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C A T O R C E









































—Bien, hemos llegado. —avisó Yoongi.

Minji, quien apenas terminaba de comer su hamburguesa asintió y de devolvió el teléfono a Jimin. El peli-rosa lo tomó y lo guardó, miró a Yoongi y se bajaron del auto.

—¿Puedes explicarme cómo entraré Minji? —preguntó Jimin.

—Bien, eso no lo pensé. Creo que tendré que amenazar a alguien para ser una niñera. —dijo Yoongi y le cogió la mano a Minji. —Minji, ¿Quieres ver como juegan los adultos?

—Oye, eso se escuchó muy mal. —rio Jimin, haciendo que Yoongi le guiñara un ojo.

—Sí, quiero. ¿También puedo jugar? —preguntó Minji, eufórico.

—Lamento decirte que este juego es solo para mayores. —dijo Yoongi. —Pero, puedes ver.

Minji hizo un puchero y asintió. Los tres caminaron hacia la entrada de un gran hotel. Jimin, le agarró la mano a Minji, cuando Yoongi se la soltó para adelantarse y caminar hacia el casino.

—Aquí estás. —la voz de Taehyung, llegó a oídos de Jimin.

El peli-rosa se giró para mirarlo. Venía junto a Jungkook, quien le sonreía irónicamente.

—No tenemos tanto tiempo, Jimin. —dijo él. —¿Por qué trajeron a Minji? ¿Quién vergas lo cuidará? —preguntó Taehyung.

Yoongi se acercó a ellos.

—Pero mira que tenemos acá. —sonrió este. —¡Jeon Jungkook! —lo saludó. —Serás mi niñera esta noche. Es un placer, no llores. Sé que estás orgulloso de serlo. Claro, es un trabajo duro. Te pagaré con el cuerpo de Taehyung. No, no me agradezca. Sé que lo necesitabas.

—Imbécil... —dijo Jungkook. —No cuidaré a un maldito crio.

—Ah, sí lo harás. —dijo Yoongi. —Si quieres que te perdone por acosar a Jimin, lo harás.

—Uy, qué miedo. —se burló Jungkook. —Ya dije que no.

—Jungkook... —Yoongi sacó un arma, apuntadole a la cabeza. —No te estoy pidiendo el favor.

Jimin, le tapó los ojos a Minji.

—No quiero hacer un escándalo de ti volando tus sesos. Mejor, no lo hagas difícil y cuida a Minji. —le dijo Yoongi.

Jungkook soltó un suspiro.

—Con una condición. —sonrió y se cruzó de brazos. —Si Jimin pierde, tienes que vernos coger.

Jimin abrió los ojos y negó con la cabeza. Yoongi soltó una risita.

—¿Solo eso? Eres muy básico, Jeon. Esperaba más de ti. —dijo Yoongi, guardando el arma. —Esperaba que me dijeras algo como, matarlo o que yo lo torturara. Básico. —dijo negando.

El peli-rosa, apartó las manos de los ojos de Minji y le pegó en el hombro a Yoongi, haciéndolo reír.

—Solo jugaba, pequeño. —le dijo. —Bien, entremos. Jungkook, Minji. Taehyung, con Jimin. Yo, iré a saludar. —les guiñó el ojo a todos.

Se desabrochó el saco y se mordió el labio inferior. Taehyung lo observó irse e hizo una mueca.

—Nunca cambia... —suspiró. —Jimin, vamos. Aparté una mesa privada para nosotros. Taemin, no puede verte.

Jimin siguió a Taehyung, dejando a Jungkook a solas con Minji.

—¡Oigan! ¡¿Y cómo lo distraigo?! —gritó, pero ninguno escuchó. —Mierda... —murmuró y miró a Minji, quien también lo miró.

—No me gustas, Jungkook. —dijo Minji.

—A mí tampoco, Minji. —dijo este.

—¿Podemos jugar? —sonrió el niño.

—No traigo peluches, niño. —respondió Jungkook.

Minji negó con la cabeza y buscó algo en su bolsillo. En el campo de vista de Jungkook aparecieron una navaja cerrada y un pequeño consolador rojo. Jungkook abrió los ojos y le quitó eso de las manos.

—¿Cómo tienes esto? ¿Quién te lo dio? —le preguntó, mientras escondía los objetos.

—Estaban en el auto de Yoongi. —rio el niño tapándose su boca con sus manitos. —Juguemos con eso Jungkook. Yoongi dice que es divertido.

Jungkook arrugó el ceño y negó.

—Niño, esto no es un juego.

—Lo es. Si grita y llora es porque le gusta. —el peli-negro negó con la cabeza.

—Que ha hecho Yoongi contigo...

Dentro del casino, Taehyung se encontraba frente a una mesa mirando a Jimin.

—Bien, esto se llama 54 pares. —dijo Taehyung. —Revolveré las cartas y las pondré todas hacia abajo. El primero que complete los 54 pares, es el ganador. ¿Entiendes?

—Bien, pero... ¿Primero debería ver las cartas? —dijo Jimin, desde el otro lado de la mesa.

—Jimin, ¿Nunca has jugado póker? —preguntó Taehyung.

—Algo así... —dijo Jimin en un vago recuerdo de él jugando con Tobías e Jungkook. —No conozco muy bien las cartas.

Taehyung levantó una ceja y rodeó la mesa para enseñarle las cartas a Jimin.

—Se divide en dos colores. Rojas y negras. Tendrá que encontrar la carta igual a ese color. Pero, tienes que ver la cantidad o la letra. Bien, ejemplo. —Taehyung cogió la mitad de la baraja, las revolvió y las acomodó en la mesa. —Moveré primero. —Taehyung estiró la mano y cogió una carta, la puso hacia arriba dejando ver su color. —Bien, negra de corazones 5. —dijo este. —Ahora, tengo que buscar un igual.

—¿No se puede hacer trampa en este juego? ¿Cierto, Taehyung? —preguntó Jimin.

Taehyung apartó la mirada de las cartas con una sonrisa y miró a Jimin. Se giró y apoyó la cadera en la mesa. Se cruzó de brazos y empujó su lengua dentro de la mejilla.

—Se puede. Pero, tendrás que ser el repartidor de las cartas y aprenderte todo el orden de ellas. Quien sepa todo eso, tiene las de ganar bajo la manga. —le dijo. —Min y yo, siempre tenemos nuestra propia baraja. Conocemos su orden e incluso distinguimos la figura en que esta el espaldar de la carta. Siempre hay algo, un punto, el cual sabemos que puede ser un 8 de corazones, una J roja o incluso 7 rombos negros. —dijo.

—Se ve que siempre han jugado esto. —habló el peli-rosa, sorprendido.

—Esta era la única felicidad que Yoongi y yo compartíamos. Pero, no nos dividíamos el dinero. —rio él. —Entrabamos a robar bancos o algo por el estilo. Pero, cada quien cogía a gusto. No, uno toma todo y lo dividíamos. Eso, estaba contra las reglas de Yoongi.

Jimin rio y asintió.

—Bien, creo que entendiste. Hagamos una partida. —dijo Taehyung.

Cogió de nuevo las cartas y las revolvió. Las puso todas hacia arriba en la mesa.

—Memoriza las que puedas en 1 minuto. —dijo Taehyung. —Si a la hora de girar una carta y para buscar su par, te equivocas, le das el turno a tu oponente. Igual, será los mismo para ese oponente si pierde. Pero, si aciertas, puedes seguir hasta que pierdas. —comentó Taehyung. —Bien, las voltearé.

Taehyung, empezó a voltear todas las cartas. Jimin, memorizó algunas de las cartas. Cinco en total, así que podía al menos tener 5 pares. Taehyung, volteó la última carta y miró a Jimin.

—Bien, empieza tú. —dijo él.

El peli-rosa, miró la mesa llena de cartas del mismo color y recordó en donde podían estar los pares. Hizo el primer movimiento y levantó una carta, la giró.3

—9 de corazones rojos. Bien. —dijo Taehyung.

Jimin, se mordió el labio inferior y miró todas las cartas. ¿Dónde podría estar su otro igual? Se pasó una mano por el cabello rosado y suspiró para levantar la segunda carta. La giró.

—Oh, bueno. Buen intento. —dijo Taehyung. —4 de rombos negros. Casi. Acomodas las cartas como estaban. —le dijo.

Lo hizo, pero ahora era el turno de Taehyung.

—Bien, por aquí vi el 3 de espadas... —dijo él. —¡Ajá! —levantó una carta y era esa.

Jimin lo miró. Era increíble.

—Su otro debe estar... —miró toda la mesa. —Al lado de 8 de rombos rojos... —levantó esa carta y la última mencionada. —Y su otra carta, está a la izquierda de 6 de tréboles rojos y su par, está... —se mordió el labio inferior. —Aquí. —sonrió, pero cuando levantó la carta, se había equivocado. —Oh, bueno. Era un 3 de espadas negras. —rio y giró las dos cartas. —Bueno, Jimin. He completado dos pares. Sigue tú porque me he equivocado.

Jimin, estiró la mano y giró una carta.

—3 de espadas negras. —dijo. —Y esta está... —una sonrisa se dibujó en sus labios. —Justo al lado de 10 corazones rojos y su par esta, justo debajo de los 5 tréboles negros y su par esta... —levantó otra carta y acertó. —Tres pares.

—Bien hecho. Continua. —le dijo Taehyung.

Jimin sonrió y siguió encontrando los pares, pero cuando acertó al sexto par, se equivocó, dándole paso a Taehyung. Luego de unos minutos, solo quedaban 20 cartas sin girar. Jimin, llevaba 45 pares y Taehyung 50. Le llevaba ventaja por cinco pares.

—Bien, Jimin. Esta es la última ronda. Aquí se elegirá al ganador. ¿Qué apostarás? —preguntó Taehyung.

El peli-rosa no lo había pensado. ¿Qué iba a apostar? ¿Dinero? Tenía, pero no en grandes cantidades como Taehyung o Yoongi. ¿Qué podría apostar?

—¿Qué apuestan en juegos como este? —preguntó Jimin.

Taehyung, apoyó su brazo derecho en la mesa y pensó.

—Bueno, yo siempre que juego apuesto dinero, pero algunas veces no traigo y para ponerlo más macabro apuesto una bala a mi cabeza. —rio.

—¿Y siempre ganas? —preguntó Jimin.

—Pierdo cuando es dinero. Pero, la suerte está de mi lado cuando hablo de una bala en mi cabeza. Irónico, ¿No?

—¿Qué puedo apostar como principiante?

—¿Una millonada? ¿La traes contigo? —Jimin negó.

—Eres hombre muerto, Park. —se burló Taehyung. —Yoongi te pagará las fichas para piedra, papel y tijeras. —dijo Taehyung. —Esta noche solo tendrás oportunidad de jugar tres juegos. Los dos primero, son elegidos por regla, piedra, papel y tijeras, y el "uno, dos, tres" —dijo Taehyung.

—¿Quién carajos inventa los nombres de los juegos ahora? —dijo Jimin, haciendo reír a Taehyung.

—El uno, dos, tres, es cosa de suerte. Se reparten las cartas de la baraja. Hay probabilidades que en tus manos salga, dos tres y un dos. O, un tres y dos uno. Pero, aquí el juego es que tiene que dar nueve cerrado. Si algún participante avienta una carta tres o dos, si ya en le montón dio 8, será el perdedor. —comentó Taehyung.

Jimin se mordió el labio inferior nervioso asintiendo.

—Creo que lo tengo. —dijo Jimin.

—¿Dónde hay un cajero cerca? —Taehyung rio.

—¿Sacarás dinero para jugar? —Jimin asintió.

—Jimin, tengo que decirte algo. —Taehyung caminó hacia él y se bajó un poco para quedar a la altura de su rostro y mirarlo con una pequeña sonrisa. —Jugarás con Taemin. —le dijo. —Él, no quiere tu maldito dinero. A él, le gusta jugar rudo.

—¿A qué te refieres? —preguntó Jimin.

—Taemin, apostará su vida quizá. Un dedo. Su cabeza, un brazo. Algo físico, nunca apuesta dinero. —dijo Taehyung. —Se enamoró de Yoongi cuando vio lo retorcida que era su mente. En ese juego, Yoongi apostó en que estiraría su cuerpo si perdiera e incluso, una vez apostó en mutilarlo frente a miles de personas y luego, sacarle los ojos. —Jimin, pareció entrar en shock con lo que Taehyung le contaba.

—¿Me estás diciendo que sea rudo a la hora de apostar?

—Tengo miedo de que sea lanzado a la primera. Porque, sabe que eres el nuevo juguete de Yoongi y bueno, es muy posesivo. —dijo Taehyung. —Juega rudo, Jimin.

El peli-rosa se lamió los labios y asintió.

—Bien, iré donde tu vayas. —dijo Taehyung.

Fue en ese instante en que las puertas de aquel lugar apartado, fueron abiertas dejando ver a dos grandes y corpulentos hombres.

—Hola, hola. —saludó un chico de la misma estatura que Jimin, con cabello rubio algo delgado. Vestía de traje negro y llevaba anillos en su mano derecha. El chico enfocó la mirada en Jimin. —Tú, debes ser el nuevo. Hola, un placer. —caminó hacia él y le extendió la mano a Jimin, quien solo la miró, pero no estrechó.

—¿Y tú eres? —preguntó Jimin.

El chico formó una sonrisa escalofriante en sus labios y apartó su mano.

—Taemin, Lee Taemin. —sonrió este. —Veo que han estado jugando. —dijo este, mirando las cartas en la mesa.

—¿Por qué pediste jugar con Jimin, Taemin? —preguntó Taehyung.

—Taehyung, ¿Estabas acá? —rio. —¿Qué relación tienes con él? ¿A caso... también te revuelcas con el hermano de Min?

Jimin entornó los ojos y sonrió de lado.

—Eso no debe interesarte. —dijo Jimin algo modesto.

Quien fuera Taemin a Jimin no le agradaba absolutamente nada.

—¡Vaya! Min, sí que te enseñó bien. —se le acercó a Jimin y en una sonrisa torcida, dijo: —Muero de ganas por jugar contigo. —dijo este.

—¿En serio? Yo también quiero jugar contigo... —Jimin se mordió el labio inferior.

Taemin se lamió el labio inferior y se acercó al oído de Jimin y le susurró:

—Que las apuestas no se pongan difíciles por un trozo de carne... —se alejó de él y suspiró. —Bueno, Taehyung. Te invito a que te vayas, es una jugada privada. —dijo Taemin.

—No me iré, Taemin. —respondió Taehyung.

—Era mi invitación más educada. —rio. —Oigan, saquen a este malnacido de aquí. —Taemin les dijo a los dos hombres corpulentos que entraron con él.

Taehyung lo miró y negó con la cabeza.

—Imbécil... —dijo Taehyung y antes que lo agarraran, él solo caminó hacia la puerta dándole una última mirada de aprobación a Jimin.

Cuando la puerta se cerró, luego de que los dos hombres salieran dejando a Taemin y a Jimin solos, el primer mencionado soltó un suspiro y se sentó en una silla.

—Bien, Jimin. —sonrió. —Toma asiento. Hablemos un poco de ti y de mí y de quien nos une, Yoongi. —sonrió.

Jimin se cruzó de brazos y apoyó su cadera en la mesa ignorando a Taemin.

—Te gusta el maltrato, eh. —Taemin se mordió el labio inferior. —Ah, como extraño eso... —suspiró. —¿Cuál es tu secreto?

—¿A qué te refieres? —preguntó Jimin.

—El secreto para mantener a Yoongi contigo. Es extraño que no te haya matado. —dijo Taemin, con una sonrisa.

—¿Y a ti? Supe que fuiste uno de los tantos. ¿Pudiste escapar de las feroces garras del lobo, conejito? —dijo Jimin e hizo un puchero en tono de burla.

Taemin soltó una risa irónica y se llevó un dedo a sus labios.

—Creo que te han contado mal la historia, Jimin... —dijo Taemin. —Él huyó de mí.

Jimin arrugó el ceño y luego soltó una carcajada.

—Mmm, lo agotaste. —dijo Jimin. —Detesta los celos.

Taemin negó una sonrisa macabra en sus labios.

—Te sorprendería saber lo que me encanta hacerles a las personas... —se levantó de la silla en la que estaba y caminó hacia Jimin. —Tengo una extraña y perversa obsesión con los dedos... —miró la mano de Jimin. —¿Sabes? Son el mejor premio que me podrían dar.

—Pensé que el premio aquí era Yoongi.

—¿Yoongi? —soltó una carcajada. —No, cariño. Yoongi no jugará con nosotros esta noche. Solo seremos tú y yo. —sonrió. —Así que, toma asiento. Estoy ansioso por cortarte un dedo, digo, por verte jugar este increíble juego.

Jimin pasó saliva y lo vio caminar hacia la puerta y abrirla. Estaba sudando, tenía miedo de lo que podía pasar en aquellas apuestas. Pero, ignorando todo. ¿Dónde estaba Yoongi y por qué no había aparecido?

Afuera del gran casino. Jungkook se encontraba sentado observando a Minji correr por todos lados, mientras perseguía a un perro pequeño. El peli-negro soltó un bostezo y cerró los ojos unos segundos. De tan solo verlo correr, le cansaba.

—¿Dónde está Yoongi? —la voz de Taehyung, hizo que Jungkook abriera los ojos y levantara la mirada.

—No lo sé. —respondió Jungkook y volvió a cerrar los ojos. —¿Dónde dejaste al bastardo?

—Creo que tenemos un problema.

—¿De qué hablas?

—Taemin, quiere jugar a solas con Jimin. No deja entrar a nadie. —Jungkook se encogió de hombros.

—Bien por mí.

—No, Jeon. No entiendes. Taemin es un caso diferente a mí a ti y a Jimin. —dijo Taehyung. —La vida de Jimin corre peligro.

—Llámale al Yoongi, siempre le rescata el culo. —le respondió Jungkook.

Taehyung le cogió la muñeca y tiró de ella para que él se levantara y lo mirase.

—Jeon Jungkook, tenemos que salvar a Jimin. —Jungkook hizo una mueca.

—Prefiero acostarme contigo que salvarle el culo al bastardo ese. —Taehyung rio y se mordió el labio inferior.

—¿Sigues enamorado de mí? ¿Verdad?

—¿Cuándo dejé de estarlo, idiota?

Taehyung negó con la cabeza riendo y le dio un beso rápido.

—¿Y si dejamos a Minji un rato a solas? —susurró Taehyung.

Jungkook rio.

—¿Crees que por estar enamorado de ti voy a caer tan fácil? —se quejó Jungkook.

—Bueno..., eres fácil de conquistar porque si no fuera así, ¿Qué mierda haces aquí?

—Solo no tengo nada que hacer, vine a molestarte la vida.

—Jungkook, si con solo mirarte me pones el mundo de cabeza. Ahora si me molestas, creo que podría morirme.

Jungkook soltó una carcajada.

—No vuelvas a sonar lindo. Te vez terrible. Mejor cállate y piérdete. Estamos mejor peleados. —dijo Jungkook. Se giró y buscó a Minji con la mirada, pero no lo encontró. —Taehyung, ¿Dónde está, Minji?

Taehyung arrugó el ceño y también empezó a buscarlo, pero no lo encontró.

—Mierda... —dijo Jungkook y corrió por el hotel junto a Taehyung en busca de Minji.

Cuando llegaron a la salida. Se encontraron con una terrible sorpresa. Minyoung, Hoseok, Seokjin y quien se hacía llamar Yoongi, se encontraban entrando al lugar. Minji, por otro lado. Estaba hablando con Hoseok. Taehyung apretó los puños y se acercó a Hoseok, arrebatándole a Minji.

—¡Hey! Hermanito, tanto tiempo. —saludó Hoseok. —¿Cómo has estado?

—¿Qué haces aquí?

—Bueno, mamá quería apostar un poco. Así que decidimos acompañarla un rato. —dijo Hoseok.

—Y esta noche se pone cada vez mejor... —la voz de aquel fastidio llegó a oídos de Taehyung.

El hijo de Minyoung se acercó a ellos con una sonrisa irónica y saludó a Taehyung.

—Nos volvemos a encontrar, Kim. —le dijo. —¿Jugaremos un poco de cartas?

—No me apetece. —contestó.

—Anda vamos. Quizá el premio puedo ser yo. Digo, Yoongi. —rio.

Taehyung arrugó el ceño.

—¿Dónde está Yoongi, pedazo de mierda? —exclamó Taehyung.

—¿Por qué debería saberlo? ¿A caso trato con él? Pregúntale a Taemin. —rio. —Ah, cierto. Debe estar ahora acabando con Jimin. Uh, ¿No se lo esperaban? ¿Verdad? Creo que tenemos un ganador. —se lamió los labios para sonreír enseñando los dientes. —Y soy yo. El próximo amo de toda esta mierda. —rio.

El puño de Taehyung se estrelló justo en la cara del él.

—¡¿Dónde mierda tienes a Min Yoongi?! —preguntó Taehyung, enojado. —Estoy siendo gentil contigo. No me hagas hacer una escena por tu estupidez falta de hogar. —sonrió Taehyung. —Min Yoongi, ¿Dónde está?







































































































Esto está muy buenooooo, uwu. 







































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