❝ CHAPTER TWO ❞
───── ❝ CHAPTER TWO ❞ ─────
Una serie de golpes en la puerta hicieron que Wanda saliera de la cocina y se dirigiera a la entrada. Al abrirla, se encontró con una mujer y una joven.
—Hola, querida, soy Agnes. Tu vecina de la derecha — la mujer se presentó. La pelirroja soltó una risa un poco incómoda pero le estrechó la mano de igual forma —. Mi derecha, no la tuya. Y ella es mi hija, Nikkie — la joven prácticamente le empujó a la cara la gran planta que llevaba en sus manos.
—Un placer.
—Perdóname por no venir antes a darte la bienvenida al vecindario. Mi suegra estaba en la ciudad, así que yo sali.
Nikkie frunció el ceño confundida. No habían tenido ninguna visita, además de que, ¿su madre tenía una suegra? ¿O, al menos, ella estaba casada?
Espera, ¿ella tenía un padre?
Su mente pudo haber seguido divagando, sino fuera por un susurro diciéndole —u ordenándole— '¡sigue con el libreto!'.
—Adelante, dime, ¿cómo te llamas? ¿de donde vienes? Y lo más importante, ¿eres buena jugando bridge?
—Soy Wanda.
—Wanda, encantada — los ojos de Agnes escanean la habitación —. Caramba, ¡te instalaste rápido! ¿Contrataste una empresa de mudanzas?
—Desde luego — exclamó la de mechones rojizos —. Esas cajas no se mueven solas.
Ambas mujeres se rieron entre dientes.
—Entonces, ¿qué hace una chica soltera como tú dando vueltas por esta gran casa? — Nikkie se unió a la conversación con una gran sonrisa que, no obstante, parecía mecánica, ensayada.
—Oh, no. Estoy casada — añadió con un brillo de alegría en sus ojos.
—No veo un anillo.
—Bueno, te aseguro que estoy casada — Wanda cubre su mano con la otra —. Con un hombre. Uno humano y alto. De hecho, estará en casa más tarde esta noche para una ocasión especial. Los dos solos.
—Oh, ¿es el cumpleaños de alguien? — preguntó Agnes.
—No es un cumpleaños.
—Bueno, hoy no es feriado, ¿verdad?
—No, no es un día festivo... — las manos de Wanda se movían inquietas.
— ¿Un aniversario entonces? — propuso Nikkie.
— ¡Eso... sí! — el alivio en su rostro fue casi cómico —. ¡Sí! ¡Es nuestro aniversario! — Agnes no pudo ocultar su emoción, estiró sus manos para que Wanda las tomara.
—Oh, qué maravilloso — se giró hacia adelante, poniendo ambas manos en su regazo mientras Wanda se unía en el sofá —. ¿Cuántos años tienen juntos?
—Bueno, parece que siempre hemos estado juntos.
—Chica con suerte — Agnes le estrechó la mano con una sonrisa —. La única forma en que Ralph recordaría nuestro aniversario es si hubiera una cerveza llamada '2 de junio' — ambas soltaron una risa cómplice, mientras que Nikkie las miraba confundida —. Entonces, ¿qué tienes planeado?
— ¿Qué quieres decir?
—Para tu noche especial. Una joven hermosa como tú no tiene que hacer mucho, pero aún así es bueno preparar la escena. Estaba leyendo un artículo de la revista Crackerjack — ella les dio a ambos una juguetona palmada en el muslo mientras se levantaba —, llamado 'Cómo tratar a su esposo para mantener a su esposo', y déjeme decirle, lo que Ralph realmente podría usar es, 'Cómo tratar a su esposa para que no pierda a su esposa'.
Nikkie le envió una sonrisa amistosa a la pelirroja antes de salir rápidamente detrás de su madre.
—Iré a buscarlo y podemos empezar a planificar. ¡Oh, esto va a ser maravilloso!
Con una risita y una sonrisa finales, Agnes y Nikkie salieron de la casa.
Hizo una mueca. No era necesario consultar el libro de recetas para saber que se suponía que las galletas no debían hacer que el humo invadiera el interior del horno.
—Quedaron mejores que el último lote — dijo Wanda, una pequeña tos saliendo de su boca mientras Nikkie volteaba las golosinas quemadas en un pequeño recipiente debajo del mostrador.
—Lo siento tanto, Wanda.
— ¡No seas tonta, chica! — dijo sin quitar su resplandeciente sonrisa —. Mejor termina de acomodar la sala, yo terminaré aquí.
Entonces, tal vez hornear no era su fuerte, pero tenía que admitir que era muy buena creando ambientes. La luz de las velas que llenaba la sala de estar y el olor a vainilla era la cantidad justa de dulzura y romance.
— ¡Todo listo! — llamó con una sonrisa de orgullo en el rostro. Se volvió cuando Wanda asomó la cabeza por la puerta de la cocina.
—Aw, Nikkie, ¿qué haría yo sin ti? — tenía el cabello rizado a la perfección y un maquillaje que la hacía parecer una muñeca de porcelana —. ¿Estás seguro de que llegarás bien a casa?
—Vivo al lado, Wanda — le recordó a la par que tomaba su abrigo de la silla del comedor —. Diviértete.
—Nunca me dijiste que tenías hijos — una voz masculina, una que nunca antes había escuchado, la interrumpió cuando salió del comedor.
Vision dijo con una risa nerviosa. —Señor Hart, esta es mi...
—Vecina. Solo vine de visita. Me llamo Nikkie.
— ¿Tu nombre es 'Nikkie'? — el Sr. Hart es hostil y su esposa tiene que darle una palmada en el hombro cuando la joven comienza a entrecerrar los ojos.
—Oh, basta, es un nombre encantador.
— ¿Por qué no se sientan...? — mira con una sonrisa y rápidamente agarra la mano de Visión y lo jalonea —, mientras nosotros vamos a buscar a la dueña de la casa — la visión casi se tropieza camino a la cocina detrás de ella, era mucho más fuerte de lo que parecía.
— ¿Qué está pasando? ¿Dónde está ella? — Visión no esperó a que la joven respondiera, sin embargo, la pelirroja ya había salido de la cocina —. ¡Wanda!
—Visión — su sonrisa se convierte en horror y se apresuró a apartar las manos del Sr. Hart —. ¡Oh! ¡Oh! — ella mira entre Visión y los Harts.
— ¿Cuál es el significado de esto?
—Mejor me voy a la cocina — Nikkie murmuró rápidamente, incómoda. Dio la media vuelta y su caminar fue rápido.
—Oh, ¿dónde está ella? — Wanda se aprieta el delantal por tercera vez, con los ojos pegados a la puerta. Ella se había cambiado el traje de seda, ahora con un modesto vestido de noche.
Nikkie se mordía su uña nerviosamente. En ese momento, Agnes pasó por delante de la ventana y Wanda, sin perder tiempo, abrió la puerta trasera de par en par.
— ¡Oh, Agnes! Eres un salvavidas.
— ¿Qué clase de ama de casa sería si no tuviera una comida gourmet para cinco? — tanto Nikkie como Wanda agarraron las diversas latas y bandejas, tratando de salvar los brazos de la pobre mujer —. No es que Ralph quiera comer algo más que frijoles horneados, lo que explica mucho sobre su higiene personal.
—Oh, gracias, Agnes. Creo que lo tengo cubierto desde aquí — dijo Wanda, colocando sus manos en la espalda de la mujer y empujando suavemente.
— ¿Estás segura, cariño? — preguntó Agnes, obteniendo un pequeño "mhmm" de la pelirroja —. Muchas manos hacen trabajo liviano. Y muchas bocas hacen buenos chismes.
—Eres tan traviesa — Wanda la regaña en broma.
—Oh, ¿debo precalentar el horno entonces, querida?
—Eso no será necesario.
—Mamá, Wanda es muy cortés para decirlo, pero creo que deberíamos irnos — le habló Nikkie a la mayor, a lo que Wanda le agradeció en silencio.
—Oh, está bien entonces. Bueno, sé que estás en un apuro, por lo que este menú se puede hacer en un instante — Agnes aseguró con un chasquido de dedos —. Termidor de langosta con mini empanadas picadas para comenzar — se movió hacia el mostrador, Wanda dejó escapar un suspiro mientras la seguía —. Pollo a la rey con patatas nuevas dos veces cocidas para su segundo plato. Y bistec Diane y jaleas de menta como plato principal.
Wanda tuvo que retroceder cuando Agnes se volvió una vez más, a centímetros de su rostro.
— ¿Preparas tus propias jaleas, querida? — la pelirroja asiente —. Buena chica — la joven morena agarró a su progenitora por los hombros y la empujó, pero cuando se acercaron a centímetros del exterior, ésta volvió a hablar —. Las tarjetas de recetas están en el mostrador.
— ¡Buena suerte, Wanda!
Wanda cerró la puerta, levantó los brazos y sus manos brillaron de un color rojo escarlata.
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