
𝟎𝟏. 𝗡𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼 𝗖𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗼
❛ ˗ˏˋ 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐍𝐄 ˎˊ˗ ❜ ━━━━━ 𝐎𝐮𝐫 𝐛𝐞𝐠𝐢𝐧𝐢𝐧𝐠 🔪
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「⚘ 𝗪𝗿𝗶𝘁𝘁𝗲𝗻 𝗯𝘆 𝗕𝗿𝗶𝗻𝗮 」‧₊˚
↳ ੈ 🎡‧₊˚ ┊͙ 𝗢𝗟𝗗 𝗠𝗘𝗠𝗢𝗥𝗜𝗘𝗦 ✧。゚・
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30 de Octubre de 1984
𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐀𝐑𝐌𝐀 𝐌𝐄 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐓𝐎́ 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐆𝐎𝐋𝐏𝐄 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐌𝐄 𝐋𝐄𝐕𝐀𝐍𝐓𝐄́ 𝐃𝐄 𝐈𝐍𝐌𝐄𝐃𝐈𝐀𝐓𝐎, me dirigí al baño, me aseé, desayuné una tostada con mermelada de melocotón y un vaso de agua, luego me vestí con un peto, una chaqueta vaquera y unos botines blancos y cogí mi mochila, lista para ir al instituto, abrí la puerta y cerré con firmeza.
Las calles ya daban paso a la noche de Halloween, había fantasmas hechos con telas por todos lados, calabazas de miles formas y caras; la mayoría daban risa más que miedo, hecho que me encantó pues para mi era una fiesta no solo de sustos sino también de risas y diversión, había luces decorando los tejados coloridos por todas las calles, por no hablar de los globos, cada cinco metros te encontrabas alguno, al pasar por la plaza que daba a mi instituto me percaté que algunos niños ya estaban disfrazados, algunos de zombies, otros de brujos y de vampiros, yendo con ilusión al colegio.
Yo ya tenía mi disfraz, me iba a vestir de vampiresa pero no iría a la fiesta del instituto sino en la casa de mi novio, Connor. A él no le emocionaba gran cosa, pero lo hacía por mi, o al menos, eso quería pensar. Antes era un chico con más emoción y alegría pero el engaño de su madre con el padre al estar con otro hombre lo destrozó aunque ella día y día estuvo intentando arreglar sus errores, hecho que fue en vano, era una buena mujer y yo la admiraba, no solo por su voluntad al reconocer sus fallos e intentar cambiarlos sino porque amaba a Connor por encima de todo, él, por otra parte la odiaba y parecía que no solo a ella sino a todo el mundo, excepto a mi, y vuelvo a repetir, eso quería pensar. Era un chico difícil y algo rebelde pero lo conocía bastante bien como para saber que estaba sufriendo y de tanta frialdad había un muchacho que necesitaba desahogarse. Lo conocí el primer día que llegué a Hancock, yo era procedente de California pero me tuve que ir para cambiar de instituto, me venía mejor otro cambio estudiantil y conocer gente nueva. Doy gracias de haberlo hecho porque sino no lo hubiera conocido. Fue la mañana del 31 de octubre de 1983 (una coincidencia que haya sido Halloween), había ido a comprar un peto nuevo y una cinta para recogerme mi gran pelo ondulado, con mi amiga, Madison; esta chica para mí fue un gran tesoro, compartíamos piso y lo pagábamos a medias, por lo que siempre íbamos al instituto juntas. Así que tras un largo paseo y unas cuantas horas en la tienda; porque una vez que nos metíamos no salíamos, nos fuimos a visitar la cartelera del cine de la misma calle, iban a echar Dracula esa misma noche aunque ya estaban probando luces de neón rojas que decoraban e iluminaban toda la avenida, dándole una atmósfera terrorífica a pesar de las hojas otoñales de los árboles y la luz de aquel gran sol matutino que llenaba de esperanzas todo Hancock. Al emocionarme no pude evitar saltar de la alegría, ¡amaba las películas de terror! Hecho que fue compartido con Madison y no parábamos de reírnos, luego nos compramos unos helados, ella optó por sabor a chocolate y yo, fresa. Después para relajarnos nos fuimos a un parque, en este mismo sitio es donde lo conocí, allí estaba él con sus cascos puestos, sentado, remándose en un columpio, mirando al suelo, solitario y triste mientras había un gran movimiento a nuestro alrededor; niños jugando, estudiantes abrazándose y estudiando..., no pude evitar acercarme a él y preguntarle que le pasaba, el chico me miró e hizo un gesto rápido con los pies haciendo que los mismos pararan el balanceo lento del columpio, «Ahora mismo mirarte», me dijo, a lo que yo le seguí con ironía «Parece que la acción es mutua», mientras le dedicaba una sonrisa afable y le extendía mi mano con esperanzas de que me aceptara para continuar diciéndole, «Mi nombre es Abigail ¿y el tuyo?», a lo que él me respondió, «No te importa», luego se levantó de un salto y mientras se disponía a marcharse de allí nos rozamos mutuamente el hombro, su tacto me llenó por sorpresa, era como si de una brisa delicada se tratará, deseaba que continuara y parecía que a él también le había sorprendido ese roce, pues como ya dije es frío pero de esa frialdad se esconde alguien que quiere avanzar y sentir cariño. Al despistarme y perderme en mis pensamientos se me cayó la bolsa de la compra al suelo y toda la ropa se me esparramó por lo que me agaché y recogí la primera prenda y para mi sorpresa, vi otra mano recogiendo la cinta para mi pelo, no era la de Madison, era él, tras esto, me la da en las manos y volvemos a sentir ese tacto que a pesar de no haber pasado ni dos minutos ya extrañaba y finalmente me dijo, «Connor, ese es mi nombre», luego se levantó y mientras lo miraba a los ojos se lo agradecí y pude ver como un pequeño gesto de su cara juvenil se iluminaba tornando una pequeña sonrisa. «Un placer y gracias, Connor», le dije y tras esto, se separo de mí y me volvió a mirar, «No es nada». Deseaba que no se fuera pero tan pronto como lo pensé se marchó aunque no pude evitar echar la vista atrás y preguntarle, «¿Nos volveremos a ver?», a lo que él me contestó, «Puede ser, siempre que estoy triste vengo aquí", fue lo único que me dijo, desde ese día, todas las mañanas iba a visitar aquel parque para ver si estaba y siempre lo encontraba, me apenaba que estuviera allí pues eso significaba que estaba triste pero también me alegraba verlo de nuevo, puede que yo sea la única que pueda convertir esa tristeza en felicidad.
Al perderme en mis pensamientos ni me di cuenta que ya estaba al frente del instituto, la verdad es que era un sitio genial, los profesores eran divertidos, los alumnos, bueno, como en todos los lados, hay una gran variación de personalidades, pero yo tenía a mi grupo, eran 4 chicos y Connor contando con Madison y sus amigas, que en ese día no pudo asistir porque tenía que visitar a su familia que vivía en Hollywood y por motivo de Halloween querían pasarlo juntos.
Al entrar por la puerta del instituto no pude evitar emocionarme al ver todo decorado; las puertas, las ventanas, ¡hasta el suelo! Estaba lleno de purpurina, pancartas felicitando el Halloween y como no, muchísimos globos color calabaza y negro. Yo me dirigí a mi taquilla, que en ese momento tenía un aire retro, decorada con fotos de un Audi Quattro, ¡me encantaban los coches! Y restaurantes de neón, amaba esa temática, también estaba lleno de pósteres de mis bandas favoritas; Queen, Bon Jovi, The Police, The Cure, Guns N' Roses, etc. Cogí los libros que había dejado el día anterior y cerré la taquilla, esperando a Connor, el día anterior y antes de irme a dormir me había llamado por el telefonillo, aunque en realidad más que llamarnos nos quedábamos mirándonos por la ventana de nuestras habitaciones ya que vivíamos en la misma calle y justo mi apartamento estaba enfrente de su casa, a veces y por descuidos cuando me quitaba la ropa para irme a bañar se me olvidaba cerrar las persianas y él se quedaba mirando y luego me molestaba diciéndome cosas como, «oye a ver si te veo más de cerca la próxima vez». Sí, conmigo era un Connor totalmente diferente, aunque a veces la frialdad no se le quitaba me alegraba saber que le daba confianza y eso me gustaba aunque siempre que me decía eso me inventaba cualquier excusa para evitar el tema, me ponía nerviosa, nunca nos habíamos acostado juntos a pesar de haber estado ya 3 meses conociéndonos y 9 saliendo, así que me quedé en ese momento esperándolo, inquieta por lo de esa noche y no porque fuera a ver a su madre e iba a cenar con ellos dos sino porque íbamos a dormir juntos, ¡a dormir, eso es! Solo eso...Él tiene que entenderlo. Ya a su madre la conocía, se llamaba Bridget, como ya dije, era una buena mujer pero todos cometemos errores, todos somos humanos, y siempre merecemos una segunda oportunidad.
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