D I E Z
Jimin caminó de nuevo a la puerta, la abrió y caminó hacia el pasillo solitario. Buscó a Yoongi con la mirada, pero no lo encontró. Caminó hacia el ascensor y lo pidió para bajar, pero cuando el ascensor subió las puertas se abrieron dejando ver a una mujer algo vieja, pero no pasaba por la edad de 50 años, pero, aun así, las cirugías se le notaban. Su cabello era castaño oscuro y tenía un pequeño parecido a Yoongi. Pero, lo que más le sorprendió a Jimin, es que venía acompañado por dos personas. Jung Hoseok, quien cargaba las bolsas que Jimin había comprado, y la otra persona le agarraba la mano a la mujer, era Minji.
—¡Jimin! —saludó Minji. —Ella es la mamá de Yoongi.
La mujer miró al niño y luego a Jimin con una sonrisa. Salieron del ascensor y Minji le soltó la mano a la mujer.
—Hola Jimin. ¿Me recuerdas? —le sonrió la mujer.
Un recuerdo borroso llegó a su mente, haciendo que su cabeza doliera. Quizá si se acordaba de aquella mujer. Pero, ¿Por qué aparece hasta ahora?
—¿Has visto a Yoongi? —le preguntó la mujer.
Vestía de pantalones blancos, una camisa negra y una chaqueta blanca que hacia juego con su pantalón. La mujer se acomodó el cabello y se puso una mano en la cadera.
—No, no sé de él.
—¡Yo sí! Está en la habitación. —dijo Minji, eufórico.
Jimin lo miró y la mujer también.
—¿Podrías decirle que la cena es mañana? No quiero que llegue tarde y tú tampoco, Minji. —Minji asintió y caminó hacia Jimin.
Hoseok, rodeó a la mujer y le entregó las bolsas a Jimin.
—Creo que ha llegado el fin, Park. —le susurró Hoseok, cuando se le acercó. —Disfruta de Yoongi, quizá sea la última vez que lo veas.
Jimin, pasó saliva y se perturbó al escucharlo. Hoseok, se alejó y miró a la mujer.
—Iré a descansar. —le dijo Hoseok a la mujer. —Minji, ¿Quieres venir conmigo?
—No, él se quedará conmigo. —dijo Jimin, cogiéndole la mano a Minji. —Yoongi quiere verte.
Minji puso una facción triste y asintió.
—Hasta luego señora. —se despidió con la mano. —Adiós, Hoseok. —el ultimo mencionado sonrió, se dio media vuelta para pedir el ascensor e irse.
—Está bien, entonces, nos veremos mañana. —sonrió la mujer, enseñando sus dientes blancos. —Descansa, Jimin. Adiós, pequeño. —le dijo a Minji.
Cuando Hoseok y la mujer, desaparecieron por el ascensor. Jimin, se arrodilló frente a Minji.
—¿Estás bien? ¿Qué te pasó? Te dije que me esperaras. —le dijo Jimin y Minji, se llevó las manos a la cadera.
—El señor de pelo anaranjado me dijo que me fuera con ellos. Yoongi me llamaba. —dijo Minji. —Y me dieron esto. —el niño se metió la mano en su bolsillo izquierdo del pantalón y sacó algo plateado brillante, de forma circular. —Este anillo.
A Jimin se le cayó el alma a los pies al ver ese anillo. Se lo arrebató de las manos de Minji y lo guardó.
—¡OYE! ¡ESO ES MÍO! —le gritó Minji.
—Vamos donde Yoongi, él quiere verte. —Jimin agarró las bolsas y jaló a Minji de la muñeca para llevarlo a la habitación en la que estaba Yoongi.
Se detuvo frente a la puerta y Jimin tocó nerviosa. Entonces, escuchó los sollozos de Minji. Jimin se giró y se agachó a la altura de su cabeza.
—¿Le tienes miedo a Yoongi? —Minji asintió. —No te hará nada, te lo prometo.
La puerta se abrió de golpe, dejando ver a un Yoongi enojado.
—Minji, entra. Tú, ve a la habitación que te toca. —Yoongi le lanzó las llaves. —Iré a hablar contigo más tarde.
Minji, agarró la mano de Jimin y la apretó fuerte.
—Minji, te estoy hablando. Entra. —le dijo Yoongi una vez más.
Jimin se levantó del suelo y ayudó entrar a Minji. Dejó las bolsas dentro y miró a Yoongi, quien le regaló una torcida sonrisa.
—Estás en problemas, animal. —y fue ahí, que su pecho dolió al saber que, aunque supuestamente Yoongi lo ame, seguirá siendo un patán de primera.
Antes de que Jimin dijera algo, Yoongi azotó la puerta, dejándolo sin habla. Jimin miró las llaves y encontró el número de habitación. Buscó la 1001 por el pasillo y la encontró. Llegó a ella y puso la llave en el cerrojo, la giró y entró. Se encontró con una gran habitación. Cama doble, televisor pantalla plasma, un pequeño bar y un gran baño. Cerró la puerta detrás de él y dejó las llaves en la mesita de noche. Se sentó en la cama y buscó su teléfono en el bolsillo, pero recordó que se lo había dado a Minji, así que salió —cogiendo las llaves —cerró la puerta y corrió por el pasillo hacia la puerta de Yoongi. Iba a tocar, pero la curiosidad lo llamó. Pegó su oreja a la puerta y escuchó la voz de Minji.
—Jimin se ha visto con Jungkook, Yoongi. —le dijo el niño.
—¿Qué viste? —le preguntó Yoongi.
—No vi nada, estaba en el baño. Pero, hacían unos ruidos extraños. Los grabe, mira. —Jimin, estaba muerto.
—¡ESE MALNACIDO! —Jimin se alejó de la puerta con el corazón retumbando por dentro, cuando escuchó las pisadas de Yoongi acercarse a la puerta y abrirla. Jimin corrió por el pasillo y se escondió, dejando un pequeño campo de vista a Yoongi, quien se dirigía a la habitación de Jimin, sacó una llave y abrió la puerta.
—¡¿EN DÓNDE MIERDAS ESTÁS MALDITO ANIMAL?! —fue lo que gritó Yoongi. Jimin pasó saliva y dejó de ver. Se dignó a correr y pedir el otro ascensor.
—Maldito niño... —se quejó Jimin. —Es un... —Jimin se pasó una mano por el cabello y esperó el ascensor.
Sintió como la rabia se apoderaba de su cuerpo. Apretó los puños con fuerza y la única imagen que se le venía a la cabeza era la de él, acordando a Minji. Tenía ganas de que ese niño desapareciera. Jimin, estaba siendo cegado por la locura de nuevo. Jimin, iba a matar a Minji.
Las puertas del ascensor se abrieron, dejando entrar a Jimin. Presionó el botón del último piso y esperó a que las puertas se cerraran. Entonces, cuando las puertas estaban por cerrarse, dos manos entraron y las abrieron. Luego la cabeza de Yoongi entró con una torcida sonrisa haciendo que Jimin se asustara.
—¿Huyendo de nuevo, animal? —rio. —Estoy listo para jugar. —entró al ascensor y le dio un puñetazo en la cara a Jimin. Le dio un rodillazo en el estómago y cuando cayó el suelo, lo arrastró por el cabello haciéndolo salir del ascensor.
—¡YOONGI SUÉLTAME! —gritó Jimin con desesperación. —¡YOONGI!
—TE ENSEÑARÉ A CREERME, PARK. —le gritó, mientras tiraba más fuerte de su cabello. Lo jaló por todo el pasillo, haciéndolo llegar a la habitación de él. Empujó la puerta con el pie y arrastró a Jimin dentro, cerró la puerta detrás de él y luego noqueó a Jimin con una patada en la cara.
Minutos más tarde, Jimin se encontraba mareado. No podía con su cabeza, cuando la quería levantar, la gravedad la atraía hacia abajo. Emitió un gemido de dolor cuando sintió todo su cuerpo dolor. Abrió los ojos y se encontró viendo autos pasar, estaba oscuro y estaba desde una gran altura, Jimin gritó. Se miró y se dio cuenta que estaba amarrado a un palo blanco grande. Estaba en la misma posición que Jesucristo en la cruz. Jimin, trató de moverse, pero empezó a llorar.
—¡YOONGI! —gritó. —Suéltame, por favor... —lloriqueó, sin despegar la mirada de abajo.
Sintió el aliento de Yoongi, chocar contra su cuello y luego sintió una filosa punta que rasguñaba su cuello.
—¿Qué si jugamos a la ruleta rusa, cariño? —le susurró. —Acabo de afilar una decena de cuchillos que quiero usar. —Yoongi giró a Jimin, ahora haciéndolo quedar de espaldas a la ciudad.
Jimin lo vio alejarse y cruzarse de brazos con una sonrisa.
—Creo que te demostraré mi amor, Jimin. —sonrió. —Con cuchillos. —le guiñó el ojo. —Si este cuchillo... —levantó uno del suelo. —Corta esa cuerda, tú caes. —Jimin miró la cuerda, la cual no aguantaba el peso de Jimin, este gritó más fuerte y Yoongi rompió en carcajadas. —¿Jugamos mi pequeño?
Yoongi giró el cuchillo en sus dedos y lo apuntó hacia la cara de Jimin.
—¿Sabes? No tengo buena puntería en cuchillos. Si te da en la cara, lo siento. —volvió a reír haciendo que Jimin llorara más fuerte.
—¡¿QUÉ QUIERES QUE HAGA?! —le gritó Jimin con desesperación.
—¿Hacer? ¿Qué podrías hacer tú, animal? —le dijo Yoongi. —Vamos a divertirnos, ¿Si? —Yoongi caminó hacia Jimin. —Nadie te salvará, solo estoy yo para ti. Sabes perfectamente que soy el único que decide tu vida y tu muerte, ¿Verdad, Jimin? —Jimin asintió en sumiso. —Eso es, perfecto. —le acarició la mejilla a Jimin y le limpió las lágrimas. —Extrañaba esto, mi pequeño. —le dio un beso. —Pero, hoy tengo que darte una lección... —le cogió la cara y la estrujó con fuerza, haciendo que Jimin gimiera. —Que la familia, se respeta, y que, a tu hermano, se le cumple la palabra. —rio frente a Yoongi.
Jimin se estaba dando cuenta, lo psicópata que era Yoongi. Ya había sobrepasado sus malditos límites. Él, era otra persona. Min Yoongi, había cambiado tanto.
—¡A jugar! —le dijo y se alejó. —Si me contestas bien o mal la pregunta, recibes el cuchillo. Así que no te esfuerces en hablar con la verdad o la mentira, ¿De acuerdo, pequeño? —le sonrió, enseñando los dientes. —¡Empecemos con la serie de preguntas! ¿Qué hiciste con Jeon?
Jimin apretó los puños y soltó algunas lágrimas.
—Él entró al baño cu-cuando estaba acompañando a Minji. Él, solo... —Jimin se quedó en silencio, mirando el suelo.
—No te estoy escuchando, Park. —Yoongi giró el cuchillo en sus manos. —¿Él solo qué? ¿Qué te hizo, bebé? ¿Te tocó? —Jimin levantó la mirada en lágrimas.
—¿Eso quieres escuchar? —le dijo Jimin. —¡Bien! Me masturbó, jugó con su lengua. ¡Me hizo un maldito oral! ¿Contento? —Jimin, se había enojado.
Yoongi estalló en risas y lanzó el cuchillo, muy cerca de la cara de Jimin. El ultimo mencionado, soltó un gritó de horror.
—Uy, creo que falle. Vamos con el segundo intento. —cogió otro cuchillo y lo apuntó hacia la cara de Jimin. —¿Sabes lo mucho que te amo, Jimin?
Jimin rio irónicamente y se absorbió la nariz para hablar.
—¿Esto es amor, Min? ¿Estás seguro? —le dijo Jimin. —Creo que la locura te ha comido el puto pensamiento de la definición del amor. ¡Esto no es amor! ¡Esto es tortura!
—Es lo mismo, animal. El amor es como una droga letal, te va matando lentamente. Te hace sufrir, te come vivo. Te lastima y te hace gritar. Ese soy yo, tu amor, Min Yoongi. —sonrió con lo dicho.
—Ojalá te mueras algún día, Min Yoongi.
—¿Sabes que estamos conectados? ¿Verdad? —Yoongi se llevó las manos a la cadera.
—Si yo muero, tú mueres. —le dijo y lanzó el cuchillo, pero esta vez, rozó la mejilla izquierda de Jimin, haciéndola sangrar. —¡Perfecto! —dijo Yoongi. —La tercera es la vencida. —cogió otro cuchillo. —Directo al corazón... —rio, apuntando el cuchillo.
—¡Déjame vivir en paz! Te lo estoy rogando. —le dijo Jimin. —¿Por qué no me matas y ya? ¡¿Por qué no lo haces?! —un llanto se avecinó en su garganta. —Hace años pudiste hacerlo. ¿Por qué no lo haces ahora? Te he vuelto la puta vida mierda. ¡Mátame! Y no sabrás más de mí. ¡Dejaré de buscarte! Dejaré de meterme en tu maldita vida, Min Yoongi. —Jimin lloró más fuerte. —¡MÁTAME! TE LO ESTOY PIDIENDO.
Yoongi caminó con rabia hacia Jimin y le arrancó la camisa de su pecho. Con el cuchillo, dibujó muchas "Y" en su estómago. Desnudó su parte de abajo y en las piernas, también hizo lo mismo. Observó la horripilante escena de sus marcas sangrando en el cuerpo de Jimin y también presenció sus gritos de dolor. Era su melodía favorita, estaba loco. Loco por Jimin.
—Ya mátame, Yoongi. Por favor, no aguanto más... —le dijo Jimin cansado. —Te lo estoy pidiendo, mátame.
Yoongi apretó su mandíbula con enojo y apretó el cuchillo en su palma, cortándosela. Dejó la sangre manchara sus zapatos y miró a Jimin, quien se encontraba cabizbajo. Se había desmayado. Yoongi, lo miró y le levantó la mirada con las manos. Observó su demacrado rostro y besó cada parte de él.
—Te juro, Park Jimin. —le apretó el rostro. —Te juro por mi maldita sangre y por Minji, que desapareceré de tu maldita vida. —la voz de Yoongi se rompió en pedazos y pegó su frente con la de Jimin. —Quiero, tener un mundo en donde nadie de mi pasado se entrometa entre nosotros, Jimin. —le dijo. —En verdad, te amo. Solo..., comprende a este loco.
Jimin gimió bajito, haciendo que Yoongi pasara saliva. Lo había escuchado.
—¿Te comprendo hasta que me mates? ¿Y ya sea tarde para estar juntos? ¿Eso quieres? ¿Cierto? Quieres que comprenda tu enfermo amor para el punto de matarme para que te arrepientas toda tu puta vida, Yoongi. —le dijo Jimin, dejando sin palabras a Yoongi. —Tu no me amas, Yoongi. Crees hacerlo, porque sientes lástima por mí. Crees amarme, porque me dejo hacer todo lo que se te plazca. Soy tu muñeco, soy tu mascota. —le dijo. —Pero, sabes perfectamente, que la única persona que está en tu maldito corazón y que tiene tu maldita protección al 100, es Minji. —Yoongi, apretó los puños, cortándose una vez más. —Amas a ese niño, Yoongi. —la voz de Jimin también se quebró. —Quieres que sea yo, pero..., te has encantado tanto con Minji que dañas a los demás, pero no a ese niño. —Yoongi, dejó caer el cuchillo. —Minji, es tu salvación. No yo, yo nunca lo fui.
Yoongi miró a Jimin con dolor y sintió unas asquerosas ganas de abrazarlo y de pedir perdón, algo que Yoongi no hacía. Sí, Minji lo estaba cambiando de pies a cabeza. Ese niño, era su salvación.
—No dejes que te arrebaten a Minji, Yoongi. —dijo Jimin. —Es tu niño, es tu...
—Hijo... —lo cortó Yoongi. —Minji es como mi... maldito... Hijo. —lo dijo Yoongi, haciendo que Jimin suspirara.
—Estoy celoso de que lo ames a él y que yo nunca tuve un espacio en tu vida. —rio Jimin.
—Puedes irte si quieres, Jimin. —le dijo Yoongi. —Te dejaré libre, ¿De acuerdo? —Jimin sintió como la daga incrustaba su corazón. Sabía que Yoongi estaba hablando de verdad, por fin lo iba a dejar libre. —Solo, acompáñame hasta mañana y te podrás ir... —dijo Yoongi cabizbajo, haciendo que eso le doliera más y más a Jimin. —La familia no se lastima, Jimin y yo hice un infierno contigo. —a Jimin se le nubló la vista. —Lamento haberte dañado, pequeño... —y sus ojos se cerraron por completo, se había desmayado.
Fin de mi hermoso maratón, <3
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