Dedicado a NayeliPolo

│Clan Jeon, verano│
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│Cha Kira │
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Mis mejillas se tornan de color carmesí, el hormigueo constante no abandona mi estómago y siento los latidos de mi corazón en mis tímpanos. Mi padre está del otro lado de la enorme puerta de hierro exigiendo que salga de inmediato y que más me vale estar pura y casta. Jungkook suelta una pequeña sonrisa nasal, está más que claro que le divierte la situación en donde yo me muero de vergüenza. 

El aire está lleno de feromonas sexuales, a pesar de que a Jungkook le falta poco para que termine el período de celo y qué digo yo que por mis piernas escurren cataratas de lubricante, y por esta razón dudo enormemente en abrirle la puerta a mi padre o esperar a que este la derrumbe aunque bien se pudo haber traído consigo las llaves. 

Miro a Jungkook por última vez y una exhalación de aire es abandonada por mis labios, quiero quedarme junto a él, pero las circunstancias no me lo permiten.

── Mi padre va a matarnos si no salgo enseguida ── observó como se pone de pie lentamente arrastrando el peso de las cadenas y lleva una de sus manos a través de los barrotes de la celda hasta mis mejillas. 

Siento como la yema de su pulgar acaricia la piel de esta zona, enviando infinitas descargas eléctricas por todo mi cuerpo, la calidez que me provoca un simple toque me hace añorar más, pero me abstengo, ya que quiero que mi mate aún mantenga su cabeza en su lugar.

── En todo caso me mataría a mí, pero voy a evitar a toda costa que eso suceda, quiero estar cerca de ti... muy cerca.

── ¡Cha Kira abre en este preciso momento o no respondo de mí! ── más gritos y alaridos de parte de mi progenitor, el castigo que se me viene es grande. 

── Venme a ver cuando haya terminado tu celo.

No medito mucho las palabras y están brotan de mí como el deseo más resguardado dentro de mi alma, puede que luego me arrepienta enormemente, pero las recientes declaraciones me hacen verlo desde otra perspectiva, tal vez es momento de darnos una nueva oportunidad y aunque no lo haya perdonado del todo esta masa de carne latente dentro de mi pecho me hace querer arriesgarme.

── Se me da bien escalar hasta tu ventana, espérame despierta mi Julieta moderna ── me rio ante sus tontas ocurrencias mientras me dirijo con las piernas como gelatina fuera de molde a abrir la pesada puerta.

── Te estaré esperando Romeo ── logró articular antes de salir y enfrentar a un papá lobo muy enojado, el cual me olisquea de arriba a abajo.

── Estoy bien papá ── lo oigo lanzar un gruñido hacia las celdas en señal de sobre aviso hacia Jungkook y luego de esto me arrastra fuera del lugar.

── ¡De puro milagro y no entraste en celo!, si tu madre se entera de esto los casa a la semana siguiente para evitarnos futuros sustos.

── Deja de ser tan exagerado, solo hablaba con él y ya.

── Ve y date un baño de agua fría en las habitaciones de arriba que nos marchamos ya.

── Como ordene capitán. 

Me fui derecho a la habitación de mi mate, nada más entrar me recibió el afrodisíaco olor a galletas con chispas de chocolate amargo y canela. Mi cuerpo ardía debajo de la camisa que traía puesta que si de males fueran pocos era de él, tome una larga ducha intentando borrar el olor a excitación y los restos de lubricante, en media hora ya estaba lista para volver a casa. Hoy fue un día muy movido, diría yo. 

A penas pude probar bocado de comida pensando en que muy pronto tendría a mi intruso colado en mi habitación, mi otra gran lucha interna fue decidir quedarme con su ropa puesta y no embelesarme con su olor. Es tan malditamente adictivo que me quedo dormida esperándolo. 

│Jeon Jungkook │
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Despierto ofuscado sin saber qué sucedió y rápidamente me doy cuenta de en dónde me halló. Encadenado dentro de mi jaula de celo, no sé cómo se me pudo pasar por alto la fecha, siempre planificó mis celos, aunque estos solo ocurren una sola vez al año para los alfas, trato de pasarlos recluidos y minimizarlos lo máximo posible. Supongo que con los avasalladores sucesos ocurridos mi mente no puede pensar en otra cosa que no sea la seguridad de mi pareja y mi manada. 

Ruego porque mi lobo no haya hecho algo estúpido en mi etapa de calor, eso solo me empeoraría las cosas, y no me quiero imaginar escenarios en donde los acontecimientos son peor de lo que ya están.

Tanteo la pared de ladrillos con mis dedos hasta llegar a una pieza movible, sacó esta del lugar para encontrarme con una pequeña abertura en donde guardo una llave de repuesto por si se olvidan de que estoy aquí y no vienen a sacarme. Con dificultad intento abrir los grilletes de las manos y de los pies y una vez ya libre salgo de esas rejas que debilitan mi poder licántropo. 

Los músculos de mi cuerpo aún conservaban cierta rigidez y tensión que pienso liberar con una larga ducha de agua fría. Nada más que el agua tocó mi piel llegue a un perfecto estado de relajación. Ya a esta altura deben de haberse encargado del problema en la manada Lee y empezado una ardua investigación de todas maneras le diré a mi padre que me ponga al tanto. 

── Kira ── oigo a mi lobo nombrarla y me sobresalto por el temor de que le haya sucedido algo. 

Siento como rasguña mi pecho y entra en un estado de ansiedad. Los deseos por ir corriendo a verla se avivan y enseguida detengo mi ducha. No es momento de relajación, tengo que verla. 

── ¡¿Qué sucede Joe?!

── Quedamos en irla a ver ── empiezo a respirar con tranquilidad, luego de un susto de muerte. 

── ¡¿Acaso hablaste con ella mientras estábamos en celo?! 

── Para tu drama, no hice nada indebido, aunque ganas no faltaron, de cierta forma arreglamos las cosas.

── ¿En serio? ── la incredulidad aborda todo mi sistema y es que es irreal lo que dice. 

── Aún no estamos perdonados y nos arrastraremos por conseguir una oportunidad, así que más te vale mover el culo hasta la casa de nuestra mate.

Una sonrisa surca mis labios al oír las buenas noticias y terminó vistiéndome en tiempo récord. Prácticamente, corrí hasta la manada Cha y de poder hacerlo me hubiera transformado, pero no quería demorarme con un cambio de ropa. 

Escaló la pared que tantas veces trepe cuando era niño para ir a ver a mi mejor amiga, ahora mi destinada, la ventana me recibe abierta de par en par y no me demoró en invadir la habitación de mi pequeña omega. La encuentro dormida como un ángel, y mi ceño se frunce levemente al verla vestida con una de mis tantas camisetas. 

La pequeña ladrona se tomó el tiempo en saquear mi armario, ya que se robó otra más, la cual mantiene apretada entre sus manos mientras su naricita la olisquea. 

A zancadas me acercó hasta ella y nada más me siento a su lado, esta abre los ojos como un relámpago y una adorable sonrisa adorna sus labios.

── ¡Viniste! ── sin previo aviso y sin esperármelo para nada, Kira rodea mi cuello y me planta un beso que no dudo en corresponder. 

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