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"02"

Sana.

Bip bip bip, extendí mi mano para apagar el despertador, me quedaría durmiendo unos cinco minutos más pero no tenía deseos de escuchar los gritos de mi madre así que me levanté.

Ayer pensé muy bien lo que haría y decidí hablar con Tzuyu, puede que no suene un brillante plan pero tal vez si le suplicaba que me ayudara se compadeciera de mí ¿no?

¡Vamos! Nos conocemos desde niñas no puede ser tan malo conmigo como para no ayudarme, además esos ejercicios son pan comido para ella, ¿qué le cuesta?

Suspire mirándome en el espejo ya lista con mis jeans grises y suéter color ciruela al igual que mis zapatillas.

Nunca he tenido ese "poder de convencimiento", solo con mi papá funciona. Espero que me funcione también con Tzuyu porque de lo contrario estoy perdida.

Desayune rápido y fui en busca de mi amiga, no vi a Tzuyu supongo que ya había salido hace rato hacia la escuela, de todas maneras no pensaba suplicarle frente a su hermana, tendría con que torturarme luego.

Cuando llegué a la escuela corrí entre las personas buscando mi objetivo pero nada, así estuve por mucho tiempo.

Hasta que después de salir de clase de Biología lo pude ver buscando algo en su casillero, su ceño estaba levemente fruncido y mantenía los auriculares puestos, aunque sabía muy bien que no estaba escuchando música, solo lo hacía para que las personas no le hablaran.

Eso lo descubrí una vez cuando le grité que se moviera para que no fuera golpeada por el balón, pensé que no me escucharía pues tenía los auriculares pero rápidamente se apartó dejándome saber que no oía música.

—¡Tzuyu!—grité con emoción ya que había pasado la mitad del día, literal, buscándola.

Todos se me quedaron mirando raro excepto ella, ni siquiera había volteado a verme. Rodé los ojos al ver su intento de fingir que no me había escuchado.

Apreté mis cuadernos a mi pecho y comencé a correr hasta detenerme detrás de ella.

—Tzuyu necesito hablar contigo— nada, rodé los ojos—sé que me estás oyendo—ella ni se inmutaba así que toqué su hombro insistentemente hasta que soltando un gruñido volteo a verme.

—Déjame en paz—dijo de mala gana.

—Solo te tomará cinco segundos de tu vida escucharme, por favor—junté mis manos a modo de súplica— si no me escuchas no dejaré de molestarte hasta que lo hagas— ella rodó los ojos y cerró su casillero con fuerza para verme inexpresiva.

—Tienes dos minutos—asentí sonriendo.

—Mira solo te pido que me ayudes a resolver al menos la mitad del folleto, necesito ese crédito extra si quiero subir mi puntuación y no dañar el resto de mis buenas calificaciones —le expliqué—no te robaré mucho tiempo y prometo no molestarte ni hablarte— le prometí—y luego de terminar el folleto puedes volver a tu rutina de ignorar a todo el mundo— le enseñé todos mis dientes en una exagerada sonrisa—¿que dices? —ella negó con la cabeza, iba a seguir suplicando pero unas voces me detuvieron.

Volteé a ver, aunque ya sabía de quién se trataba. Era Youngdae, mi ex, con Haneul, mi ex amiga. Estaban comiéndose la boca y riendo escandalosamente, los miré con rabia, pero también con dolor.

Me dolía ver como dos personas, que consideré importantes en mi vida, me lastimaban sin piedad.

Yo era muy feliz con Youngdae, y muy amiga de Haneul pero todo acabó el día que los encontré en el baños de hombres teniendo sexo.

Desde ese día terminé con Youngdae y acabé la falsa amistad con Haneul. Es duro darte cuenta que tu vida no es tan cuento de hadas como crees.

Recordar todo lo que pasé solo hacía que mi pecho doliera. Bajé la vista tratando de reprimir mis ganas de salir corriendo y esconderme en un lugar donde nadie me encontrara.

Volví a poner mi mirada en Tzuyu que sorprendentemente me observaba fijamente.

—Por favor Tzuyu, ayúdame—ella colocó su mochila en el hombro y me miró.

—No—dijo seca y se perdió por los pasillos. Solté un cansado suspiro.
Ya no me arrastraría más, iba a resolver ese folleto con o sin su ayuda.

(.....)

Estaba en los vestidores quitándome la ropa de deporte, habíamos tenido un duro entrenamiento con las animadoras.

Escuché unas risitas a los lejos, cerré la puerta de mi taquilla y me acerqué con cuidado de no ser vista.

Había dos chicas mirándose en el espejo mientras reían de algo que desconocía.

—Estas loca si piensas que llevaras a esa chica a la cama, es una antisocial —dijo una chica rubia con burla— apenas te mira, es que apenas mira a alguien, siempre anda metida en su mundo—no había que ser adivino para saber que hablaban de Tzuyu.

No es que ella sea la única antisocial del instituto pero si la única que merecía la pena llevarlo a la cama, ¿espera, yo dije eso? Judas y su folleto de la tortura están acabando con mi raciocinio.

—Pues yo haré que me mire solo a mí—dijo la otra con orgullo— y tengo un plan para tenerla aquí — dijo señalando la palma de su mano.

—¿Qué plan? —preguntó la rubia curiosa.

No sé para qué, pero saqué mi teléfono y comencé a grabarlas. Ya había visto esto en una película, el vídeo podía servir de prueba o que se yo, luego decidiré.

—Pues le pediré a Richard que abra su casillero y meteré allí mi reloj, luego lo amenazare de acusarle de robo sino acepta una cita conmigo — explicó su plan infantil—y lo demás se hará solo no podrá resistirse a mi encanto —alce una ceja, ¿enserio?

Apagué la cámara y salí de allí en busca del subdirector, odio las injusticias y no dejaré que se salgan con la suya, par de infantiles tontas, ¿cuántos años tienen? ¿Tres? Ya verán.

(.....)

El subdirector y yo ya íbamos de camino en busca de las bromistas de kínder, se llevarían un buen castigo, sonreí, justicia divina.

—Entonces Tzuyu ¿qué dices?— escuché decir a la chica que hablaba con una despreocupada Tzuyu.

—Creo que se le acabó el jueguito señorita Morrison— dijo el subdirector captando la mirada de la pálida chica y de Tzuyu—le aplaudo por su brillante plan—dijo mostrando mi teléfono con la grabación— lástima que no le funcionó.

—Puedo explicar esto—dijo la chica temblorosa.

—Oh por supuesto que lo hará, las quiero a usted y a su amiga en mi despacho en cinco minutos— dijo para luego entregarme el teléfono y sonreírme con agradecimiento.

Volteé a ver a Tzuyu que miraba toda la escena como si le importara un comino.

—Si este es tu truco para que te ayude con el folleto ni lo intentes — agarró fuerte su mochila— no voy a ayudarte—la miré indignada.

—Vete a la mierda—dije para irme, pero antes volteé a verla— ah y para que lo sepas no lo hice con segundas solo odio las injusticias y esas dos merecían un castigo—ella se me quedó mirando—y por el folleto tranquila, no pienso humillarme más—dije para luego irme obviando los deseos que tenía de decirle que se metiera el folleto por donde no le entraba el sol.

Esta que se cree, la necesito una vez y ya se cree el centro del universo, ja. Podré con ese folleto, no puede ser tan difícil ¿no?

(......)

Retiro lo dicho, este folleto es una tortura, había estado desde que llegué de la escuela tratando de entender los ejercicios y sólo había logrado hacer cinco y mi cabeza parecía que iba a explotar.

El timbre sonó a lo que mi madre gritó un "ya abro yo cariño". Yo seguí enfocada en mi objetivo.

Me daba pequeños golpecitos en la cabeza con la punta del lápiz a ver si me llegaba alguna idea coherente para resolver estos ejercicios.

—Sana tienes visitas cariño— dijo mi madre con una sonrisa.

—Mamá estoy ocupando tratando de resolver estos...— no terminé de hablar cuando Tzuyu apareció al lado de mi madre, me puse de pie asombrada —Tzuyu, ¿qué haces aquí?—este parecía un poco incómoda.

—Vengo a ayudarte con los ejercicios—señaló mi mesa llena de papeles.

—Yo los dejaré estudiar, traeré unos refrescos y emparedados— dijo mi madre desapareciendo con una sonrisa.

—Pensé que habías dicho que no unas....—me hice la pensativa— cien veces—ella dejó caer su mochila en la mesa y se sentó en una silla.

—Te debo una—dijo mirando las hojas.

—No tienes por qué hacerlo— dije apenada ya que no lo había ayudado con el subdirector para que me debiera un favor, yo no era así.

—Estoy comenzando a arrepentirme —dije tratando de pararse.

—No no tranquila ya me callo— dije obediente lanzándome a la silla.

Y así pasamos toda la tarde, resolviendo ejercicios, Tzuyu tenía mucha paciencia explicándome más de dos veces los ejercicios que no entendía. Ella era bastante bueno con esto de los números.

Mi madre no dejaba de preguntarnos si necesitábamos algo a pesar de haber llevado una exagerada merienda a nuestra mesa. Se veía asombrada por la presencia de Tzuyu y hasta yo lo estaba.

Tzuyu antes de irse prometió venir todas las tardes hasta que terminara el folleto y la verdad es que estaba muy agradecida con ella.

Nunca pensé que me ayudaría, pero al parecer me equivoqué, ya quería verle la cara a "Judas" cuando viera todos los ejercicios hechos. 

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