
||CAPÍTULO 13||
Dedicado army_26AM KOOKIMIN05 ElizaHernandez662 kfn6851lol ksskndbd Kittysay97 J1E8O4N0
Disculpen el retraso me complique, espero que hayan tenido un excelente comienzo de año. Las quiero estrellitas ✨💜.
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Con premura nuestros pies descalzos rodaron por el suelo siguiendo los pasos de Dae. En mi mente se iba dibujando un mapa mental del lugar, grabándome cada corredor, ventana, o puerta de habitación, ese pequeño bosquejo me sería de gran ayuda ante mi posible fuga con el que ahora es mi cómplice.
Sus aparentes nervios de acero se han doblegado siendo reemplazados por una catarsis de emociones, a pesar de todo conservamos el perfil bajo, por lo cual suspiro de alivio al darme cuenta de que no se han percatado de su evidente estado de alteración. Ni me atrevo a preguntarle que sucede para evitar levantar sospechas y que todo se vaya a la mierda.
Nuestro gran recorrido culmina cuando estamos enfrente de una habitación de doble puerta corrediza, puedo calcular que es de gran tamaño, así que deduzco que aquí sea en donde nos espera el tan mencionado doctor alfa de la corte real.
Dae detiene su andar justo cuando llega a los pies de la puerta, se gira hacia nosotros con su falsa sonrisa en el rostro, dime con quién andas y te diré quién eres, podría decir que ella ya es una más de ellos, el tiempo la ha podrido y convertido en un ser arrogante y despreciable que es capaz de denigrar a su propia gente.
Nos mantenemos cabizbajos con las manos enlazadas a la espalda a espera de sus órdenes; sin embargo, cuando la mustia omega se dispone a hablar, las puertas son abiertas bruscamente, dejando ver a una chica con bata médica, sus ojos verdes destellan dejando ver pequeñas motas doradas, luce agita y consternada con la respiración levemente alterada. Me percató que su pesada mirada recae en mi dirección o más bien detrás de mí, donde se encuentra un tembloroso omega con las piernas hechas gelatina.
Dae baja su cabeza rápidamente, haciendo con su cuerpo una reverencia de 90 grados en señal de respeto. No sé quién diablos sea la chica rubia de ojos verdes y mirada penetrante, pero todos copiamos la acción de nuestra superior, todos menos mi compañero que al parecer se encuentra en el limbo.
— No es necesario las formalidades — habla por primera vez la chica luego de salir de ese estado de inquietante asombro.
— Es un honor que nos honre con su presencia alfa Kwan.
— ¿Estos son los del proyecto que tengo que valorar? — preguntó con un deje de tristeza mirando fijamente detrás de mí.
— Sí, alfa, ya la partera los valoró declarando que todos poseen fertilidad y buena salud.
Por lo poco que pude recoger frente a nosotros estaba el médico alfa de la corte real quien resultó ser una mujer, no sé muy bien exactamente para qué nos verá si según Dae y lo acontecido ya nos revisaron de arriba a abajo para lo que ellos quieren.
— Bien, atenderé de uno en uno, así que esto puede tomarnos unas horas, hagan fila y el primero ya puede esperarme dentro. Omega ya puedes retirarte.
Dae a regaña dientes, se marchó dejándonos en medio del pasillo en una espera agonizante mientras las tripas no cesaban de gruñir, cuanto daría por mi antigua barra de nueces.
La alfa se encerró en la habitación con el primero de la fila derecha, se hizo un silencio sepulcral que nadie se atrevió a romper hasta que yo después de estar tanto tiempo de pie sin hacer absolutamente nada más que esperar mientras veía a unos entrar y salir así que decidí entablar conversación con mi cómplice el cual no había abierto la boca desde que llegamos solo temblaba en su lugar y apretaba sus manos convirtiéndolas en puños que le dejaban los nudillos blancos.
Se notaba de cierta forma, enfadado, y yo desconocía la razón de su enojo, aunque algo muy dentro de mí intuía que se relacionaba con los hechos ocurridos con la alfa, todo en él se descontroló desde que nos encaminamos hacia aquí y aún más cuando la vio.
— ¿Qué sucede? — le pregunté al cabo de la media hora de un inquietante silencio incómodo.
— Odio a los alfas.
Blanqueo los ojos ante su inverosímil y escueta respuesta, a penas nos conocemos, así que se me es imposible hostigarlo para conseguir la verdad que quiero escuchar, pero ahora yo y él somos un equipo, a partir de ahora somos él sustente emocional del otro.
— ¿Quién no los odiaría?, pero sabes qué yo odio más... a las personas con poder, a los que no tienen temple en usarlo para oprimir a los débiles.
— Entonces a la persona que más odias es al rey...
— A él, a toda su jodida aristocracia, a su corte real llena de hipócritas y a los aprovechados de las capas medias que solo están a la espera de migas que recoger...
Mi discurso moralista se ve interrumpido al abrirse nuevamente las puertas, sale otro omega más que es reasignado a la fila de los que ya pasaron. Hoseok se envalentonó, caminando con fuerza y determinación hacia la puerta, saltándose así la estúpida fila y haciéndole frente a sus demonios.
│Jung Hoseok│
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Me salto la jodida fila sin meditarlo detenidamente, la impotencia corroe mi alma haciéndola pedazos y no aguantaré otro minuto más sin enfrentarla. Las malditas horas de espera solo me desesperaban más a la vez que mi nariz picaba ante su asqueroso olor, el cual repudio enormemente por más que mi lobo reaccione de forma favorable y desquiciada ante él, pero no sucumbiré.
Al traspasar las enormes puertas y verla a ella nuevamente mi cuerpo se queda congelado en el umbral, la valentía se había ido por el jodido caño del desagüe.
Recorro con mi mirada el lugar que es una puñetera habitación de burdel, la más cara del local, al parecer, sus paredes aún conservan varios tableros de cuero con una diversa gama de juguetes sexuales en ellos, hay varios muebles modificados para el acto, y una enorme cama en el medio, la cual cuenta con implementos médicos y demás.
Ella se encuentra de espaldas a mí; sin embargo, sé que ya se ha percatado de mi presencia, la tensión en sus hombros y el que no se quiera voltear la delatan.
Veo como se escapa un suspiro de sus rojos y apetitosos labios, debió haber maldecido internamente al ver que su pareja destinada era un simple y asqueroso omega que terminaría como servidor sexual.
— Mate, mate, mate — la jodida voz interna de mi lobo me da las peores de las migrañas.
— ¿Ahora es que te dignas a aparecer maldito saco de pulgas?
— ¡Es nuestra, reclámala!
Cuando me dispongo a decirle que se olvide de semejante estupidez, ella se aproxima hacia nosotros a con una velocidad sobrenatural, siento como son cerradas bruscamente las puertas a la vez que mi cuerpo queda arrinconado contra esta.
Sus hermosos ojos verdes se tornan tan dorados como el oro y su amargo olor a café se intensifica. Ambos poseemos casi la misma estatura, siendo yo unos centímetros más alto que ella.
Mis manos hormiguean por querer rozar tan siquiera su tersa piel, pero cien veces me repito que no, no soy digno, estoy sucio y qué decir de ella al ser de su misma clase es harina del mismo costal.
Me tenso en mi lugar cuando ella se toma la libertad de olisquear mi cuello, cerca de mi mayor fuente de olor, me estremezco al sentir su pequeña nariz restregarse por toda la zona a la vez que sitúa con posesividad sus manos en mi cintura desnuda.
Estoy malditamente jodido e imploro a todo lo que exista por no entrar en celo y quedar como un puto omega ofrecido ante ella.
— ¡Por la Diosa, tu aroma es exquisito!
Mando todo al mismísimo demonio cuando siento su húmeda y caliente lengua, delinear mi cuello como si fuera un exquisito manjar que muerde y succiona a su antojo, dejando incontables marcas rojizas en él. Mi omega interior se rebaja ante los deseos de portar su marca, que sus colmillos filosos desgarren mi piel y que se incrusten hasta lo más profundo, que me proclame como suyo y se declare como mía.
Tal vez eso fuera posible, en un mundo en donde la esclavitud no existiera, en donde la casta omega no fuera el lastre que es, en donde los fuertes no pasen por encima de los débiles, en donde todos fuéramos iguales. Sin embargo, solo son fantasías, simples e imposibles fantasías.
— Mío, mío, ¡Tan solo mío! — gruñe con posesividad tomando presos mis labios en un beso idílico del que solo me dejo llevar.
Su boca se mueve al compás con la mía haciéndome estallar de placer, sus labios tibios sobre mis labios, sus filos colmillos mordiendo mis belfos, y su caliente y hábil lengua abriéndose paso con familiaridad, como si no fuera la primera vez.
El momento es mágico, efímero y sé que es muy probable que sea el primero y el último, por eso cuando la pequeña toalla que rodeaba mis caderas cedió ante el roce cayendo al suelo y dejando libre mi desnudez la tomé en brazos hasta hacerla caer en la inmensa cama donde atesoraría el único momento donde pudiese llamarla mía.
— ¡Mía!
Gruñí desgarrando con mis manos su vestimenta, dejándola deseosa y dispuesta para mí.
— ¡Tuya, solo tuya!
Continuará...
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Si son lectores de Erased ya le saben que subrayado es cuando habla un lobo con su portador a través del enlace :D.
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