𝐓𝐇𝐄 𝐑𝐔𝐍𝐀𝐖𝐀𝐘𝐒
for ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ

JOHNNY LEE KENNEDY

❝ and i've been meaning to tell you
i think your house is haunted
your dad is always mad and
that must be why ❞

• veintitrés • humano • bisexual •
• he/him •

El sonido de los disparos abandonando la recámara de una Glock fue lo primero que escuchó Johnny mientras corría lo más rápido que sus piernas le permitían.

De un vistazo a la derecha pudo ver a sus hermanos, que tropezaban con raíces y arañaban sus rostros con las ramas de los árboles descuidados de la finca de su propio progenitor.

Johnny estaba seguro de que él también estaba sangrando por la misma razón. Cuando sus dedos se separaron de su mejilla con sangre en ellos recibió la confirmación material de ello.

Jamás olvidará el sonido de los disparos rozando sus talones, los gritos desquiciados de su padre, el ardor en sus piernas y las promesas de que podría escapar al último rincón del mundo y aún así ser encontrado.

Esa noche se desencadenó el desenlace fatídico de la caída entre su familia y él.

Para comprender cómo llegaron a esa situación, primero hay que remontarse a quiénes son los Kennedy.

Los Kennedy sostienen sobre su espalda el legado de las grandes familias de cazadores de Irlanda, formando parte del Consejo de Cazadores.

Son conocidos por la dureza con la que entrenan a sus descendientes, todos por igual. Entrenamientos casi militares desde una edad temprana, aprender a soportar golpes o incluso simulacros en la naturaleza donde alguien les persigue para ejemplificar cómo sería ser perseguido por un vampiro.

No es de extrañar que, para cuando alcanzan una edad adulta, los Kennedy sean máquinas de matar, pero también estén totalmente mal de la cabeza.

Su padre, James Kennedy, fue quien llevó el peso del legado en su generación. Los métodos de su padre también quedaron grabados en su mente y posteriormente los usó con su hijo.

Johnny tuvo la mala suerte de crecer con unas expectativas imposibles y un padre con problemas mentales, que no disimulaba ni en las reuniones de cazadores.

Para cuando le llevaron al primero de esos eventos, Johnny era un niño de catorce años que temblaba como una hoja, con un ojo morado y una herida en el labio, más todo lo que cubría la ropa.

Su padre lo justificó señalándole con dureza delante de todos sus compañeros, justificando los golpes con el hecho de que había fallado el simulacro más sencillo en la historia de los Kennedy.

Así fue como creció Johnny Lee. Entre cicatrices por palizas, carreras donde casi desfallecía y prácticas de tiro que le reventaban el tímpano y le dejaban los hombros doloridos por el retroceso del arma.

Su único consuelo eran sus hermanos, porque su madrastra tampoco era de ayuda. La mujer era tan dura como su padre, una pareja sin duda hecha el uno para el otro.

Sus hermanastros, por otra parte, fueron su mayor entretención y escape. Se llevaba unos tres años con el siguiente, pero no importaba. En silencio por las noches jugaban a juegos de mesa con una vela encendida, se reían de las expresiones de los cazadores en sus álbumes de fotos y jugaban al pilla pilla cuando nadie los veía.

Había una cara buena en todo ese infierno, pero también estaba presente el sacrificio que le tocaba a Johnny por ser quién era. Cuando los golpes llovían, él era el primero en ponerse delante de sus hermanos para evitarles el daño.

El miedo y la paranoia se había asentado completamente en Johnny cuando cumplió los dieciocho y su primera misión llegó.

La cacería fue en Escocia, en campo abierto, contra una vampira que aún llevaba a su hijo en brazos y trataba de escapar de toda la partida de cazadores locales y de los Kennedy.

Cuando su padre le hizo levantar el arma hacia el infante, Johnny no fue capaz de disparar. Alguien más experimentado tuvo que relevarle de ese trabajo, para decepción de su padre.

Johnny nunca olvidará esa sensación de mirar a los ojos a un niño que, de no ser por sus dientes afilados, era exactamente igual a cualquiera de sus hermanos.

Nunca estuvo hecho para esa vida, por mucho que rebosara conocimiento en todos los campos necesarios para ser excelente como cazador.

Jamás pudo apretar el gatillo contra un vampiro que no había hecho nada más que existir, lo que le fue convirtiendo cada vez más en un paria en su propia familia.

El único primogénito de los Kennedy fallido.

La noticia del fracaso de James Kennedy a la hora de adiestrar a su hijo se extendió como la pólvora entre vampiros y cazadores.

Los rumores necesitaban ser acallados tras años estando presentes, por tanto su padre le dio una última oportunidad. O cazaba un vampiro de una vez o lo mataría con sus propias manos.

Cuando le soltaron en un bosque con una escopeta y todo el armamento necesario, Johnny se percató de la trampa.

Su padre ya estaba tratando de matarle, porque era más sencillo justificar que había muerto en una cacería que por un tiro en la cabeza.

El bosque estaba lleno de vampiros hambrientos, que no dudaron en perseguirle toda una noche, hasta que en una carrera desesperada, el muchacho tropezó por un cortafuegos y cayó colina abajo hasta una zona inaccesible hasta para los vampiros. Eso fue lo que le salvó la vida aquella noche.

Dos días después, sin siquiera molestarse en buscarle, su padre le dio la noticia a sus hermanos de que había fallecido en una cacería. Había sido demasiado inútil para salir vivo.

El Consejo de Cazadores fue informado y su hermana fue presentada como su sustituta como heredera.

Una semana tardó el chico en encontrar su coche, renqueando aún por las heridas y los golpes.

Una noche de sábado semanas después, tras haber considerado que era mejor la calle que su hogar, se personó en secreto en la mansión de los Kennedy.

Su ruta usual para colarse funcionó y encontró a sus hermanos jugando en silencio como siempre, en plena noche. Sus rostros miserables les delataron.

—Nos vamos, esta noche. Sé dónde.

Las maletas fueron hechas con poca ropa y pertenencias, pero la prisa no fue suficiente y su padre entró al cuarto al escuchar el mínimo estruendo.

La pelea a puños comenzó mientras sus hermanos huían. Sabiendo que débil como estaba no ganaría contra su padre, echó a correr.

Y las Glock sonaron, las balas se dispararon, los gritos resonaron y el rugido del motor de su coche los alejó de allí.

¿El próximo destino? Lupei.

Donde nadie les obligaría a cazar si no querían, pero tampoco serían mirados por encima del hombro por solo conocer el ser cazadores.

Claro que el camino iba a ser duro, con dinero limitado, chiquillos a su cargo, heridas sin curar y teniendo que robar un coche.

Suerte que las manos de Johnny Lee son ágiles para muchas cosas, incluyendo puentear vehículos y robar.

La personalidad de Johnny es tenaz y astuta, aunque toda su infancia la haya pasado siendo miedoso. Es un muchacho inteligente, que sabe leer las intenciones de personas desconocidas.

Su guardia siempre está alta, es algo que tuvo que aprender rápido en su casa. La desconfianza siempre le persigue y tiene un sentido de la responsabilidad muy grande, en especial con sus hermanos.

Los cuidaría y los protegería de todo y de todos. Y puede que tenga que hacerlo pronto, porque su padre sospecha dónde se está dirigiendo y está determinado a no dejar cabos sueltos, en especial tras haber anunciado su muerte al Consejo de Cazadores. Ha tomado a los compañeros cazadores que están de su lado para terminar con todo ese lío.

➥ Es muy bueno con la parte tecnológica de ser cazador. Recaudar la información es su fuerte, es un mago con las páginas ocultas del ojo de la gente común. Déjale un ordenador y una red y puede encontrar una aguja en un pajar.

➥ No ha tenido muchos amigos nunca, ni tampoco pareja. No se estilaba con la vida que llevaba.

➥ Le encantan los gatos, pero su padre nunca le dejó tener uno.

PLAYLIST
long story short - taylor swift
my tears ricochet - taylor swift
oh no! - marina
runaways - all time low
kids in the dark - all time low

( giennahblack )