—¿¡Pero que mierda!?

El emperador Akira estaba furioso. Poco después de que su sobrina y Tzuyu salieron de la reunión de bienvenida, este recibió la llamada de su hija mayor Momo, la princesa japonesa sonaba algo preocupada, con su voz algo cortada le pidió que encendiera el televisor en el canal de noticias.
Por supuesto, después de reconocer el auto de su sobrina siendo tendencia mundial al estar en medio de una persecución canceló el resto de la reunión y se encerró en su oficina con algunos de los ministros que habían asistido a la reunión, entre ellos el ministro de defensa y el ministro de guerra. Jihyo también estaba presente en esa reunión a través de una videollamada.

La habitación había quedado en silencio cuando todos los presentes vieron el accidente de ambos autos y como poco después, Y/n había salido de este. En ese momento, la transmisión se cortó.

Akira estaba furioso, tanto así que nadie, absolutamente nadie, se atrevía a decir algo por temor a ser regañado.

El emperador suspiró, luego miró a Jihyo.

—¿Cuál es el estado de las emperatrices? -esta preguntó hacia el televisor donde se veía la imágen de Jihyo.

—La emperatriz Tzuyu se encuentra fuera de peligro, está consciente y levemente lastimada, pero no está grave, la general Hyeri se encuentra limpiando la escena -esta respondió, luego agachó su mirada- De la emperatriz T/n no se sabe muy bien... Su estado es incierto -respondió- Tiene heridas bastante graves en su abdomen, ambos brazos y en su cabeza, hasta el momento se sabe que sigue inconsciente, fue llevada a emergencias y está siendo atendida.

Akira asintió. —¿Alguna información del atacante? -esta preguntó.

—Se sabe que el atacante fue su líder de seguridad el teniente Michikatzu Yuta, nuestro servicio de inteligencia ha rastreado extraños movimientos bancarios en su cuenta personal y todos estos van hasta una cuenta en el extranjero, un banco en suiza -dijo Jihyo- Todo indica que se puede tratar del antiguo concejal chino Funzhao Wong, junto a varios más, posiblemente mercenarios alemanes -esta soltó un suspiro largo, poniendo sus manos en el frente- Se le ha dado aviso a la emperatriz Annie del ataque en Tokio, y aunque las cosas están un poco calmadas en Berlín, aquí en Washington en el Parlamento Provincial se ha estado barajando la posibilidad de intervenir militarmente en Alemania y Japón, los senadores están furiosos. La palabra 'guerra' resuena mucho.

Ante la mención de la palabra guerra, ambos ministros japoneses se pusieron pálidos, y Akira, un poco conmocionado, tomo asiento nuevamente. Sus ojos tan abiertos como podían estar.

—Esto fue un intento de asesinato a un monarca en un país extranjero, y según sé, las leyes mundiales permiten este tipo de acciones cuando se trata de la seguridad nacional.

—¡Pero se trata de mi sobrina! ¿Cómo demonios me van a declarar la guerra por esto? -preguntó el mayor- Esto simplemente no puede suceder.

La primera ministra de América asintió comprensiva, Annie en Berlín había reaccionado de igual manera cuando se le dió la posibilidad de hacer eso.

—Por eso se ha barajado la posibilidad de una intervención y no declarar el estado de guerra majestad Akira, en América y ahora también en China están conmocionados por lo que sucedió con T/n y Tzuyu, y se está buscando hacer justicia lo más rápido posible. Por eso necesitamos que tanto la emperatriz Annie como usted, autoricen el envío de tropas americanas a sus territorios y colaboren estrechamente con nosotros para buscar, encontrar y eliminar a esta amenaza -Jihyo se mostraba calmada, y aunque la situación era para estar totalmente tensa, la primera ministra contaba con nervios de acero, los suficientes como para amenazar indirectamente a dos emperadores para que acepten una intervención militar consensuada a cambio de no declarar el estado de guerra y entrar a la fuerza, Akira suspiró- Sé que usted, majestad Akira, tomará la decisión más acertada y que nos beneficiará a todos, después de todo se trata de su sobrina, de la hija de su hermano y de la hija de su difunto mejor amigo, ambas atacadas en su país. Sé que decidirá bien.

Ante esto, solo tenían dos opciones. El camino fácil o el difícil. Akira, sin pensarlo mucho y solo con ver el rostro de sus dos ministros miró a Jihyo.

Si decidía hacer respetar su derecho a negarse a una intervención, podría iniciar una guerra entre Japón y América, y por supuesto, contra el imperio alemán. De hacerse esto posible, se desataría, casi de inmediato, una tercera guerra mundial, ambos posibles beligerantes tenían tratados de asistencia y defensa mutua con otros países ante una posible guerra. Pero Akira, a sabiendas de la capacidad militar que tenía su sobrina en su poder, sabía que una guerra contra América sería su final. Millones de soldados, decenas de barcos de guerra y un continente entero contra una pequeña nación insular en el Pacífico, no importaba si tenía la ayuda del mismísimo Dios, aquello ya era una batalla completamente perdida.

El mayor suspiró profundamente.

—Llama al ministro del interior y reúne al parlamento de inmediato, vamos a discutir los puntos sobre la intervención militar y las condiciones que daremos para autorizarlo, utiliza el código de amenaza cinco, de esto depende nuestra supervivencia -dijo Akira, el ministro de guerra asintió y salió rápidamente de la oficina, luego miró a Jihyo- Jihyo, ¿Podrías darme una hora en lo que hacemos esto? Obviamente aceptaré, pero necesito reunir a mi consejo para hacerlo más formal y evitar problemas legales.

La primera ministra asintió. —Lamento ponerlo en esta situación majestad, pero en este momento T/n se debate entre la vida y la muerte. No tengo más opciones.

Y con esto, la videollamada terminó, dejando a Akira solo con sus pensamientos. ¿Hasta que punto iba a llegar ese estúpido de Wong por sus deseos de poder?

Finalmente salió de la oficina, con un terrible dolor de cabeza empezando a molestar la poca paciencia que aún tenía.

En América, Sakura caminaba de un lado a otro en lo que antiguamente era su oficina y que ahora pertenecía a su hija. Está había recibido la llamada de una preocupada Jihyo que le avisaba sobre todo lo que había sucedido en Japón, sobre el intento de asesinato de T/n y de Tzuyu y sobre la redada hecha en Alemania al lugar donde estaba en concejal Wong.

La emperatriz emérita cerró sus ojos con fuerza al ver en las noticias que su hija, su amada hija seguía insconsciente en un hospital de Tokio debido a la gravedad de sus heridas. La mayor suspiró fuertemente en un vano intento por calmar sus nervios. Está dejó de caminar de un lado a otro cuando la puerta fue abierta y Jihyo entró cargando una carpeta llena de papeles y hablando por teléfono, sosteniendo este con su hombro para poder tener sus manos libres.

—Si, si, házlo, quiero que las traigas de inmediato de regreso a América, el emperador Akira supervisará de primera mano el envío de las tropas a Japón, igualmente la emperatriz Annie hará lo mismo en Alemania, si, no te preocupes Shuhua, tu vete de inmediato a China y mantén las cosas en calma, da el comunicado de que Tzuyu y T/n están fuera de peligro -Jihyo dijo a través del teléfono, luego dejó los papeles en el escritorio de T/n y agarro el teléfono con su mano derecha- Si, aquí las recibiremos, la emérita Sakura es quien tomara las riendas del palacio en lo que su majestad Tzuyu llega, ella es la heredera de T/n, si, gracias Shuhua.

Y finalmente la llamada terminó, Jihyo suspiró cansada y se tiró a uno de los sofás, siendo seguida por la intensa mirada de Sakura.

—T/n sigue inconsciente, se creé que puede despertar pronto, Tzuyu solo tiene dos costillas magulladas y una pequeña conmoción en la cabeza -al decir esto, Sakura suspiró tranquila- Ordene traerlas de regreso a América en un vuelo prioritario, el concejal Wong logro escapar de la redada así que estamos en alerta máxima.

Sakura asintió. —¿Ya se dió aviso a la interpol?

—Al FBI, a la CIA, al servicio secreto y a la interpol, en este momento se está buscando a Wong y a sus secuaces por intento de magnicidio y terrorismo -respondió Jihyo- El avión imperial está siendo remodelado para poder tener a T/n monitoreada en todo momento.

—Entendido -musitó Sakura, está rió suavemente- Hay que dar un aviso al pueblo del estado de T/n, y respecto a Tzuyu... Hay que darle un nivel máximo de seguridad, si mi hija llega a morir... Es ella quién deberá asumir como la emperatriz heredera.

Dubudiccionario: Magnicidio.

El magnicidio es la muerte violenta dada a una persona poderosa o con un cargo importante de gobierno, usualmente una figura política, presidente, rey, príncipes y/o emperador. El magnicida suele tener una motivación ideológica o política y la intención de provocar una crisis política en determinado país o eliminar un adversario o contrario, que considera un obstáculo para llevar a cabo sus planes.

Algunos ejemplos de magnicidio conocidos son:

• Julio César (antigua Roma): Su muerte provocó el estallido de un largo periodo de guerras, en las que los partidarios del régimen de César, Marco Antonio, Octavio y Lépido, derrotaron en la doble batalla de Filipos a sus asesinos, liderados por Bruto y Casio.

• Archiduque Francisco Fernando de Austria: Su asesinato en Sarajevo precipitó la declaración de guerra de Austria contra Serbia, que a su vez desencadenó la Primera Guerra Mundial.

• Jorge Eliécer Gaitán: El líder del partido político Liberal colombiano, su asesinato en el año de 1948 provocó una revuelta en la capital colombiana que se le conoció como "El Bogotázo", que culminó con más de trescientas mil muertes y causó el desplazamiento forzoso de más de dos millones de personas.

Otros casos conocidos de magnicidios fueron los asesinatos de los presidentes estadounidenses Abraham Lincoln y John F. Kennedy.