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𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓 ➛「𝒔𝒕𝒂𝒓𝒅𝒐𝒎」

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓
for sᴛᴀʀᴅᴏᴍ

JAKE HOLLAND

young life crisis, lovin' the taste
hurts so good, it's numbin' my brain
dash of disappointment, little bit of lime
chase it with some boys and a little bad advice

• 22 años • homosexual • he/him •

Jake Holland es como figura su nombre en su identificación por insistencia de su madre, sin embargo el apellido que le debería corresponder es Astor.

Astor como Darian Astor, sí. El famoso director y productor de una de las cinco discográficas más importantes.

Jake fue fruto de una aventura entre Emily Holland, famosa reportera de moda para revistas como Vogue, y el mencionado Darian. Teniendo en cuenta las vidas ocupadas que sus padres llevaban por separado, Jake se crió entre niñeras, eventos deportivos con nadie conocido entre el público y muchos regalos que intentaban compensar ausencias en hitos importantes.

Aún con la falta de cariño, Jake experimentaba el fenómeno extraño de que sus amigos siempre estuvieran celosos de él. Fue algo tremendamente conflictivo en su cabeza teniendo en cuenta que él no se sentía para nada afortunado.

Sí, vestía las mejores muestras de marcas de ropa cara gracias a su madre y siempre tenía los últimos dispositivos de música y acceso a conciertos por su padre, pero nada compensaba llegar a casa y estar... simplemente solo.

Quizá fue por eso que su adolescencia fue tan complicada en términos de aceptación y conflictos.

Entre los catorce y los quince estuvo metido en bastantes problemas por la poca supervisión de sus padres. Crímenes menores con sus amigos, vandalismo, pero sobre todo beber en la calle. Todas las gamberradas que podía realizar para llamar la atención, básicamente.

Era triste, pero le hacía sentir al menos acompañado por sus amigos, que no eran buenas influencias para nada. Eran adolescentes impresionables que ponían el foco en burlarse de gente que no era igual que ellos.

Y pronto Jake se dio cuenta de que caía en esa categoría, de la misma manera en la que se dio cuenta de que para nada le gustaban las chicas.

Su vida terminó de dar un vuelco con ese descubrimiento, a sabiendas de que significaría que sus tan queridos amigos se burlaran de él hasta que no pudiera más.

Por suerte o por desgracia, antes de que aquello ocurriera, la paciencia de su madre se acabó y terminó cumpliendo su amenaza de mandarle a un lugar donde los maestros se ocuparan de que dejara de escandalizar a los medios.

Fueron un par de cursos duros. Se le exigía un nivel de notas que a duras penas alcanzaba y no logró hacer muchos amigos más allá de un par de chicos del equipo de fútbol en el que jugaba.

Siempre resintió a su madre por tomar el camino fácil y mandarle allí cuando pudo simplemente estar presente, que era mucho más barato y más sencillo, pero aparentemente la mujer tenía cosas más importantes que hacer... La Fashion Week de París, por ejemplo, o quizá algún artículo en conjunto con el hombre que ocupaba su semana esta vez.

Al salir del instituto y volver a casa, se encontró bastante perdido respecto a qué hacer profesionalmente, pero sabía que si no tomaba decisiones ya iba a terminar desviándose de nuevo. Sus padres lo sabían también, así que le ofrecieron retomar sus clases de piano y de guitarra, esperando que eso le mantuviera entretenido. Jake no lo rechazó, pero tenía claro que quería irse de casa cuanto antes, por tanto les pidió trabajo.

Sus padres decidieron tenerle de secretario para ambos. Con un teléfono en mano para el despacho de su padre y otro para el de su madre, es el trabajo que desempeña desde que terminó su educación en el instituto.

Vestidos, conciertos, pasarelas, papeleo, emails, recados... Es frenético, pero le ha permitido comenzar a pagarse un apartamento para cuando no quiere pasar el fin de semana con su padre o con su madre.

El dinero no le falta, pero, como ya acostumbra, el bienestar es una historia muy distinta. Incluso tratando de hacerlo todo perfecto, su madre siempre logra sacarle fallos, no le da una sola felicitación y amenaza con despedirle al menos dos veces al día.

Es una presión constante la que siente, lo que le ha llevado a inclinarse más al lado de su padre en estos últimos años, aunque no es que sea mucho mejor, siendo objetivos.

Acostumbrado a elegir la vía fácil para lidiar con el abandono emocional, se encontraba a sí mismo saliendo a bares incluso solo. Se decía que era con la excusa de conocer gente, pero en realidad iba allí a beber.

Resacas mañaneras, gritos en la oficina, noches dormidas en sofás de gente que ni conoce... Jake estaba viviendo la vida en piloto automático a estas alturas.

Recoger el vestido para el evento.
Contactar con el artista pop número 40.
Despedir.
Despedir.
Contratar.
Despedir.
Mandar las medidas a patronaje.
Preparar el contrato con el lugar para el siguiente concierto.
¿Algo de tiempo libre, quizá?

Con una agenda así y teniendo que lidiar día sí y día también con lloros de personas despedidas, cantantes despechados por la discográfica y quejas por el comportamiento decadente de sus padres, uno no tarda en volverse básicamente loco.

Por suerte, sus ingresos le hacen poder pagar un buen psicólogo, que hace dos años le recomendó que tenía que aprender a soltar lo que sentía. Teniendo en cuenta que nunca había tenido a nadie a quien contárselo, Jake decidió que lo mejor sería escribirlo.

Así fue cómo comenzó a componer. Las clases de piano y guitarra que dio le ayudaron y Jake comenzó a plasmar sus miedos y sus carencias en letras de canciones que pensó que jamás verían la luz. Y así debería haber sido.

Un día estaba charlando después del trabajo con Francis McClain, guitarrista de una de las bandas de pop más importantes del país, mientras tomaban una copa y revisaban unos papeles, cuando comentió el error de mencionar que él había estado escribiendo un par de canciones para desestresarse.

La mujer insistió en verlo y, cuando se paró a leerlo con detenimiento, sus ojos se abrieron como platos y alzó la mirada hacia el menor con sorpresa.

—Esto... Esto es muy bueno, niño.

La mandíbula se le pareció desencajar al chico, que aseguró que nada de eso. No podía ser bueno, porque tras esos años siendo despreciado por el trabajo que hacía, no creía que fuera capaz siquiera de hacer algo al derecho.

Tras un par de reuniones con la mujer, terminó aceptando el pequeño trato entre ellos. Pondrían un nombre falso en los créditos de los compositores de la canción y una parte de los royalties iría para él si dejaba que la usaran.

Pensando que era estúpido dejar ahí las canciones pudriéndose, decidió aceptar.

Meses después, una tras otra eran un hit en la radio y los fans se volvían locos con las letras.

¿El problema? Los productores y directores son como un tiburón en una piscina. Huelen el talento como la sangre y dentro de muy poco probablemente querrán saber quién diablos es Frank Walker.

Jake está dispuesto a irse del país antes de que sus padres descubran que esas cosas las ha escrito él, genuinamente.

Aún así, es cuestión de tiempo que todo le explote en la cara... Y si eso pasa, la prensa va a tener un banquete de problemas familiares solo fijándose en las letras.

Respecto a su personalidad, se puede decir que Jake es un buen chico que desconoce absolutamente cómo lidiar con sus problemas. Vive entre estrellas de rock, agendas ajetreadas donde nadie tiene tiempo para otra persona y siente la competitividad tanto de la industria de la moda como de la de la música de forma feroz.

A pesar de que muchos no crean que sea capaz de mantener el tipo, sus padres incluidos en ocasiones, ha demostrado que sí es útil y que puede seguir el ritmo ajetreado y demencial de la oficina donde se maneja.

No tiene mucha experiencia romántica, pero lo intenta. Su agenda es demasiado apretada como para pensar en darse el lujo de comenzar bien una relación... Y si no es bien, no quiere empezarla, porque piensa que le romperán el corazón antes de que él tenga la oportunidad de hacerlo antes.

En el fondo y bajo toda esa actitud sarcástica, Jake es un buen chico. Fuera de la atmósfera del trabajo es relajado, incluso algo tímido. Muy lejos del muchacho rubio que recorre los pasillos del edificio de oficinas con el ceño fruncido y parloteando a gritos por dos teléfonos a la vez.

➥ Su problema con el alcohol es esporádico. Eso es lo único que le ha detenido de terminar en rehabilitación alguno de esos años. Solo empieza a tomar cuando las épocas de estrés son demasiado para él.

➥ Conoce a básicamente todas las estrellas que su padre tiene en su discográfica. Todos coinciden con que suele ser más agradable tratar con él por teléfono que con su padre, en especial para malas noticias. Honestamente, Jake ya es inmune a estas. Solo se encoge de hombros y continúa su día.

➥ Aunque paga su apartamento, los días de diario los suele pasar en casa de su padre... O perdido sin responder al teléfono, dependiendo.

PLAYLIST
young life crisis - upsahl
jealousy, jealousy - olivia rodrigo
idfwfeelings - upsahl
alaska - little hurt
fuck being sober - annika wells

( Celia_Kai_ )

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