01. UN ANGEL DE LA MUERTE
𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎
✡︎
𝐌𝐈𝐋𝐋𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐀Ñ𝐎𝐒 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐔É𝐒
𝐆𝐎𝐓𝐇𝐀𝐌 𝐂𝐈𝐓𝐘
Se levantó del pavimento en un gesto suave, sintiéndose extrañamente ligero y mejor de las heridas que surcaban su cuerpo. La sangre roja que surgía de dos orificios en su pecho parecía no detenerse, al tocarse no sintió dolor ni ardor, algo que en su mente solo no podía pensar que fuera real.
Es una locura cuando
lo que más amas es el detrimento.
Dejar que se hunda.
Siguió revisando su cuerpo superficialmente, tocando varias heridas menores que solo lo hicieron fruncir el ceño. Estaba confundido, no sabía dónde se encontraba y tampoco al mirar al frente pudo identificar algo que le fuera conocido.
Y lo peor de todo, es que el sentimiento de sentirse tan ligero empezaba a preocuparle.
Al escuchar repentinos sollozos detras de él incrementar su volumen por momentos la piel se le erizo, mandándole un escalofrío desde la punta de sus dedos hasta su columna vertebral hasta llegar a su nuca, donde de manera inevitable sintió como sus ojos empezaban a picar y la garganta se le cerraba.
Se giró logrando divisar el cuerpo acurrucado de una chica de cabello morado de espaldas a él, llorando y sollozando mientras abrazaba algo con fuerza. Mientras negaba y murmura cosas por lo bajo que no logró escuchar con claridad.
Puedes pensar de nuevo.
Cuando la mano que quieres sostener es un arma y
No eres más que piel.
Un grito desgarrador fue pronunciado por la chica que dijo un nombre que solo le hizo corto circuito en su mente, un dolor latente se ubicó en su cabeza y tembló al saber la razón.
—¡Jason!
Se sintió más y más ligero.
Un jadeo salió de su boca, recordando las últimas veinticuatro horas en donde había discutido con su padre adoptivo, para luego irse en su motocicleta sin decirle nada... Luego el camino tan largo que había tomado para regresar después de horas fuera de casa y como por medio camino se encontro con un escenario que solo media hora después lo hizo encontrarse a él mismo secuestrado por haber ayudado a niña que iba a serlo.
Aunque logro escapar de su captor, vivo.
O eso era lo que pensaba mientras recordaba las heridas en su cuerpo como un flash.
Oh, porque sigo cavándome más profundo.
—Hey, ¿q-que tienes? ¿Por que...? —su voz temblorosa se fue desvaneciendo de a poco al observar como entre los brazos de la pelimorada un cuerpo se dejaba ver, el cuerpo de un chico pelinegro que él reconoció al instante.
Sus ojos aqua se abrieron con terror, las manos fueron a sus heridas en el pecho y sintió como unas inmensas ganas de llorar lo llenaron. Estaba por avanzar hacia ellos con la cabeza llena de preguntas, no obstante al ver el rostro del chico algo pareció quebrarse en su mente.
Era él.
Las piernas parecieron fallarle, ocasionado que cayera sentado y los sollozos de la chica se detuvieran abruptamente. La pelimorada pareció temblar, girando despacio su rostro para que al fin él pudiera verla con claridad.
Y al fijar su mirada en ella, en sus ojos zafiros, sintió que podría haberse caído de nuevo. En su cabeza pareció olvidarse como respirar, como moverse y lo único que pensaba y empezaba a ver era aquel ser que lo miraba con su rostro rojo por las lágrimas.
Y fue cuando lo sintió en todo su cuerpo, llegando hasta lo más profundo de su ser hasta estar corriendo para acercarse a ella.
No me detendré hasta que llegue a donde estás
Sigo corriendo, sigo corriendo
Sigo corriendo, sigo corriendo...
Al solo llegar a su lado se arrodilló con premura, mirándola con una adoración que parecía tan llena de cariño que la chica soltó más lágrimas desviando la mirada del cuerpo inerte de él y de su espíritu.
—Rachel, brujita... —llevó sus manos hacia el rostro de la chica, acariciando y limpiando con pequeños besos las lágrimas que aún pintaban el rostro ajeno.
Dicen que puedo estar cometiendo un error.
Rachel soltó una risa baja, sonriendole con tristeza para dejar un beso en su mejilla.
—Lo siento mucho, Jay.
Jason negó, olvidándose por completo del cuerpo sangrante en los brazos de la chica y las pequeñas alas que descansaban en su espalda.
—No pensé que algún día te volvería a ver, mi amor. Después tanto, después de lo que pasó... Yo debería ser el que se disculpar contigo, no pude protegerte de ella, y tampoco a mis humanos que tanto habían logrado sobrevivir. Perdoname, por favor.
—Ya nada importa ahora, Jason. —acarició con cuidado los mechones de cabello negro, detendiendose en el curioso mechón blanco que siempre le había gustado— Fui la primera en irme esa vez, pero ahora tú te me has adelantado...
Y fue cuando Jason se dio cuenta del cuerpo que aún descansaba entre ellos con los ojos cerrados.
—Brujita...
—Tendrás que irte, —negó cerrando sus ojos con fuerza dejando las lágrimas fluir— y no quiero que te vayas. No ahora que te encontré.
Te habria seguido hasta el final.
El pelinegro sonrió con resignación, observando a intervalos el rostro de la chica y su propio cuerpo inerte.
—Este es mi castigo, se cumplió la maldición de Rose. —susurró para él, pero siendo escuchado por Rachel que solo lo miro con curiosidad y preocupación.
—¿De que maldición hablas, Jason? ¿Que pasó contigo después de mi partida? —Rachel lo vio mover sus labios, susurrando otras palabras que no pudo escuchar y al abrir la boca para seguir con sus palabras fue interrumpida.
Rachel apretó las manos en la chaqueta que el chico portaba para sostenerse, sintiendo los labios del pelinegro moverse con suavidad sobre los suyos que correspondieron luego de un segundo. La Luna en lo alto del cielo pareció brillar con fuerza y las estrellas parecieron bailar en aquel paisaje, celebrado una vez más como su Dios se reencotraba con el amor que una vez perdió.
Los labios parecían bailar en su misma y propia sincronía, moviéndose con ansias de sentir aún más cerca aquel ser querido que por siglos no habían logrado ver, Rachel llevó una mano hacia la nuca de Jason y lo acercó hacia ella, tomándolo desprevenido y haciéndolo sonreír entre besos.
Sé cuando vas por todos tus caminos más oscuros.
Que te habria seguido hasta el cementerio.
—No quiero que te vayas.
Soltó Rachel una vez que ambos se separaron para repirar, dejando sus frente unidas y sus alientos cálidos mezclarse.
Su mirada era suplicante, esperaba con una esperanza tan inocente y a la vez tan resignada... Rachel sabía el final de esa historia, él tendría que irse al mundo de los muertos y ella se quedaría aún en la tierra, viviendo lo que antes no había podido por su corta vida y que ahora podría hacer, aunque sin él. Tendría que trabajar para lo que había sido creado en esa vida, llevando almas desoladas hacia el inframundo hasta que volviera a morir.
Sinó se quitaba la vida antes.
Jason suspiró.
—Yo tampoco quiero irme. Si hubiera sido más cuidadoso no hubiera pasado ésto, y te habria encontrado. Éste es mi castigo por no protegerte. —la beso una última vez, susurrando cerca de sus labios— Ahora seré yo el que se vaya, sin saber si volveré a verte una vez más.
Oh, porque sigo cavándome más profundo.
No me detendré hasta que llegue a dondo estás.
Ambos se miraron fijamente por varios segundos que le hicieron eternos, comunicándose entre ellos con una sola mirada. Así como lo hacían desde hacía mucho tiempo.
—Hazlo.
El Angel de la Muerte soltó un sollozo, respirando a continuación con torpeza sin saber muy buen que hacer. Las cosas no podían ser peores, ambos se habían encontrado en otro vida. Muy diferente a la antigua que solo les traía recuerdos tanto dulces como amargos.
—Te amo, Jason.
Y Jason sonrió, volviendo a repetir besos de mariposa por su rostro, respondiendole con acciones sobre lo mucho que la quería. Y que la extrañaria.
—Y yo a ti, brujita. Te buscare en otra vida, lo juro. —y lo volvió a besar con intensidad, saboreando sus labios con cada movimiento y deseando dentro de si, que aquella nuestra de amor no se terminara nunca.
Pero todo lo bueno, al igual que lo mano de acaba. Fragmentandose en miles de pedazos que algunas veces no podemos arreglar.
Sigo corriendo cuando me duelen los pies.
No me detendré hasta que llegue a donde estás.
Jason sintió como poco a poco su cuerpo se desvanecía, y el sentimiento de ligereza se incrementaba. Abrió un poco los ojos, observando asi el resplandor de luces plateadas y blancas desaparecer su cuerpo mientras el seguía besando a Rachel. Volvió a cerrarlos, sonriendo con resignación entre el beso y poco después, al no sentir el rostro de Jason entre sus manos Rachel logró abrir los ojos despacio, un con las manos en alto como si aún pudiera sentir al chico con ella.
Las luces aún se dispersaran en el aire, logrando que las observará con gesto ausente.
Jason, por su parte, miraba a su alrededor con curiosidad, además de una pequeña sonrisa en sus labios. Sentía aquí lugar extrañamente familiar, algo que en mucho tiempo no sentía. el lugar estaba lleno de penumbra pero con una luna en lo más alto de lo que parecía el cielo acompañada de las estrellas.
Una noche eterna que los seres de ese mundo disfrutaban con alegría.
Había árboles por doquier, sin brillo, pero que se esparcian por el lugar con cuidado. Algunas flores silvestres y varias cascadas que en el fondo parecían contener estrellas que brillaban de miles de colores.
—¿En donde estoy? —la pregunta le salió como un susurro, observando a su alrededor sin dejar de pensar en lo hermoso, a su manera, que era aquel lugar.
—Oh, amigo mío. —hablaron detrás de él, sorprendiendolo. Un hombre de cabello negro con el pecho descubierto, llevando solo un pantalón de cuero negro y listones del mismo color atravesando su pecho en forma de "X" se colocó a un lado de él, haciendo que retrocediera— Bienvenido al inframundo, Reino de los Dioses Caídos.
Oh, cuando vas por todos tus caminos más oscuros.
Te habria seguido hasta el cementerio.
*Detrimento: daño moral o material en contra de los intereses de alguien.
*Halsey - Graveyard
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