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✧ veintiuno; ¿estás encantada por él?

Leigh-Anne caminaba con paso firme por los pasillos de las oficinas del FBI, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Ya había pasado poco más del mes desde que se tuvo que alejar de su trabajo a causa de su secuestro.

El recuerdo de aquel día oscuro seguía fresco en su mente: el peligro, la tensión y las consecuencias de aquel caso de encubierta. Fue un golpe duro para Leigh-Anne, quien siempre tuvo la mentalidad de que ella podía enfrentar cualquier cosa que se le pusiera enfrente con valentía y determinación. Pero aquel caso la afectó de una manera que nunca antes había experimentado.

El tiempo que se tomó para alejarse y recuperarse fue necesario, aunque ahora, mientras volvía por aquellos pasillos familiares, la ansiedad y los nervios comenzaban a apoderarse de ella. Sin embargo, Leigh-Anne sabía que no podía dejar que el miedo la detuviera. Estaba decidida a enfrentar sus temores y demostrarle a sí misma que podía superar cualquier obstáculo. Por más oscuro que este pudiera tornarse.

A medida que se acercaba a su oficina, se encontró con la mirada solidaria de sus colegas. Eso le recordó que no estaba sola en su batalla por sanar y que contaba con un equipo que la apoyaba incondicionalmente. Ese hecho le dio un impulso de confianza en momentos en los que se sentía vulnerable.

Una vez dentro de la oficina, Leigh-Anne se permitió un breve momento para absorber la familiaridad de su entorno. Las carpetas, los archivos y las fotografías de casos sin resolver la rodeaban, recordándole su propósito y su pasión por la justicia, por ayudar a todos los que la necesitaban.

Tomó asiento en su escritorio y observó su reflejo en la pantalla del ordenador. Sus ojos reflejaban determinación y resiliencia. Sabía que no sería fácil volver a la normalidad, pero también sabía que era una luchadora y que el deseo de salir adelante ardía en su interior.

De su bolso sacó un portarretratos que contenía una foto con Edward de cuando eran jóvenes. Esa imagen le daría parte de la motivación que necesitaba para aferrarse a la vida y a salir adelante.

Después de todo sus deseos de ser policía vinieron gracias a él.

— Te haré sentir aún más orgulloso, lo prometo— susurró Leigh sonriéndole a la fotografía para después colocarla junto al ordenador

A medida que Leigh-Anne se sumergía en su trabajo, los nervios comenzaron a disminuir. Se dejó llevar por la rutina familiar, leyendo informes, analizando evidencia y colaborando con aquellos que se acercaban a preguntarle cosas. Su mente se enfocó en el trabajo, dejando atrás los miedos y las dudas que la acosaban en su regreso.

Cada pequeño logro que alcanzaba, cada caso asesorado, cada reporte terminado, traía un poco más de confianza y alegría a su vida. Leigh-Anne sabía que no llegaría a ser la misma persona que era antes de aquel incidente, pero eso no la desanimaba. Se encontraba en un proceso de crecimiento y estaba aprendiendo a abrazar su resiliencia y fortaleza interna.

Leigh-Anne estaba decidida a volver a su vida como era antes, aunque sabía que sería una versión mejorada de sí misma. Aprendió a aceptar sus propios límites y a cuidarse en el camino. Sabía que tenía un futuro brillante por delante y que su experiencia solo había fortalecido su determinación de hacer del mundo un lugar más seguro.

— ¡Oh por dios, estás de regreso!— exclamó una voz femenina que hizo voltear a la chica— ¡Leigh, volviste, volviste! ¡De verdad estás aquí!

Gisselle apresuró su paso para llegar al escritorio de su amiga, a la cual no dudó en abrazar en cuanto tuvo cerca.

Leigh sintió una gran paz al encontrarse en brazos de una de sus mejores amigas. Gisselle le había hecho demasiada falta y ahora que podía volver a estar junto a ella, su corazón se sentía lleno de felicidad.

Sin duda el volver a la UAC era parte de lo que necesitaba para seguir con las mejoras en su vida. Todos en el grupo se habían vuelto personas demasiado importantes para ella y sabía que tenerlas cerca la ayudaría a recordar que ya no estaba sola, que ahora contaba con mas personas que serían capaces de luchar contra las peores amenazas solo por verla bien.

— No sabía que volvías hoy— dijo Gisselle separándose de Leigh— Aaron, ¿Por qué no me dijiste que mi mejor amiga volvía hoy?

— Yo le pedí que no dijera nada. No estaba muy segura de si tendría la fortaleza para salir del apartamento... o de permanecer aquí, pero al final lo logré— sonrió Leigh-Anne mirando a su jefe a su amiga— Pero me siento bastante bien por estar de regreso. Necesitaba volver al trabajo

— Es bueno tenerte de regreso Jones— dijo Hotch con una muy ligera sonrisa— Sabes que cualquier cosa que llegues a necesitar, las puertas de mi oficina siempre estarán abiertas

— Gracias. A los dos por el recibimiento en realidad— agradeció la rubia

Los siguientes minutos la escena se repitió. Los integrantes del equipo iban llegando y se emocionaban al volver a encontrarse con Leigh-Anne.

JJ, García y Tara la abrazaron con gran efusividad mientras le repetían lo mucho que la habían extrañado.

Rossi y Morgan tuvieron que limitarse a sonreír. No querían incomodar a Leigh, por lo que por mucho que desearan abrazarla, debían respetar que su compañera aún no se sentía lista para esa clase de contacto.

Ya solo faltaba por llegar una sola persona del equipo y era a quien Leigh mas esperaba.

Mientras leía los expedientes que había sobre su escritorio, en momentos volteaba a las grandes puertas del cristal para verificar si había alguna señal de él... pero para su tristeza, aún no había señales de Spencer Reid.

No iba a negar que se sentía nerviosa. Llevaba varios días sin verlo y ahora que estaba por hacerlo, sería cuando estaba por completo consciente de lo que le hacía sentir aquel castaño de sonrisa espectacular.

— ¿Cómo estás llevando todo? ¿Te sientes mejor?— preguntó Gisselle, haciendo que Leigh-Anne alejara su mirada de la entrada— Mi hermano me estuvo contando un poco sobre como te veía progresar los días que tenía la oportunidad de verte

Y entonces el cuerpo de Leigh-Anne se quedó helado al escuchar la mención de Harry Pipes.

No sabía si Gisselle estaba enterada de lo que había ocurrido la última vez que ambos se habían reunido. Le atemorizaba un poco la idea de que su amiga se molestara con ella si llegaba a enterarse del beso y de como había rechazado a su hermano.

—Si... Harry estuvo muy atento las últimas semanas— asintió Leigh tratando de no delatarse

— Y por supuesto que no tiene nada que ver que lleve babeando por ti desde hace años— rio Gisselle sin notar como Leigh parecía querer cambiar el tema... o que la tierra se la tragara— Aunque bueno, se que también lo hace de corazón porque le importas fuera de lo sentimental. Su cariño por ti es genuino

Leigh-Anne no supo que decir.

Claro que a ella también le importaba Harry, lo quería demasiado... solo que no como él esperaba que lo quisieran y detestaba eso porque notaba el grandioso partido que Harry era para ella.

La adoraba, la comprendía, la escuchaba, le tenía paciencia, la protegía... pero no era el hombre para ella.

— Harry es un gran amigo para mi— sonrió Leigh

— Lo sé. Se que lo quieres— sonrió de lado Gisselle— Pero ignorando los sentimientos de mi hermano por unos momentos, ya dime como te sientes, que eso es lo que realmente me interesa en estos momentos

— Estoy bien... bueno, dentro de lo que cabe— respondió Leigh levantando los hombros— El estar asistiendo a la terapia me está ayudando bastante no solo para superar lo que acabo de vivir, si no también para aprender a vivir sin estarme culpando de manera constante por la muerte de Edward

— No sabes cuánto me alegra escuchar eso. Mereces sentir paz y no culpa por algo que estuvo fuera de tu control... créeme que cuando llegues a ese punto, tu vida mejorará— le dijo Gisselle acariciando su mano— No tuve la fortuna de conocer a tu hermano, pero se que le gustaría que pudieras seguir adelante

— Lo estoy intentando... quiero que en donde sea que se encuentre, se sienta orgulloso de mi

— Yo sé que se siente orgulloso porque yo lo estoy y se que no soy la única. Adam lo está, Ayla lo está, William, todo el equipo se siente orgulloso de ti y de todas las cosas que has logrado en la vida

Las palabras de Gisselle eran las correctas para que Leigh-Anne pudiera sentirse capaz nuevamente de retomar su vida y de incluso lograr mejoras en esta.

— Recibí un mensaje cuando estaba a unas cuadras de llegar y me informaron que alguien está de regreso— habló una voz que hizo que el corazón de Leigh-Anne comenzara a latir con intensidad

Spencer había llegado.

Leigh-Anne dirigió su mirada al lugar de donde provenía la voz que tanta alegría le estaba produciendo y se encontró con algo que la hizo sentirse en las nubes.

Spencer Reid se estaba acercando a ella y en su mano derecha sostenía un ramo con tulipanes de color morado, mientras que en la izquierda sostenía una bolsa de sus dulces favoritos.

— ¡Bienvenida de vuelta, Lee!— exclamó Spencer entregándole los detalles a la chica

Después de que su matrimonio terminó, Leigh-Anne jamás esperó que su corazón pudiera volver a latir con tanta intensidad por algún otro hombre. Y sin embargo ahora se encontraba a tan solo unos segundos de brincar a los brazos de aquel castaño y llenarlo de besos.

— Spencer... no tenías que hacerlo. Oh por dios, tulipanes morados— se emocionó la chica mientras se levantaba de la silla— Nadie nunca me había dado tulipanes y son hermosos... gracias

Spencer se detuvo por unos instantes para observar la brillante sonrisa de la rubia frente a él. Sintiendo como su corazón latía con velocidad, sintiendo sus manos sudar ligeramente y en especial, sintiendo una extraña pero agradable calidez en su pecho al tenerla tan cerca.

Y por un momento creyó que todas las dudas que había tenido sobre sus sentimientos se habían evaporado, que todo estaba claro, que su corazón realmente pertenecía a Leigh-Anne Jones...

Pero entonces Jennifer Jareau apareció en su campo de visión y sintió sus latidos acelerarse aún más.

Dejó de prestarle atención a la rubia frente a él y comenzó a mirar detenidamente los delicados movimientos que hacía JJ mientras conversaba con Hotch.

— ¿Spencer?— preguntó una voz haciéndolo voltear. Era Leigh— ¿Está todo en orden?

— Si... si, todo está bien. Espero te guste el detalle— sonrió el castaño tratando de disimular lo que había pasado— Me alegra que estés de regreso. Te extrañaba... bueno, todos te extrañamos

— Estoy feliz de regresar... los extrañaba demasiado

Leigh notó como la mirada de Spencer había cambiado y no entendió los motivos. Miró a su alrededor tratando de encontrar alguna respuesta, pero no parecía notarse algo extraño o fuera de lo común...

Detrás de ella solo estaban algunos empleados realizando su trabajo de todos los días...

Pero entonces la vió y la sonrisa en su rostro desapareció.

Jennifer Jareau estaba ahí.

— ¿Cómo te va? Lamento si estuve algo ausente y no te pude ir a visitar, pero tenía mucho que hacer...— decía Spencer fingiendo que todo estaba en orden y que ver a JJ no le afectó

— Voy mejorando. Y no te preocupes por lo de las visitas, se que la carga de trabajo es demasiada... me hace bien saber que pudiste estar presente todo lo que estuvo en tus posibilidades— respondió la rubia forzando una sonrisa— ¿Entonces... de que me perdí últimamente? Además claro de lo que ya se de Morgan. ¿Tiene mucho que volviste a trabajar?

Durante su tiempo en casa, Leigh-Anne se enteró que Derek había sido secuestrado y torturado.

Por supuesto que en cuanto se enteró poco le importó su recuperación y quiso apoyar de inmediato la búsqueda de su amigo. Sin embargo todos le dijeron que no hacía falta, que Morgan ya se encontraba en recuperación.

Nadie quiso preocupar de mas a Leigh y decidieron avisarle hasta que encontraran a Derek a salvo.

Claro estaba que Leigh-Anne se sintió molesta porque no se le había avisado, pero entendía las razones de los demás para no hacerlo.

— Volví apenas hace unos días. No tiene mucho en realidad— respondió el moreno— Lo que si quería contarte en persona era una buena noticia

— ¡Me encantan las buenas noticias!— aplaudió la rubia con emoción colocando las flores que le habían dado en su escritorio— Dime, dime, dime

— Savannah y yo vamos a ser papás— confesó Morgan

— ¡No puede ser!— gritó Leigh llena de emoción— ¿Es en serio? ¡Esto es increíble! ¡Felicidades!

Y entonces, ante las miradas atónitas de todo el equipo, Leigh-Anne corrió a abrazar a Derek Morgan.

Le tomó unos cuantos segundos al moreno procesar lo que estaba pasando. Sabía que su amiga aún no se sentía del todo lista para el contacto físico con los hombres y sin embargo ahí estaba, abrazándolo con fuerza.

— ¡Serán unos padres increíbles, estoy segura de eso!— exclamó Leigh separandose— Mas tarde le llamaré a Savannah para... ¿Por qué me están mirando? ¿Tengo chocolate embarrado en la cara?

— Leigh, abrazaste a Morgan— sonrió Tara con emoción— Por volundad propia... y estás bien

Leigh se quedó helada por unos instantes mientras intentaba procesar las palabras de Tara.

Era verdad. Ella había abrazado a Morgan...

Dio un paso atrás y trató de analizar lo que estaba sintiendo.

No había temor, no había incomodidad, no había ansiedad... no había ninguna clase de sentimiento negativo. Lo único que había era aquella felicidad tan pura que estabs sintiendo en el pecho ante aquella noticia.

Y de pronto, la felicidad ya no era solo por el hecho de que su amigo sería padre, si no también por el hecho de que había dado un paso bastante importante en su proceso de sanación.

Había abrazado a un hombre y todo en ella se sentía bien. No pánico, no terror, no ansiedad...

— Sabía que lo lograrías, que las cosas mejorarían para ti y que aunque el proceso pudiera ser lento, lo lograrías— sonrió Tara felicitando a su amiga de cabellos rubios

— Vas progresando de manera increíble. ¿Habías tenido un acercamiento con algún otro hombre en estos días?— preguntó Rossi

Pues, besé al hermano de Gisselle la última vez que nos vimos.

— Salí con Harry a comer, pero fue todo— contestó Leigh, captando así la atención de Spencer— Él tampoco intentó mucho. No quería que me sintiera presionada

— ¿Saliste con Harry?— le preguntó Spencer a la rubia— Creí que no salías de casa a menos que fuera para ir a tus terapias

— Así era... pero Harry quiso ayudarme en ese proceso de volver a retomar mi vida— explicaba Leigh sin mirar a Spencer— Dijo que sería bueno que intentara hacer actividades mas tranquilas antes de volver a trabajar... solo fuimos a comer, nada de otro mundo

— Leigh, eso es importante. Tuviste el valor de salir de tu casa ya no solo para trabajar— sonrió Gisselle con emoción— Accediste a tratar de recuperar tu vida. ¡Es maravilloso!

El dolor en el pecho que Leigh había sentido por la mirada de Spencer a JJ, por un momento dejó de ser relevante para ella. Toda su energía y atención se había concentrado en el hecho de que estaba recuperando su vida de poco en poco.

•••

Habían pasado solo dos
horas después de que Leigh-Anne llegó a la oficina y sorpresivamente para ella, la adaptación no estaba resultando tan complicada como creyó que sería.

Tal vez esto se debía a la gran noticia por parte de Morgan que la había hecho abrazar nuevamente a alguien del sexo contrario, o tal vez al simple hecho de que Leigh-Anne se sentía por completo segura en compañía de su equipo.

Tara siempre que podía acercaba su silla hasta el escritorio de la rubia y le contaba parte de las anécdotas divertidas que habían ocurrido durante su ausencia.

Gisselle le consiguió una malteada de fresa para que pudiera beberla mientras terminaba de revisar todas las carpetas que había acumulado durante su ausencia.

Y aunque había adorado esos detalles, ninguno de esos parecía poder comprarse con las flores tan hermosas que Spencer le había regalado horas atrás.

Leigh-Anne no podía parar de verlas y olerlas mientras sentía su corazón acelerarse por el recuerdo de Spencer acercándose hasta ella y extendiendo aquel hermoso ramo.

Controlate Leigh-Anne, pareces adolescente anonadada por un sujeto popular” se repetía la chica cada que sentía que pasaba más de cinco minutos pensando en Reid.

Y es que ahora que la rubia había aceptado lo que sentía por Spencer, todos sus sentimientos parecieron aumentar de tamaño, al punto que sentía que en cualquier momento su corazón se saldría de su pecho por la intensidad con la que esté latía al ver a Spencer tan cerca de ella.

Le gustaba Spencer, le gustaba demasiado, a niveles que jamás espero que pudieran ser posibles, en especial por el tiempo que llevaban de conocerse.

¿Pero que debía de hacer ahora? En especial cuando ella notaba como la mirada de Spencer parecía iluminarse cada que JJ aparecía en su campo de visión.

¿Cómo era posible que él la mirara de esa manera? JJ se encontraba felizmente casada con Will y eso no era ningún secreto para Spencer. ¿De verdad era capaz de desarrollar sentimientos por su amiga, aún cuando esta ya tenía una familia con alguien más?

Leigh-Anne elegía creer que eso no era posible...

— Lee, iremos a comer. ¿Quieres venir?— preguntó Spencer sacándola de sus pensamientos— No saldremos del edificio, iremos a la cafetería para buscar algo...

— Si, me gustaría. Gracias— sonrió ella mientras se ponía de pie— ¿Los demás ya se adelantaron?

— Desde hace casi cinco minutos en realidad. Te quisimos hablar desde el principio, pero te vimos demasiado concentrada en la lectura de tu carpeta, que no quisimos interrupirte— explicaba Spencer mientras caminaban en dirección al ascensor— Yo me quedé para esperarte. Se que si no comes te pones de malas...

Leigh-Anne sonrió.

— Vaya que me conoces— sonrió Leigh-Anne apretando el botón para llamar al ascensor

— Un poco si— asintió él sin dejar de verla

Los dos se quedaron sin decir nada.

Y fue entonces, en medio del silencio, que sus miradas se encontraron, y por un instante, el mundo pareció detenerse a su alrededor.

Los ojos de Leigh-Anne buscaban respuestas en los de Spencer, tratando de descifrar si los sentimientos que guardaba en su corazón tenían algún eco en él. A pesar de las dudas que rondaban por su cabeza, se permitió perderse en la profundidad de sus ojos, buscando una señal, un destello de complicidad... lo que fuera.

Por un breve momento, el tiempo se suspendió entre ellos. Leigh-Anne sintió como si estuvieran conectados de una manera que no podía explicar con palabras. Una corriente eléctrica parecía fluir entre ellos, creando una complicidad silenciosa que llenaba el espacio entre sus miradas.

Justo cuando Leigh-Anne estaba a punto de romper el silencio y plantear la pregunta que había estado revoloteando en su mente, el sonido del ascensor interrumpió el momento mágico.

— Pasa— sonrió Spencer sin poder mirar nuevamente los ojos de la rubia

Ella no supo que decir o como actuar después de aquel pequeño momento mágico. Pero lo que si supo decir, es que para ese momento podía jurar que no había mirada más profunda y hermosa, como la de Spencer Reid.

Dentro del ascensor, Leigh-Anne guardó silencio, dejando que el zumbido del motor llenara el espacio entre ellos. Mientras ascendían, su mente estaba inundada de pensamientos turbulentos, cuestionándolo todo. Se preguntaba si valía la pena arriesgarse, si debería confiar en lo que había sentido en ese breve pero intenso momento de conexión.

La duda la consumía mientras el ascensor ascendía lentamente. Se preguntaba si había interpretado mal las señales, si lo que había sentido era solo su imaginación jugándole una mala pasada. La posibilidad de enfrentar el rechazo la paralizaba, haciéndola dudar de si debía abrir su corazón a la posibilidad de ser herida.

— ¿Estás bien?— le preguntó Spencer al notar como pasaban los segundos y ella seguía sin decir nada

— Si... si lo estoy— asintió ella intentando que su tono de voz no la delatara— Es solo que el volver a estar en espacios tan pequeños aún es complicado para mi...

— Oh, lo lamento mucho. Debí preguntarte si querías usar el ascensor o las escaleras...

— No, no. No te preocupes por eso— negó Leigh-Anne con velocidad— Llevo algunos días trabajando en el tema de los espacios cerrados. Creeme que no es la primera vez que me subo a uno después de lo que pasó...

— ¿El ascensor de tu edificio?— preguntó Spencer a lo que ella asintió como respuesta— Me alegra saber que estás progresando

Hubo otro silencio entre ambos, uno que la rubia no sabía como romper.

— Tuve tanto miedo de perderte...— soltó Spencer, dejando a la rubia sin palabras— No quiero imaginar mi vida sin que estés en ella... y mientras pasaba todo esto tuve tanto miedo de que no pudiera volver a verte...

— Yo también tuve miedo de no poder volver a verte— confesó ella sin dejar de mirarlo— No quería irme... no sin poder volver a verte

Leigh-Anne luchaba con sus emociones, tratando de encontrar una respuesta clara en medio de la confusión que la envolvía. ¿Valía la pena arriesgarse por lo que podría ser? ¿O era más seguro mantenerse en el territorio conocido de la amistad, evitando cualquier posibilidad de decepción?

— ¿Cómo estás manejando el resto de las cosas que ocurrieron?— preguntó Spencer— Lo de tu ex esposo... tu madre y todo eso

— Estoy sorprendentemente tranquila por esas cosas. Quiero decir, claro que me afecta un poco el estar tan distanciada de mi madre y las razones por las que estamos así, pero supongo que es mejor mantener distancia por un tiempo— suspiró Leigh levantando los hombros con tranquilidad— Con respecto a Joseph estoy mejor. El confesarle....

Leigh-Anne pensó sus palabras antes de soltarlas. No estaba segura de si Spencer había escuchado sobre el tema de su bebé y sabía que si eso no era así, la conversación se podía tornar algo tensa.

— Bueno, varias cosas que teníamos pendientes— dijo Leigh-Anne sonriendo de lado— Todo eso me ayudó a sanar partes de mi que no sabía que lo necesitaban... además la conversación que tuvimos ayudó a que pudiera terminar de soltar lo poco a lo que aún me aferraba...

— ¿Eso quiere decir que tu historia con Joseph quedó en el pasado?

— Si. Así es— asintió Leigh-Anne con felicidad en su voz— Siempre recordaré las cosas buenas y las malas, pero serán solo eso, recuerdos. Por fin puedo seguir con mi vida en ese aspecto

— No sabes cuanto me alegra escucharte tan feliz. Mereces eso

Ella sonrió y ninguno volvió a decir nada.

Mientras el ascensor llegaba a su destino y las puertas se abrían de nuevo, Leigh-Anne aún no había encontrado una respuesta.

Y es que ese breve momento y esas palabras dichas en aquel ascensor, solo la hicieron sentirse el doble de confundida de lo que ya estaba antes de subir a ese elevador.

Pero una cosa era segura: la chispa que había sentido con Spencer dentro de ese pequeño espacio confinado la había dejado con más preguntas que respuestas, y sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarlas.

— Después de ti— dijo Spencer oprimiendo el botón que evitaba que las puertas se cerraran y dejando que Leigh-Anne saliera primero

•••

Leigh-Anne sabía que los días tranquilos en la UAC eran realmente pocos, y vaya que había sido extraño para ella el que en casi toda la tarde no hubiera ningún caso activo que requiriera de todo el equipo.

Nueva Orleans era su nuevo destino.

— ¿Te reuniras con Adam al llegar?— le preguntó Tara a la rubia

— Eso creo. Me dijo que estaba ocupado con unos asuntos del trabajo, así que será cuestión de que nuestros horarios puedan coincidir— respondió Leigh-Anne mientras abrochaba su cinturón de seguridad— Pero a quien si quiero ver es a mi padrastro. Me estuvo preguntando por Ayla...

— ¿No estás emocionada por volver a tu ciudad de origen?— preguntó JJ sentándose frente a ella

— Supongo que si. Los carnavales siempre lograban animarme cuando me sentía mal y tal vez eso sea lo que me haga falta para sentirme mejor— respondió Leigh nuevamente— Hace años en uno, me emborraché tanto que terminé vomitando en el sombrero que Adam traía

Las dos mujeres rieron por la anécdota.

— ¿Cómo era tu vida en Nueva Orleans?— preguntó JJ intrigada— Cuando conocí a Will la ciudad estaba volviendo a tomar vida después del huracán

— Es una ciudad hermosa. Llena de vida, color y música. Parecería un lugar en donde nadie duerme por la enorme cantidad de actividades que lo rodean— contaba Leigh-Anne con nostalgia

Adoraba Nueva Orleans, aún cuando no fuera su lugar de nacimiento, el vivir ahí le había traído demasiadas alegrías. La hizo encantarse por la música de jazz y el arte, cosas en las que descubrió una gran calma para sus momentos de crisis.

— A veces extraño la ciudad, pero no voy a negar que estos últimos meses en Virgina han sido buenos— dijo Leigh sin parar de sonreir— Creo que también me ayuda el hecho de que el trabajar con ustedes me hace sentir feliz

— Nos alegra escuchar eso— sonrió ahora Tara

— Nueva Orleans, no Nueva York— se escuchó la voz de Gisselle— No Harry, no voy en camino a embriagarme en un carnaval es por trabajo... no, no puedes venir... ¡Por que es por trabajo! ¿Y a mi que me importa que siempre quisieras viajar a Nueva Orleans?

— Nada como el cariño de hermanos— se burló Tara haciendo reír a sus amigas— Son una ternura, ¿No es así? 

La sola mención del nombre de Harry volvió a hacer que la sonrisa de Leigh-Anne desapareciera, aunque intentó disimularlo riendo con el comentario de Tara.

Aún no tenía idea de como manejar el hecho de que Harry la había besado y pese a que ella no sentía lo mismo que él, le había correspondido el beso.

¿Eso acaso podría fracturar su amistad con Gisselle? Esperaba que no. Ella era una persona demasiado importante en su vida como para perderla, pero también entendería si Gisselle quería marcar distancia por los sentimientos de Harry...

— Si quieres hablar con ella, háblale tu, no me andes usando de lechuza mensajera— seguía diciendo Gisselle mientras se sentaba junto a JJ— Menos mal que eres mi hermano... si, yo también te quiero... ¡No le voy a decir eso, me hará sonar muy lesbiana! ¡Bisexual, ya te dije que soy bisexual, no lesbiana! ¿Cómo voy a ser lesbiana si estoy saliendo con Aaron?

— Si no hubiera sido porque la vi besarse a mas de diez en una fiesta hace años, yo también lo hubiera creído— dijo Leigh

Las tres mujeres se miraron entre ellas y soltaron una carcajada por las reacciones por parte de su amiga, quien parecía estar a solo unos segundos de aventar el celular por ña puerta del avión.

— ¿No dejarás de molestar, cierto?— preguntó Gisselle con fastidio— Me debes una hamburguesa por esto. Leigh, dice el tonto de mi hermano que eres la mujer más hermosa del mundo y que está ansioso por volver a ver tu sonrisa

Para ese momento, Spencer iba subiendo al avión en compañía de Morgan, quién sonrió de manera divertida mientras veía al grupo de mujeres.

Leigh-Anne sonrió un tanto halagada mientras sentía el calor subiendo por sus mejillas. Vaya que Harry era un hombre muy dulce y sus cumplidos la hacían sentir algo... sin embargo parecía no ser lo suficiente para ella.

— Dile que muchas gracias— sonrió Leigh sin percatarse de la presencia de Spencer

— Ya la escuchaste. Ahora deja de estar de empalagoso— dijo Gisselle al teléfono— Intentaré verte al regresar. Cuídate y no hagas un desastre en mi departamento

Gisselle colgó el teléfono y todos voltearon a ver a Leigh, quien eligió fingir que nada había pasado y concentrar su mirada en la playlist que contenía las canciones que escucharía durante el viaje.

Aunque por supuesto eso no fue suficiente para que las miradas dejaran de centrarse en ella.

— ¿Entonces Gisselle y tú ahora serán familia?— preguntó Morgan rompiendo el silencio y haciendo que algunos rieran— ¿Serás una Pipes? Leigh-Anne Pipes, no suena mal

— Harry es un buen amigo, es todo lo que voy a decir— dijo Leigh-Anne sin levantar la mirada— Además, jamás cambiaría mi apellido. Ni cuando estuve casada lo hice

— Dame esos cinco, yo tampoco deseo cambiar mi apellido aún estando casada— dijo JJ chocando las manos con su compañera

Leigh-Anne vio a JJ con alegría. Había recibido muchos comentarios en su momento sobre el porque seguía usando su apellido de soltera, argumentando que lo correcto era ahora usar el apellido de su esposo.

Sin embargo eso fue algo a lo que ella siempre se negó.

Adoraba el hecho de estar conociendo a alguien que pensara de la misma manera que ella.

— Pero volviendo al tema. Es claro que Harry está encantado por ti— dijo JJ con una sonrisa

Leigh-Anne de nuevo volvió a guardar silencio y se limitó a sonreír.

— ¿Y tú lo estás por él?— preguntó ahora Spencer haciéndose notar

Las palabras del castaño la hicieron levantar la mirada con velocidad mientras se maldecía internamente por no haber notado su presencia antes de que el equipo continuara haciendo comentarios sobre el tema.

La rubia sabía que la respuesta a eso era "Jamás podría estar encantada por él cuando existes tú", pero eso era algo que no se atrevería a decir en voz alta y mucho menos enfrente de todos en el avión.

— No, no lo estoy— negó Leigh segura de sus palabras— No tengo el tiempo o la cabeza para estar pensando en cosas como esa. Actualmente prefiero centrarme en mi misma y en mi proceso de sanación

— ¡Así se habla!— aplaudió Tara

— Eso es lo que realmente importa, que tu te vuelvas a sentir bien— le sonrió Gisselle con cariño— Y estoy completamente segura de que no necesitas de ningún hombre en tu vida para volver a ser tu misma

Leigh sonrió nuevamente, pero ahora su atención estaba dirigida a Spencer, quien extrañamente para ella, lo vio mas relajado en cuanto soltó su respuesta.

Estaba demasiado confundida. Las señales de que sus sentimientos podían ser correspondidos parecían estar ahí, pero al mismo tiempo podía ver como Spencer parecía derretirse de amor cuando JJ estaba cerca de él.

“Me estás haciendo perder la cabeza” se dijo Leigh-Anne a si misma

¡Adivinen quién volvió! jsjsjs

Según yo iba a publicar esto desde el 20 de Mayo que fue el cumpleaños de Leigh-Anne y el mío, quería que ese fuera mi regreso icónico y al final no pude porque no me sentía segura del resultado.

Sin embargo he decidido no esperar más y volver con esta historia a la cuál le tengo un cariño enorme.

Espero que aún sigan aquí y que me den la oportunidad de terminar la historia con su compañía, sus lecturas, votos y comentarios.

Tqm, les prometo no volver a abandonar la historia.

K. 🦋

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