Una vez más poso su vista sobre el reloj de mano que llevaba consigo, el constante sonido del dispositivo haciendo tic toc tic toc aveces le desesperaba. Impaciente caminaba de un extremo del pasillo al otro con los brazos cruzados, en su rostro se reflejaba desaprobación y disgusto.

—¡Rantaro!

En un grito se escuchó esa voz añiñada que tanto conocía y con una mirada no tan amistosa fue hasta su encuentro.

—¡Llegas tarde!

Replicó con molestia el rubio, mientras le daba un leve golpe a su amigo con uno de sus abanicos.

—Lo siento me quedé dormido —se disculpo apenado el peliazul.

Audaz lo observó con molestia por un par de minutos.

—Eso supuse —nego repetidas veces con la cabeza.

Pasajeros con destino a España favor de abordar por la puerta 3-A

El aviso de aquella voz femenina que se hacía cargo de anunciar los vuelos, horarios y puertas de abordaje resonó por todo el aereopuerto llamado la atención de ambos chicos.

—Es nuestro vuelo. Hay que irnos.

Informo el mayor tomando su maleta de mano y avanzando a paso lento hacia su destino.

—Ah claro —contestó, imitando la acción de su compañero.

—Ahhh.

Dio un bostezo cargado de cansancio y estiró los músculos un poco, pues haber pasado trece horas en esa fastidiosa silla de pasajero le fue bastante incómodo.
Pero todo habia valido la pena, por fin habían llegado a su destino.

—¡Esto es genial! —exclamo feliz el peliazul, observando con asombro todo lo que había a su alrededor.

—¡Si que lo es! —hablo en el mismo tono—. Pero aún debemos llegar a la universidad —declaró sacando un mapa de su mochila.

—Por un momento lo había olvidado —río el nombrado Valt a la vez se rascaba por detrás de la nuca.

—¡Ah que seria de ti sin mi! —dramatizo, aunque lo que decía era verdad, pues bien sabía que su amigo podía llegar a ser muy despistado—. ¡Bien, en marcha!

Dijo con actitud positiva y comenzó con su andar.

—¡Oye, oye tu!

Confundido volteó hacia atrás para ver quién lo llamaba pero al no encontro indicio de alguien retomó su camino, de la nada una peculiar chica de cabello dorado se encontraba frente a él.

—Hola un gusto mi nombres es Yosano Usui y soy escritora del periódico escolar.

Dijo con una amigable sonrisa de oreja a oreja, tomó la mano del chico y la sacudió de arriba a abajo rápidamente.

—Dime, tú eres de nuevo ingreso ¿verdad?, ¿que se siente ser ya todo un universitario?, ¿estás feliz de formar parte de BC sol? ¿desde donde vienes?

—Eh...bueno yo...

Valt un poco aturdido trataba de formular alguna respuesta , pues la velocidad con la que se presentó la chica era de otro mundo, apenas y lo procesaba.

—Si, vamos continúa —la ojivioleta lo animaba a hablar.

—Yo... yo estoy muy fe–

Ni siquiera había terminado su oración y fue interrumpido por la de orbes amatistas.

—Muchas gracias eso es suficiente, a por cierto, te importaría si te tomo una foto, ya sabes es para el muro de bienvenida —alzó su cámara hasta la altura de su pecho.

—Ah claro, por supuesto —contestó apenado.

La apedillada Usui preparo su cámara y tomó la foto.

—Gracias —hizo una reverencia—. Y adiós  —y de la misma manera en la que apareció también desapareció.

El peliazul no le presto mucha atención a lo que había ocurrido y siguió avanzando sin fijar su vista en el camino.

—¿Hum?

Fue el sonido que emitió aquel chico al sentir algo impactar contra su espalda.

—¡Auch! Ten más cuidado quieres —replico el ojicafe, aunque claro estaba que el único que debería haber tenido cuidado era él.

La vista del albino viajo hasta el suelo donde su mirada carmín hizo conexión con él de orbes chocolatosos.
Una mezcla de emociones se hizo presente en su ser; alegría, emoción, tristeza, melancolía, nostalgia y furia, pero claro su frio carácter le impedía demostrar dichas emociones. Parpadeo un par de veces solo para asegurarse de que su vista no le estuviera jugando una broma de mal gusto, indiferente observó una vez más al peliazul, que aún yacía en el pavimento, y lo paso de largo.

—Una disculpa no abría hecho mal.

Susurro para si mismo recogiendo su mochila, que se había caído al igual que él, libros, libretas y demás útiles escolares quedaron regados por el suelo.

—Oh, perdona a mi hermano. ¿Te has hecho daño?

Pregunto una chica de orbes azules y ebras blancas, quien se había agachado para ayudarle.

—No te preocupes, estoy bien —contesto con su característica sonrisa.

—¿Seguro? —preguntó de nuevo la de lentes.

—Si...gracias por ayudarme —agradecio ya estando de pie.

—No es nada, ah que descuidada soy, mi nombre es Saori Kurenai

Se presento la chica con una sonrisa dibujada en el rostro mientras extendía amistosamente su mano.

—Mucho gusto, yo soy Valt Aoi —tomo la mano de la chica y la apretó sutilmente correspondiendo al saludo.

Tras escuchar esas palabras los ojos de la joven Kurenai comenzaron a cristalizarse, provocando así que más de una lágrima resbalara por sus  blanquecinas mejillas.

—¿Oye, estás bien? —pregunto con preocupación el chico al verla en tal estado.

Ella no contesto hasta un par de minutos después.

—Ah lo siento —seco con rapidez las gotas del líquido que aún descendian por sus mofletes, ahora colorados.

—¡Saori apresurate!

El grito de su hermano interrumpió la peculiar presentación de ambos chicos, él de mirada carmín se acercó hasta ella solo para jalarla del brazo y llevársela de aquel lugar, dejando muy confundido al joven Aoi.

—Valt...ahhh...—agitado trataba de hablar pero su esfuerzo por correr lo había dejado sin aliento— Por fin te encuentro amigo, ¿donde te habías metido?

—Eh, lo siento creo que corrí demasiado rápido —contesto sin prestarle tanta atención.

—Y que lo digas, debes dejar de correr de esa manera, que un día de estos me va a dar un infarto —comentó en tono burló el apodado Audaz.

El peliazul se quedó pensativo por un momento observando con detenimiento su mano y recordando la escena que momentos antes habia presenciado.

—¿Amigo? —las palabras de Rantaro fueron inaudibles para el peliazul pues este se encontraba más concentrado en otra cosa— ¿Que sucede Valt?  —pregunto con preocupación colocando su mano en el hombro del mencionado sacándole de su trance.

—Eh, no pasa nada —contesto con su tipica sonrisa, despejando su mente de los pensamientos de hace unos minutos.

—Vamos, aún debemos hacer muchas cosas.

Y he aquí el primer capítulo, díganme, ¿que les parece?, ¿les agrada?, ¿que creen que pase? Gracias por leer, se los agradezco muchísimo, sin nada más que decir, Peanut fuera...💕🥜