✧ dieciocho; el hospital
Era la segunda vez desde que Leigh-Anne había ingresado a la UAC que despertaba en un hospital, sin embargo se alegraba de saber que todo había sido real y que no se trató de un sueño, realmente había logrado escapar de sus secuestradores.
Para cuando la rubia abrió los ojos, se encontró rodeada de flores de diversos colores e incluso en uno de sus brazos se encontró con un peluche en forma de tejón, que también tenía una bufanda amarilla con el escudo de su casa mágica. Sonrió por el detalle que asumía era parte de Adam o Ayla, ya que no muchos estaban al tanto de su cariño por ese animal.
Giró su mirada al lado izquierdo y encontró a su mejor amigo durmiendo en uno de los sillones individuales, junto a él, se encontraba Harry Pipes, quien al igual que el castaño, se encontraba dormido. De su lado derecho pudo encontrar a Ayla y a Gisselle, ambas en el mismo estado que los hombres junto a ella.
Leigh-Anne intentó sentarse, pero al intentar ocupar sus brazos para apoyarse, sintió un fuerte ardor, eso la hizo recordar las quemaduras que le había provocado la máquina de descargas con la que la habían torturado. Dejó de lado el peluche para tratar de ver como lucían sus brazos. Sin embargo, sus heridas se encontraban cubiertas, por lo que Leigh no quiso mover los vendajes y prefirió esperar a alguno de los doctores. Debía admitirlo, el no saber nada sobre su estado la hizo sentirse un poco nerviosa sobre la manera en la que había llegado al hospital, sin embargo trató de respirar y mantener la calma.
Centró su vista al frente y se encontró con un reloj que indicaban que eran las cinco y cuarto de la mañana. Eso la hizo cuestionarse la cantidad de tiempo que había pasado inconsciente, no tenía muchos recuerdos sobre casi nada después de correr a los brazos de JJ y que Spencer llegara poco después.
Fue mientras Leigh-Anne intentaba levantarse, que Spencer Reid ingresó a la habitación. El castaño se llenó de alegría al ver a su amiga con consciencia, por lo que dejó el café que acaba de comprar sobre un mueble y se apuró para abrazar a la chica, quien al instante se quejó un poco por el ardor en el pecho, siendo su grito, lo que hizo que todos en la habitación despertaran.
— ¡Despertaste, despertaste!— celebró Ayla abrazando a su hermana una vez que Spencer la había soltado
— ¡Leigh, estás bien!— exclamó Harry uniéndose al abrazo— ¿¡Cómo estás!? ¿¡Necesitas algo!? ¿¡Hambre!? ¿¡Sed!? ¿¡Le hablo a tu doctora!?
— Auch, esperen, esperen— se volvió a quejar la rubia— Saben que disfruto mucho sus abrazos, pero no lo hagan con tanta fuerza que me duele el pecho y los brazos
— Lo siento, lo siento... es solo que tuve tanto miedo de perderte... fue horrible— exclamó Ayla con lágrimas en los ojos— ¡No me vuelvas a hacer esto! ¡Casi me matas de la preocupación!
— A todos, pero por fin despertaste— sonrió Harry tomando la mano de Leigh— ¿Quieres que te traiga algo? ¿Agua, comida?
— Estoy bien, no hace falta, muchas gracias, Harry— agradeció ella
Todos celebraron que Leigh-Anne había vuelto a la vida. Ayla fue la encargada de explicarle a su hermana que había pasado dos días inconsciente, que el doctor había sanado todas las quemaduras y que estás podrían llegar a dejarle cicatrices (aunque afortunadamente, no muy grandes).
Pero entonces llegó la pregunta que todos hubieran deseado no responder y esa era el paradero de Aidan McCarty.
Spencer tuvo que responder esa parte con nervios. El hombre había logrado escapar, aún no sabían por donde o como, pero Leigh-Anne asumía que fue usando alguna otra vía de escape de la que nadie en esa casa estaba enterado, justo como el túnel que ellos habían utilizado para salir.
Leigh no podía negar que sentía temor ante el hecho de que Aidan aún siguiera en libertad, ya que eso significaba que no solo iría detrás de Siobhan, también seguiría detrás de ella y de Ryan. Tendrían que vivir en un estado constante de alerta, después de todo sabía lo suficiente de quien la secuestro para saber que no se rendiría en su plan de dañarlos o incluso de recuperar a Sol.
Entonces, ante esos últimos pensamientos, más dudas llegaron a su cabeza.
¿Cómo estaba Ryan? ¿Cómo estaba Sol? ¿La iban a arrestar por ser cómplice del secuestro de Ryan? ¿Qué harían con ella?
Había tanto por averiguar y Leigh aún no parecía sentirse preparada para que alguna de esas preguntas tuviese una respuesta negativa.
La rubia quiso seguir haciendo mas preguntas, pero entonces su padrastro, su madre y su ex esposo entraron a la habitación.
Hubo un silencio un tanto incómodo en el cuarto, después de todo, todos ahí sabían la clase de relación que había entre los dos últimos con Leigh y claramente ninguno quería que terminaran en conflicto como siempre ocurría.
Pero entonces ocurrió algo que dejó sorprendidos a todos los que estaban en el lugar.
Leigh-Anne pidió quedarse a solas con Joseph para hablar.
— ¿Estás segura?— cuestionó Gisselle
— Si, lo estoy, son solo unos minutos porque también quiero hablar contigo, madre— exclamó Leigh mirando a la mujer que la veía directamente— Pero eso será en cuanto termine mi conversación con Joseph, por favor
— Acabas de despertar y no creo que sea buena idea que hables con él, podrías...
— Adam, se a lo que me atengo, no te preocupes por mi— interrumpió Leigh— Pero realmente necesito hablar con él... tenemos una conversación pendiente y él lo sabe
Spencer miraba al ex esposo de su amiga y a ella. Sentía demasiada curiosidad por el motivo que pudiera llevar a Leigh-Anne a querer hablar con él a solas.
¿Qué podría ser tan importante para que Leigh quisiera que fuera una conversación privada?
¿Acaso había pasado algo entre ellos de lo que él no estaba enterado?
¿Y ahora que había estado tan cerca de la muerte volvió a cuestionar sus sentimientos y elegía volver a estar con Joseph?
Después de todo, Spencer no sabía con exactitud toda la historia detrás del divorcio del matrimonio. Lo único que sabía era que Joseph se negaba a que Leigh-Anne se mudara de Nueva Orleans y que hubo demasiados conflictos durante los últimos meses en los que estuvieron juntos. Incluso recordaba algunos comentarios cargados de ironía que hacían mención de algunas infidelidades, pero jamás había pedido un contexto completo.
¿Y si Leigh-Anne quería limar todas esas asperezas para volver a juntarse con él? Y si hacía eso, ¿Eso significaría que renunciaría a la UAC y volvería a Nueva Orleans?
Había tantas incógnitas, pero sin ningún resultado. El castaño formuló demasiadas preguntas, sin embargo sabía que no obtendría las respuestas que deseaba y que lo mejor era darle a Leigh ese espacio que había pedido.
Al final todos accedieron a marcharse, dejando al antiguo matrimonio a solas en aquella habitación de hospital.
Leigh-Anne y Joseph se miraron un tanto incómodos, por lo que la rubia jugueteó con el peluche que había en sus manos para tratar de tranquilizarse.
— ¿Cómo te sientes?— preguntó Joseph para romper el silencio— ¿Segura que quieres hablar ahora? Lo importante es que descanses y te recuperes...
— Estoy mejor, gracias por la preocupación— sonrió de lado la chica— Y si, quiero hablar ahora para por fin poder cerrar nuestro capítulo. Es momento de que siga adelante sin todo ese rencor que siento por ti...
— Leigh, se que te hice daño y...
— Por favor, déjame hablar. Por primera vez, déjame expresarte todo lo que siento y sentí durante los últimos meses que estuvimos juntos— interrumpió ella— Tu hablaste en su momento y pese a que dijiste cosas que me hirieron demasiado, me quedé a escucharte. Ahora es mi turno de hablar
Joseph asintió, tomó una silla y la colocó junto a la cama en donde su ex esposa descansaba.
— Quisiera decir que te perdono por todo, por las infidelidades, por no apoyarme en mi sueño de querer formar parte del FBI, por los comentarios hirientes... pero la realidad es que eso no es algo que pueda lograr concederte, al menos no en este punto de mi vida— suspiró la rubia— Pero lo que si puedo hacer es decirte todas esas cosas que guardé durante todo este tiempo y solo así tal vez encontrar paz para mi misma. Realmente te amé, te amé como se que jamás voy a amar a nadie, creí que serías el amor de mi vida y de verdad hubiera dado todo por ti... es una lástima que no estuviéramos destinados a estar juntos
— Leigh, yo aún te amo y ahora comprendo todos mis errores. Podríamos volver a intentarlo, estoy dispuesto a mudarme a Virginia contigo, incluso de seguirte a cada estado que vayas durante tus casos... no quiero vivir sin ti
— Y me da gusto que los entiendas, así como yo también entiendo los errores que pude cometer mientras estuvimos juntos... y aunque la Leigh-Anne que llegó aquí hace un par de meses hubiera aceptado tu propuesta sin pensarlo... la verdad es que ya no quiero volver a estar a tu lado— confesó ella con firmeza— Ya no confío en ti, ya no estoy segura del amor que tanto dices sentir. Me engañaste mientras yo estaba dando todo de mi para evitar que nuestro matrimonio se viniera abajo, te quitabas el anillo para poder llevar mujeres a NUESTRO hogar... te acostaste con ellas en NUESTRA cama... no me pidas que vuelva a creer en ti después de esas acciones
Joseph se quedó en silencio, sabía que merecía todo el desprecio de la rubia frente a él, sabía que había arruinado lo mejor que pudo tener en la vida, sabía que perdió a quien podría amarlo hasta el último de sus respiros.
Perdió a la mujer de su vida.
— Lo peor vino cuando te uniste con mi madre y dijiste cosas espantosas sobre mi, quisiste hacerte una víctima de la situación, justificando tus acciones con que me ausentaba demasiado por mi trabajo... por dios, te apareciste en el homenaje a las víctimas del tiroteo en donde murió mi hermano y te atreviste a acusarme de cambiarte, cuando el primero en hacer eso fuiste tú al momento en que te involucraste con otras cuando seguíamos casados— siguió hablando Leigh con seriedad— Me rompiste el corazón de una manera que jamás le desearía ni a mi peor enemigo, me hiciste desear nunca haberte conocido, me hiciste perder toda la confianza que tenía en mi misma y me hiciste creer que no podía ser suficiente para nadie mas
Algunas lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Leigh. Aún le dolía recordar ese dolor y es probable que eso siguiera doliendo durante mas tiempo, pero por lo menos ahora podía liberarse de todas esas palabras que jamás fueron dichas.
— Me traicionaste, se que no te dolerá como a mi...
— Perdóname Leigh, de verdad perdóname— decía Joseph tomando las manos de la chica y llorando— Arruiné la mejor cosa que pude tener en la vida y ahora no sé como vivir sin ti... no quiero vivir sin ti
— Pues tendrás que hacerlo, justo como yo aprendí a vivir sin ti... mi decisión está tomada, no volveré a estar contigo— finalizó Leigh soltando las manos del pelinegro— Se feliz, jamás te desearé el mal, pero por favor, aléjate de mi y de mi madre... no hagas las cosas mas complicadas para ambos. Solo nos hacemos daño
El ojiazul miró los verdes ojos de a quien consideraría el amor de su vida y de cualquiera que pudiera seguirle.
Su corazón dolería por el resto de sus días y se arrepentiría por haber hecho tan mal las cosas, se cegó por los celos del éxito que Leigh estaba teniendo, se cegó por el dolor de saber que la perdería, se cegó por cosas que ahora parecían tan estúpidas...
— Antes de que me vaya... yo también necesito hablar contigo sobre algo de lo que me enteré no hace mucho— dijo Joseph mirándola con tristeza y confundiendo a Leigh— ¿En algún momento planeabas decirme que íbamos a ser padres?
La pregunta se sintió como si un balde lleno de agua helado hubiera caído sobre ella.
— ¿Cómo sabes eso?
— Tu compañera... García encontró muchos archivos y entre ellos un expediente médico bajo el nombre de Saoirse— explicó él con dolor en su voz— ¿Qué pasó? ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Acaso no merecía saberlo? ¿Aceptaste ir a esa misión aún cuando estabas embarazada?
— La razón por la que nunca te dije nada fue porque me sentía demasiado culpable— respondió ella— No sabía que estaba embarazada... lo supe hasta que desperté en el hospital y me dijeron lo que había pasado. ¿Qué clase de madre no se da cuenta que está embarazada?
— Leigh-Anne... no debías cargar con ese dolor tú sola...
— Fue mi culpa, nuestro hijo murió porque pese a que tuve algunos mareos y vómitos, los asocié por otra cosa... ignoré las señales por concentrarme tanto en el trabajo... fui una pésima madre y por eso perdí a mi bebé
Leigh-Anne se permitió llorar aquella perdida que llevaba cargando durante tanto tiempo, pero de la que siempre se negó a hablar. Después de todo sabía que la única persona que sabría comprender ese dolor, sería el propio Joseph.
— Cuando volví de la misión nuestro matrimonio comenzó a venirse abajo y yo estaba desesperada por salvarlo y creí que si te decía del aborto, me culparías y me dejarías...
— Jamás te hubiera culpado por lo que pasó... no fue tu culpa, no fuiste una mala madre. Si de algo estoy seguro en este vida, es que tu serías la mejor de las madres
— Te juro que de saberlo, hubiera rechazado la misión...
— Te creo, te creo— dijo Joseph levantándose para abrazar a la rubia que ya lloraba sin control— Aún así debiste contarme, no es justo para ti cargar con este dolor tú sola. Perdóname Leigh, perdóname por no notar lo rota que estabas después de volver de esa misión...
Fue así que por primera vez en mese, Leigh-Anne se permitió abrazar por la que sabría sería la última vez a Joseph. El que ahora él estuviera al tanto del bebé, significaría poder dar ese cierre, significaría que por fin tendría la fuerza para hablar de lo ocurrido y por fin soltarlo.
— Si en algún momento necesitas algo de mi, prometo estar para ti. No te voy a pedir que me expliques lo que viviste para que abortaras... pero si en algún punto me lo quieres decir, w se estaré encantado de escucharte— dijo Joseph separándose de ella— Me voy a arrepentir toda la vida de todo lo que te hice, pero aceptaré tu decisión... me alejaré de ti y de tu familia. Pero aún así, contarás conmigo para lo que sea
Y así fue como otro gran peso se quitó de los hombros de Leigh-Anne. Sin duda había sido la mejor de sus decisiones, por mucho que le costara soltar el pasado, era momento de hacerlo, tenía que cumplirle esa promesa a Edward de vivir, de hacer que su vida valiera la pena.
Aún sentía algunos sentimientos negativos por Joseph, pero el lograr hablar con él de su sentir y sobre el bebé, sin duda le había quitado un peso de encima. El primer paso para mejorar su vida estaba hecho, ahora necesitaba enfrentarse al resto de cosas que significaban conflictos para ella.
•••
Enfrentar a su madre era algo que debió de hacer meses atrás, es probable que incluso años, pero tal vez no lo hacía por todo ese respeto que sentía por ella, por todo el cariño que siente aún cuando tuvieran tantas diferencias.
Sin embargo sabía que era el momento perfecto para dejar en claro que había tomado esa decisión de alejarse de Joseph y de no volver a estar junto a él, lo que tendría que incluir apartarlo de todo lo que la rodeara, eso por supuesto incluyendo a su madre (aunque ella no lo quisiera).
También era el momento ideal para mencionar que ambas debían de tomar una terapia familiar para tratar de soltar el dolor de la ausencia de Edward.
El problema mas grande era que Adela Jones no creía en nada relacionado a la psicología, aún cuando Leigh-Anne llevaba años tratándola de convencer de que eso realmente ayudaba, llevaba años tratando de hacerla abrir los ojos.
La rubia sabía que ninguna de las dos podía seguir viviendo atada a la ausencia de Edward y además, fingiendo que nada había ocurrido, no era sano, tenían que avanzar e intentar que su relación mejorara, no era bueno que tuvieran tantos problemas cada que se veían.
Todo esto parecía ser sencillo de comprender y aunque Leigh-Anne tratara de explicarlas de la manera mas clara y pacífica posible, conocía a su madre, sabía que no se tomaría del todo bien sus peticiones. Es por eso que Leigh tendría que dar un ultimátum.
— Te quiero madre, de verdad que lo hago, pero si no estás dispuesta a hacer todas estas cosas, lo mejor para ambas será marcar una distancia— dijo la rubia con tristeza— No podemos permanecer así, esto es muy desgastante para mi y estoy segura de que para ti también
— No necesitamos que ningún extraño se entere de nuestros problemas, no voy a ir con ningún terapeuta— se negó Adela— Esas personas solo buscan sacarle dinero a la gente y enterarse de tus problemas. La psicología no sirve para nada, solo es una perdida de tiempo
— No puedo creer que sigas con ese pensamiento sobre esto. Creí que tu mentalidad cambiaría después de que te expliqué lo que significaba a UAC— exclamó Leigh mientras negaba— ¡Todo lo que hago se basa en la psicología! No se si te acuerdas, pero una de las carreras por las que obtuve un título universitario fue precisamente la psicología...
— Y te he dicho lo que pienso al respecto. Fue una perdida de tiempo y recursos, lo que tú haces no es mas que una serie de adivinanzas, todo es casualidad
Leigh negaba incrédula ante los comentarios de su madre, no podía creer que fuera capaz de desmeritar tanto algo que le había tomado tantos años de su vida aprender. La psicología fue la base para comenzar con todo su proceso como policía y ahora como agente del FBI, pero su madre aún parecía creer que todo se trataba de alguna clase de golpe de suerte.
— ¿De verdad crees que lo que hago se basa solo en casualidades?
— Solo digo que no todo lo que nos pasa mentalmente hablando tiene una justificación, simplemente pasa y ya. Nosotros mismos podemos lidiar con nuestros problemas... ¿Para qué pagar por escuchar consejos?
Y entonces ese comentario fue la gota derramó no solo un vaso, fue como si derramara cientos de garrafones llenos de agua, garrafones que se habían estado llenando durante el paso de los años, años en donde solo se quedaba en silencio oyendo todos los horribles comentarios por parte de quien le había dado la vida.
Ya no podía soportarlo.
— No, lo siento, no puedo. Lo intenté, te lo juro que lo intenté de todas las maneras posibles pero esto me sobrepasa, no puedo— negó Leigh pasando sus manos por su cabello— Te voy a pedir que te vayas. No quiero que estés aquí y no quiero estar cerca de ti...
— Leigh-Anne, soy tu madre...
— ¡Y porque lo eres creería que comprenderías lo que te estoy diciendo!— explotó ella— ¡He pasado desde la muerte de mi hermano tratando de ser una buena hija, aún con todos los problemas que tuve, me esforcé por ti... y tu le quitas todo el merito a mi trabajo, no crees en nada de lo que hago aún cuanto me he partido la espalda para llegar hasta donde estoy!
El tono de voz de Leigh comenzaba a aumentar, por lo que William y Ayla tuvieron que entrar parar tratar de calmar la situación, sin embargo al entrar solo pudieron ver a la rubia con lágrimas rodando por sus mejillas mientras miraba con severidad a la mujer frente a ella.
— El día que aprendas a valorar mi trabajo y quieras que nuestra relación comience a sanar, me podrás buscar y tal vez estaré dispuesta a hablar nuevamente, pero mientras lo mejor será que nos distanciemos— dijo Leigh ante la sorpresa de quienes acababan de entrar— Agradezco tu preocupación al venir aquí desde Nueva Orleans, pero será mejor que regreses
— Leigh-Anne... es tu madre— trató de intervenir William
— Y no porque lo sea significa que voy a seguir soportando un segundo más todos sus desprecios— dijo Leigh-Anne con seriedad— Que sea mi madre no le da derecho a tratarme como lo lleva haciendo durante todo este tiempo... ¡Ya me cansé, me niego a seguir así!
— Papá, lo mejor si será que se vaya, Leigh-Anne está delicada de salud, necesita descansar y sobre todo, no estar discutiendo con nadie— le dijo Ayla a William en un susurro— No es el momento para que sigan con este encuentro y lo sabes
— Querida, vámonos— exclamó William después de unos segundos de pensar la situación— Leigh necesita descansar y tú pensar sobre lo que sea que hablaran
— ¿Te vas a poner de su lado?— preguntó Adela ofendida
— No es ponerme del lado de nadie, pero tu hija está recuperándose de lo que sea que le hicieran durante su secuestro y no puede estar discutiendo con nadie— respondió William sonriéndole ligeramente a su hijastra— No sé de que estuvieron hablando, pero lo que sea, no es el momento para seguir con eso. Así que vámonos y piensa las cosas en lo que compro los boletos para regresar a Nueva Orleans
Había demasiada tensión en la habitación. Adela y Leigh se veían con severidad, ninguna parecía estar dispuesta a ceder, por lo que William tuvo que sacar a su mujer del cuarto antes de que todo volviera a explotar y de una manera muchísimo peor.
Leigh soltó todo el aire que había mantenido en sus pulmones mientras sentía como las cargas en su espalda parecían disminuir. Sin duda la respuesta obtenida por su madre no era algo que ella hubiera deseado recibir, pero al menos se sentía bien por haberla enfrentado después de todos esos años.
Sabía que sus problemas con su madre tomarían mucho mas tiempo para ser resueltos, pero al menos lo había intentado.
— ¿Estás bien?— preguntó Ayla acercándose a Leigh— Honestamente creí que si terminabas peleando con alguien, ese alguien sería Joseph, pero aunque lo vi demasiado triste al salir de aquí, todo parece que salió bien entre ustedes
— Si... nos debíamos esa conversación y por lo visto logró comprender las cosas que siento— asintió ella mientras suspiraba— Al menos algo en mi vida puede tener arreglo
— Por experiencia propia, te puedo decir que las madres son complicadas— suspiró Ayla mientras reía— ¿Tú por qué crees que no veo a la mía desde hace años?
— Porque cuando le dijiste que te gustaban las mujeres, casi te manda a que te hicieran un exorcismo y a un campamento para "curar" la homosexualidad— rio Leigh
— Si... eso también— rio de vuelta Ayla— Tú arregla el resto de tus conflictos, ya hiciste lo mas que pudiste por tu relación con Adela, ahora el resolver el problema queda en ella y si no lo quiere... bueno, te puedo decir que se siente increíble alejarte de esos familiares que solo se encargan de chuparte la energía y solo nos hacen miserables, aunque ese familiar sea tu propia madre
Ambas rieron.
Tal vez Leigh-Anne y Ayla no compartían sangre, pero sin duda se amaban como si así fuera.
Las risas de ambas terminaron siendo interrumpidas en cuanto Adam ingresó al cuarto. El castaño se dedicó a mirar de manera seria a su amiga, quien extrañada por la actitud del hombre, se limitó a seguirlo con la mirada.
Nadie decía nada, Adam aún caminaba por todo el cuarto mientras fingía ver las notas que había en los arreglos de flores que se enviaron para la rubia.
En algún momento se acercó hasta la chica, pero aún sin decir ni una sola palabra, cosa que seguía desconcertando a Leigh, pero sin duda lo que mas la hizo sentirse confundida fue ver a Adam tomar uno de los cojines que había en los sillones.
— ¿En algún momento vas a ...?— la pregunta de Leigh fue interrumpida por el impacto del cojín en su rostro— ¡Óyeme! ¿¡Qué te pasa!?
Pero Adam no respondió y repitió su acción, lo que ocasionó que Ayla le quitara el cojín.
— ¿Qué te pasa?— preguntó también Ayla
— ¡La primera es por casi matarme del susto y la segunda es por preferir hablar con el idiota de tu ex antes de conmigo!— exclamó Adam viendo a Leigh-Anne y quitándole el cojín a Ayla para volver a repetir su acción— ¡Y la tercera es por quedarte callada con lo de mi sobrino!
Los ojos de Ayla se abrieron por completo al escuchar la última parte de lo que Adam había dicho y Leigh-Anne solo cerró los ojos mientras suspiraba para tratar de controlarse y no darle un golpe a su amigo por decir eso tan alto.
— ¿Cómo dices que dijiste?— preguntó Ayla aún mas confundida— ¿De que sobrino hablas?
— Adam, te quiero much, eres de lo mejor en mi vida pero ¿Tú de verdad crees que es el momento para hablar de esto?— preguntó Leigh quitándole el cojín para darle ahora ella un almohadazo— Ya hablé del tema con Joseph que era quien realmente debía saberlo y hasta él fue capaz de comprender que prefería no entrar en detalles con respecto a eso. Le pido a ambos que hagan lo mismo
— ¿Por qué no me dijiste nada?— preguntó Adam con tristeza
— Porque lo que menos quería era recordar a mi hijo muerto. Decirte algo no iba a cambiar el hecho de que lo perdí, no quería que nadie lo supiera y me vieran con la misma lástima con la que todos me veían después de la muerte de Edward— respondió Leigh tratando de no perder los estribos— Estoy agotada por mis conversaciones con mi madre y Joseph, me duele el cuerpo... solo necesito recuperarme para dejar el tema atrás
— Evadir lo problemas no van a hacer que desaparezcan y lo sabes— dijo Ayla viendo a Leigh— Entenderé que no quieras hablarlo, pero en algún momento tendrás que hacerlo, no puedes guardarte todas esas cosas negativas... por eso acabas mal y aislada del mundo
— Se que no puedo hacerlo, es por eso que estoy comenzando a sacar cosas, pero denme tiempo... lo de mi bebé es de las cosas mas complicadas a las que me tuve que enfrentar y no estoy lista para hablarlo con alguno de ustedes— suspiró Leigh con cansancio— Hablaré primero con un terapeuta y luego con ustedes...
Ayla y Adam se voltearon a ver un tanto tristes, pero terminaron por acceder a la petición de Leigh. Claro que se sentían heridos por no haberse enterado de algo tan delicado como lo del bebé desde que ocurrió, pero de alguna manera comprendían el porque de las acciones de la chica.
Al final no les quedaba mucho por hacer, solo aceptar las peticiones de la rubia y apoyarla durante todo su proceso de sanación. Los necesitaría mas que nunca.
— ¿Cómo estás?— preguntó Adam sentándose junto a ella— ¿Quieres hablar de lo que ocurrió?
— No realmente— negó Leigh viendo sus manos con nervios— ¿Saben algo de Ryan y de Sol?
— Ryan está en la habitación de a lado junto con su esposa y el señor Castle, el resto de su equipo está con parte del tuyo haciendo todo eso del papeleo, declaraciones, hablar con supervisores, cosas que tu entiendes mas que nosotros— respondió Ayla sentándose al borde de la cama— Y la chica, quien asumiré es Sol... la revisaron y resultó estar físicamente bien, pero se la llevaron para dar declaraciones y tratar de averiguar si ella tendría una idea de a donde pudo escapar Aidan
Leigh suspiró nuevamente pero ahora con tristeza, se alegraba de que Ryan estuviera bien, sin embargo ahora se encontraba preocupada por lo que podría suceder con Sol. Sabía que la adolescente ya no tenía familia, por lo que asumiría que en caso de que no levantaran cargos en su contra por ser cómplice en el secuestro de Ryan, iría directo a una casa hogar, cosa que le preocupaba ya que sabía que en esa clase de lugares no solían adoptar a personas de su edad.
— Yo la ayudaré con todos los temas legales que llegue a necesitar, no te preocupes por eso— habló Adam al darse cuenta que Leigh pensaba mucho— Me encargaré de que no sea acusada de nada, además nos va a ayudar que el detective Ryan ya declaró que no quiere levantar cargos contra Sol y ayudó que también dijo que la chica los ayudó a escapar, tenemos el registro de la llamada que hizo para alertarnos de su paradero... tenemos buenas oportunidades para ayudarla
— Gracias, ella es una muy buena chica que pasó por cosas terribles... merece otra oportunidad para vivir— dijo Leigh— Y si sirve de algo, yo puedo declarar que también curó algunas de nuestras heridas, evitó que Aidan me hiciera mas daño del que me hizo... realmente quería ayudarnos
— Y estoy segura que eso será tomaso en cuenta, pero todo lo dirás hasta que tengas que declarar, ahora solo recuéstate y descansa— dijo ahora Ayla— Nosotros no nos moveremos de aquí e incluso afuera te esperan Gisselle, Harry y Spencer. Ninguno quiso moverse de aquí en cuanto te trajeron
Una sonrisa se formó en el rostro de Leigh al escuchar el nombre de Spencer, cosa que claramente no había pasado desapercibida para Adam y Ayla, quienes solo sonrieron burlones, sin duda notaban lo encantada que la rubia se sentía por su amigo.
Leigh notó las miradas y las sonrisas por parte de sus acompañantes, por lo que solo negó mientras reía, no hacía falta que alguno de ellos hablara, entendía perfectamente lo que ambos pensaban, de nueva cuenta había vuelto a salir a tema las cosas que comenzaba a sentir por su compañero.
Cosas que si bien aceptó semanas atrás, no estaba consciente de a que grado llegaban, pero ahora que tenía la mente relativamente despejada y se permitía pensar con detenimiento en todo lo que daba vueltas por su cabeza, lo supo, no solo estaba encantada por Spencer Reid, lo quería, lo quería de una manera que resultaba imposible describir con el uso de las palabras y por supuesto que le aterraba la idea de salir nuevamente lastimada, sin embargo con el solo pensamiento de la sonrisa del castaño, todo parecía no tener importancia.
Leigh-Anne quería a Spencer Reid sin ninguna duda.
— Por cierto, gracias por estar aquí, por las flores y por el peluche— sonrió Leigh para evadir el tema sobre Spencer— Creo que el tejón es mi cosa favorita
— ¿Cuál tejón?— preguntó Adam
— Este— exclamó Leigh sacando el peluche de entre las sabanas— Un tejón de peluche con una bufanda de Hufflepuff, es muy claro que los demás no pudieron darme esto ya que no saben de mi afición por Harry Potter y mucho menos que soy una Hufflepuff
— Anne, nosotros no te regalamos eso— dijo Adam viendo el peluche— Es lindo, eso no te lo niego, pero nosotros solo te trajimos girasoles porque sabemos que te ponen feliz
— ¿Entonces fue Joseph?— preguntó ella confundida
— No, él te trajo el arreglo con margaritas blancas, yo vi cuando lo estaba pagando, incluso él lo trajo hasta tu cuarto— dijo ahora Ayla— ¿Harry, tal vez?
— Nadie más sabe de...
— Conozco a alguien que sabe de tu amor no tan secreto por Harry Potter y ese alguien es cierto agente del FBI por quien Leigh-Anne siempre suspira cada que ve— rio Adam— Y no quieras negarlo, porque la clave que le diste a Sol para que pudiera reconocerla, la de tus animales favoritos, él la entendió perfectamente
— ¿Cómo sabes...?
— Hablé con él mientras permaneciste inconsciente. Se veía bastante alterado, no se movió de aquí en ningún momento, cada que veía a Joseph parecía que lo quería aventar de la ventana— decía Adam
— No empieces con tus comentarios— interrumpió Leigh— Estoy en el hospital, me estoy recuperando de un secuestro y de tortura, es normal que mi equipo tenga detalles conmigo, el claro ejemplo es que recibí bastantes flores
— ¿Acaso todo tu equipo te trajo un detalle así de personal? ¿Todos te mandaron un tejón con la bufanda de tu casa mágica?— preguntó Adam levantando una ceja
— ¿Vamos a volver a la etapa de negación? Sabes que eso no funciona conmigo, te conozco como la palma de mi mano— dijo Adam con una sonrisa— Se que no soy perfilador, no estudio el comportamiento humano... bueno, no de la manera en la que tu lo haces, pero todos aquí notamos que entre Spencer y tú existe algo mas que solo sentimientos amistosos
— Adam tiene razón, hasta yo lo noté y eso que es la segunda vez que los veo juntos— asintió Ayla
— Cuando se casen pasaré con la linda enfermera que te atiende, caminaremos juntos del brazo y mis palabras serán: "Anne, te lo dije"— rio Adam
— Empiezo a creer que estas aquí no solo por cuidarme. ¿Te estás ligando a la enfermera que me atiende?
— Tal vez, pero no quieras evadirme el tema. ¡Es claro que ambos se mueren el uno por el otro!— exclamó Adam— Y si se casan, pido ser el padrino, anímate, quiero ir a una boda
— A menos que tu te cases con la enfermera, no iremos juntos a otra boda— negó Leigh uniéndose a las risas por parte de Ayla— O tal vez si Hotch y Gisselle deciden casarse podría ser una segunda opción. Pero yo no me vuelvo a casar, ya tuve una boda en la que por cierto te besaste a la hermana de mi ex esposo
— Y a su prima— agregó Ayla riendo
— Eran hermosas y tu lo sabes— le dijo el hombre a Ayla— El único de sus defectos era ser familia de un idiota como Joseph
— Fuiste su padrino— recordaba Leigh
— Lo que hice en esa boda, se queda en la boda, punto final— finalizó Adam entre risas
Después de algunos momentos en donde los tres rieron y Leigh sintió recuperar parte de esa alegría que le había sido arrebatada en las últimas horas, la chica sintió que era momento de hablar con el resto de personas que se habían quedado al pendiente de ella durante el tiempo en donde sus ojos permanecieron cerrados. De esta manera, Leigh-Anne le pidió a su mejor amigo que le hablara al resto de sus amistades.
— ¿Segura que no quieres que le llame a Spencer primero?— dijo Adam en tono de burla— Pero tendrás que esperarme, porque primero iré a obtener el número del amor de mi vida
— Aceptaré eso segundo solo porque ya quiero ser tía, ve a conquistarla porque quiero ser la tía consentida y eres el único que pude darme eso, ya que Ayla no quiere hijos— dijo Leigh
— Tal vez eso suceda mas pronto de lo que crees— exclamó Adam poniéndose de pie y saliendo velozmente de la habitación antes de que alguna de las chicas pudiera decir algo
Leigh-Anne no entendió la razón de aquel comentario. Hasta donde ella recordaba, Adam nunca se había planteado la idea de tener hijos, le gustaba su vida sin necesidad de que otros dependieran de él, pero su último comentario la había dejado con demasiadas dudas.
Dudas que como Adam dijo, serían resueltas mas pronto de lo que ella creía.
•••
Leigh-Anne quiso golpear a Adam cuando vio que la única persona que entró había sido Spencer, pero al mismo tiempo quiso agradecerle cuando su corazón comenzó a llenarse y a brincar de alegría al ver al castaño acercarse poco a poco hasta su cama.
Cuando él la volvió a abrazar con delicadeza, sintió como si todo en ella estuviera completo, adoraba abrazar a Spencer, sentir su fragancia adentrarse por sus fosas nasales, sentir el calor de su cuerpo, sentir los latidos de su corazón pegados a su pecho... era realmente una de sus sensaciones favoritas en el mundo.
Hubo tantos sentimientos en ese abrazo, que le resultaba demasiado complejo el expresar de que trataban o darles si quiera una palabra para describirlos.
Entonces Leigh-Anne pensó en su canción favorita...
i'm wonderstruck, blushing all the way home
i'll spend forever wondering if you knew
i was enchanted to meet you
Recordó esa conversación en el avión en donde le mostró un poco de la música que disfrutaba y su plática sobre su canción favorita.
“me gusta creer que esta canción habla sobre una chica que sin esperarlo terminó encantada con alguien nuevo en su vida y decide contarle como fue que todo sucedió desde el momento en que lo conoció, todo con la esperanza de que no se enamore de nadie mas”
E
sas habían sido su manera de explicar el significado que esa canción tenía para ella.
Y aunque sentía que era demasiado pronto para decir que estaba enamorada de Spencer, sin duda estaba encantada de conocerlo.
— Estaba tan preocupado— habló Spencer rompiendo el abrazo— Por un momento creí que te perdía... cuando me llamaron para decirme que no habías llegado...
— Estoy bien, me encontraron y eso es lo que importa— sonrió Leigh mirando con felicidad al castaño frente a ella— Gracias por hacerlo... se que estás fuera temporalmente por lo de tu madre y aún así estás aquí...
— Eres mi amiga, alguien demasiado importante para mí. Por supuesto que iba a estar aquí, así que no tienes nada que agradecer
Amiga.
Eso de alguna manera había dolido, pero Leigh-Anne decidió seguir sonriendo.
— Veo que te gustó el tejón— mencionó Spencer— Fue complicado encontrarlo con tan poco tiempo, pero García me ayudó a encontrar una tienda donde lo tenían para entrega inmediata... se que te gustan las flores, pero creí que todos te las iban a traer y pensé en traer algo un poco mas especial
— Es perfecto, me encanta— sonrió ella abrazando el peluche— Llevaba mucho tiempo queriendo uno así
— Para que me tengas en mente cuando no estemos juntos
— Spencer, siempre te llevo en mi mente— confesó ella
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