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𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑 ➛「𝒐𝒏𝒆 𝒑𝒊𝒆𝒄𝒆」

𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑
for ᴏɴᴇ ᴘɪᴇᴄᴇ

TAISHA IRVINE

❝ rolling with each punch ain't pretty
but glitter and glamour is gonna
let you down ❞

・❥・NOMBRE.

Taisha Irvine, o Taisha la Deslenguada, dependiendo con quién hables. Si es con sus antiguos compañeros, te hablarán de ella definitivamente por su apodo.

Se ganó ese sobrenombre cuando desafió a su antiguo capitán, su padre, a un reto por el control del barco, saliendo victoriosa de él. Se dice que sus palabras fueron las que despistaron al hombre lo suficiente como para perder. Ganó el navío, pero toda la tripulación se fue con el perdedor, demasiado asustados como para salir de su yugo.

・❥・EDAD.

Actualmente tiene 26 años. Nació un 13 de noviembre, aunque no celebra su cumpleaños con nada que no sea una botella de ron y Percy.

・❥・HISTORIA.

Muchos niños nacen en pueblos o en su propia casa. En el caso de Taisha, ella fue dada a luz en la bodega sucia de un barco pirata, con gritos de celebración y vasos de cerveza siendo levantados y manchando todo el suelo mientras la cocinera del barco empujaba todo lo posible.

Hija del capitán del barco y de la cocinera de este, Taisha se crió bajo el ala del temible capitán, Irvine el Condenado. Se le apodaba de esa manera por su tiempo en la cárcel, que le dejó con más de un tornillo suelto.

Siempre pasó tiempo cerca de su madre, desde muy pequeña. Admiraba a su padre desde lejos, aunque siempre tuvo un tipo de terror reservado para él. Era alto, fuerte e intimidante, con una gran barba y un rostro lleno de cicatrices. Una imagen que, para una niña que no recibía mucha atención, resultaba digno de pesadillas.

Esos miedos infantiles se veían calmados fácilmente por su madre, aún así. No era nada más que otra de las mujeres del capitán, pero para ella era especial. Le enseñó los secretos de la cocina y a considerar la comida como un punto de unión, algo sagrado.

Y es que tenía razón, porque la única vez que su padre se sentaba frente a Taisha era en la hora de la comida o la cena. Era preguntada por su día, por su tiempo libre y por cómo iba manejándose con tareas sencillas por el barco.

Los años pasaron y a los catorce Taisha había dejado atrás su miedo infantil hacia su padre. Ese terror había macerado en respeto.

Veía en él un hombre duro pero justo, que no temía en golpear con mano dura a sus enemigos. Alguien que no hacía amigos y hacía del mundo su enemigo.

Taisha lo veía como alguien admirable, en su retorcida manera de serlo.

Durante esos años, Taisha comenzó a interesarse por los trabajos manuales. Le gustaba arreglar cosas por el barco, investigar y construir. La mayoría eran tonterías, aunque pronto estaba creando muebles y montando estructuras. Una habilidad que más tarde se probaría bastante útil.

Aquella habilidad fue lo que la llevó a, dos años después, poder conocer a la persona que cambió su vida por completo. Percy, un muchacho que su padre había recogido y había puesto a trabajar.

No trabajaba como ella o como cualquier otro en la tripulación, Taisha había notado. Era una especie de... perro, casi. Dormía en el suelo, a duras penas comía porque no le llegaba nada más que tristes sobras.

La chica de cabello oscuro solía observarle. Podía notar su tristeza, su hambre y su desesperación al vivir bajo el yugo de su padre. Veía las humillaciones y el trabajo que el chico claramente no quería hacer.

Y Taisha pensaba que nadie debía decirle a otra persona qué debía hacer. No de esa manera.

Siempre le habían advertido que no debía hablar con ratas como ese chico. Claro que bueno... Taisha tampoco era muy propensa a escuchar a los demás.

Una noche, después de que todos cayeran o dormidos o demasiado borrachos, la chica se dirigió tímidamente a la zona donde el muchacho dormía. En silencio y con esos grandes ojos azules, le ofreció un plato de carne con patatas recién cocinado por ella. Después de tendérselo, se llevó un dedo índice a sus labios, indicando que aquello era un secreto que nadie debía saber.

Con sus tiernos dieciséis años, la chica siguió visitando al muchacho entre momentos clandestinos, miradas y charlas silenciosas. Era prácticamente la única persona de su edad en el barco y eso hacía que se viera atraída a él de forma magnética.

Por no hablar del sentimiento cálido que sentía cuando estaban juntos.

Aún así, dos años pasaron sin atreverse a nada por miedo a la ira de su padre, hasta que decidieron mandar todo a la mierda y comenzar a salir en secreto.

Después fue un cambio gradual en la mente de Taisha. Antes había tratado de disculparle ante los demás, pero poco a poco se había percatado de que en realidad... no podía.

No podía justificar sus acciones hacia quienes trabajaban para él y hacían que las cosas en el barco funcionaran. Gritos, vejaciones, esclavismo prácticamente.

Allá donde con catorce años había visto respeto, ahora se percataba de que era miedo. Lo veía en los ojos de Percy y en los de todos los demás.

Los años pasaron y la relación con Percy avanzaba de forma segura y sana. Le adoraba con todo su corazón, era la persona que la hacía sentir segura en un mar inmenso y en una familia de personas que no la tomaban en cuenta para absolutamente nada.

A más quería a Percy, más odiaba a su padre.

Ese odio se maceró por años y años, hasta ubicarse unos meses atrás, donde Taisha dijo basta.

En una conversación con Percy por la noche, ambos tumbados en la bodega, le mencionó que esto tenía que acabarse. Ya tenían la edad suficiente como para enfrentarse a su padre, y las capacidades.

Era viejo y un tirano. Por mucho que quisiera, no podía igualar a un hombre que llevaba toda su vida trabajando y a una mujer que había hecho sus quéhaceres en el barco desde su niñez y sabía controlar absolutamente todas las herramientas a su disposición.

El duelo fue al atardecer. Hubo gritos, sangre y el dolor de la traición resquebrajando la familia que Taisha ya no quería tener.

No quería vivir bajo el yugo de un capitán que no valoraba a nadie, ni tener que disculparle cada acción como hacía su madre.

Tras chillidos, golpes contra el suelo de la cubierta y heridas, el hombre terminó cayendo al suelo con la punta de su gran espadón siendo apuntado a su cuello. Las manos de su hija eran las que lo sostenían.

En un último intento de ganar, el hombre sacó su pistola, siendo apuñalado entonces por el gran filo del espadón en la pierna.

Los ojos azules salvajes de su hija fueron suficientes para hacerle guardar el arma y rendirse.

Habían ganado. Percy y ella habían ganado.

Con el desafío había venido la condición de que, de perder el capitán, les daría su navío y su espada. La elección de la tripulación sería suya, ellos elegirían si irse o quedarse.

En ese mismo puerto bajaron absolutamente todos. Taisha los observó con fiereza. Se iban acompañando a su padre por simple terror, no por lealtad.

Fue un duro golpe para ella observarlos mientras tomaba la mano de Percy. Aún así, sin decir nada, se dio la vuelta y contempló lo que ahora era suyo.

Un barco y un nuevo futuro... Uno libre para ambos.

・❥・ORIENTACIÓN SEXUAL Y PRONOMBRES.

Heterosexual.
she/her.

・❥・EXTRAS.

➤ Su arma predilecta es un gran espadón que tiene desde que se lo robó a su capitán. Precisa las dos manos para usarlo por ser bastante pesado, pero ha roto con él más cabezas de las que puede contar.
➤ Es decidida y determinada, pero no es complicado liarla para realizar alguna que otra locura infantil. Al fin y al cabo, no pierde el espíritu aventurero.

( anngaly )

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