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El día avanzaba con una lentitud insoportable. Después de la tensa mañana en la cocina y la aparición de Namjoon, las horas se convirtieron en una pesada sucesión de momentos incómodos. Todos parecían seguir con sus rutinas, pero yo no lograba encontrar mi lugar.

A cada paso que daba en esa casa, sentía las miradas de los chicos, algunas de curiosidad, otras de duda. Mi mente seguía atrapada entre los eventos de anoche y la incomodidad de estar aquí, en un espacio que, aunque me recibía con amabilidad, no me terminaba de aceptar.

Namjoon, en su típica manera despreocupada, había sugerido que me quedara un poco más en la casa. "Solo un par de días más", me había dicho con esa sonrisa irresistible que solía convencerme de todo.

No tenía un motivo claro, solo una vaga promesa de pasar tiempo juntos y disfrutar de la compañía. Y aunque algo en mi interior me gritaba que debía irme, mis labios terminaron aceptando sin convicción.

La casa se sentía enorme, llena de rincones desconocidos y secretos escondidos. Los chicos andaban ocupados, y por un momento, pensé en encerrarme en la habitación de Namjoon y dejar que el tiempo pasara, pero una parte de mí ansiaba explorar.

No quería quedarme quieta, atrapada en mis propios pensamientos, así que decidí dar una vuelta.

Mis pasos resonaron en los pasillos, y mientras deambulaba, observaba las fotos en las paredes, los trofeos de presentaciones pasadas y pequeños detalles que hablaban de la vida de los chicos.

Era como un vistazo a un mundo que solo conocía desde lejos. Los premios, los discos de platino, y los recuerdos me daban una pequeña idea de su día a día, pero también me recordaban lo diferente que era mi vida de la de ellos.

Fue entonces cuando, al girar en una esquina, me topé con algo que no esperaba: un pequeño escenario improvisado, con luces bajas y un espejo de cuerpo entero al fondo.

Todo en ese espacio gritaba "práctica", y mi corazón dio un vuelco. Era un lugar para ellos, un rincón donde podían ser ellos mismos, sin las cámaras ni las expectativas del mundo exterior.

Un parlante en una esquina capturó mi atención. Caminé hacia él, notando el conector Bluetooth disponible. Sin pensarlo mucho, saqué mi celular, lo conecté y busqué una canción en mi lista.

Mis dedos encontraron uno de mis temas favoritos para bailar, un ritmo lento pero profundo, perfecto para dejarme llevar. La música llenó el pequeño espacio, y algo dentro de mí despertó.

Bailar siempre había sido mi refugio, mi escape. Cada movimiento me hacía olvidar mis preocupaciones, y pronto me perdí en la melodía. Me moví con la gracia y la confianza que solo encuentro cuando bailo, mis caderas marcando el ritmo y mis brazos extendiéndose como si acariciaran el aire.

Mis pies deslizaban suavemente sobre el piso, y mi mente se liberaba de todo, enfocándose únicamente en los pasos, en la música, en mí.

Era como si el escenario me diera permiso para ser yo, sin filtros, sin expectativas. Dejé que la música me guiara, cerré los ojos y me entregué por completo al momento, ajena a todo lo demás.

Cada giro, cada paso, me hacía sentir viva. Recordé mis noches en el club nocturno, las luces, las miradas, pero aquí, sin una audiencia que juzgara, todo se sentía diferente, más puro, más real.

Lo que no sabía era que no estaba sola.

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[Jimin]

Había algo en la casa ese día que se sentía extraño, una energía distinta, quizás por la presencia de Crystal, o tal vez porque todos estábamos tratando de actuar como si nada fuera diferente.

Aunque nadie lo decía en voz alta, era obvio que Crystal no encajaba del todo aquí, y no por ser groseros, sino porque todos entendíamos que su lugar estaba con Namjoon y no con el resto de nosotros. Pero aun así, su presencia era imposible de ignorar.

Había ido a buscar a Hobi para discutir algunas ideas para la coreografía de la próxima presentación, y mientras lo buscaba, escuché música proveniente de una de las salas de práctica.

La melodía era suave, pero atrapante, y antes de darme cuenta, mis pasos me llevaron hacia el origen del sonido.

Allí, en el pequeño escenario, vi a Crystal, moviéndose con una gracia hipnótica. Su cuerpo se balanceaba al ritmo de la música, y sus movimientos eran tan fluidos y precisos que casi parecían irreales.

Me quedé en la entrada, observándola, sin atreverme a interrumpir. Había algo en su forma de bailar que te atrapaba, algo que te obligaba a quedarte y ver.

Poco a poco, los demás chicos fueron llegando, atraídos por la música y, como yo, se quedaron en silencio, observando.

Nadie dijo nada. Nadie se movió. Solo la vimos.

No era solo su habilidad lo que nos impactaba, sino la manera en que parecía tan libre, tan ajena a cualquier preocupación. Como si, a través de la danza, estuviera dejando atrás todo lo que la inquietaba.

Jungkook, a mi lado, parecía especialmente atrapado por la escena. Sus ojos seguían cada movimiento de Crystal. Podía verlo en su expresión; algo en él había cambiado, y Crystal era la razón.

Namjoon, parado al final de la fila, tenía una mirada diferente. Era una mezcla de orgullo y algo más que no podía definir del todo, pero no eran celos.

Al contrario, parecía disfrutar de verla en su elemento, disfrutando del momento tanto como nosotros. Sus labios se curvaron en una sonrisa suave, como si ver a Crystal bailar fuera suficiente para hacer que su día fuera mejor.

Taehyung y Jin intercambiaron miradas, claramente impresionados. Yoongi, siempre tan difícil de sorprender, tenía los brazos cruzados, pero sus ojos no se apartaban de Crystal.

Era evidente que todos estábamos hipnotizados, no solo por la técnica, sino por la pasión con la que se movía. Parecía que en ese momento, Crystal no era solo la chica de Namjoon, sino algo más, una fuerza que ninguno de nosotros había anticipado.

La música continuó, y por un momento, todos olvidamos dónde estábamos. No había presentaciones, ni expectativas, ni ensayos interminables. Solo Crystal y su baile, y nosotros, testigos silenciosos de algo que iba más allá de las palabras. Fue J-Hope quien finalmente rompió el silencio, dejando escapar un susurro casi reverente.

-Es increíble... -murmuró, y todos asintieron, sin necesidad de agregar más.

Crystal terminó su rutina con un giro elegante, deteniéndose justo frente al espejo, con el pecho subiendo y bajando por el esfuerzo. Aún no había notado nuestra presencia, pero eso estaba bien.

En ese pequeño espacio, con la música resonando aún en nuestras cabezas, todos entendimos algo: Crystal no era solo una chica pasando tiempo con Namjoon, no era solo una extraña.

Era alguien que llevaba consigo una fuerza y una gracia que nos dejaba sin aliento. Y mientras la observábamos, supe que ninguno de nosotros olvidaría esa imagen pronto.

Era la clase de momento que te deja marcado, que te recuerda que a veces, las personas son más de lo que muestran, más de lo que esperamos de ellas.

Namjoon dio un paso adelante y, al fin, Crystal se dio cuenta de nuestra presencia. Su sorpresa fue palpable, pero la sonrisa de Namjoon, y las expresiones asombradas de todos, parecieron tranquilizarla un poco.

-Eso fue... impresionante -dijo Namjoon, rompiendo el silencio con una sinceridad que hizo que Crystal sonriera.

Ella bajó la mirada, tímida por primera vez desde que había empezado a bailar, pero en sus ojos brillaba una chispa de satisfacción.

Había compartido algo de sí misma, y nosotros habíamos sido lo suficientemente afortunados para presenciarlo.

En ese momento, algo cambió entre nosotros. Ya no era solo la chica de Namjoon, ni solo una visitante en nuestra casa.

Crystal se había hecho un lugar, uno que ahora sabíamos que no podríamos ignorar.

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Votito y comentarios!! 🥰✨
Espero que les haya gustado!

Besitos en la cola 😘

Lea<3