Elena no tenía la mínima idea de que tanto hablaba Klaus con el tal Marcel cuando se iba a reunirse con él, ella aún no lo conocía personalmente, solo había escuchado hablar de él.

De lo único que Elena le agradecía a Klaus hasta el momento era que él le comprará un aire acondicionado para que durmiera bien, ropa y además que la dejará hablar una vez por semana con su hermano y con Bonnie.

Con Rebekah la relación seguía igual de tensa que en Mystic Falls, la rubia desde que había llegado a Nueva Orleans lo único que hizo fue intentar buscar a su hermano Elijah.

Elena comenzó a creer que Rebekah tenía razón al decir que Klaus le clavó una daga a Elijah, antes pensó diferente pero ahora ya no, y no estaba lejos de la realidad.

─ ¿Te sucede algo, amor? ─ la voz de Klaus trajo de nuevo a la realidad a Elena.

Él se había tomado ese día para estar con ella y que no se sintiera tan sola ya que Elena siempre le reclamaba eso para que la dejara salir aunque sea al jardín de la mansión.

Ella suspiró mirándolo, mordió sus labios para no preguntarle dónde tenía a Elijah ya que sabía que eso molestaría a Klaus.

─ No, solo pensaba ─ dijo Elena aún mirándolo, dejó de lado su plato de comida y entonces lo miró de nuevo ─ ¿Y Rebekah?, No la vi desde la mañana ─ murmuró.

Klaus juguéteo con el tenedor en su mano, y luego entrecerró sus ojos hacia ella.

─ ¿Por qué mejor no preguntas por lo que realmente quieres saber? ─ Klaus le sonrió.

Elena tragó un poco de saliva.

─ No tengo idea de que hablas, solo pregunte por Rebekah ─ le dijo el doppelganger.

Klaus soltó una pequeña risa.

─ Si, se me olvidaba que tú y mi querida hermana son tan amigas que no pueden vivir la una sin la otra ─ murmuró Klaus con sarcasmo.

Elena rodó sus ojos al escucharlo decir eso.

─ Podrías por una vez en la vida no ser tan tú por favor ─ suplicó ella.

─ No ─ respondió ─ ¿por qué razón no quisiera ser yo?, soy único y genial ─ Klaus levantó sus hombros.

Elena chasqueo su lengua contra su mejilla interna.

─ ¿Qué tiene él? ─ preguntó el hibrido.

─ ¿Qué? ─ Elena lo miró confundida al escucharlo.

─ Elijah, ¿Qué tiene que todos lo quieren?, Me quedó un día aquí para que no te sientas sola y tú me preguntas por Rebekah aunque claramente el que te preocupa es Elijah y quieres saber de él, ¿Me equivoco o no? ─ le dijo Klaus mirándola.

Elena quedó en silencio luego de sus palabras, no sabía por qué razón pero se sintió mal al escucharlo.

También por un momento sintió que las palabras de Klaus fueron un reproche hacia ella por intentar saber sobre Elijah y no prestarle atención a él algo que para Elena se le hacía imposible por lo cual pensó que todo eso era producto de su mente que le estaba jugando una mala broma.

«¿Klaus celoso?, Ja, si claro». Pensó Elena mentalmente.

Incluso se sintió ridícula al pensar semejante cosa viniendo del hibrido original.

─ Él es el único que fue amable conmigo, incluso desde antes que tuviera este bebé milagroso, es el único Mikaelson con el que me siento bien y sin miedo ─ Elena le confesó lo que sentía en realidad en ese momento mientras miraba a Klaus.

Klaus la miró fijamente para luego desviar su mirada de ella.

─ No sé porque me sorprende la verdad, siempre será el perfecto Elijah ─ soltó Klaus con una mueca.

No podía negar que las palabras de Elena le afectaron un poco aún cuando sabía que ella jamás confiaría en él después de todo lo que le hizo.

─ Lo siento pero esa es la verdad, con Elijah me sentía bien estando aquí en Nueva Orleans, pero él ya no está y no sé si es verdad lo que dices de que se fue porque quiso de aquí, si es así entonces sentiré que fui una idiota por confiar en él de nuevo ─ mencionó Elena con su mirada perdida.

Klaus se levantó de su asiento.

─ Eres un poco dramática amor, y te recomiendo que no confíes en uno de nosotros, ni en Elijah, te recuerdo que ya te traicionó una vez al decirte que me mataría y sin embargo no lo hizo, ¿Crees que él es el mejor de la familia?, Te equivocas, no conoces realmente quien es mi hermano, solo haz visto el lado bueno de él ─ le dijo Klaus.

Elena se quedó en silencio al escucharlo, se le hacía un poco imposible de creer lo que le dijo Klaus o al menos eso era lo que ella quería creer.

De nuevo se sintió estúpida por eso, sabía que Elijah también tenía mucha sangre en sus manos como los demás Mikaelson sin embargo le costaba mucho asimilar eso.

─ Elijah es peor que yo, solo que yo no lo oculto, no finjo ser bueno como él lo hace ─ agregó el original antes de irse del lugar.

Elena también se levantó con rapidez siguiendo a Klaus.

─ ¡Espera! ─ Elena lo detuvo tomándolo del brazo.

Klaus levantó sus cejas hacia ella por tal acción sin embargo no hizo nada para quitar su mano de él.

─ ¿Qué pasa, amor? ─ le preguntó Klaus.

Elena quitó su mano de él al notar que aún lo sostenía del brazo.

─ ¿A dónde vas? ─ le preguntó Elena.

─ Al barrio francés ─ respondió Klaus levantando sus hombros.

─ Deja que vaya contigo ─ pidió Elena esperanzada de que él aceptará ya que no quería seguir en la mansión como todos los días desde que Klaus y Elijah la llevaron ahí.

Klaus frunció el entrecejo.

─ No ─ respondió el original.

─ Klaus por favor ─ suplicó Elena mirándolo.

Ella estaba harta de estar encerrada sin poder salir a ningún lado.

─ Es peligroso, si Marcel sabe de ti sería un problema grande ─ le dijo Klaus intentando irse pero entonces Elena lo volvió a sostener del brazo ─ Elena... ─ gruñó.

─ Ni siquiera soy una licantropo para que los vampiros de Marcel o él me quieran matar, soy vampiro Klaus, no van a sospechar nada, además Sophie puso un hechizo para evitar que los latidos del bebé se escuchen ─ le dijo Elena.

Klaus llevó sus manos a su cara intentando no perder la poca paciencia que tenían en ese momento.

─ No ─ repitió el original.

─ Bien ─ le dijo Elena.

Klaus se sorprendió y luego la miró con sospechas al escucharla tan tranquila después de negarle tal petición.

─ ¿Qué estás planeando hacer? ─ Klaus se acercó más a ella.

─ Escaparé de la mansión, no pienso quedarme más tiempo aquí sola, estoy harta de este encierro, o me llevas al barrio francés contigo o me escapo, tú decides ─ le dijo Elena de brazos cruzados.

Klaus gruñó, momentos como ese deseó que Elijah tuviera ahí.

─ ¿Por qué eres tan testaruda? ─ gruñó Klaus.

─ Porque quiero y puedo ─ respondió Elena.

─ Amor...

─ Por favor Klaus, no me voy a morir con tu bebé porque salga al barrio francés un día, no es como si todos los días estuviera haciendo esto, será solo por hoy, además tú serás mi guardaespaldas, no me pasará nada ─ agregó ella.

Klaus sonrió de lado con incredulidad al escucharla decir eso.

─ Camina rápido antes de que me arrepienta de esto ─ advirtió Klaus.

Elena sonrió al saber que ganó, salió rápido de la sala hacia la entrada de la mansión con Klaus por detrás de ella.

Mentiría si dijese que no estaba emocionada de poder conocer el barrio francés. Desde que puso un pies en Nueva Orleans había querido conocer el lugar pero fue algo imposible por su situación actual.

─ ¿A qué parte vamos exactamente? ─ le preguntó Elena a Klaus al salir de la mansión.

─ Ya vas a verlo amor, no seas impaciente ─ le dijo Klaus.

─ No soy impaciente ─ contradijo Elena al escucharlo ─ solo estoy emocionada de poder ver más que las paredes de la mansión ─ mencionó.

Klaus la miró de reojo mientras formaba una sonrisa en sus labios.

─ Quien diría que tú y yo estaríamos en una situación así, ¿No? ─ se burló el hibrido ya que no imaginó que pasará tal cosa y menos con su doppelganger.

─ Si bueno, el destino fue una mierda conmigo pero por lo menos sigo con vida hasta ahora ─ murmuró Elena levantando sus hombros.

Los dos caminaron en silencio por el barrio francés, Klaus le fue mostrando algunos lugares en el proceso.

Elena se sorprendió bastante al ver que había tiendas de vudú de brujas reales como su amiga, por un momento le dieron ganas de traer a Bonnie para que viera todo eso.

Y así Klaus le enseñó muchos lugares más de Nueva Orleans a Elena quién estaba fascinada con la ciudad. Le encantó todo el lugar.

Ella no podía creer que le estuviera gustando otro lugar que no fuera Mystic Falls.

─ Klaus que sorpresa, ¿Quién es tu acompañante? ─ una voz detrás de ellos hizo que Elena y Klaus se mirarán de reojo con un poco de nervios.

El hibrido fue el primero en darse la vuelta seguido de Elena.

─ Marcel que gusto de verte ─ Klaus formó una sonrisa forzada al ver al vampiro ahí.

Marcel asistió con su cabeza para luego ver fijamente a Elena.

─ ¿Y quién es ella? ─ preguntó el vampiro moreno.

─ Ella es mi mujer, Elena ─ respondió Klaus tomando con su mano la cintura de su doppelganger.

Elena dobló su cuello hacia Klaus mirándolo con sorpresa al escucharlo decir eso sin embargo no lo contradijo al saber quién era el hombre delante de ellos.

─ Hola un gusto ─ Elena estiró su mano hacia él en modo de saludo.

─ El gusto es todo mío ─ le dijo Marcel besando su mano mientras le sonreía.

Elena se puso nerviosa por esa acción del vampiro. Klaus por otra parte frunció el entrecejo mientras miraba con seriedad a Marcel.

─ Bien, ya nos vamos ─ le dijo Klaus tomando a Elena de la mano para irse pero Marcel se puso en el medio.

─ Espera, no te vayas tan rápido, ¿Por qué mejor no vamos al Rousseau y hablamos?, Tengo muchas ganas de conocer a la persona que fue capaz de enamorar al hibrido original ─ dijo Marcel interesado mientras miraba a Elena.

Elena miró a Klaus para que fuera él quién hablará, en ese momento ella se maldijo mentalmente por no haberse ido más temprano con Klaus a la mansión.

─ Está bien ─ aceptó Klaus.

Elena lo miró confundida y sorprendida ya que pensó que Klaus se negaría poniendo alguna excusa de su parte.

─ Perfecto, ¿Vamos Elena? ─ habló Marcel hacia Elena.

El doppelganger asistió con su cabeza.

─ Si, vamos ─ dijo Elena dándole una última mirada de reojo a Klaus.

¡CAPÍTULO 7!

Ay Elena, no sales de una para meterte en otra peor jajaja.

¿Qué les pareció este nuevo capítulo?.