✧quince; la llamada
Leigh-Anne ya había perdido la cuenta de la cantidad de horas que llevaba atada, sus muñecas ya dolían debido a los amarres. Agradecía el hecho de que Sol le hubiera llevado un poco de agua, ya que si no fuera por eso su garganta estaría seca.
Temía por lo que sea que Aidan pudiera llegar a hacerle. Ya había pasado lo que para ella habían sido horas desde su secuestro y lo único que aquel sujeto le había hecho era ponerle aquel vestido negro. Para su desgracia conocía lo suficiente a Aidan como para saber que la pasaría muy mal una vez que se decidiera a entrar de nueva cuenta a aquella habitación.
¿Qué planeaba hacerle? ¿Acaso la asesinaría? ¿O la torturaría primero por hacerlo perder todas aquellas cosas que tanto valoraba en su vida? ¿Ryan seguiría con vida?
Esas preguntas y algunas otras daban vueltas por la cabeza de Leigh. Tenía unas enormes ganas de llorar, pero se negaba a hacerlo, no quería mostrar ningún signo de debilidad ante Aidan o quien sea que fuera su socio. Debía controlarse por más complicado que pareciera.
En la soledad de aquella habitación pensó en muchas cosas. Una de ellas fueron los meses después de saber que había perdido a su bebé y como en todo momento trataba de alejarse de Aidan, sabía que estar cerca de él la podría hacerla perder el control y eso pondría en riesgo su misión encubierta.
Leigh creyó que solo había una persona a quien ella podría odiar en su vida y ese era Thomas Cox, el asesino de su hermano. Sin embargo una ola de sentimientos negativos aparecieron en el instante en donde supo que por culpa de las acciones de Aidan, ella había perdido a su bebé.
— Buenas noches preciosa— se escuchó la voz de Aidan entrando al cuarto— ¿Cómo te encuentras? ¿Estás cómoda? ¿Quieres algo?
— Eres un imbécil— dijo Leigh con asco— ¿Qué demonios quieres? ¿Dónde está Ryan?
— No estás en posición de hacer ninguna clase de pregunta, así que ni te esfuerces porque solo gastarás saliva. Mejor vamos a conversar un rato para recordar el pasado— se burló Aidan colocando un banquito frente a la silla donde Leigh estaba sentada— Saoirse O'Connell... que vueltas da la vida, tiempo atrás eras tú la que decidía si la gente vivía o moría, ahora aquí estás, completamente a mi merced
— Ni en tus mejores sueños— dijo Leigh rodando los ojos— Vete al carajo McCarthy, jamás estaría a merced de un cobarde como tu
— Dejaré pasar eso porque quiero que me digas toda la verdad, por primera vez en tu vida se honesta contigo misma— decía Aidan tratando de acariciar el rostro de Leigh— A menos claro que quieras que Ryan lo pague con su vida, lo cual sería una lástima porque tengo entendido que será padre... pobre bebé, crecerá sin si figura paterna, todo por tu culpa
Leigh suspiró de mal humor, no quería poner en riesgo la vida de su amigo, por lo que sabía que no tenía ninguna otra opción, debía cooperar con Aidan aunque todo dentro de ella le dijera que era una mala idea.
— Saoirse, Saoirse, Saoirse. ¿Cómo puedes vivir después de todas las atrocidades que hiciste en tus días cómo traficante?— preguntó Aidan con burla— Te llenas la boca diciendo que eres una agente del FBI y que haces lo correcto, que defiendes a quienes lo necesitan. Cuando la realidad es que eres un monstruo, asesinaste a gente sin siquiera parpadear, distribuiste drogas que hicieron que cientos de personas murieran, golpeaste inocentes solo por buscar aprobación...
— En primer lugar, ya no respondo a ese nombre, así que deja de llamarme así— negó Leigh haciendo una mueca de desagrado—Mi nombre es Leigh-Anne Jones y para que quede claro, todo lo que hice en esos meses no fue mas que una farsa. Mi misión era infiltrarme para desestabilizar la organización de Bobby S y hacer caer a cuantos fuera posible
— ¿Eso es lo que te repites todas las noches para dormir en paz?— preguntó nuevamente Aidan— El hecho de que Bobby me alejara del núcleo principal de la organización no significa que te perdiera de vista. Estuve al tanto de todos y cada uno de tus movimientos, así que no quieras venir a hacerte la santa porque ambos sabemos que estarías mintiendo
— ¿Tan aburrida es tu vida que decidiste perseguirme como un estúpido acosador?— se burló ahora Leigh-Anne— De verdad que tienes que buscarte un pasatiempo, porque eso de dedicarle todo tu tiempo y energías a una chica a la cual solo le generas asco, pena y desagrado... me parece realmente patético
— ¡Cierra la boca!— explotó Aidan levantándose para abofetear fuertemente a Leigh— ¡No dije que pudieras hablar!
El sabor metálico y amargo de la sangre mojó los labios de la rubia, quien dejó su cabeza colgando para atrás durante unos segundos mientras el dolor del golpe disminuía.
No era la primera vez que alguien la golpeaba, mucho menos era el impacto más fuerte que hubiera recibido, pero de cualquier manera no quitaba que doliera.
— ¿Crees que soy un monstruo? Tal vez lo sea, después de todo mi trabajo es pensar como uno para capturar a gente como tu... o bueno, no realmente. Decir que tú eres como ellos sería un completo insulto a todos los ignotos que he capturado durante mi carrera— siguió diciendo Leigh tratando de que su voz no temblara, debía ser valiente— No soy como tú o como todos aquellos a quienes persigo, porque a diferencia de todos ustedes yo uso mis habilidades para hacer del mundo un lugar mejor, yo busco limpiar las calles de basuras como tú y toda esa organización
Aidan pareció enfurecerse aún más por las palabras de Leigh, por lo que volvió a golpearla al momento en que notó que volvió a levantar el rostro.
— Eres un cobarde, un poco hombre, un jodido imbécil— exclamó Leigh escupiendo un poco de sangre— Me golpeas y golpeas a Ryan mientras estamos atados porque sabes que en condiciones justas no serías un rival para ninguno de los dos. Porque tu, Aidan, no eres más que un intento patético de hombre y ser humano
— Voy a borrar esa estúpida sonrisa de tu rostro y en ese momento veremos si me sigues considerando un intento patético de hombre— dijo Aidan antes de tomar el banco que había en el suelo y caminar en dirección a la salida
En cuanto la puerta se cerró, Leigh soltó el aire que había en sus pulmones, se permitió sufrir un poco por el dolor de los golpes que Aidan le había dado y incluso derramó solo algunas pocas lágrimas. Sabía que el tiempo se le estaba agotando, tenía que encontrar la manera de salir de ese lugar junto con Ryan, el problema es que no parecía existir una manera para escapar, por lo que solo le quedaba confiar en que Sol hiciera la llamada que podría salvarlos.
●●●
Harry, Spencer y Gisselle ya se encontraban en el edificio de Leigh-Anne, los tres esperaban a que el portero encontrara todas las grabaciones que le habían solicitado, además de tratar de encontrar al encargado de llevar los contratos de cada departamento.
— ¿Alguna vez alguien visitó a Eidan?— preguntó Gisselle al portero
— Hubo una chica, nunca escuché su nombre, pero era castaña y un poco baja. Llegó a venir un par de veces, pero siempre que lo hizo se veía un tanto nerviosa... intenté preguntarle si todo estaba en orden, pero siempre se apartaba antes de que pudiera si quiera los buenos días— explicaba el hombre
— ¿Cree que pueda describirla a un dibujante?— preguntó ahora Spencer
— Tengo algo mejor. Vino hace una semana, así que debe de estar en alguna de las grabaciones que les voy a dar— volvió a contestar el portero— Ya solo faltan las últimas grabaciones, espero que puedan encontrar pronto a la joven Jones
— Esperamos lo mismo— dijo Gisselle con nervios
El portero terminó de recopilar todas las imágenes que el trío necesitaba por lo que les dio espacio para que pudieran observarlas y tratar de encontrar algo que pudiera ayudarlos.
Spencer centró toda su atención en las imágenes frente a él, memorizo todos los rostros de las personas que aparecieron cercanos a la puerta de Leigh-Anne, nadie parecía ser alguna especie de amenaza, todos eran los vecinos que Spencer había visto las ocasiones que fue al departamento, nada fuera de lo normal.
— ¡Es él!— señaló Gisselle al ver a un castaño llegar con cajas frente al departamento de Leigh-Anne— Lo vi en las fotos de los archivos. Él es Aidan McCarthy
— Alguien viene detrás de él, vean— señaló ahora Harry— Un momento, esa chica, yo la conozco...
— ¿De que hablas?— preguntó Spencer confundido— ¿Cómo que la conoces? ¿De dónde?
— Cuando vivía en Chicago vi el caso de una familia que fue asesinada brutalmente por alguien que nunca fue capturado... se me quedó el caso muy grabado porque la única que sobrevivió fue la hija de solo 15 años, pero al poco tiempo de dar su declaración desapareció... su rostro estuvo por todos lados y esta chica se parece demasiado— trataba de recordar todos los detalles que había visto— No logro recordar los nombres de la familia o de la chica, pero estoy casi seguro que es ella
— Le diré a García que investigue los casos abiertos de homicidios— dijo Gisselle sacando su celular— Ustedes traten de ver si algo más nos puede servir
Gisselle se alejó mientras que Harry y Spencer continuaban viendo las grabaciones. El castaño de risos sabía que no tenían el tiempo para ver todo el material a una velocidad normal, por lo que le pidió al portero que acelerara la imagen al máximo.
— ¿De verdad puedes ver con claridad lo que pasa en la imagen?— preguntó Harry confundido
— Si, si puedo y te daría toda una explicación de como es posible, pero no tenemos tiempo para eso— respondió Spencer sin despegar la mirada de la pantalla
El corazón de Spencer no había tenido ni un solo momento de paz desde que Leigh había desaparecido. Cada minuto que pasaba sin encontrar ninguna pista sobre el paradero de la rubia solo lo hacía sentirse en extremo impotente y triste, no quería comenzar a imaginar una vida sin Leigh-Anne.
De nueva cuenta sus pensamientos fueron a las palabras que Gisselle le había dicho el día anterior. Pensó por unos instantes si realmente era posible que estuviera desarrollando más sentimientos por Leigh-Anne de los que quería admitir.
Recordó como la primera vez que se cuestionó sus sentimientos, dejó de pensar en Leigh-Anne y comenzó a pensar en JJ.
¿Tenía sentimientos por Jennifer Jareau o Leigh-Anne Jones?
En definitiva se sentía demasiado confundido y el hecho de que una de esas rubias estuviera desaparecida no ayudaba en lo absoluto.
— ¡Aquí está! Vean esto. Aidan la siguió la mañana que Leigh-Anne desapareció, salió solo un minuto después de que ella saliera, apuesto que se aprendió su rutina y por eso supo que podía interceptarla afuera de la cafetería— señaló Spencer poniéndole pausa al vídeo— Y más adelante gracias a la otra cámara podemos ver que la siguió en un sedan color arena, dudo mucho que el auto o las placas sean de él, pero al menos ya pudimos comprobar que estuvo acechando desde antes y que el día de su desaparición fue tras ella
— ¿No viste a alguna otra persona además de la chica entrar al departamento de Aidan?— preguntó Harry
— Ninguna otra, solo la chica— negó Spencer— Supongo que tendremos que seguir investigando para tratar de encontrar la identidad del cómplice
— ¿Crees que Leigh aún siga con vida?— volvió a preguntar Harry, pero esta vez con temor en su voz— No es que quiera ser pesimista... pero si es alguien que tenía alguna clase de cuenta pendiente con Leigh-Anne... ¿Qué nos va a asegurar que la mantendrá con vida?
De solo imaginar que Leigh-Anne ya no pudiera estar con vida, el estómago de Spencer se revolvió, su corazón aumentó sus latidos y las lágrimas se acumularon con velocidad en sus ojos. No quería saber lo que era una vida sin la compañía de aquella rubia de ojos azules.
— Ella es muy fuerte... sabrá como sobrevivir— respondió Spencer con la voz un tanto cortada— Le enviaré el vídeo en donde sale esta chica a García, tal vez con el reconocimiento facial pueda saber mas al respecto
Harry asintió mientras mordía sus uñas por los nervios. Él tampoco deseaba imaginar su vida sin Leigh-Anne.
•••
Penélope, JJ, Morgan, Ross, Tara, Hotch, Kate Beckett, Richard Castle y Javier Esposito se encontraban en la sala de juntas compartiendo las evidencias que tenían e información sobre el caso que hizo caer a toda la pandilla de Bobby S.
Gracias a los detectives de Nueva York habían logrado llenar vacíos sobre la investigación que hacían falta, incluso habían logrado reducir el campo de búsqueda para tratar de encontrar la ubicación de Leigh y Ryan.
Todos estaban por completo centrados en sus respectivas investigaciones, al menos hasta que Adam Grey entró corriendo a la sala de juntas con teléfono en mano.
— ¡Me está llamando un número desconocido a mi teléfono personal!— anunció Adam poniéndose junto a García— Muy pocas personas tienen este número y Leigh es una de ellas. Penélope, ¿Puedes rastrear la llamada? Tengo un presentimiento
— Dalo por hecho— asintió la rubia de lentes
— Pon el altavoz— le dijo Hotch a Adam
El abogado asintió y contestó lo más rápido que sus dedos se lo permitieron. Sentía algo en el pecho, algo que le pedía a gritos contestar aquella llamada pese a no saber quien la realizaba. Sus manos temblaban y de un momento a otro su garganta se secó, temía por lo que sea que pudiera escuchar del otro lado de la línea.
— ¿Quién habla?— preguntó Adam contestando la llamada
— Estoy... estoy buscando a Adam Grey o a Spencer... Spencer Reid— se escuchó ligeramente la voz de una joven
— Yo soy Adam Grey, Spencer se encuentra fuera. ¿Te puedo ayudar en algo?— volvió a preguntar Adam lo más tranquilo que podía, no quería exaltarse y arruinar las cosas
— Adam, tú eres el mejor amigo de Leigh, ella me habló de ti, dijo que para que supieras que la llamada real te mencionara algo sobre tortugas y tejones.. no entendí bien esa parte
— Entiendo, entiendo eso, tú no te preocupes— respondió Adam sintiendo su corazón acelerarse, la llamada era real— ¿¡Tú sabes dónde está Leigh? ¿¡Hablaste con ella!? ¿¡Está bien!? ¿¡Quién eres!?
Hotch le hizo señales a Adam para que tratara de mantener su tono de voz más calmado. No sabían quien estaba hablando y necesitaban obtener la mayor cantidad de respuestas posibles. Si la llamada resultaba ser una trampa, por lo menos tratarían de rastrear el punto de origen y eso podría darles una ubicación más exacta.
— Por favor no grites, si te escuchan estarás firmando mi sentencia de muerte y es probable que la de Leigh y Kevin Ryan también— volvió a susurrar la joven
— ¿Ellos están bien? ¿Sabes su ubicación?— insistía Adam— Dime en dónde están y los rescatare... también iré por ti, no voy a dejar que te hagan daño pero necesito que me des toda la información que tengas
— No tengo mucho tiempo, Aidan no tarda en volver y si me encuentra haciendo esta llamada nos llevará lejos... Leigh está bien, pero no lo va a estar por mucho tiempo, tienes que venir por ella— hablaba en tono bajo la chica— Ryan está herido por la golpiza que Aidan le metió, pero ya fui a darle un poco de agua y a limpiar sus heridas, también tienen que venir por él, escuché que no tardan en asesinarlo... estamos a las afueras de un pueblo llamado Richmond, no conozco lo suficiente para darte más detalles
Penélope trataba de rastrear la llamada, sin embargo el número parecía estar modificado para que su señal rebotara por diferentes torres telefónicas, encontrar una ubicación exacta estaba siendo más complicado de lo que esperaba por lo que le hacía señas a Adam para que alargara la llamada lo más que pudiera.
— Dijiste que fuiste con Ryan para sanar sus heridas. ¿Él te dijo algo que nos pueda ayudar?— preguntó Adam viendo los rostros llenos de preocupación por parte de los detectives de Nueva York
— No realmente, cuando fui con él estaba bastante agotado por los golpes y aunque trató de hablar le dije que no se esforzara y que guardara energías— contestó la joven— Aunque mientras lo curaba murmuraba un nombre, no sé si importe, Jeni
— Su esposa— susurró Katherine Beckett
— Eso sirve, sirve mucho, gracias... ehhh, desconozco tu nombre— agradeció Adam con nervios en su voz— ¿Me lo podrías decir?
Un grito bastante fuerte se escuchó, cosa que hizo que todos se alertaran, era un grito femenino que la mayoría reconocieron.
— Esa es... Leigh-Anne— exclamó JJ con preocupación— La están torturando
Las manos de Adam comenzaron a temblar mientras las lágrimas rodaban por su rostro. Estaban dañando a su familia y lo único que podía hacer era quedarse parado escuchando como a quien considera su hermana estaba sufriendo.
Joseph, William, Ayla y Adela iban entrando a la sala de juntas cuando escucharon aquellos gritos que por supuesto habían reconocido.
— ¡Mi hermana, esa es mi hermana! ¿¡Qué le están haciendo a mi hermana!?— grito Ayla tratando de acercarse, pero siendo detenida por Tara y JJ— ¿¡Por qué está gritando!?
— Ya comenzó, tienen que darse prisa antes de que las cosas empeoren para ella y para Ryan — contestó la chica con miedo en su tono de voz— Tengo que irme... no vuelvan a llamar a este número o me van a matar, a todos en realidad... a quien sea que esté con Adam, vengan pronto
Hotch y Beckett intentaron decir algo para detenerla, sin embargo la llamada de cortó de manera inmediata. Todos miraron a García en espera de que dijera algo sobre el rastreo de la llamada, sin embargo la rubia de lentes se mantenía en silencio mientras tecleaba lo más rápido que sus dedos se lo permitían.
Todos estaban alterados por lo que habían escuchado. Aunque una parte de ellos se sintiera aliviada ante el hecho de que Leigh-Anne siguiera con vida, sabían que por lo que escucharon, que la situación podría cambiar en cualquier momento.
Adam lloraba mientras trataba de brindarle un poco de consuelo a la familia de la rubia, quienes parecieron entrar en un estado de shock al escuchar los gritos desesperados de Leigh.
— Les traeré algo de agua— habló Morgan saliendo de la sala de juntas
— ¿Pudiste encontrar algo?— preguntó Rossi— Concéntrate en Richmond, es la capital de Virginia y un poco más grande de lo esperado, pero si lo que dijo esa chica es cierto, la señal debió rebotar en alguna de sus torres
— Trabajo en eso señor— respondió García
— ¿Quién era esa chica?— preguntó Tara— ¿Reconocieron su voz? ¿La habían escuchado antes?
— Nunca la habíamos escuchado— negó Castle— Pero su voz se escuchaba demasiado joven, no creo que fuera alguien que trabajara en la organización de Bobby S, arrestamos a todos y nadie tenía menos de 25 años
— ¿Qué me dicen de los jóvenes que traficaban en las calles? Los que Aidan se encargaba de reclutar— cuestionó Rossi
— Todos eran varones— dijo ahora Beckett
— ¿Entonces quien era ella?— se siguió preguntando Morgan— García, en cuanto puedas busca a todas las mujeres relacionadas con Aidan. Aunque parezca que ella también fue secuestrada por ese sujeto, tenemos que asegurarnos de que esté diciendo la verdad
— ¡Encontré algo!— exclamó García— La señal rebotó en cuatro diferentes torres del Condado de Sussex, ese fue el único lugar en donde la señal estuvo en más de dos ocasiones, pero tres de esas ocasiones fue en torres de Jarratt, eso reduce mucho terreno. ¿No es así?
— Eso es velocidad— exclamó Javier Esposito con sorpresa
— García, busca propiedades a nombre de Aidan o con cualquiera de sus seudónimos en el área de Jarrat— dijo Hotch mientras veía la pantalla en donde ya había un mapa de la zona— Jarrat es un pueblo bastante chico...
El teléfono de García sonó por lo que al contestarlo también colocó el altavoz. Era Gisselle
— García, Reid te va a enviar una parte del vídeo de seguridad del edificio de Leigh, necesitamos que con el reconocimiento facial identifiques a una chica— pidió Gisselle del otro lado de la línea— También quiero pedirte que investigues los casos de homicidios en Chicago en donde los padres murieron de manera violenta y la sobreviviente fuera una chica de 15 años, la cual desapareció después de dar su declaración
— Eso es una búsqueda muy específica. ¿Qué pasa con esa chica?— preguntó García tecleando para encontrar la información que le pidieron y tratando que su amiga no notara en su voz que algo había ocurrido
— Vimos los vídeos de seguridad y solo una chica castaña de unos 16/17 años visitó el departamento de Aidan. Harry dijo que la reconoció de un caso antiguo, pero que no estaba del todo seguro— respondió Gisselle
— Tal vez esa sea la chica con la que Adam habló— dijo Castle
— ¿Hablaron con una chica? ¿Qué pasó? ¿Quién?— preguntó Gisselle confundida
— Adam recibió una llamada en donde le dijeron que Leigh estaba con vida, pero que debemos apresurarnos en rescatarla, que Ryan está herido y que se encuentran en Richmond— explicó Hotch— No nos quiso decir su nombre, pero por su tono de voz parecía ser una adolescente
— ¿Pudieron hablar con Leigh o Ryan? ¿Están seguros que era una llamada real?— preguntó nuevamente Gisselle pero ahora en un tono un poco más ansioso
— Dijo algo para que Adam supiera que era real, algo sobre tortugas y tejones, nosotros no entendimos, pero él si— dijo Rossi omitiendo la parte de los gritos de Leigh-Anne
— Sus animales favoritos— completó Gisselle— Casi nadie sabe sobre los tejones, pero esos son los animales que mas le gustan... por dios, si era ella... tenemos que darnos prisa, estamos muy cerca de encontrarlos... García, ve el vídeo que Reid te va a mandar, compara el rostro de la chica, nosotros ya vamos de regreso
— Regresen con cuidado— dijo JJ antes de que la llamada se cortara
•••
Leigh no sabía en que momento se había quedado dormida, en algún punto su cuerpo no pudo con el cansancio y cayó rendida. El problema fue cuando algo completamente helado la golpeó, abrió los ojos inmediatamente, tosió mientras luchaba por tomar aire.
Aidsn le había aventado una cubetada de agua helada para hacerla despertar.
— Pasé las últimas dos horas pensando en lo que Fenton y tu dijeron, sobre que ustedes no dijeron nada a Bobby S de lo que te hice en el callejón... fue entonces que lo descubrí, no fueron ustedes, fue la zorra de Siobhan— comenzó a hablar Aidan mientras— Quien misteriosamente desapareció después de que Bobby S cayera y quien mejor para saber en donde está esa maldita traicionera que su mejor amiga
— Yo no sé donde está Siobhan— exclamó Leigh mientras tosía
— ¿Me crees tonto?— preguntó Aidan sujetando a Leigh fuertemente del cabello— ¿Acaso crees que no me enteré que Siobhan se volvió una informante del FBI? Apuesto que entró al programa de protección para testigos
— Yo no era parte del FBI cuando Siobhan se volvió informante, cuando volví para infiltrarme por segunda ocasión ella ya no quiso hablar conmigo, estaba furiosa porque la abandoné— respondió Leigh haciendo una mueca por el dolor— Accedió a trabajar conmigo por compromiso, incluso me abofeteó cuando me volvió a ver, igual a Ryan. No perdonó a ninguno de los dos. ¿Cómo se supone que yo voy a saber dónde se encuentra?
— Si, algo supe sobre el triunfal regreso del matrimonio O'Connell. Te lo repito Leigh-Anne, que Bobby me mantuviera alejado del centro de operaciones no significa que me iba a desentender de todo lo que ocurriera ahí— dijo Aidan soltandola con rudeza— Y por eso mismo estoy enterado sobre el bonito abrazo que Siobhan te dio cuando todo terminó. Eso no me parece una acción que alguien tendría contigo si no te perdona por abandonarla antes
Leigh-Anne enmudeció, por supuesto que sabía del paradero de Siobhan, después de todo ella la había llevado hasta su nuevo hogar, pero eso era algo que jamás se atrevió a compartir con absolutamente nadie.
La culpa por abandonar a Siobhan cuando eran tan cercanas era algo que la consumió durante años. Ahora que había logrado ponerla a salvo y lejos de todo ese terrible mundo, no planeaba volverla a traicionar.
La rubia permaneció en silencio mirando a Aidan con odio, por lo que el sujeto encendió una maquina de toques, la cual colocó en el escote del vestido que Leigh-Anne usaba.
Al estar mojada el dolor fue mucho mas intenso y Leigh no pudo evitar gritar ante lo que parecería un dolor interminable.
La electricidad recorría todo su cuerpo, sentía su pecho quemarse ante el contacto de la máquina, los gritos desgarraban su garganta mientras ella trataba de luchar por detener al sujeto.
Sol no había vuelto a atar los nudos con tanta fuerza como los tenía anteriormente, sin embargo no estaban lo suficientemente flojos para que se liberará y le pusiera un alto al hombre.
— Vamos a intentarlo una vez más. ¿En dónde está Siobhan?— preguntó Aidan apagando la máquina— Y te recomiendo que hables pronto antes de que las cosas empeoren para ti. Tengo todo el tiempo del mundo, pero ambos sabemos que tú no
— Vete... al infierno— dijo Leigh tratando de recuperarse
— Respuesta incorrecta— exclamó Aidan encendiendo de nueva cuenta la máquina
La corriente eléctrica volvió a recorrer el cuerpo de Leigh-Anne, quien con lágrimas en los ojos aún luchaba por liberarse de los amarres de sus muñecas.
El dolor parecía no tener fin, cada segundo que la electricidad recorría su cuerpo parecía ser mas intenso que el anterior. El ardor en su pecho era algo completamente indescriptible, su garganta se secaba un poco más por cada grito que salía de este.
Solo quería que todo se detuviera, sin embargo se negaba a pedir piedad a alguien como Aidan McCarthy, por lo que los gritos eran lo único que salía de su garganta.
— ¿Dónde está Siobhan?— insistió Aidan volviendo a apagar la máquina
— No lo sé— negó Leigh tratando de recuperar sus fuerzas
Aidan arrojó la máquina a un lado para ir en dirección a una mesa que Leigh-Anne asumió que colocaron mientras ella dormía. De esta tomó un embudo y una gran botella llena de un líquido transparente.
— En la época de la inquisición se utilizaron diferentes tipos de tortura para hacer admitir a las mujeres que eran practicantes de brujería. Siempre me atrajeron aquellas maneras tan sádicas de obtener información, por lo que el día de hoy vamos a poner a prueba uno de mis favoritos— exclamó Aidan poniéndose detrás de Leigh para sujetarla nuevamente del cabello y hacer que recargara su cabeza para atrás
Aidan trataba de colocar el embudo en la boca de Leigh, quien seguía luchando por defenderse. Se negó a que le colocaran aquel artefacto en su boca, sin embargo poco sirvió ya que con fuerza, McCarthy logró que la rubia terminara con el embudo en la boca y sin posibilidades de escupirlo.
— ¿Me dirás en dónde está Siobhan?— preguntó Aidan mientras abría la botella
Leigh lo miró de mala manera, esperando que el sujeto entendiera que no diría ni una sola palabra.
— Ya lo veremos— dijo Aidan echando el líquido en el embudo para que Leigh no tuviera más remedio que tragarlo
El agua comenzó a acumularse en la boca de Leigh, quien pese a tragar una parte de esta, comenzaba a ahogarse. Tosía tratando de escupir el embudo, pero Aidan sujetaba con fuerza el rostro de la chica para que esta no derramara el líquido o tirara el embudo, además de cubrir su nariz con su mano disponible.
Sentía el agua bloquear sus pulmones, su pecho arder de nueva cuenta pero ahora por la sensación de ahogo, sentía demasiada desesperación por no poder respirar correctamente. El ataque de pánico que sentía era como ningún otro, sentía como su vida parecía desvanecerse de poco en poco. No podía respirar.
Y entonces, cuando sentía que estaba por dar su último respiro, Aidan retiró el embudo de su boca, permitiendole tomar aire de nueva cuenta mientras tosía y escupía toda el agua que le era posible.
El aire volvía a ingresar a su cuerpo, el cual ya se sentía demasiado débil por las cosas que había pasado en tan poco tiempo. Respiraba con mucha dificultad mientras aún tosía en un intento de sacar todavía más agua de su cuerpo.
— No lo volveré a repetir de una buena manera. ¿En dónde está Siobhan?— preguntó Aidan poniéndose frente a ella
— ¡Vete al carajo!— gritó Leigh con las pocas fuerzas que tenía
— Soy alguien paciente, pero deja de tentar a tu suerte— dijo Aidan volviendo a encender la máquina para electrocutar a la rubia— Dime lo que quiero saber y tu sufrimiento será más corto
Leigh no dijo ni una sola palabra y siguió tosiendo, lo que hizo enfurecer a Aidan, quien ahora colocó parte de la máquina en uno de sus brazos, el cual se había mojado gracias a todo lo que la chica había escupido.
Sentía su cuerpo con menos fuerzas, el ardor ahora era en su brazo, el cual ahora ya tenía una gran herida debido al contacto con la máquina, cosa que la hizo llorar al pensar que tal vez su pecho se encontraba de la misma manera.
La vida parecía desvanecerse a cada segundo que transcurría. Parecía que era el final.
Pensó en todas las cosas que había logrado durante su vida aún cuando estuvo apunto de rendirse después de que Edward muriera. En como aún pese a vivir con el dolor de no tenerlo a su lado, se esforzó en hacer que su vida valiera la pena. Quería que donde sea que su hermano se encontrara, se sintiera orgulloso de la persona en la que se había convertido.
Pensó en todas las vidas que salvó y las voces que defendió. En como pese a que no muchos creyeran en ella, siempre se esforzó en demostrarles que era capaz de todo lo que se propusiera, aún cuando existían cosas que no parecieran tener solución.
Pensó en como vivió su vida fuera del trabajo. Tuvo la dicha de saber lo que se sentía estar enamorada y que fuera correspondido, aún cuando ese amor no resultara eterno como lo hubiera deseado.
Sonrió internamente al recordar como logró encontrar una familia en Adam, Ayla y Gisselle. Personas con quienes no compartía sangre, pero siempre estuvieron dispuestos a ayudarla y protegerla de cualquier clase de mal.
Incluso se permitió pensar en lo felices que fueron los últimos meses de su vida mientras trabajó en la UAC, lugar en donde encontró por fin ese equipo y ese hogar que tanto soñó.
Rossi había sido un gran hombre desde el primer instante, dándole palabras de aliento cuando sintió que el mundo volvía a caer a pedazos sobre ella después del caso del tiroteo.
Morgan siempre la hizo reír y en cada caso en donde iban detrás de los ignotos, la protegía como si se tratase de su hermana menor.
JJ y García tenían la dulzura y la alegría para iluminar sus días mas pesados. Siempre encontrando el momento ideal para sacarle mas de una carcajada.
Hotch siempre estando al pendiente de cualquier cosa que Leigh-Anne pudiera llegar a sentir. Ya fuera tristeza, enojo, incluso alegría, el hombre realmente se veía preocupado por las cosas que le sucedían a todo el equipo y eso era algo que significaba demasiado para ella.
Tara y Gisselle eran como sus confidentes, las adoraba con todo su ser, aún cuando no tuviera tanto tiempo de conocer a la primera. Se sentía tan segura estando con ellas, que las risas nunca parecían tener fin.
Y por último estaba Spencer Reid.
El joven que llegó a encantarla con una sola mirada y a generar toda clase de emociones que la rubia creía que eran mera ficción.
Spencer había significado tantas cosas en tan poco tiempo que le parecía imposible el encontrar las palabras exactas para tratar de expresar como se sentía por él.
Estar cerca de él le producía una ola de felicidad y todo un sin fin de emoción.
El castaño se había esforzado tanto en dejar cosas positivas en la vida de la rubia, que la chica no pudo evitar caer rendida ante los encantos que solo Spencer tenía.
No sabía como o en que momento, pero sus sentimientos por él eran tan intensos y tan reales, que el solo pensar que nunca podría expresarlos la hacía sentir en extremo triste.
Leigh-Anne solo podía decir que estaba encantada por conocer a Spencer.
Y ese fue el último pensamiento de Leigh antes de que sus ojos se cerraran.
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