
I
Su respiración se relajaba mientras apuntaba a un punto del árbol blanco frente suyo, sus pequeños espectadores observaban detenidamente el como su amada madre disparaba flechas a la gran planta ya con las municiones del arma. Al soltar la flecha se oyó como el clavado de la flecha re sonaba temblando de un lado a otro, eso provocó aplausos de admiración de parte de los infantes presentes allí quienes se acercaron a darle agua:
-Gracias Cassy... -Dijo la femenina tras beber gustosa el líquido-
-No hay de que mami... -abrazó su pierna cariñosamente sacando una dulce sonrisa de la mujer-
El momento fué interrumpido por una cruzada pasando frente a la cabaña en el bosque acompañado de un caballero de cabello largo y con vibra de niño mimado, Khata colocó a sus hijos atrás suyo al ver que el líder se acercaba montando a su caballo.
-Señorita Khata, he oído deleites de usted... -Sonrió el hombre con superioridad hacia la pequeña familia-
-Caballero ¿Que le trae por aquí?.. -se adelantó a sus hijos quiénes abrazaban las manos de la mayor con cierto temor-
Guy sacó un rollo acomodandose para posteriormente leer letra por letra de la Carta.
-Señorita Khata, se le informa para 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐚𝐫 en el palacio de Jerusalén... -Comunicó antes de cerrar el rollo nuevamente-
Éso crispó a carente de un ojo, no se notaba mucho por su seriedad pero vaya que fué una gran sorpresa ¡Trabajará para un palacio! ¿Será como empleada o cocinera? Solo se aclaró la garganta para hablar más decente y seria, tratando de no demostrar su sorpresa al oír la propuesta:
-¿De que será?.. -Ladeó la cabeza cargando a su hijo, quién se apegó a su pecho para sentirse seguro-
-Como médica del Rey Balduino IV... -
¿Quién era él? Sabía que era rey pero por que justamente ella debía ser, una 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 siendo médica no era común solo siendo enfermera de parte de la iglesia o algo así. Pero suspiró y asintió aceptando la propuesta:
-Partimos mañana...-Dice el mayor antes de bajar del caballo- ¡Armemos un campamento aquí!..
La yegua relinchó contando con su casco, parecía estar de mal humor por su embarazo ya casi de once meses de gestación, la llevaría junto a su caballo padre del Potrillo en camino para atender su primer parto.
-¿Que pasa Turrón?.. -Se acercó el niño acariciando su hocico-
-Debe estar de mal humor cariño, el embarazo provoca que las hormonas se alboroten... -acarició sus cabellos pelirrojos sonriendo dulcemente antes de cargarlo- vamos a casa a hacer la cena... -dice antes de cargar a su hija también y caminar a la casa- La cena estará a las siete... -aclaró antes de caminar y cerrar la puerta-
Se levantaba temprano a empacar sus cosas y las cosas de sus pequeños niños inocentes quienes dormían hasta las siete de la mañana antes de ver que no era la única que lo hacía, había soldados que se levantaban más temprano a entrenar y a charlar de valla a saber qué. No le molestaba pues parecían inofensivos y tranquilos en momentos como estos que lo único que hay que hacer en momentos así es relajarse y dejarse llevar por la calma del bosque donde solo se oían las hojas de los árboles ser movidos por el viento soltando el sonido blanco característico de ello. Partieron cuando Khata levantó a los menores y los vistió en sus aposentos para después preparar a sus corceles y partir viaje a Jerusalén donde los esperaban desiertos secos, animales peligrosos, serpientes, arañas, sed si no cuidaban bien el agua, habría que tener cuidado.
Días pasaban hasta finalmente llegar a la entrada de Jerusalén donde los esperaba una mujer de cabellos negros y sinceramente hermosa a los ojos de la tierra quién se mantuvo con su postura sería y firme:
-Bienvenidos, señorita Khata...-Dijo la mujer con educación-
-Gracias... -Esperó a que la contraria se presente, paciente antes de que se diera cuenta-
-Sibila... -observó a los niños tranquila-
Estos se mantenían en el caballo llamado Azúcar, no querían bajarse por cierta timidez de la mujer de ojos grisáceos como los de Khata oscuros que dejaban ver algo importante.
-Hola... -sonrió ella amistosamente-
-Que linda... -Soltó la niña con admiración sacando una risita de la mujer-
-Gracias pequeña... -sonrió con encanto antes de comenzar a guiar a la pequeña familia sin más que decir, a lado del caballero que encabezaba la cruzada-
El pueblo era encantador con vendedores por doquier e infantes correteando por el lugar, parecía que el gobernante cuidaba bien a su gente feliz sin contar que había ciertos ladrones por el lugar que no dudaría en perseguir si les robaban algo a ella o a sus hijos. Cuyos estos los tenía de sus manos pálidas por las pocas veces que salía de casa, solo lo hacía para alimentar y darles agua a los equinos. Al llegar sin duda la sorprendió por como era, era gigantesco y asombroso. Los niños no fueron diferentes pues siempre quisieron saber cómo era un castillo en persona por como eran narrados en los cuentos que contaba su madre.
Mientras caminaban sus corceles fueron llevados al establo con cuidado para darles heno y agua después de un cansador viaje por el desierto y arena en sus cascos.
-Es un lugar encantador señorita... -Dijo Khata aún maravillada-
-Oh si, mi hermano ha cuidado bien de su pueblo... -Al escuchar eso se sorprendió ¿Todo este tiempo fué la princesa? Lo cual la mayor lo notó- Oh, bueno, no suelo presumir mi trono...
-Oh, de acuerdo... -sonrió levemente apenada-
Al entrar al castillo era inmenso como afuera, un gran espacio en el Salón y armaduras vacías contra las paredes de pie sosteniendo sus espadas. La mujer de solo un ojo sano sonrió un poco más al saber que el rey no era un niño mimado o un tirano cruel, tal vez era así por que no tenía esperanzas de vivir por mucho tiempo por su lepra; la lepra hace que el Invidiuo tenga heridas por todo el cuerpo y deformidad, era posible que quisiera ir al cielo. Era así para ir al paraíso, bueno ¿A quien le importa? De todos modos era joven y tal vez la lepra no estaría muy avanzada. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la princesa quién posó su mano en el hombro de la doctora:
-Aquí es... -Dige antes de hacer una leve reverencia- cure a mi hermano, por favor...
-Haré lo posible... -Aclara la contraria haciendo una reverencia lo cual fué imitada por sus hijos presentes-
Sibila decidió llevarse a los menores a lo que su madre se ocupaba del rey, entrando con cautela para ver a un hombre envuelto en prendas blancas. Ladeó la cabeza antes de que este notara su presencia y se volteara a ver con su máscara de hierro bloqueando la vista al rostro del contrario, instintivamente hace una reverencia nuevamente para demostrar su educación.
-Su Alteza, es un honor para mí hallar la cura de su enfermedad... -Afirmó con educación mientras sostenía la parte de su falda larga mientras que el más alto se aproximaba a ella-
-Es un gusto señorita... -Dice con su voz suave que podía decirse que era voz de Ángel-
La menor pareció estar ciertamente sorprendida por tar comportamiento educado y voz que parecía el Santo de los Santos, pensaba que sería un niño mimado sin modales. Parece que había juzgado a alguien antes de conocerlo... Espera, aún lo tenía que conocer ¿y si solo aparentaba con ella por ser el primer día? Esa pregunta interna hizo que volviera en sí y se colocara de nuevo en su lugar de trabajo profesional.
-¿Desea jugar una partida de Ajedrez?.. -Ella asintió ciertamente seria para no demostrar debilidad-
Se sentó frente a su alteza acomodando su falda para que esté bajo su retaguardia, observando el cuadro de ajedrez de madera hecho a mano en blancos y negras al igual que los alfiles, Reyes y de más cosas del juego de mesa...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro