"Unas horas de vida..."

La voz de Jimin rondaba en la cabeza de Jungkook. Este, apretó los puños con rabia y salió de la ducha mojado. Abrió la puerta del baño y encontró a Taehyung sentado en la camilla, revisando el teléfono. Este, desvió la mirada al cuerpo desnudo de Jungkook y pasó saliva.

—Kook, creo que tu ropa no está acá... —le dijo.

Jungkook, caminó hacia él, mojando el piso. Lo cogió del cuello de la camisa y lo levantó para plantar su boca con la de él en un beso profundo y ansioso. Taehyung, atónito pegó su cuerpo un poco más al de Jungkook y continuó el beso con más intensidad. Torpemente, los dos caminaron hacia el cuarto de baño y cerraron la puerta.

Jungkook, desnudó al mayor y se arrodilló frente a él para tomar su miembro y masturbarlo con rapidez. El castaño, se agarró del lavabo y se mordió el labio inferior al sentir la saliva de Jungkook bajando por su erección para luego metérselo a la boca. Soltó un gemido ahogado y empujó sus caderas hacia delante, haciendo que Jungkook se metiera la mayoría de centímetros a su boca.

Taehyung lo apartó de su miembro, lo levantó del suelo y lo pegó contra la pared del baño. Le dio un par de nalgadas, haciendo que el menor jadeara de satisfacción. El castaño, humedeció sus dedos con algo de saliva e introdujo uno a uno en al ano del menor, mientras los movía con rapidez, causándole espasmos en su interior. Masturbó su miembro con la otra mano libre, mientras le daba placer a su pequeño.

—Mmm, Tae... —gimió el menor. —Sí, sí...

—Lindo, pequeño... —Taehyung, le besó el cuello con sensualidad y luego dejó una pequeña mordida, sin dejar de mover sus dedos dentro de él. —¿Me quieres dentro, pequeño?

Jungkook, entre gemidos ahogado asintió pidiendo algo más que sus dedos. El castaño, dejó de moverse. Estiró su mano para recoger su pantalón y de ahí sacar un preservativo, el cual rasgó con una esquina de su boca y se lo llevó a la punta colocándolo con mucho cuidado. Con su otra mano, separó las piernas de Jungkook, y volvió a mojar sus dedos para introducirlos una vez manos. Los movió con consternación, haciendo que el menor moviera sus caderas de atrás hacia adelante, saciando su ardor placentero poco a poco. Sacó sus dedos jugosos y abriéndolo un poco, dirigió con sumamente sutileza su erección a su entrada y empujó un poco, dejando pasar el glande, avivando que el menor apretara los puños y gimiera.

El castaño, llevó sus manos a la cadera de Jungkook y las apretó con fuerza para entrar del todo en él. Con un fuerte movimiento hacia delante, consiguió entrar en él. Ante la fuerte penetración, el menor movió su cabeza en círculos, mientras se mordía los labios con deseo. Taehyung, se movió un poco más rápido, enterrando sus uñas en la piel del menor y haciéndolo gemir un poco más fuerte.

—Bonito, niño... —el castaño, quitó un mano de la cadera de Jungkook y tiró de su oscuro cabello hacia atrás, para depositar algunos besos. —Extrañaba hacerte mío, Jeon... —le dio una nalgada, luego de haberle soltado el cabello. —Me portaré muy mal contigo hoy... —Taehyung, jadeó cuando aumentó sus embestidas dentro del menor.

Jungkook, enterró sus uñas en la palma de su mano por los fuertes movimientos y soltó un grito de placer, cuando el castaño llegó a su próstata. Ahora, él movía sus caderas hacia atrás con deseo alguno. Extrañaba que Taehyung lo tratara mal, le encantaba que lo mordiera, le pegara o incluso lo lastimara, tanto física como verbal en sexo y sí, también fuera de eso. Masoquista.

Taehyung, salió de él y cogió las caderas de Jungkook. Lo ayudó a subirse en el lavabo y le abrió las piernas un poco más para alcanzar su entrada y volver estar dentro de él. El menor, empezó a masturbarse mientras veía la jugosa escena del castaño penetrándolo con ferocidad.

—Tae... ¡AH! Sí... —gimió el pequeño. —Da...dame... más.... —jadeó, dejando caer su cabeza hacia atrás, mordiéndose el labio.

El castaño, levantó la mirada de la erección de Jungkook y miró su reflejo sudado y algo seductor. Le sonrió y se mordió el labio, para volver sus embestidas algo más fuertes y duras para el menor. Jungkook, empezó a tener espasmos hasta llegar a su orgasmo el cual le hizo más fácil al castaño llegar a lo profundo de él. El menor lo agarró de la una y tiró de ella con una mano, mientras que se sostenía con la otra del lavabo. Juntó sus frentes y luego plantó un pequeño beso. Taehyung, bajó la velocidad de sus embestidas y dejó pasar la lengua de Jungkook dentro de su boca para juntarla y moverse junto a ella.

El menor, gimió en sus labios, sintiendo el caluroso placer de coger. Lentos y deliciosos movimientos empezaron entre esos dos, mientras se besaban con todo el placer del mundo. Se podía notar el deseo y lo mucho que se habían extrañado. Pero, aquí todos sabemos que esta relación nunca termina bien.

Jimin, se bajó del taxi y caminó hacia la entrada del hotel. Con una sonrisa coqueta en sus labios, se metió las manos en los bolsillos y entró a la sala de espera. Mirando a toda esquina con placer, notó que el ascensor bajaba y para su sorpresa, se encontró con el amor de su vida; Min Yoongi. Borró la sonrisa, dejó caer su cuerpo de manera insegura y caminó hacia el ascensor. Sus ojos se encontraron y esa sonrisa tan fervorosa apareció en los labios de su amor. Jimin, lo supo.

Como si estuvieran en cámara lenta, Yoongi caminó hacia Jimin con aquella sonrisa, la cual hacía que el temblara, de placer y del miedo. Cuando llegó hacia él, le cogió la mano y tiró de ella en su dirección. Lo arrastró con rapidez hacia las afueras del hotel.

En un abrir y cerrar de ojos, Jimin estaba dentro del auto de Yoongi. Con una esposa puesta en su muñeca y otra en la muñeca de Yoongi. El ultimo mencionado, lo miró y enseñando los dientes en una perversa sonrisa, le hizo saber a su querida presa, que el amor había terminado.

Fue en ese momento en que, Yoong inyecto la punta de una jeringa en el cuello del menor, haciéndolo dormir, mientras conducía a toda velocidad por toda la carretera.

—Aquí sabrás la verdad de todo, Park Jimin. —dijo Yoongi. —Nunca te amé, nunca lo hice y hoy te lo demostraré, pequeño. —soltó una carcajada amarga. —Bienvenido a mi infierno, mi casa, tu muerte.

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