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CAPITULO 8

La festividad (Parte II)

-¡Otro más, señor!- Había perdido ya la cuenta. Pobre erizo, la regañada que le vendría.

Y para más mala suerte, no se encontraba su madre en ese lugar, y aunque estuviera, no tendría los anillos suficientes para pagarle al señor. Solo un milagro salvaría a ese erizo justo a tiempo, nadie debe meterse con el señor de los chili-dogs más finos, nadie.

-Niño, ¿Podrías irme dando la paga? -Comentó el señor de los Chili-dogs, llevaba mucho rato ya, su esposa se enojaría bastante si regresaba tarde. Y ese erizo comenzaba a desesperarlo.

-Oh... Claro, pero valla sacando otro de esos en lo que saco mi cartera llena de...-No llegó a pronunciar la palabra, contó con su mente el dinero que tenía, definitivamente hoy habría un nuevo menú, el ingrediente secreto: Nicky- De dinero, apúrese y saque otro más..

Comenzó a arder y a sudar, una sensación que con poca frecuencia experimentaba empezaba a invadirlo. ¿Qué hacer? Lo normal sería mantener la calma...

-"Vale, cálmate. La verdad ante todo dicen, más contarla sería cavar mi propia tumba y de paso comprarme el ataúd"-Seguía pensando en un buen plan para contentar a ambos.

-¡Muchacho! -Gritó el señor-. ¿Ya volviste a la realidad? Págame ya -Ni preguntó si se encontraba bien, que grosero de su parte.

-Sí señor, ya lo hago... -Aquel señor no le podía reclamar si él no se encontraba en sus cinco sentidos, fingiría un desmayo. Todo se estaba claro, solo estaba pensando como hacer para que no le duela la cabeza-. Ay.. no...me siento...b-bien...

Ahora o nunca; Tres, dos, uno...

-¡Niño! -Gritó el vendedor al ver al niño apunto de caerse-. ¡Ten cuidado!

Se hallaba yéndose ya para atrás para recibir un gran impacto contra el suelo. Sin embargo, algo amortiguó su caída. En vez de sentir el duro suelo, sintió algo muy blanco, cómodo, grande, peludo y esponjoso. Lo sorprendió tanto que detuvo su "Mal estar".

Al abrir sus ojos del asombro, se topó con el rostro de un zorro, de todas las caras que había visto antes, podía decir que era un zorro lindo. Quien le miraba confundido con un toque de angustia. Sus ojos azules tenían un brillo único, su pelaje amarillo y blanco, y sobre todo...

-¿Dos...colas? -Murmuró con sorpresa.

Sus miradas se cruzaron, pero el zorro la apartó con rapidez, mirando hacia otro lado con nervios, agachando ligeramente su cabeza. Pero no le dio importancia y observó sus colas, eran demasiado grandes, una sola de ellas era más grande que todo su cuerpo, empezó a imaginar lo mucho que podría divertirse con ellas, tenía que hacerse amigo de ese joven cuanto antes.

-¡Buenas! Soy Nicky -Se para rápidamente y ofrece su mano-. Un gusto verle, emm ¿Señorito? -Dice con una sonrisa algo nerviosa.

-Oh, Nine -Responde luego de un breve momento, el erizo había hablado demasiado rápido-. Llámame Nine...-Responde estrechando su mano cortésmente.

-¡Un gusto, Nine! Es increíble que tengas 2 colas... me recuerda a algo, pero no me acuerdo. Disculpe, ¿Podría hacerme un pequeño favor? -Pide mirándolo con los mejores ojos que pudo poner-. ¿Sí? ¿Sí? ¿Sí? ¿Sí? ¿Sí?.

-Eh, Sí, claro -Afirmó-. ¿Qué deseas, S-Nicky? -No debía cometer el error que Sonic había cometido con el al llamarlo de otra forma, no quería causar una mala impresión o confusión.

-¿Puede pagarme toda la cuenta? Solo tengo unos pocos rings, entiéndame, soy solo un pobre erizo que tiene que trabajar y dar lo mejor de sí para poder sobrevivir en este cruel mundo. Mi pobre madrecilla se levanta tempranito para poder ganar pan. Sé que no lo experimentará nunca en su vida, seguro ahí tiene sus lujos, sus antojos, con perfumes y todo, sirvientes, sé que ama consentirse, como el rey del reino, ¡Qué hasta fiestas se da a lo grande! Todos los chili-dogs que podría comer con ese dinero que gasto para su fiesta. Pero usted no sea tacaño, eso es malo, debe ser bueno y piadoso con la gente que no tiene lo necesario.

-Muchachito, ¿Pero que barbaridades...dices? -Dijo el señor de los chili-dogs incrédulo. De verdad, ¿Acaso ese erizo no se daba cuenta que...?

-Oh -Era un erizo pero tan distraído, pero tan distraído, que ni cuenta se había dado que era el príncipe con quien hablaba, hace como una hora lo había visto, y ya se había olvidado de como era por andar pensando en comida, es que cuando uno está nervioso ni cuenta se da de nada.

-Yo....-Pronunció Nine sin creer las palabras de Nicky, ¿Había causado una mala percepción?-. Yo, Nicky, enserio-

-¡Perdóneme, señor príncipe! -Interrumpió y se arrodilló-. Soy solo un pobre erizo en este mundo, no sé que digo, ¡Me falta educación! No sabía que era usted, hasta la visión me falla...Yo solo quería comer...

El ambiente se volvió incómodo, para Nicky, el príncipe le daría el castigo de su vida, para el señor de los chili-dogs, ganaría mucho dinero ese día si el príncipe se animaba y de paso reírse un poco, y para Nine, nada pasó, solo un poco de dolor en el pecho y ya.

Las colas de Nine empezaron a jugar entre sí, el Sonic que Nine conocía, ya hubiera detectado que sentía con tan solo ver eso, pero, Nicky no era Sonic exactamente, era una variante, pero no era Sonic, eran muy diferentes. Cambiando el tema de su mente, no podía verle de la misma forma que al erizo que conoció, y lo más probable es que en caso de una relación cercana, no sería para nada de la forma romántica, ¿Tal vez hermanos? Si bien el tiempo no le afectaba, probablemente el niño lo tenga muy en cuenta. Tal vez era mejor rendirse en ello.

-Tome, señor -Pronunció el zorro y le entregó un fajo de dinero al vendedor-. Esto es por la cuenta de su pequeño cliente, y el resto, puede quedárselo, no importa -Dijo, y pensándolo mejor, le bastaba con tener el cariño y al erizo consigo-. Si le vuelve a usted comprar, va por cuenta mía, no le cobre, aquí tiene mi número -Le entrega un papelito.

-¡Gracias! -Sabía que ese niño le traería dinero- ¡Qué tenga un buen día, su majestad!

Con eso, supo que debía retirarse, pero antes, se dirigió al erizo y le dio unas palmaditas en su cabeza, así despidiéndose, para poco tiempo, emprender vuelo por sí mismo, con dirección a su lujoso palacio real, asombrando aún más al erizo al ver como el príncipe podía volar con sus colas y causándole emoción al mismo tiempo, al igual que orgullo.

-"¡Muajajaja! Ojalá sea el niño favorito del príncipe, estoy seguro que sí, ¡Tal vez me lleve al palacio!" -Pensó-. "Esto lo presumiré a todos los niños que vea"

-¡¿Nicky?! ¡Oh, cariño! -Volteó y observó a su madre, Aleena, exhausta, probablemente correr no es lo suyo-. Me tenías preocupada...

-¡Má, má! ¡Vi al príncipe! -Celebró.

-Sí, hijo. Yo también lo vi, estaba espléndido -Sonríe- Pero no es excusa, Nicky.

-¡No! Quiero decir que el príncipe estaba acá, aquí, me lo encontré, y me pagó la cuenta de todos los chili-dogs que pedí. El vendedor es testigo -Señaló- ¿Eh? ¿Y el vendedor?

-Umm, ¿Y si mejor vamos a casa...? Tal vez ya te pusiste mal -Soltó una risa y agarro a su hijo de la mano para marcharse-. Vamos, que hoy ha sido un largo día...

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