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"01"

—¡Sanaaaa!—gritó por segunda vez mi madre—no me hagas subir— resople mientras apartaba la almohada de mi cara y me sentaba en la cama.

—Ya te oí mamá, ya voy—le grité para que me escuchara.

Otra vez era lunes, el peor día de la semana, corrección, la semana entera es horrible. No me malinterpreten amo ir a la escuela pero la parte de levantarse temprano nunca me ha agradado.

Pero había algo que nunca me desagradaría y era elegir mi outfit del día, así que luego de darme una ducha tomé mi falda de estampado de flores, mi top rosa y mis sandalias color crema para bajar apresuradamente a desayunar.

—Bueeeenos días a todos—grité dando saltos al entrar a la cocina, llena de energía como si no fuera lunes.

—Buenos días florecita— dijo mi papá que bebía de su café —¿cómo amaneciste hoy?— solté un dramático suspiro.

—Bueno quitando que fui bruscamente despertada por unos horribles gritos—mi padre y yo aguantamos las risas al ver a mi madre voltear con una ceja alzada—todo muy bien.

—Así que horribles gritos eh— dijo mi madre divertida—te enseñaré a respetar a tu madre —dijo mientras me apuntaba con la espumadera sacándome carcajadas.

—Mamá por favor que dices, si tu voz es la más melodiosa que existe—dije mientras besaba su mejilla repetidas veces haciéndola reír.

—Oye que me pongo celoso— dijo mi padre haciendo pucheros.

—Para ti también hay—dije para besar su mejilla también.

Luego mi madre puso frente a mí un plato lleno de pancakes de arándano, mis favoritos, los cuales devore en pocos segundos.

Me despedí de mis padres y subí a mi auto para ir a buscar a mi amiga Nayeon, que por suerte vivía justo al frente, al estacionarme hice sonar la bocina para luego ver a una despeinada Nayeon salir corriendo de su casa.

—Estoy lista estoy lista—grito mientras se sentaba en el asiento del auto.

—Déjame adivinar, otra vez desapareció tu despertador— dije divertida mientras Nay se peinaba mirándose en el espejo retrovisor de mi auto y pintaba sus labios de un rosa frambuesa.

—En mi defensa a Bigotes le encanta esconder mis cosas— dijo refiriéndose a su gato quien siempre cargaba las culpas sin comerla ni beberla.

Comencé a reír pero me detuve al ver salir a Tzuyu con un abrigo de capucha negro, unos auriculares y las manos en sus bolsillos pasarnos por al lado sin detenerse.

—Nunca voy a entender por qué no le gusta ir con nosotras, se ahorraría el viaje—dije con el ceño fruncido, mi amiga se encogió de hombros.

—Porque es rara—dijo como si fuera obvio—vamos Sana no quiero llegar tarde—dijo dando palmaditas así que acelere hacia el instituto.

La escuela no quedaba tan lejos pero era agotador ir andando, sin embargo Tzuyu siempre iba así, todo lo que tuviera que ver con socializar no iba con él.

Al bajar del auto pudimos ver a Momo que hablaba con un chico, creo que se llamaba HeeChul, esta al vernos se acercó a nosotros despidiéndose del chico o tal vez dejándolo con la palabra en la boca, es difícil saberlo viniendo de alguien tan impredecible como Momo.

—Que bueno que llegan chicas me estaba haciendo vieja esperándolas— dijo con dramatismo, Nay y yo nos quedamos mirándola pícaras— ¿que?—se hizo la desentendida.

—Vamos no te hagas la tonta— dijo Nay riendo—te vimos hablando con HyeChul....

—HeeChul—la corregí.

—Ese mismo—dijo restándole importancia volviendo a poner su atención en Momo—confiesa pecadora, ¿será él tu próxima víctima?—simuló que su mano era un micrófono.

—¿Dejarás algún día de ser una cotilla?—dijo Momo imitándola a lo que ella se encogió de hombros.

—Creo que nací con eso—dijo con una sonrisa que se borró al sentir el timbre—ni creas que te salvas de esta eh—dijo señalándola con el dedo índice.

—Vamos chicas—dije riendo poniendo mis brazos alrededor de sus hombros y arrastrándolas hasta la entrada.

Mi primera clase era Matemáticas, mi favorita, nótese el sarcasmo.

Odiaba las matemáticas, simplemente los números no eran lo mío, y el profesor era un grano en el culo, yo lo apodaba Judas.

Entré al aula y me senté en una de las mesas del final, hoy no tenía ánimos de intentar comprender la matemática.

Pocos minutos después el salón estaban lleno y el profesor ya había comenzado con su tortura. De repente unos secos golpes se escucharon en la puerta, "Judas" rodó los ojos sabiendo de quien se trataba.

—Señorita Chou como siempre tarde — dijo el profesor cansado observando a la chica de mirada desinteresada en el umbral de la puerta—ni me molestare en preguntarle el motivo pase y siéntese—dijo para luego continuar con su aburrida plática sobre los triángulos.

Tzuyu siempre llegaba tarde pero el profesor se lo dejaba pasar porque era la mejor de su clase, la chica era la puta genia de los números.

No me había dado cuenta de que él único asiento libre era el que estaba a mi lado, abrí los ojos como platos, joder. ¿Por qué demonios se me ocurrió sentarme al final?

Ella dejó caer su mochila en el suelo y se lanzó a la silla para sacar de mala gana su cuaderno y lápiz, ¿estaba siempre de mal humor?

De repente volteó a verme seria, fue cuando me di cuenta de que la estaba mirando fijamente.

Carraspee incómoda y fije mi vista en "Judas" fingiendo ponerle atención a lo que sea que estaba explicando.

Mis manos sudaban y mis piernas temblaban de nerviosismo, quería pensar que todo eso se debía a su intimidante presencia, o tal vez su mirada había sido tan fría que logró calarme hasta los huesos, ok eso fue demasiado exagerado.

Por fin luego, de lo que pareció una eternidad, sonó el timbre indicando que la clase había acabado. Todos fueron abandonando el salón quedando solo Tzuyu, el profesor y yo.

Tomé mis cosas y me acerqué al profesor con una falsa sonrisa. Carraspee para llamar su atención.

—¿Profesor recuerda que le dije si era posible tener créditos extras para subir mi puntuación?—él asintió con su típica cara de culo.

—Si señorita Minatozaki, lo recuerdo, tengo una grandiosa idea para usted —dijo buscando entre sus cosas— hay un folleto que contiene 100 ejercicios relacionados con todo lo que estamos dando este curso—me tendió el folleto—si logra hacerlo en dos semanas podrá subir su puntuación—abrí los ojos como platos.

Maldito viejo, ven porque les digo que es un grano en el culo. Hace días le había pedido que me ayudara a subir mi B menos con crédito extra y el muy desgraciado se está aprovechando.

—Pero profesor son 100 ejercicios no podré resolverlos en dos semanas ni con la ayuda de un hada madrina— dije indignada.

Una pequeña risa burlona resonó por el salón, el profesor y yo volteamos para ver que se trataba de Tzuyu, la cual seguía en el aula por cosas del destino.

—Pues ahí tiene a su hada madrina —dijo el profesor señalando a Tzuyu que dejó rápidamente de sonreír—ella la ayudará, no puedo hacer más, mucha suerte—dijo para luego desaparecer.

¿Pero este viejo se había vuelto loco?, Tzuyu ni drogada me iba a ayudar. Volteé a verla suplicante, se colocó la mochila en el hombro y se acercó a mí.

—Ni lo sueñes—dijo para luego irse como si nada.

—¡¿Y si te pago?!—le grité pero no me respondió.

Joder, ¿y ahora qué? Tendré que resolver todo esto yo sola, pensé mirando el enorme folleto en mis manos.

Solté un suspiro y me acerqué a la cafetería para ahogar mis penas con mi deliciosa hamburguesa con doble queso y patatas fritas, muy saludable para una animadora ya lo sé.

—Ese hombre del demonio, ¿cómo puede ser tan cruel de mandarte semejante folleto de la tortura?—dijo Nay indignada al escuchar mi relato.

—¿Hace cuánto creen que no ha tenido una buena cogida?—dijo Momo curiosa.

—¿Por qué, te ofreces de voluntaria?—dijo Nay a lo que las tres hicimos una mueca de asco.

—Claro que no, prefiero coger con Bigotes—dijo con repulsión, Nay se puso una mano en el pecho ofendida.

—A mi gato lo dejas en paz chica folladora—dijo fingiendo enojo.

—Chicas basta, las preferencias sexuales de Momo son el menor de los problemas—dije dejando mi hamburguesa a un lado—no seré capaz de realizar tantos ejercicios en poco tiempo y necesito subir mi puntuación —me sobe la cien—y Tzuyu no me ayudará.

—¿Tzuyu?—preguntaron mis amigas al unísono.

—Ella estaba en el salón en ese momento y el profesor me dijo que ella podría ayudarme— expliqué—pero ya saben cómo es— Nay resoplo.

—Claro si es mi melliza—bufo —tranquila, hablaré con ella, juro que te ayudará o me cambio el nombre—dijo a lo que le sonreí—y ahora—fijó su vista en Momo— háblanos del asunto HyeChul.

—HeeChul—dijimos Momo y yo al unísono.

—¡Agh! Como sea que se llame — dijo con dramatismo.

Momo comenzó a relatar como HeeChul le pidió salir al cine y como ella analizaba su "paquete" con descaro mientras se debatía en aceptar o fingir estar ocupada.

Pero yo no le estaba prestando mucha atención pues mi mirada se encontraba en la chica de capucha negra que acababa de entrar a la cafetería.

Tzuyu cruzó miradas conmigo, pero luego miró hacia otro lado.

Tenía que conseguir que me ayudara con el folleto de la tortura o si no adiós al crédito extra. 

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