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Mis párpados se abren lentamente al sentir la luz y el plácido calor del sol entrar por los ventanales de la habitación, era uno de esos días de cielo azul e impredecible momentos. Me removí todavía perdido en sueños. Era algo común de todos los días, el perderme en un punto fijo mirando hacia la nada, remover un poco mi cabello, restregar mis ojos acostumbrándose a despertarme al igual que mi cuerpo, todo mi organismo. Rodé entre las sábanas blancas tanteando el lado izquierdo, y como casi todos los días ella no se encontraba a mi lado.
Me levanté estirando mis extremidades, alborotando mis cabellos mientras descalzo y con el torso desnudo — llevaba puesto solo unos pantalones pijama— salgo de la habitación, se puede escuchar los ruidos de siempre desde donde estoy. Bajó las escaleras mientras tarareó una canción muy conocida para mí, no puedo evitar sonreír cuando siento pasos corriendo en mi dirección, me agacho apenas para tomarlo entre mis brazos cuando salta, atrayéndolo a mi pecho, sus bracitos rodean mi cuello, su aroma tan relajante llega a mis fosas nasales, mi preferido desde que llegó a mi vida.
Entre risas, besos y buenos días llegamos a la cocina, captando a la mujer de mi vida haciendo y sirviendo el desayuno al otro pedacito amor de mi vida. La luz perpetraba al ambiente esos colores cálidos entre el amarillo y el anaranjado por el intenso sol de la mañana dando una de esas cliché escenas de películas. Si, era cursi, pero como yo lo veía, era perfecto. No pude evitar recordar el pasado y como empezó todo esto.
•6 años atrás.
Manejaba su Mercedes Benz por la carretera mientras por el estéreo a un volumen alto sonaba "Home" de BTS y es que adoraba cantar con todas sus fuerzas las partes dónde le tocaba a él. Eran las doce de la madrugada y hasta entonces pudo salir de la empresa para dirigirse a su departamento a descansar. A pesar del ajetreado día en el estudio nadie le quitaba la satisfacción del magnífico trabajo que hizo, ojalá a ARMY le llegase a gustar, porque nada más le daba dicha que a sus fans les alegre lo que con tanto amor y dedicación había creado para ellos.
Seguía ensimismado en sus pensamientos y la música sin percatarse que de una sinuosa curva en su camino, se cruzó un auto con las luces delanteras muy altas cegándolo por completo causando que pierda el control de su vehículo y logrando que su corazón diera un vuelco. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al chocar contra la banquina, un golpe seco seguido de metal chirriando, vidrios quebrándose hasta romperse, el olor fuerte de algo derramándose que al principio no distinguió, pero segundos después si, sin darle tiempo a pensar, sintiendo en carne viva dolor en todo su cuerpo, mareos, náuseas, pánico, terror, sintiendo inmovilidad, llegando a su mente en menos de un segundo toda su vida, su familia, sus hyung, army... Volviéndose todo oscuro de un momento a otro.
Por otro lado, ella venía manejando con tranquilidad por la carretera mientras terminaba de despedir por el manos libres de su móvil a su padre, está se dirigía a su trabajo de turno noche. Miró de reojo su bolso en el asiento del copiloto repasando no habérsele olvidado nada, y es que no podía sacarse la manía de revisar todo varias veces sabiendo que era medio despistada.
Volvió su vista al frente sabiendo que de noche le costaba un poco manejar, vislumbró de poner un poco de música para, por lo menos, ir algo entretenida hasta el final de su viaje, apenas llevó su mano hacia los botones cuando sus ojos captaron al auto negro unos metros más adelante de ella. No pudo evitar soltar un grito de espanto y detenerse de inmediato sobre el carril, aterrada por aquel accidente que acababa de presenciar.
El auto comenzó a dar vueltas despedazandose de a poco, haciendo un ruido estruendoso cada vez más. No dudó ni un segundo en quitarse el cinturón de seguridad, abrir la puerta y salir corriendo en esa dirección; a pesar que era de madrugada, varios autos se detuvieron al ver el acontecimiento, pero solo ella fue quien corrió intentando asistir a quien estuviera atrapado ahí dentro. Observó hacia la banquina sopesando que el auto había caído a un barranco que por suerte no parecía muy alto, con el corazón en la boca latiendole a mil bajó a duras penas por la tierra para revisar.
El auto se encontraba de cabeza, destrozado en cientos de pedazos, los vidrios rotos y la persona se encontraba atrapada de cabeza por el cinturón de seguridad, se acercó llamándolo con voz firme y segura no obteniendo respuesta alguna, avanzó un poco más hasta llegar e intentar abrir la puerta del piloto, lamentablemente por tantos golpes y magulladuras era imposible que cediera.
Se asombró demasiado al darse cuenta que era un chico joven, tal vez de su edad, este sangraba bastante de la cabeza, su rostro tenía varios raspones, al igual que sus brazos y una de sus manos también sangraba bastante. Se empezó a alarmar cuando sintió el olor a combustible y vió salir un poco de humo, por lo que supuso que el auto estaría por explotar en cualquier momento. Su miedo se intensificó y a los gritos pidió más ayuda, debía sacarlo de inmediato o sino ese joven moriría en la explosión.
Entre varios transeúntes y con sumo cuidado pudieron abrir la puerta y de la trampa entre la chatarra y el cinturón de seguridad, que en un principio no cedía, lo sacaron mientras ella intentó estabilizarlo por el cuello. Estaba inconsciente, su respiración era debil, apenas sentía su pulso, varias heridas sangrantes y cuando lo tuvo más a la vista, vislumbró una fractura expuesta en su pierna derecha.
Lograron llevarlo hasta la carretera —superficie plana— lejos de aquel coche que comenzó a incendiarse en minutos, las bocinas que avisaban que la policía, ambulancia y bomberos estaban cerca le dió un poco de alivio, que manera de empezar su noche, pero nadie le quitaría la satisfacción de haber podido salvar la vida de aquel joven que ahora revisaba con atención y rapidez.
El auto en llamas unos cuantos metros más adelante explotó sobresaltando a todos los presentes allí, haciendo que algunos corrieran y se alejaran atemorizados, pero ella por inercia o instinto protegió con su cuerpo el del chico, a pesar de que se encontraban bastante lejos, se quedó observando por unos minutos las llamas ascendiendo al cielo negro de la noche, tembló del pánico de pensar que hubiera sido si llegaba minutos más tarde, su mirada volvió al chico quien ahora tenía los ojos entreabiertos, la observaba desde su perspectiva, no sintiendo su cuerpo, pero si ruidos a su alrededor, ruidos que lo aturdían. Sus ojos se pusieron llorosos sintiendo el pánico apoderarse de él, queriendo hablar, gritar.
—Todo va estar bien, tranquilo, soy médica y voy ayudarte, no te dejaré solo —comunicó, acariciando con ternura los cabellos del chico intentando tranquilizarlo al ver que los ojos de este se llenaban de lágrimas seguramente preso del miedo. Ambos se miraron por un par de segundos sintiendo un poco de alivio uno en el otro a pesar de la situación.
Pero ella volvió a desesperarse cuando el chico volteó sus ojos mientras su cuerpo comenzaba a convulsionarse pidiendo ayuda a los gritos mientras intentaba estabilizarlo en lo que llegaba la ambulancia.
Presente
Me fui acercando lentamente hacia donde ella se encontraba, tarareaba la misma canción que yo hace segundos atrás, rodeé con mis brazos su cintura aferrándome a su cuerpo, bese tiernamente su cuello colocando mi mentón sobre su hombro, llamando así su atención.
—Te amo —le susurré al oído con mis ojos cerrados por unos segundos, ladeó su cabeza regalándome una enorme sonrisa, de esas que me hipnotizan.
—Tú y tu manía de estar siempre sin camisa —me reprochó, volteando para besar mi mejilla. Se alejó un poco de mi agarre para darme en las manos una taza de café. Besé su frente como forma de agradecimiento y giré para acercarme a darles besos a mis dos pequeños ángeles regalándome sus risas ante mi contacto.
Caminé hasta el enorme ventanal del living con las cortinas abiertas dándome el hermoso panorama del jardín, bebí un sorbo del líquido caliente de la taza. Tenía todo lo que quería y tal vez vendrían muchas más. Voltee a ver a las tres razones de mi vida, las que se habían vuelto tan importantes en los últimos años. Definitivamente volvería a pasar por todo otra vez, a pesar de lo doloroso y tortuoso.
Porque la Euforia de ser feliz junto a los que amo nadie me lo arrebataría.
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