A la mañana siguiente, cuando se despertó, vio con alegría que se hallaba en el palacio de la Bestia. Se vistió con todo esplendor para agradarle y se aburrió de muerte todo el día, esperando que fueran las nueve de la noche, pero, aunque el reloj dio la hora, la Bestia no apareció.

Entonces Jimin temió haberle causado la muerte. Recorrió todo el palacio desesperado. Después de buscar por todas partes, se acordó de su sueño y salió corriendo por el jardín hacia el canal donde había visto a la Bestia moribunda.

Encontró a la pobre Bestia tendida en el suelo inconsciente y creyó que estaba muerta. Se arrojó sobre el cuerpo sin que su fealdad le causara horror y al sentir que el corazón aún palpitaba cogió agua del canal y se la echó en la cabeza.

La Bestia abrió los ojos y le dijo a Jimin: —¡Olvidaste tu promesa! El dolor de perderte me llevó a dejarme morir de hambre, pero moriré contento porque tuve la dicha de verte una vez más.

—¡No, mi Bestia querida, no morirás! Vivirás para ser mi esposo. Desde este momento te prometo mi mano y te juro no perteneceré a nadie más que a ti. ¡Ay, yo creía que sólo sentía amistad, pero el dolor que estoy sintiendo me hace comprender que no podría vivir sin verte!

Apenas pronunció estas palabras Jimin vio que la mansión brillaba con todas sus luces. Los fuegos de artificio, la música, todo presagiaba una fiesta. Pero sus ojos no se detuvieron en estas bellezas.

Se volvió hacia su querida Bestia cuyo estado le causaba preocupación. ¡¿Cuál no sería su sorpresa?! La Bestia había desaparecido, y a sus pies sólo vio a un príncipe más hermoso que el Amor, que le expresaba su agradecimiento por haber roto el hechizo que lo cubría. Aunque este príncipe mereciese toda su atención, no pudo dejar de preguntarse dónde estaba la Bestia.

—Estoy rendido a tus pies —le dijo el príncipe—. Soy el príncipe Taehyung. Una bruja malvada me había condenado a vivir bajo esta apariencia hasta que alguien aceptara en casarse conmigo, y me había prohibido demostrar mi inteligencia. En todo el mundo solamente tú has sido capaz de conmoverte por la bondad de mi corazón: ni al ofrecerte mi corona, no podría ni siquiera pagarte la deuda que tengo contigo. Sin embargo, mi amor y gratitud te pertenecen, mi bello doncel.

Felizmente sorprendido, Jimin le dio la mano a este hermoso príncipe para ayudarle a levantarse. Fueron juntos a la mansión y Jimin casi se muere de dicha al encontrar en la gran sala a su padre y a toda su familia, a quienes había transportado hasta allí la hermosa dama que se le había aparecido en sueños.

—Jimin —le dijo esta dama, que era un hada importantísima—, ven a recibir la recompensa por tu buena elección: preferiste la virtud a la belleza y a la inteligencia. Mereciste encontrar todas estas cualidades en una sola persona. Vas a ser un gran rey; confío en que tus virtudes no se desvanecerán en el trono —se giró a las tres hermanas—. En cuanto a ustedes, señoritas, conozco su corazón y toda la malicia que encierra. Se convertirán en tres estatuas, pero conservarán toda su conciencia bajo la piedra que las cubrirá. Se quedarán en la puerta del palacio de su hermano, y no les impongo sino la pena de ser testigos de su felicidad. No podrán regresar a su primer estado sino en el momento en que reconozcan sus faltas. Pero me temo que seguirán siendo siempre estatuas. Una persona se corrige del orgullo, de la ira, de la gula y de la pereza, pero la conversión de un corazón malvado y envidioso es una especie de milagro.

En ese momento el hada dio un golpecito con su varita mágica que transportó a todos los que estaban en esta sala al reino de Taehyung.

Sus súbditos los recibieron con alegría, y se casó con Jimin, que vivió con él muchos años en medio de una felicidad perfecta, porque estaba fundada en la virtud.

•Kat🐾