࿐ྂ✨️❨ castigo ❩.
🪄໒⦆⋮ Para cuando llegó noviembre, el frío se instaló en Hogwarts. Las montañas que rodeaban el colegio adquirieron un tono gris helado, y el lago parecía una lámina de acero congelado. Cada mañana, el parque amanecía cubierto de escarcha. Incluso las escobas de Quidditch debían descongelarse antes de los entrenamientos, pero ni el gélido clima detenía a Atlas Parkinson. Se levantaba mucho antes que el resto para practicar, decidido a mantener su título como el jugador más rápido de Ravenclaw.
Laena siempre había supuesto que su enemistad con Oliver Wood nacía de esa competitividad férrea.
Ni siquiera Zacarias ni Aidan Black, quienes eran considerados los mejores de su generación, poseían la misma disciplina que Atlas.
━¡Es increíble que ni siquiera practiquen! ¡Un par de inútiles! ━se quejó indignado Atlas, mientras se reunían en la sala común de Ravenclaw.
A menudo, el grupo recibía miradas de desdén por su fama y por cómo trataban a los demás. Sin embargo, nadie parecía tener el coraje, o las ganas, de enfrentarse a ellos, así que las miradas eran lo único que recibían. Nada más.
A Laena no le molestaba ir constantemente a la sala común de Atlas, de hecho, disfrutaba de su ir allí. Su sala era una de las más ventiladas de todo el colegio, perfecta para estudiar gracias a la frescura del aire que siempre la recorría. Era un espacio amplio y circular, con elegantes ventanas arqueadas cubiertas por cortinas de seda azul y bronce, y una gigantesca alfombra azul medianoche decorada con estrellas que reflejaban el techo abovedado.
La estancia estaba amueblada con mesas y sillas azules, y un hermoso diván que invitaba a relajarse. Cerca de la puerta que conducía a los dormitorios, una estatua alta de Rowena Ravenclaw, esculpida en mármol blanco, imponía su presencia. El suave sonido del viento que rozaba las ventanas de la torre siempre ayudaba a Laena a concentrarse en sus tareas.
Además, la sala común contaba con su propia biblioteca, un rincón discreto pero bien surtido, que aunque no tan extenso como la biblioteca principal, ofrecía una selección de libros considerable.
Desde las ventanas, se podía disfrutar de una vista espectacular de los terrenos de Hogwarts: el Lago Negro, el Bosque Prohibido, el campo de Quidditch, los invernaderos de Herbología y las majestuosas montañas que los rodeaban.
El gato persa blanco de Laena saltó de inmediato a sus brazos, mientras ella observaba por la ventana cómo Hagrid descongelaba las escobas en el campo de Quidditch. Envuelto en un enorme abrigo de piel, con guantes de pelo de conejo y botas forradas de piel de castor, el guardián de las llaves parecía inmune al frío gélido que envolvía Hogwarts.
Laena se volteó, acariciando a su gata, que comenzó a ronronear en cuanto sintió el toque de su dueña. Para cuando se acomodó en el diván, con las piernas cruzadas, el felino soltó un siseo en dirección a Zacarias, quien la había estado molestando previamente.
━Somos buenos por naturaleza, no necesitamos practicar ━dijo Zacarias Black, restándole importancia a las quejas de Atlas.
━Pero este sábado juegan contra Gryffindor. Este sá-ba-do ━insistió Atlas, como si se tratara de una ofensa personal que no se lo tomaran en serio.
━¿Y cuál es el problema? ━preguntó Aidan, reclinándose en su silla tras terminar un largo ensayo sobre Criaturas Mágicas.
━Déjame adivinar ━intervino Laena con una media sonrisa━. Apostaste de nuevo con Wood a que ganarías, ¿verdad? ━Atlas se tensó visiblemente, lo que no hizo más que confirmar las sospechas de Laena━. Eso es un sí.
━Es solo que... ¡él es tan...! ━Atlas frunció el ceño, frustrado, incapaz de encontrar las palabras adecuadas.
━¿Tan sangre mestiza? ━dijo Zacarias con desdén, ganándose una mala mirada de Atlas.
━¿Insoportable? ━sugirió Laena, intentando suavizar el ambiente.
━Intenso ━interrumpió Sienna Malfoy desde el suelo, donde estaba acostada boca abajo, rodeada por un caos de pergaminos esparcidos por todas partes.
━Exacto, esa era la palabra ━asintió Atlas, aliviado.
━Wood nunca logra detener nuestros tiros, eso te lo aseguro ━dijo Zacarias con una sonrisa confiada━. El resto dependerá del buscador de la snitch.
Laena, en silencio, observaba la conversación sin querer involucrarse demasiado en todo el asunto Quidditch.
Quidditch nunca había sido su fuerte; de hecho, era la única materia en la que había fallado en su primer año. A pesar de sus notas impecables en otras asignaturas, Quidditch era su pequeña mancha en el expediente, algo que le costaba aceptar. Desde el primer día en que intentó volar, todo fue un desastre. Cada vez que montaba una escoba, acababa en el suelo, mareada o completamente fuera de control. Agradecía que esa asignatura no fuera obligatoria en los cursos superiores, porque la mera idea de tener que volar la aterraba.
Había leído el libro "Quidditch a través de los tiempos" incontables veces en la biblioteca, intentando encontrar algún truco o táctica que la ayudara a mejorar, pero nada funcionaba. Después de probar y fracasar con todas las técnicas conocidas, se resignó a ser una experta en la teoría, aunque nunca pudiera aplicarla en la práctica.
Para colmo, su hermana pequeña había salido radiante de su primera clase de Quidditch, habiendo dominado la escoba sin esfuerzo. Laena sentía una mezcla de orgullo y envidia, y aunque le costaba admitirlo, en lo que respectaba al vuelo, incluso los alumnos de primer año eran mejores que ella.
El viernes finalmente estaba llegando a su fin. Laena bajó a la sala común después de pasar la tarde en su habitación, terminando los deberes. Al llegar, se encontró con un ambiente cargado de ruido y movimiento; todos parecían emocionados por la inminente resolución del partido de Quidditch. Sin embargo, antes de poder unirse a la emoción colectiva, fue interrumpida por el prefecto, quien le informó que la profesora McGonagall la estaba esperando.
━¿A dónde vas, bonita? ━preguntó Sienna, colgándose de su brazo en cuanto Laena cruzó la puerta de la sala común.
━McGonagall me llamó. Creo que es por lo del troll ━respondió Laena con un suspiro, deduciendo el motivo de la llamada.
━Oh... Si es por eso, probablemente también tendrás que ver a los Weasley. Mala suerte para ti.
Sienna era la mejor amiga de Laena, su confidente desde el primer año. A pesar de la fama que compartían en Slytherin, Laena siempre había considerado a Sienna la menos cruel del grupo. Era con quien se sentía más cómoda y pasaba la mayor parte del tiempo. Se apoyaban mutuamente, compartían largas charlas de estudio y no se guardaban secretos. Quizás era su amor por el conocimiento lo que las había unido, o tal vez la facilidad con la que se entendían, pero lo cierto era que su vínculo se había hecho inseparable.
━Bueno, nos vemos. Me esperan en la biblioteca ━se despidió Sienna con un sonoro beso en la mejilla, tomando el camino opuesto.
━¡No te hagas la misteriosa! ━bromeó Laena.
━¡Sabes que después te lo cuento todo! ━respondió Sienna desde la distancia, lanzándole un beso al aire con un gesto coqueto.
━Mira tú ━murmuró Laena con una sonrisa.
Justo en ese momento, escuchó una voz familiar tras de ella.
━La princesita de Slytherin. ¡Qué sorpresa! ━dijo Fred Weasley, fingiendo asombro.
Laena cerró los ojos por un segundo, tratando de mantener la calma. Luego los abrió y se giró para enfrentarse a los gemelos.
━Weasleys. Qué genial ━respondió con un tono cargado de sarcasmo, acompañando sus palabras con una sonrisa perfectamente fingida━. Deberían agradecerme por salvar a su hermano del trol también.
━Eso fue pura suerte ━refutó Fred de inmediato, sin dejarle demasiado crédito.
━Suerte de ser una tragalibros ━añadió George, con una sonrisa que la dejó confusa. No estaba segura si lo decía como un cumplido o un insulto.
━Y si ganan el partido, también será pura suerte ━dijo Laena, cruzándose de brazos mientras los miraba con desafío. Justo cuando iba a darse la vuelta para tocar la puerta, Fred añadió con sorna:
━Apenas puedes mantenerte en una escoba sin caerte, White.
Antes de que Laena pudiera responder, George le dio un leve golpe en la nuca a Fred.
━¡Auch! ¿Y eso por qué? ¡Ella empezó! ━se quejó Fred, llevándose la mano a la cabeza.
Laena, reprimiendo una sonrisa, se giró y dejó que la puerta se cerrara tras de sí, satisfecha con la pequeña victoria.
Para suerte de la joven Slytherin, la puerta finalmente se abrió, revelando a la profesora McGonagall, quien estaba sentada tras su escritorio revisando algunos ensayos. Levantó la vista por encima de sus gafas, observando a los tres estudiantes con una expresión seria.
━¿Sabe que usted es nuestra profesora favorita? ━dijeron los gemelos al unísono, con sus sonrisas traviesas de siempre.
McGonagall los miró con severidad, sin dejarse ablandar por el cumplido.
━Ya veo ━respondió, manteniendo su tono formal━. Sin embargo, debido al incidente con el troll, se me ha asignado imponerles algún tipo de castigo. Snape sugirió que no jueguen el próximo partido de Quidditch.
Inmediatamente, los gemelos comenzaron a quejarse en voz alta, indignados por la propuesta, pero McGonagall los interrumpió rápidamente antes de que pudieran desbordarse.
━Yo no lo permití ━dijo con firmeza, y los gemelos guardaron silencio de inmediato━. Le expliqué que el castigo debía ser equitativo para los tres. Así que, como castigo, quiero que limpien todos los trofeos del salón. Sin magia.
La expresión de Fred y George se desplomó al instante.
━¿Otra vez? ━se quejaron al unísono, como si les hubieran sentenciado a una tortura.
━Estoy perfectamente enterada del castigo que les dio Snape por el caos que causaron en su clase ━continuó la profesora, mirándolos por encima de sus lentes mientras volvía a su escritura.
━¡Pero fue culpa del grupo de amigos de Laena! ━protestó Fred, señalando a la chica de Slytherin con el dedo como si fuera un niño acusando a su compañero de juego.
━Es verdad. Ni siquiera les quitó puntos ━añadió George, claramente molesto, mientras Laena permanecía indiferente, jugueteando con un mechón de su cabello como si la conversación fuera irrelevante para ella.
━Silencio ━los interrumpió McGonagall de nuevo, su voz firme cortando cualquier posible réplica━. Quiero que todo esté limpio antes de que se ponga el sol. Y lo harán sin magia.
Fred abrió la boca para protestar, pero la severa mirada de la profesora lo detuvo antes de que pudiera decir más.
━Será mejor que empiecen cuanto antes si quieren llegar a su práctica de Quidditch más tarde ━concluyó McGonagall, sin darles más oportunidad de quejarse.
Resignados, los tres estudiantes se dieron la vuelta. Laena fue la primera en salir, apresurándose para evitar la molesta presencia de las cabezas pelirrojas que tanto le irritaban. Mientras caminaban por los pasillos iluminados por la luz del sol que entraba por los ventanales, los gemelos seguían quejándose en voz baja, hablando sobre cómo no llegarían a tiempo para su última práctica y cómo Oliver Wood probablemente los mataría si no se presentaban.
Subiendo las escaleras hasta el tercer piso, Laena avanzó a paso rápido, ansiosa por disfrutar de un poco de silencio. Al llegar cerca al salón de trofeos, ya lo había divisado desde lejos, pero apenas tuvo tiempo de respirar cuando George se acercó y se colocó junto a ella con una sonrisa burlona.
━¿A dónde vas con tanto entusiasmo para limpiar? ━preguntó George, su tono lleno de sarcasmo, mientras Fred se le unía, cruzando los brazos y rodando los ojos. Laena quedando así en el medio de ambos.
━Será mejor que mantengas ese entusiasmo, porque si no, no llegaremos a la práctica ━comentó Fred, con un tono algo más serio.
Laena, atrapada entre ambos, apretó la mandíbula con frustración, preguntándose si el castigo de limpiar trofeos sería peor que soportar la compañía de los gemelos Weasley durante el resto del día.
No había un solo aspecto de esa situación que Laena soportara. Ver cómo ambos se comportaban con ella, con tanta confianza, como si estuvieran a su nivel, le revolvía el estómago. Deseaba que se alejaran, que desaparecieran, que cada cabellera roja dejara de cruzarse por los pasillos y que sus voces cargadas de estupideces se desvanecieran. Odiaba todo. El color rojo, el dorado, los leones de Gryffindor, y más que nada, a los Weasley. Los despreciaba con todo su ser. Esos traidores a la sangre que ahora se atrevían a hablarle como si fueran amigos.
━¡Aléjense de mí! ¡Ni siquiera me hablen! ━espetó Laena con asco, empujándolos para que dejaran de arrinconarla en medio de esa conversación sobre Quidditch. La molestaban, la aturdían con sus risas ruidosas y su manera despreocupada de ser. No quería verlos más.
━Vaya, te pusiste agresiva. ¿Te guardaste todo ese veneno o ya lo tenías acumulado? ━bromeó Fred, completamente inmune a sus palabras, como si estuviera acostumbrado a su desprecio.
━¡¿Cómo pueden ser tan molestos?! ━se preguntó Laena para sí misma, frustrada, mientras se pasaba la mano por la cara en un intento de calmarse. Sin decir más, empujó la puerta del salón de trofeos y entró.
El sol que había salido tras despejarse el cielo iluminaba las vitrinas, haciendo brillar las copas, escudos, bandejas y estatuas de oro y plata. La luz reflejaba en la habitación, dando la impresión de que los trofeos relucían por sí solos. En cada extremo del salón, había imponentes puertas de roble.
No había mucho polvo en el ambiente, gracias al castigo que Snape les había impuesto a Fred y George. Según el profesor, habían iniciado una pelea durante su clase, y la limpieza del salón de trofeos y los baños fue su penitencia.
Laena caminó en silencio hacia la esquina donde estaban los artículos de limpieza, pero fue interrumpida por un fuerte estruendo de metal cayendo al suelo. Giró rápidamente, con el corazón en la garganta, temiendo que se hubiera roto algo, pero George lo había atrapado justo a tiempo.
━Bien, esto debe ser algún tipo de karma que estoy pagando. Por Salazar... ━se quejó en voz baja, frustrada con su situación.
━¡Mira, el señor White! ━dijo Fred con tono sorpresivo, mirando un trofeo que George había estado examinando.
Laena se volvió hacia ellos de inmediato, curiosa al escuchar sobre su padre. Fred sostenía un trofeo de Quidditch que brillaba a la luz del sol. Por lo que la slytherin dejó de lado el trofeo que limpiaba y que en la placa podía leerse el nombre del padre del "niño que vivió", concentrándose en el de su padre.
━Quién diría que alguien con un padre tan talentoso sería tan mala en el Quidditch ━se mofó Fred, extendiendo el trofeo hacia ella. Laena se acercó rápidamente y lo arrebató de sus manos, examinándolo más de cerca. El nombre en la placa revelaba que su padre había sido capitán del equipo de Slytherin y había ganado el campeonato.
El desconcierto en el rostro de Laena no pasó desapercibido para los gemelos, que intercambiaron una mirada de curiosidad.
━¿No lo sabías? ━preguntó George, inclinándose ligeramente hacia ella con una mirada que parecía genuinamente sorprendida.
Laena no respondió de inmediato. Claro que no lo sabía. En realidad, no sabía mucho de sus padres. Su infancia había estado marcada por la presencia de su abuela, no de ellos. Sus padres siempre habían sido como extraños, figuras lejanas que aparecían esporádicamente, como si fueran visitantes que solo venían de vez en cuando. No tenía la cercanía que su hermana menor disfrutaba con ellos.
Pero no quería admitirlo. Se convencía de que no le importaba. Después de todo, un padre no es solo quien engendra, y su abuela había sido suficiente para ella. O al menos, eso se repetía a sí misma. Aunque en lo más profundo, dolía. Dolía no conocer realmente a sus propios padres, no tener una relación en la que pudiera compartir sus problemas, sentirse escuchada o comprendida. Pero había aprendido a enterrar ese dolor. Todo estaría bien siempre que su abuela estuviera con ella.
━Claro que lo sabía ━mintió con frialdad, volviendo a colocar el trofeo en la vitrina de forma brusca━. Sigan limpiando. No pienso quedarme aquí ni un segundo más con ustedes.
━¡Para eso tenemos un plan! ━exclamaron al unísono los dos pelirrojos, sacando sus varitas con sincronía. Laena negó con la cabeza de inmediato.
━McGonagall dijo sin magia.
━¿Y qué sabrá ella? ━la tranquilizó George con una sonrisa de confianza.
Sin perder tiempo, Fred agitó su varita y murmuró un hechizo. En cuestión de segundos, la sala se transformó: parecía que no se hubiera limpiado en décadas. Una capa de polvo denso flotaba en el aire, haciéndola toser de inmediato, mientras gruesas telarañas aparecían en todas las esquinas. El suelo y algunos trofeos quedaron cubiertos de polvo, dándole al lugar un aspecto aún más abandonado.
━Puso un hechizo para evitar esto. Era obvio ━comentó Laena con tono de superioridad.
━¿Y por qué no lo dijiste antes? ━preguntó Fred, girándose hacia ella, visiblemente irritado━. No, el hechizo me salió mal. Estoy seguro ━se negó a aceptar la sugerencia de Laena, decidido a contradecir a la slytherin.
━Quizá lo que pasa es que su varita no combina con ustedes. No me sorprendería que no tuvieran el dinero para comprar una propia ━replicó ella con sarcasmo.
━Te estás pasando, White ━intervino George, frunciendo el ceño.
━¿Y qué? No vine aquí a hacer amigos ━dijo Laena, encogiéndose de hombros.
━¿Sabes? La verdadera molestia aquí eres tú ━contraatacó George, dándole la espalda. Tomó un trapo y comenzó a limpiar con más fuerza de la necesaria una vitrina un poco más adelante.
Laena parpadeó rápidamente, sorprendida por la reacción del pelirrojo. Aún tenía problemas para distinguir bien entre los dos hermanos, pero la ligera suavidad en su voz le hizo suponer que era George. Además, su tono de crítica siempre era menos rudo que el de Fred, que solía hablarle con más desdén. Era consciente de que Fred probablemente la soportaba menos que George, pero si no fuera por sus palabras, Laena encontraba difícil diferenciarlos.
La única persona que parecía distinguir a los gemelos sin esfuerzo era Atlas. Él, con su meticulosa atención a los detalles, estudiaba a todos los jugadores de Quidditch, sin importar de qué equipo fueran. Gracias a él, Laena había descubierto, a regañadientes, algunas diferencias físicas entre ellos: George era un poco más alto que Fred, con una cara más alargada y un labio superior más curvado, mientras que Fred tenía el rostro más redondo y un labio superior más recto. A pesar de esa información, a Laena todavía le costaba diferenciarlos, salvo por su trato hacia los demás y, en ocasiones, por la diferencia de estatura. Sin embargo, rara vez prestaba atención a los gemelos, a menos que decidieran molestarla primero.
Mientras limpiaba la vitrina, su reflejo le ofreció una visión clara de George. Al igual que el resto de los Weasley, tenía el característico cabello rojo fuego que, por alguna razón, le revolvía el estómago a Laena, además de unas pecas repartidas por su rostro. Era más alto y robusto que la mayoría de sus hermanos, fácilmente alcanzando el metro ochenta y cinco.
Sumida en sus pensamientos, apenas reaccionó cuando Fred, incapaz de quedarse quieto, le lanzó un trapo mojado a la cara de George, interrumpiendo su tarea. George, siempre rápido de reflejos, agarró el cubo de agua sucia con una facilidad sorprendente, como si no pesara nada, y comenzó a perseguir a su hermano por la sala común. Laena, apartando la vista de los gemelos, continuó limpiando en silencio mientras los observaba de reojo, preguntándose cuánto tiempo pasarían antes de causar un verdadero desastre.
Lamentablemente, la Slytherin terminó involucrada en su juego de manera inesperada. Fred se había detenido justo frente a donde Laena estaba lustrando un trofeo, y en el segundo menos oportuno, se apartó justo cuando George lanzó el balde de agua. El contenido no alcanzó a su hermano, sino que cayó directamente sobre Laena.
━¡Ah! ━Laena abrió los ojos de par en par mientras sentía cómo el agua fría y sucia se escurría por su cabello y su túnica. El desastre fue instantáneo.
Fred, incapaz de contenerse, estalló en carcajadas, doblándose por la cintura mientras se sujetaba el estómago, señalándola con un dedo.
━¡Por Merlín! ¡En serio lo siento! ━se disculpó George de inmediato, acercándose apresuradamente, aunque con una sonrisa a medio formar en su rostro.
Laena, visiblemente indignada, le lanzó el trapo con el que limpiaba directamente a la cara, como si eso pudiese restaurar su dignidad, provocando que George de inmediato borrara su sonrisa.
━Limpien ustedes. Veamos qué tan bien lo hacen sin mí. No pienso hacer esto ni un minuto más ━dijo con firmeza mientras se despojaba de su túnica empapada, alejándola de su cuerpo con asco. Bajo la túnica, llevaba un elegante suéter verde con el escudo de Slytherin, el cual ahora también estaba mojado, aunque no tan terriblemente como su túnica.
Para colmo, su varita estaba en poder de Atlas, olvidada en la sala común de Ravenclaw hacía algunas horas. Si la tuviera, secar su ropa y su cabello con un simple hechizo habría sido cuestión de segundos. Ahora, en cambio, debía soportar el incómodo peso del agua que empapaba sus zapatos, dejando un rastro húmedo y un sonido de chapoteo con cada paso, atrayendo la atención de los pocos estudiantes que pasaban por el pasillo.
━¡White! ━George, decidido a arreglar el malentendido, la alcanzó en apenas dos zancadas.
━¿Qué quieres ahora, Weasley? ¡Dé-ja-me en paz! ━le espetó Laena con brusquedad, girándose para mirarlo con el ceño fruncido.
━Fue un accidente, de verdad. No era mi intención. ¿Qué puedo hacer para compensarlo? ━preguntó George, con una expresión genuinamente arrepentida, tratando de mitigar la situación.
Laena, molesta y aún más incómoda, notó cómo las miradas curiosas de algunos estudiantes se posaban en ellos, lo que aumentaba su incomodidad. Era raro ver a una Slytherin como ella, conocida por su postura purista sobre la sangre, interactuando con uno de los Weasley, una familia de traidores a la sangre. Aún más extraño era verla teniendo una conversación tan acalorada con George Weasley, con quien usualmente solo compartía enfrentamientos entre su grupo de amigos y el de él.
El hecho de que ella, siempre altiva y distante, ahora estuviera empapada y visiblemente molesta frente a uno de los chicos que más evitaba en todo Hogwarts, hacía que la situación fuera aún más humillante.
Con solo una mirada de Laena, las chicas de tercer año de Ravenclaw, que hasta ese momento cuchicheaban sin ningún disimulo, se callaron abruptamente y aceleraron el paso con evidente nerviosismo. Había algo en la presencia de la Slytherin que les inspiraba un temor, posiblemente por su grupo de amigos.
━Que dejes de dirigirme la palabra, Weasley ━exigió Laena, girándose de inmediato, dispuesta a marcharse. Pero George la sujetó suavemente del brazo, deteniéndola. Sus ojos reflejaban culpa y una súplica silenciosa, como si con su mirada quisiera pedirle que le diera una oportunidad para enmendar su error, con la varita en mano.
━Que me sueltes. Ni me toques ━Laena se zafó con brusquedad, como si el contacto con George le produjera una profunda repugnancia, como si las manos del pelirrojo estuvieran cubiertas de alguna sustancia detestable.
George retrocedió, abrumado por la reacción de Laena. La forma en que lo miraba, con un desprecio tan palpable, lo golpeó más fuerte de lo que esperaba. Bajó la vista hacia sus propias manos, como si la asquerosa sensación que ella había insinuado hubiera dejado una marca invisible. ¿De verdad le provocaba tanto asco? ¿Era solo por ser un "traidor a la sangre"?
━¿Ni siquiera sé por qué sigues intentándolo? ━cuestionó Fred, acercándose a su lado, observando la escena con una mezcla de incredulidad y resignación una vez Laena se retiro por el pasillo.
━Porque sé que White no es así ━respondió George, casi en un susurro, con una pizca de esperanza asomándose en su voz.
━¿Qué, la quieres cambiar o algo? Vamos, hermanito, creo que no tienes idea de quien ella realmente es.
━Lo sé... ━admitió George, desanimado, bajando aún más la mirada.
Fred suspiró, dando una palmada en el hombro de su hermano en un intento de aliviar la tensión.
━Mejor terminemos de limpiar. Si no, Wood nos va a matar antes de que tengamos la oportunidad de siquiera jugar el partido.
George asintió, aún perdido en sus pensamientos, mientras Fred se alejaba para continuar con las tareas que les habían encomendado. Las palabras de Fred resonaban en su mente, pero George no podía sacarse de la cabeza la sensación de que, a pesar de todo, había algo en Laena que no encajaba del todo con la imagen fría y cruel que los demás veían.
Creía que la había idealizado demasiado.
Aquel sábado amaneció con un cielo despejado y un frío cortante. El Gran Comedor estaba inundado por el delicioso aroma de tostadas, papas fritas y salchichas recién hechas, lo que hizo que el estómago de Laena se revolviera ligeramente. No era raro en ella saltarse el desayuno, ya que la comida a esas horas solía caerle mal y terminaba con dolor de estómago. Sin embargo, esa mañana no tuvo escapatoria. Los hermanos Black, Zacarias y Aidan, habían ido hasta su habitación para arrastrarla fuera de la cama, insistiendo en que no se podía perder el partido en el que ambos jugarían, rebosantes de una energía contagiosa.
━Mira, y decían que Harry Potter sería su "arma secreta" para ganar el partido ━se burló Zacarias, mientras señalaba al "niño que vivió", quien parecía a punto de vomitar durante el desayuno. Laena también giró la cabeza, justo en el mismo momento que George Weasley la miró desde su mesa. Se apresuró a apartar la mirada, sintiéndose expuesta.
━Apuesto a que Potter te vomitaría encima si lo empujas un poco se rió Aidan, imitando el sonido de arcadas, lo que le valió un golpe en el brazo por parte de Irina, quien lo miró con una mueca de asco.
A pesar de que Laena había intentado escabullirse para evitar el bullicio del partido, como siempre lo hacía, sus amigos Sienna y Atlas la tomaron por ambos brazos y, ante sus quejas, la arrastraron directamente hacia las gradas. No era el ambiente que ella prefería. Los gritos ensordecedores, los vítores constantes y la gente saltando y chocando entre sí cuando su equipo anotaba un tanto le resultaban sofocantes. Estaba allí completamente en contra de su voluntad.
Tal como había temido pero sin querer admitirlo en voz alta, Harry Potter demostró ser sorprendentemente habilidoso para su edad. Aunque fue pura casualidad que atrapara la Snitch con la boca, había jugado bastante bien durante el resto del partido. Sin embargo, Laena prefirió mantenerse en silencio. No comentó nada mientras caminaban de regreso a la enfermería; una bludger había golpeado a Zacarias en el hombro, dislocándoselo, y ahora Madam Pomfrey se encargaba de curarlo.
━¡No puedo creer lo malo que eres en Quidditch! ━se burló Irina, sentándose con descaro en el borde de la cama de Zacarias. Él chasqueó la lengua, visiblemente molesto.
━Tiene razón. Prácticamente no te esforzaste ━añadió Stephane con una media sonrisa.
━Ya te lo dije: debiste practicar más antes del partido ━intervino Atlas, sin disimular su desaprobación.
━Todo es culpa de esos estúpidos Weasleys ━se excusó Zacarias rápidamente, frunciendo el ceño━. Deberían extinguir a esos traidores de la sangre.
Sienna lanzó una mirada fugaz a Laena, quien simplemente asintió en silencio, al igual que Aidan Black, aún irritado después de haber recibido varios golpes por parte de los pelirrojos y haber estado a punto de caer de su escoba.
━Es hora de tu medicina ━informó la enfermera, abriendo la cortina y cortando la conversación. En su mano llevaba un vaso con un líquido que ni olía ni se veía apetitoso. Sienna arrugó la nariz y sacó la lengua con asco.
━Te dejamos con tu medicamento. No seas un bebé y tómalo de una vez ━se burló Atlas, claramente disfrutando de incomodar a Zacarias. El resto del grupo se retiró de la enfermería entre risas, mientras los gritos y maldiciones de Zacarias resonaban tras ellos, quedándose solo con Irina, que prometió acompañarlo por al menos una hora más.
━¿Y Ravena? ━preguntó Sienna a Laena, mirando a su alrededor, notando la repentina ausencia de la Lestrange, que hasta hace unos segundos estaba junto a ella.
━Ya sabes cómo es, siempre desaparece sin decir nada ━respondió Laena con indiferencia.
Mientras caminaban por el pasillo, Laena captó fragmentos de la conversación entre Stephane y Aidan, que seguían criticando la vida de los Weasley, burlándose de su situación económica y comentando que deberían idear una buena venganza por el incidente con Zacarias.
Laena no veía la necesidad de vengarse, considerando que Zacarias ya se había lastimado en mil ocasiones peores jugando Quidditch. Los partidos entre Ravenclaw y los demás equipos eran espectaculares, en parte gracias a las estrategias que Atlas, como capitán, implementaba con precisión.
━Ahora tendré que pagarle a Wood ━protestó Atlas de repente, en tono de fastidio, mientras Sienna se colgaba de su espalda juguetonamente, igualando su paso al ser casi de la misma altura.
━¿Y cuánto apostaste? ¡Les tuviste demasiada fe! ━comentó la rubia, alzando una ceja.
━Más de lo que costaría cualquiera de tus vestidos, Sienna ━respondió Atlas con un suspiro, sin perder el humor ácido.
━Entonces estás jodido ━rio Laena━. Si sigues apostando contra Wood, vas a quedar en bancarrota en cualquier momento.
━Es que él es demasiado persuasivo ━admitió Atlas, frunciendo el ceño━. Te mira con esa cara de suficiencia y piensas que puedes ganarle.
━Y aún así siempre terminas perdiendo ━agregó Sienna, burlándose mientras le daba un suave golpe en el brazo.
Atlas soltó una risa seca, mientras los tres se dirigían hacia la sala común detrás de Zacarias y Aidan.
laena a veces me
desespera es muy
sly (como yo) 😩😩
¿a qué casa de
Hogwarts
pertenecen
ustedes? 🪄✨️
by Tori 💓.
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