, Jimin. —le dijo, llegando al mini-bar, abrió la pequeña puerta y sacó dos botellas de agua.

Abrió una para él y le lanzó otra a Jimin; la atrapó y se sentó en la cama para beberla. Pero, fue en ese instante en que sintió el ardor de sus cicatrices en su abdomen. Entonces se vio las cortadas con cuchillo en forma de "y". A Jimin se cristalizaron los ojos, captando la mirada de Yoongi.

—Yo..., lamento mucho eso... —dijo Yoongi. ¿Se estaba disculpando? ¡Min Yoongi se estaba disculpando! —Anoche traté de limpiarte las heridas, quise ponerte los parches. Pero, te mueves mucho cuando duermes. —soltó una risita. —Debe doler mucho. Levántate, te las pondré.

—No hace falta, Yoongi. Puedo hacerlo yo. —dijo Jimin y abrió la botella. Se levantó de la cama con sábanas blancas y se llevó la boquilla a los labios.

Yoongi lo observó tomar agua y soltó un suspiro.

—Te compré un tinte de cabello. —dijo Yoongi.

—¿Para qué? ¿Para qué no me recuerdes con mi color antiguo y no me puedas reconocer? —Jimin estaba dolido y eso Yoongi lo sabía.

—Solo quiero que te veas presentable esta noche... —le dijo.

Jimin se llevó una mano a la cadera.

—¿Qué color ahora? —dijo Jimin.

Yoongi le regaló una sonrisa coqueta y dejó la botella encima del mini-bar. Caminó hacia el armario y buscó una bolsa negra. Jimin ladeó la cabeza.

—¿Qué? ¿Tinte de contrabando? —dijo Jimin.

—Siéntate, yo lo haré por ti. —pidió Yoongi.

—Gracias, para eso tengo las manos. —le dijo cortante.

Yoongi soltó un suspiro y lanzó la bolsa a la cama. Caminó hacia Jimin a paso rápida, llevó sus dos manos a cada lado de su cabeza y acercó sus labios a los de él. Jimin, se quedó quieto y dejó que Yoongi lo besara, pero no correspondió el beso. Haciendo que Yoongi se separa decepcionado.

—Solo finge pasar una buena noche conmigo, Jimin. —le dijo sin apartar las manos de su rostro. —Luego, puedes irte para no verme la puta cara más nunca en tu vida.

Yoongi lo soltó y se giró. Cogió la bolsa y la abrió.

—Me voy a arrepentir de lo que diré, pero lo haré. —suspiró Jimin, dejó la boquilla en el pequeño nochero que se encontraba a su lado. —¿Dónde quedó el Yoongi que me decía que mi cuerpo le pertenecía y que lo que hiciera siempre iba a estar presente porque él tomaba la decisión de mi vida?

—Jimin..., No hagamos esto. ¿Si? —dijo Yoongi de espaldas. —No quiero ofenderte. Quiero pasar una buena noche contigo.

—¿Ofenderme? —Jimin rio irónicamente. —Es decir, aceptaste que Minji es tu maldita vida. Yo te valgo mierda. ¿Verdad? ¡Yo! —Jimin se acercó a Yoongi y lo giró. —Yo, a quien vigilaste toda tu puta vida. Yo, la persona que se dejó hacer mil y una cosas locas por ti. La persona que a pesar de tu maldita locura te comprendió y se dejó hacer tus asquerosidades. Me amarraste a ti, me lastimaste y me hiciste amarte.

—Yo no te obligue a amarme, Jimin. Sabes perfectamente que yo nunca sentí nada por ti.

—¿Y ahora sí? —dijo Jimin. —¡Ahora si puedes amarme! —volvió a reír, Sí, Jimin estaba dolido. —¿Sabes algo, Min? Te detesto. ¡Odio que seas mi familia! Odio haberte amado. ¡Estoy cansado! Cansado de vivir a tu manera. De sacarme mis locuras y de volverte adicto a ti. —le dijo. Yoongi, se estaba enojando.

—¿Qué mierda quieres que haga, Jimin? —preguntó Yoongi y lo empujó. —¿Qué quieres? ¿Qué me arrodille y bese tus malditos pies? ¿Quieres provocar el mismo dolor que hiciste en ti? ¿Quieres acabar con mi vida?

—¿Sabes qué quiero, Min? Quiero que, por alguna vez en tu vida, no te olvides de las personas. Que se queden tachadas en tu maldito pensamiento hasta que coma la maldita muerte. Quiero que sientas el dolor de arrebatar ¡Lo bonito! Que es tener una familia. Lo hermoso que es tener a una madre. Que tu hermano se ría de tus estupideces. Tener a un maldito padre que admires. Quiero, que sientas el dolor que yo sentí cuando tú, me quitaste todo.

—Jimin, tú y yo sabemos que vivías en un maldito engaño. Ellos no eran tu familia, yo sí. —dijo Yoongi y Jimin apretó la mandibula.

—Pude vivir 19 años de mi vida en una maldita mentira, pero tú era nadie para quitármela. Si tanto ahora aceptas ser mi familia. ¿Por qué mierda me buscaste antes? ¿Qué es lo que quieres conmigo, Yoongi? Si tanto quieres matarme. ¿Cuándo será que lo harás? ¡¿Cuándo?!

Yoongi pasó saliva y cerró los ojos para que las lágrimas no bajaran.

—Tengo miedo, Jimin... —fue lo que dijo.

—¿Miedo? ¡Eres Min Yoongi! Tú, jamás has tenido miedo.

—Tengo miedo de perderte. ¿Sabes por qué? Porque si te dejo ir ahora, que es lo que estoy haciendo. No tendré mi maldito equilibrio en este puto mundo. Desde la primera vez que te vi, en aquella foto, supe que... —se acercó. —... que tú eras la persona que me cambiaria mi vida. Pero, nunca pensé que fueras mi propia familia. ¿Y sabes que es lo que más me lastima? Que mi familia fue la que me dañó y tú, eres mi familia y a tu lado me siento tranquilo.

Jimin dio un paso y estampó sus labios en los de él, haciendo que Yoongi le correspondiera el beso. Sus manos pasaron a la cadera del castaño y lo atrajo a su cuerpo, mientras acariciaba su espalda. Caminaron un poco hacia la cama para acostarse en ella. Yoongi, se puso encima del castaño y acarició su mejilla, mientras lo besaba. Aquel beso, se sentía tan tierno y hermoso. Introdujo su lengua en su boca para entrelazarla con la de Jimin, mientras despojaba de su ropa interior y alcanzaba su miembro. Jimin cortó el beso.

—Siento que, si te dejo hacerme el amor, sería como nuestra segunda despedida... —susurró entre sus labios.

Agitado Yoongi negó con la cabeza.

—Esta vez, no te dejaré ir, Jimin. —Jimin reprimió una sonrisa.

—La sangre Min, corre por mis venas... —susurró entre sus labios.

—Entonces mátame. Mátame y toma el trono. —movió sus labios encima de los de él.

—¿Te rindes así de fácil? —dijo Jimin, entre húmedos besos y largas caricias.

Yoongi se detuvo y lo miró.

—Me enamoré de ti, pero ya es tarde. —le dijo, mirándolo a los ojos. —Es mi maldito turno de sufrir. —Yoongi dirigió su boca al cuello de Jimin para besarlo y chuparlo.

Jimin soltó un jadeo y apretó las piernas alrededor de la cadera de Yoongi.

—No me dejes, Jimin... —le susurró cuando el mencionado le quitó el bóxer con la mano y hizo presión con su miembro.

Soy libre, Yoongi. Tú lo dijiste... —dijo en sus pensamientos. —Tú y yo, nunca podremos estar juntos. Eso, ya me quedó claro desde que te conocí.

—Te amo, Yoongi... —dijo Jimin.

—Te amo más, Jimin... —mintió el diablo otra vez.

Este maldito juego estaba acabando con todos. ¿Qué costaba una bala en la cabeza de cada quién? Pero, a estos dos les gusta hacerse sufrir mutuamente.

Dos horas más tarde, la puerta de la habitación sonó. Jimin se movió incomodo en la cama y no sintió a Yoongi a su lado. Abrió los ojos y se encontró con unos ojos cafés grandes observándolo.

—¿Qué haces allí? —dijo Jimin, sentándose en la cama.

—¿Por qué estás desnudo, Jimin? —preguntó Minji, señalando la sabana que no cubría su trasero.

Jimin hizo una mueca y cogió las sabanas para taparse.

—¿Cuándo llegaste? —preguntó Jimin, sentándose en la cama y buscando su ropa interior con la mirada.

—Llevo mucho raaaato aquí. —se subió a la cama. —Y tu teléfono se quedó sin batería. —dijo el pequeño.

—¿Dónde está, Yoongi? —preguntó Jimin.

—Él dijo que te pintaras el cabello de rosado y que me alimentaras. —Jimin miró a Minji por encima de su hombro.

—¿No has desayunado, Minji?

—Son las cuatro de la tarde, Jimin. —dijo el niño. —Tengo hambre.

—¿Por qué eres tan mandón? Soy mucho mayor que tú.

—Yoongi dijo que eras como un niño... Y yo soy un niño, así que debo tratarte como los chicos de mi edad. —le regaló una sonrisa.

—Bájate de la cama. —le dijo Jimin y buscó de nuevo su ropa interior. La encontró y se estiró para ponérsela.

—Oye, Jimin. ¿Qué es esto? —el sonido del vibrador sonó.

Jimin se giró sorprendido y se dio cuenta que Minji tenía el consolador en sus manos.

—¡Suelta eso! —Jimin se lo quitó de las manos y lo escondió debajo de la almohada.

—Yoongi tiene mucho de esos juguetes en su armario secreto. —rio Minji. —Pero, yo sé dónde está. Da buenos masajes. Yoongi, tiene uno rojo. Ese es mi favorito, a veces me lo pongo en la pierna cuando me duele. Pero, no le digas a Yoongi. —se llevó las manitos a la boca.

—Este niño... —dijo Jimin y se levantó de la cama. —Minji, no hagas eso.

—¿Por qué? —ladeó la cabeza.

—Es sucio y no sabes que es.

—Es un sonsolador. —dijo Minji, haciendo que Jimin negara con la cabeza.

—¿Que ha hecho Yoongi contigo?

—Me está enseñando. Cuando no voy a la escuela me da clase de matemáticas.

—¿Yoongi sabe matemáticas?

—Dos más dos es igual a cuatro, como quiere poner a su pequeño. —dijo Minji.

—¡Minji! —le gritó. —No digas eso cuando vayas a la escuela.

—¡Tengo haaaambre! —hizo puchero.

Jimin soltó un suspiro y se llevó las manos a la cadera. Buscó el control del televisor y se lo entregó.

—Ve las caricaturas mientras me pinto el cabello. ¿Bueno? —le dijo Jimin.

—Jimin, ¿Ya fuiste al ocuyista? —preguntó Minji.

—Es optómetra, Minji. —le dijo Jimin.

—Otospometra. —repitió Minji, haciéndolo reír a Jimin. —¿Escuchas bien? ¿Ya te revisó?

—Minji, el optómetra es para los ojos. —dijo Jimin. —Es Otorrino.

—¿Cómo perry el Ornitorrinco? —Jimin estaba que se sacaba los ojos.

—Minji, ve la televisión,

—Pero, tengo hambre.

Jimin se pasó una mano por el cabello y caminó hacia el mini-bar. Sacó un jugo y de lo entregó.

—Toma esto, mientras termino. —Minji lo cogió y asintió.

Jimin, caminó hacia el baño y cerró la puerta, dejando a Minji afuera.

Cuarenta y cinco minutos después, Minji tocó la puerta.

—Jimin, tengo que hacer pis. —tocó.

Jimin abrió la puerta, ahora con su nuevo color de cabello y dejó pasar a Minji, quien soltó una carcajada cuando lo vio.

—Pareces un payaso, Jimin. —se abrió el pantalón y se acercó al inodoro.

Jimin, cogió una toalla y se secó el cabello mojado. Tenía otra toalla en la cadera y salió del cuarto de baño al armario. El sol se estaba por esconder y no habían señales de Yoongi.

—Jimin, ¿Podemos comer algo? —dijo Minji desde el baño.

—Sí, ya bajaremos.

—Jimin, cuando estabas en el baño. Hoseok tocó la puerta. —Jimin dejó caer la camisa que tenía en las manos y se giró para ver a Minji quien salía de baño subiéndose el cierre. —Me dijo que la cena es a las 8, pero yo no aguanto más. —hizo un puchero.

—¿Por qué no me llamaste?

—Pensé que era Yoongi. —se encogió se hombros.

Jimin se giró y se empezó a vestir. Se puso la ropa interior, el pantalón negro y camisa blanca. Se puso las medias y lo zapatos.

—Oye Jimin, ¿Por qué tú y Yoongi son tan cercanos? —Jimin sonrió.

—Somos familia. —le dijo.

—Ahhh, ahora entiendo porque te habla con amor y juega contigo. —rio Minji. —Entonces..., si yo tengo un amigo y me dice que soy su familia... ¿Puedo hacer lo mismo que Yoongi? —Jimin, quitó la mirada de sus zapatos y miró a Minji.

—Minji, tú no seas como Yoongi. —le dijo.

—¿Por qué? Yoongi es bueno. —ay, ojalá todos pudiéramos decir eso.

Antes de que Jimin pudiera responderle, llamaron a la puerta. Minji salió corriendo abrir y se quedó mudo. Jimin, se giró y se encontró con su desgracia de pie en la puerta.

—Hola, hermanito. Veo que tienes compañía. —sonrió. —¿Qué mierda con tu pelo? ¿Te crees payaso? —se burló Jungkook y empujó a Minji.

—Jungkook, a Yoongi no le gustas. —le dijo Minji.

—Minji, a mí no me importa si le tengo que gustar. Por otro lado, tú, entrarás a ese baño y no saldrás hasta que Jimin te lo diga. —le dijo Jungkook y miró a Jimin. —Hermanito, tú y yo no hemos terminado. —le dijo y cerró la puerta.

Cogió a Minji por el brazo y lo metió en el baño, ignorando los fuertes gritos de Minji. Jimin se acercó y lo empujó, pero Jungkook lo cogió por el cuello.

—Vamos a recordarte, hermanito. Lo bonito que es que tu hermano mayor te toque. —le dijo y apretó su agarre en el cuello de Jimin.

Lo estampó contra la pared y dirigió su mano al pantalón de Jimin.

—Nos vamos a divertir, Minnie... —Jimin forcejeó y trató de empujarlo.

—Eres una desagracia para la vida, Jeon. Supera el maldito pasado.

—Aw, Minnie. Eso te diría yo a ti, quien todavía está lamiéndole la suela de los zapatos al idiota de Yoongi. —Minji golpeó la puerta del baño, mientras llamaba a Yoongi. —Creo que ese niño merece sentir lo mismo que Yoongi te hizo, ¿No, Jimin? Piénsalo... —Jungkook le besó la mejilla. —¿Quieres ver a Yoongi sufrir? Ya no eres su debilidad, Jimin. Te cambió. —le sonrió.

Pero, Jimin sintió ganas de quizá lastimar a Yoongi. Jimin, estaba considerando la oferta. 







































































































































Aquí, sufriendo por el Minji :(






































































































































































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