Bagdad
Capítulo siete: liturgia
JiSoo aprovechaba que Park salía a trabajar lejos para salir ella con Jennie, ChaeYoung y JooHyun a bares y bailar tratando de olvidarse de sus problemas.
Su madre le hacía el favor de cuidar a sus hijos. Así JiSoo tenía un tiempo para ella.
Como cada vez, se encontraba en el centro llamando la atención de todos los presentes bailando con una bebida en su mano derecha mientras meneaba sus caderas.
Pero muy al fondo se encontraba Lisa sentada con sus amigas, mientras ellas platicaban Lisa no podía apartar su mirada del cuerpo de JiSoo dando vueltas por todo el centro. Su pelo negro y sus ojos oscuros eran hermosos.
Miraba como todos pasaban viéndola con morbo y lujuria mientras ella solo aplaudía con sus manos al mismo tiempo que meneaba sus caderas.
— Lis, ¿qué miras? —habló una chica volteando hacia donde ella estaba mirando.
— Está viendo a JiSoo bailar —y ahí salió de su trance.
— Pero ya es papa casada, creo que vive frente a tu edificio y los amigos que tengo por ahí corren el rumor de que el hombre con el que se casó la maltrata. Todos por ahí lo saben y a muchos les da lastima la pobre chica —apagó su cigarrillo y cruzó sus manos.
— La pobre chica no notó a tiempo lo podrido que estaba aquel hombre por dentro.
Lisa suspiró.
— He hablado con ella unas cuantas veces, una vez escuché cómo se gritaban y como él la dejaba encerrada en su habitación —se recargó en la palma de su mano con un puchero viendo su cigarro.
— ¡Que horror! —exclamó una— ¿qué más has visto?
—No les voy a contar nada más, creo que esta mal que se anden con rumores... Y olviden lo que les acabo de decir, eso es su privacidad y lo único que puedo hacer para ayudarla es no esparcir más rumores sobre ella —habló sinceramente.
— Perdón Lili, se me olvidaba que a veces eres especial —Lisa rodó sus ojos y siguió viéndola bailar hasta que la música se detuvo y la alcanzó antes de que se fuera.
— ¡JiSoo! Por fin puedo verte parada frente a mi —la abrazó fuertemente sin lastimarla.
Lisa sabía que si JiSoo seguía ahí, sola se iba a quemar en su propio infierno, tenía que ayudarla.
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